Taller de oración – 45

Tiempo de Oración

ANTES DE ORAR: Haz una primera lectura para ti mismo; si estás de acuerdo con el contenido oremos juntos y unánimes con voz audible.

Orando por la iglesia con el apóstol Pablo en la carta de Efesios.

«Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles… doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo… Para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén» (Efesios 3:1,14,19b,20,21)

         Padre amado, juntamente con el apóstol de los gentiles, nosotros, gentiles también, queremos culminar esta oración ante el trono de tu gracia en favor del pueblo que ha sido injertado en los pactos y las promesas hechas a los padres.

         Oh Dios de Israel, doblamos nuestras rodillas ante ti para que seamos llenos de tu plenitud. Esa plenitud que nos ha llegado mediante Jesús, lleno de gracia y de verdad [1]. Tú eres, Señor, nuestra plena realización. En ti estamos completos [2]. Nuestra sed ha sido saciada por los ríos de vida que emanan de tu Trono celestial.

         Padre, caminamos en medio de un ardiente desierto de iniquidad y soledad, pero la nube de tu presencia, en la faz de Jesucristo, nos acompaña, consuela, fortalece y sustenta para alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento [3]. Gracias, oh Dios, por el don inefable [4].

         Conocemos, Señor, en parte y solo en parte, la abundancia de tu poder para con nosotros los que creemos, y que limitados en nuestro entendimiento, tú eres poderoso para hacer todas las cosas mucho mas abundantemente de lo que pedimos y entendemos, por el poder que has hecho habitar en nosotros. En tu iglesia. En el Cuerpo del Mesías. En la congregación de los justos redimidos por tu soberana voluntad. Gracias.

         Padre, a ti sea la gloria en la iglesia mediante Jesucristo. Él es nuestra cabeza. También el Rey de los judíos. Por ello, animados por la fe recibida, levantamos nuestro clamor al cielo en favor de la tierra. Esperamos en tus promesas anunciadas por los profetas. Que todas las edades glorifiquen tu nombre, y en nuestra generación vengan de tu presencia tiempos de refrigerio y restauración a Israel, a España y a todas las naciones, en el maravilloso nombre de Jesús. Amén.

NOTAS:

[1] – Juan 1:16,17

[2] – Colosenses 2:10

[3] – Colosenses 2:2

[4] – 2 Corintios 9:15

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