La teología del reemplazo (4)

ReemplazoLas preguntas claves

Debemos hacernos algunas preguntas que son clave para entender este tema. Al hacerlo, pueden surgir otros interrogantes y en algunos casos tal vez no hay una respuesta satisfactoria como nos gustaría, porque este asunto contiene una parte de misterio que debemos dejar a Dios; por otro lado, es importante que seamos honestos cuando alguna de las preguntas y sus respuestas desencajen o desajusten alguna otra doctrina. En fin, preguntémonos:

¿Ha desechado Dios a su pueblo Israel?

¿Es verdad que por haber rechazado al Mesías como nación Dios les ha enviado a la sala de los olvidos y que hoy Israel es uno más entre las naciones?

La respuesta a ambas preguntas es NO. El apóstol Pablo ya hizo esta pregunta y lo dejó muy claro, leamos:

Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció (Romanos 11:1,2).

En ninguna parte de la Escritura vemos que Dios haya desechado definitivamente a Israel como pueblo suyo. Por el contrario, sí encontramos con toda claridad que la elección del pueblo de Israel nunca dejará de tener efecto. Mientras dure este sol que nos alumbra, la luna y las estrellas Israel será nación ante los ojos de Dios. Es lo que nos dice el profeta Jeremías, que precisamente profetizó en un tiempo cuando el juicio de Dios vino de forma expresa sobre el pueblo de Israel por el abandono del Pacto y la Ley.

Así ha dicho Adonai, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; El Señor de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Adonai, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente. Así ha dicho Adonai: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Adonai. (Jeremías 31:35-37).

Y el mismo profeta denuncia que hay los que están empeñados en tener en poco a Israel y dejar de considerarla como nación. Toda la Biblia muestra  que Dios eligió a Israel como su exclusiva propiedad e hizo de él una nación singular en la tierra con un propósito específico. No podemos ignorar esta verdad esencial.

Vino palabra de Adonai a Jeremías, diciendo: ¿No has echado de ver lo que habla este pueblo,       diciendo: Dos familias que Adonai escogiera ha desechado? Y han tenido en poco a mi pueblo, hasta no tenerlo más por nación. Así ha dicho Adonai: Si no permanece mi pacto con el día y la noche, si yo no he puesto las leyes del cielo y la tierra, también desecharé la descendencia de Jacob, y de David mi siervo, para no tomar de su descendencia quien sea señor sobre la posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob. Porque haré volver sus cautivos, y tendré de ellos misericordia. (Jeremías 33:23-26).

Has declarado solemnemente hoy que El Señor es tu Dios, y que andarás en sus caminos, y guardarás sus estatutos, sus mandamientos y sus decretos, y que escucharás su voz. Y Adonai ha declarado hoy que tú eres pueblo suyo, de su exclusiva posesión, como te lo ha prometido, para que guardes todos sus mandamientos; a fin de exaltarte sobre todas las naciones que hizo, para loor y fama y gloria, y para que seas un pueblo santo al Señor tu Dios, como él ha dicho (Deuteronomio, 26:17-19).

Esta singularidad o exclusividad no era para que Israel pensara que es mejor que las demás naciones, ni para que se enalteciera o monopolizara la revelación de Dios y sus mandamientos, sino para que fuera una luz a las naciones, como dijo el profeta Isaías (Isaías 27:6; 42:6; 49:6 y 60:3), y cauce de sus promesas con la llegada del Mesías para alcanzar a todos los pueblos, naciones y lenguas con su salvación.

Porque tú eres pueblo santo para el Señor tu Dios; el Señor tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Adonai y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Adonai os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Adonai con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto (Deuteronomio, 7:6-8).

Próximo capítulo: Textos en los que se basa la teología del reemplazo

                                   

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