La pasada semana hemos vivido unos días de máxima preocupación por la anunciada Conferencia de París en la que se pretendía presionar aún más a Israel para que sea debilitada en el llamado «proceso de paz».
El gobierno de Tel-aviv temía un pronunciamiento duro en la línea de la resolución 2334 de la ONU. Por ello convocamos a los que comprenden el conflicto que se está llevando a cabo para dividir la tierra de Israel, que pudiéramos unirnos en días de humillación, ayuno y oración en favor del plan de Dios con su heredad.
Después de recoger las informaciones que han ido apareciendo en los distintos medios sobre las decisiones adoptadas, queremos hacer las siguientes consideraciones.
- Aunque el comunicado emitido por la Conferencia no ha sido todo lo duro que se esperaba, no por ello la batalla ha terminado.
- El lugar donde se ha producido la Conferencia no carece de importancia. Francia es uno de los países europeos donde se concentra una de las mayores comunidades musulmanas del continente, se habla de unos seis millones de personas. También es uno de los países que concentra una de las mayores comunidades judías fuera de Israel, aunque en los últimos años muchos han emigrado a la tierra de sus padres ante el aumento del antisemitismo.
- Francia tiene uno de los índices de antisemitismo más elevados de toda Europa.
- Francia mantiene una postura claramente partidista en este conflicto, inclinada mayoritariamente a favor de la causa palestina; aunque en el discurso oficial se hable de buscar un acuerdo que favorezca a ambas partes.
- La mayoría de las naciones europeas son pro-palestinas. Lo cual provoca la desconfianza de los gobiernos israelíes en su intermediación.
- Europa sigue apoyando con cantidades ingentes de dinero la causa Palestina, incluso gran parte de esos presupuestos van destinados a subvencionar a las familias de los terroristas que cometen sus atentados en suelo israelí.
- Londres frenó, sorprendentemente, que hubiera una resolución más dura, alejándose de los motivos básicos de la Conferencia.
- El comunicado final vuelve a incidir en la solución de dividir el territorio en dos Estados que puedan convivir pacíficamente, cosa harto difícil cuando una de las partes que representan a la sociedad palestina (Hamás) tiene en su constitución la aniquilación de Israel como parte esencial de su proyecto vital.
- Israel insiste en que la solución al conflicto pasa por negociaciones directas con las autoridades palestinas, sin intermediarios internacionales.
- El comunicado reclama la necesidad de paralizar los llamados asentamientos en los llamados territorios ocupados, y que no haya acciones terroristas.
En definitiva, mucho ruido y pocas nueces. La nueva administración americana que tomará el relevo este viernes día 20 mantiene una postura mucho más firme hacia las autoridades palestinas que la anterior de Obama, para que no se escondan detrás de las presiones internacionales, sino que se sienten a una mesa de negociación donde tendrán que hacer concesiones ambas partes.
Por lo revelado en la Escritura de los profetas de Israel sabemos que las naciones seguirán en su agenda de oponerse al proceso de restauración de la nación hebrea, en cuya bendición encuentran la suya el resto de los pueblos.
Por lo tanto, como iglesia del Señor, injertada en los pactos y promesas hechas a Israel mediante el Mesías, deberemos continuar en nuestro puesto de guardia para orar por Jerusalén hasta que salga su luz como el mediodía, y la salvación hasta lo último de la tierra (Isaías 49:6 y 58:10).