Quiero compartir con vosotros este hilo que apareció en X (Twitter) el 6 de mayo de 2025
La verdad sobre Gaza
Hilo en Twitter de Acción y Comunicación sobre Oriente Medio.
¿Israel «ocupa» Gaza? Esa es la mentira de los medios de comunicación. Pero en 2005, Israel se retiró por completo. Sin militares, sin civiles, sin nada más que una oportunidad para la paz. Lo que ocurrió a continuación no fue esperanza, fue horror. Aquí está la verdad que no quieren que veas.
1/ En 2005, Israel llevó a cabo una de las concesiones más dolorosas de su historia: la retirada completa de Gaza. Más de 8.000 israelíes fueron desarraigados de sus hogares, no durante la guerra, sino en un momento de relativa calma. Estas familias se vieron obligadas a abandonar pueblos en los que habían vivido durante décadas. No fue fácil. No fue gratis. Fue una apuesta por la paz. Pero no se trataba sólo de personas. Israel dejó atrás infraestructura, invernaderos, casas, granjas. Las sinagogas quedaron en pie. Los donantes internacionales se comprometieron a apoyar el crecimiento de Gaza. El mundo observaba, y muchos esperaban que fuera un punto de inflexión. Un momento en el que los palestinos pudieran demostrar que estaban preparados para la paz y el autogobierno. Israel no se marchó bajo el fuego. No se retiró tras la derrota. Se fue con las manos abiertas, dando un paso que pocas naciones han dado. ¿Su sueño? Que Gaza se convirtiera en Singapur, en el Mediterráneo. ¿La realidad? Una pesadilla alimentada por el fanatismo.
2/ Menos de dos años después, Gaza se vio envuelta en un baño de sangre, no desde Israel, sino desde dentro. En 2007, Hamás se hizo con el poder mediante un violento golpe de Estado. Arrojaron a funcionarios de Al Fatah desde los tejados, ejecutaron a rivales en las calles y silenciaron cualquier esperanza de democracia. Gaza no fue liberada. Fue secuestrada. Hamas no vino a construir un Estado. Vinieron a construir una base de yihad. No invirtieron en educación ni en sanidad, sino en contrabando, producción de cohetes y adoctrinamiento ideológico. No les importaba el futuro de Gaza. Desde que tomó el poder, Hamás ha lanzado más de 20.000 cohetes contra civiles israelíes. No apuntan a objetivos militares, sino a ciudades, hogares, escuelas. Esto no es resistencia. Es terrorismo. Y lo llevan con orgullo.
3/ Una de las acusaciones más condenatorias contra Hamás proviene de lo que hicieron con los invernaderos. Estos fueron regalados a los palestinos después de la retirada de Israel, centros agrícolas en pleno funcionamiento que podrían haber creado puestos de trabajo, alimentado a miles de personas e impulsado la economía local. ¿Qué hizo Hamás? Muchas fueron saqueadas y destruidas. Algunas se vendieron como chatarra. Otras se dejaron pudrir. Porque la seguridad alimentaria no sirve a los objetivos de Hamás. Pero las redes de túneles y las fábricas de cohetes sí. Se canalizaron miles de millones en ayuda a Gaza: fondos de la ONU, donaciones europeas, dinero de Qatar. Sin embargo, la gente apenas vio nada. ¿Por qué? Porque Hamás la roba. Utilizan el dinero para comprar armas, cavar túneles terroristas bajo jardines de infancia y financiar lujosos estilos de vida para sus líderes en Qatar. No se trata de un fallo de gobernanza, sino de una estrategia de guerra deliberada.
4/ Desenmascaremos la mentira del llamado «asedio». Gaza tiene dos fronteras: una con Israel y otra con Egipto. Y, sin embargo, rara vez se oye hablar del papel de Egipto. ¿Por qué? Porque echa por tierra la narrativa. Egipto también restringe el acceso cerrando sus pasos fronterizos, bloqueando las importaciones, controlando el tráfico. No porque apoyen a Israel. Sino porque temen a Hamás. Hamás ha atacado puestos fronterizos egipcios. Ha colaborado con células del ISIS en el Sinaí. Ha canalizado armas a través de túneles subterráneos. Egipto sabe que una frontera abierta con Gaza significa invitar al terrorismo a su propio patio trasero. No se trata de una cuestión humanitaria. Se trata de seguridad. Hamás convirtió Gaza en una fortaleza de muerte y sus dos vecinos no tuvieron más remedio que responder. El bloqueo no es un castigo. Es una estrategia de contención contra un régimen genocida.
5/ A pesar de todo, a pesar de los cohetes, del odio, de la incitación, Israel sigue enviando ayuda humanitaria a Gaza. Todos los días se permite el paso de camiones cargados de alimentos, medicinas, combustible y suministros. Israel comprueba cada paquete, cada caja, cada caja, no porque queramos, sino porque debemos hacerlo. Han introducido explosivos de contrabando en preparados para bebés. Han utilizado ambulancias para transportar terroristas. Han robado combustible destinado a hospitales y lo han desviado para fabricar cohetes. Incluso el cemento destinado a la reconstrucción de viviendas se ha utilizado para revestir túneles terroristas. Hamas cuenta con la simpatía internacional para encubrir sus crímenes. Y funciona. Cada vez que Israel refuerza las inspecciones tras una amenaza a la seguridad, los medios gritan «asedio». Pero no preguntan por qué inspeccionamos esos camiones. No preguntan quién hizo necesaria esa inspección. ¿La respuesta? Hamás lo hizo. Y lo hacen a propósito.
6/ Hamás no quiere una solución de dos Estados. No quieren la paz. Quieren un Estado islámico «del río al mar». Eso no es un llamamiento a la libertad, es un llamamiento al genocidio. Sus estatutos llaman abiertamente al asesinato de judíos. No israelíes-judíos. Entrenan a niños para ser terroristas suicidas. Organizan campamentos de verano donde los niños aprenden a apuñalar, disparar y odiar. Emiten dibujos animados glorificando el martirio. Y cuando esos niños mueren por tácticas de escudo humano o por lanzamientos fallidos de cohetes, explotan sus cadáveres para sus relaciones públicas. Mientras Israel construye refugios para proteger a sus niños, Hamás construye bases de lanzamiento bajo los suyos. Luego desafían a Israel a tomar represalias, porque cada muerte palestina es una oportunidad fotográfica, una herramienta de recaudación de fondos, una victoria propagandística. Hamás no teme las bombas israelíes. Las ansían. Así de enferma es su ideología.
7/ Israel ha ofrecido la paz una y otra vez. En 2000, ofrecimos casi toda Gaza y Judea y Samara (Cisjordania); Arafat se marchó. En 2005, abandonamos Gaza por completo, Hamás tomó el poder. En 2008, se hizo otra generosa oferta que fue rechazada sin negociación alguna. Cada vez que mostramos moderación, obtenemos matanzas. Construimos hospitales y Hamás los bombardea. Nosotros abrimos pasos fronterizos, ellos los explotan. Ofrecemos coexistencia, ellos cantan a favor de nuestra aniquilación. Y aun así el mundo sigue pidiéndonos que «hagamos más». Pero nadie pide a Hamás que cambie. Nadie les dice que se desarmen. Nadie les hace responsables de elegir el terror en lugar de la esperanza. La paz no muere porque Israel se defienda. La paz muere porque Hamás prefiere la sangre.
8/ Gaza tuvo elección. Podría haber sido un modelo para la región. Un lugar donde los palestinos se gobernaran a sí mismos, construyeran escuelas, desarrollaran empresas y se forjaran un futuro. Tenía la tierra. Tenía la financiación. En lugar de ello, se convirtió en una plataforma de lanzamiento de la yihad. Hamás enterró ese sueño bajo los escombros y el fuego de cohetes. Gobiernan con miedo. Sacrifican a sus propios civiles. Y han entrenado a toda una generación para ver la paz como una traición. Así que no sermonees a Israel sobre Gaza. Nos fuimos. Le dimos una oportunidad. Hamás la destruyó, no nosotros. Si Gaza sufre, es porque Hamás decidió que es mejor hacer la guerra a los judíos que la paz con los vecinos. Y hasta que eso no cambie, nada lo hará.
Fin del hilo de
Israel no bloquea Gaza porque queremos. Lo hacemos porque tenemos que hacerlo. Porque cada camión de ayuda podría llevar explosivos. Cada pausa en los combates podría ser una trampa. ¿Quieres que Gaza sea libre? Nosotros también. Pero eso empieza por liberarla de Hamás.