El antisemitismo es una maldición para las naciones y los pueblos de la tierra. Está escrito: Serán avergonzados y vueltos atrás todos los que aborrecen a Sión 1. Decidme, entonces, de donde puede venir semejante insistencia idólatra. Esta obstinación (que es idolatría) ha permanecido en la historia de los pueblos; muta con los tiempos, pero se mantiene fiel a sus orígenes: odio a Israel.
Uno de los foros mundiales donde se manifiesta este comportamiento de manera irreverente es la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta organización internacional es como una gran Babel. Sin entrar a examinar sus resoluciones se aprecia un patrón de conducta generalizada: la facilidad con que se condena a Israel, y la impía pasividad con la que pasa por alto las peores injusticas de la tierra.
El nacimiento de este pequeño país (resultado en parte de una resolución de Naciones Unidas, y digo en parte porque los profetas de Israel anunciaron su renacimiento con anterioridad, y yo creo que el devenir de la historia está dirigido por la voluntad del Eterno manifestada en los profetas de Israel) es una piedra de tropiezo para muchas naciones opuestas al cumplimiento del plan de Dios, −el Dios de Israel−, en la historia.
De las 193 naciones que constituyen la ONU un porcentaje muy amplio son países musulmanes; otra parte son pequeñas naciones gobernadas por dictadores que necesitan no oponerse a los magnates del petróleo, o apoyar los intereses diversos de las primeras potencias del mundo. Si hacemos un rápido resumen de todo ello veremos que aunque haya 193 países representados las resoluciones de la asamblea general pueden ser relativamente fáciles de conseguir por mayoría, aunque cinco naciones tengan derecho a veto (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia).
Visto así, a vuela pluma, entiendo al salmista cuando dice:
¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra YHVH y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas 2.
¿Cuáles son las ligaduras que las naciones quieren romper causadas por el Señor y su pueblo? Sin ahondar demasiado por razón de espacio, diré que las naciones se oponen a la ley de Dios dada a Israel. En Babel se opusieron al gobierno y la orden divina de llenar la tierra. La historia revela como Israel ha sufrido las consecuencias de ser portador de la revelación de Dios, el Dios eterno, contra el paganismo que emana de Babilonia.
Un texto claro de un hombre que ,como nosotros,ama a Israel.