Ante un odio desenfrenado

Hallel Yaffa ArielHace unos días hubo un atentado en Israel —otro más— en el que un joven palestino de diecisiete años asesinó a cuchilladas a una jovencita judía de trece, cuando ésta dormía plácidamente en la habitación de su casa. La niña se llamaba Halell Ariel y residía con su familia en la antigua ciudad de Kiryat Arba, un lugar ancestral y centro del conflicto árabe-israelí.

En su funeral, la madre de Halell hizo una proclamación impactante que rezuma fe en el Dios de Israel, el Fuerte de Jacob; al final de su oración se dirigió a la madre del joven palestino, asesino de su hija, en estos términos:

         «Estoy aquí con mi corazón herido, y me dirijo a usted, la madre árabe musulmana que envió a su hijo a apuñalar a mi hija. Yo le enseñé a mi hija a amar. Y usted le enseñó a su hijo a odiar. Véanlo con sus propios ojos. Nosotros somos fuertes, estamos aquí. Y no nos iremos a ningún lado. Porque Dios, que es la gloria de Israel, no miente ni se arrepiente».

Impresionante. La lucha entre el amor y el odio. La vida y la muerte. La dignidad y la maldad. «Lo opuesto al amor, —ha dicho el recientemente fallecido autor, y superviviente del Holocausto nazi, Elie Wiesel—, no es el odio sino la indiferencia». Yo uniría ambos en dos manifestaciones que apreciamos en diversos lugares del planeta. En Europa se muestra ese odio hacia Israel a través de la indiferencia y el doble rasero a la hora de informar sobre los atentados terroristas en suelo judío y los que tienen lugar en el viejo continente; mientras que en Oriente Próximo y por añadidura en todo el mundo islámico, se exterioriza un odio irracional que conduce a actos tan vergonzosos al ser humano como el ocurrido hace unos días en la antiquísima ciudad del antiguo reino de Israel [1].

         Antisemitismo de IUEl odio lo veo en el logotipo con el que Izquierda Unida ha «dado la bienvenida» al presidente Obama en su reciente visita a España. Un cartel que destila antisemitismo rancio, estereotipos medievales nunca abandonados, y mal gusto que desentraña el odio que anida en sus intestinos ideológicos: Odio al americano, al judío, al rico, a los de derechas, al cristianismo.


Me asombra la falta de pudor que una ideología puede atesorar en su seno
para dar expresión al odio con el que convive desde su misma concepción. Una ideología a la que se le atribuyen más de cien millones de muertos, la comunista, y que a la vez alza su voz supuestamente a favor de los desfavorecidos de la tierra, a quienes condena al hambre y la falta de libertad una vez que han sido atrapados en sus garras. La historia no deja lugar a dudas y los ejemplos son múltiples.

         Veo la misma expresión destructiva en el islamismo radical. Me asombra que ideologías aparentemente tan lejanas la una de la otra, muestren una similitud sospechosa en sus manifestaciones antisemitas, antiamericanas y anticristianas. En España padecemos el rencor infinito de la izquierda hacia la derecha, aumentado por la guerra civil, aunque viene de antes.

La división que manifiesta la izquierda política radical, incapaz de aceptar al contrario sin el sectarismo que la caracteriza, es una maldición para nuestro país. El odio engendra maldición. Un pueblo que alimenta la dureza de corazón contra sus vecinos es un pueblo entregado al brazo de los verdugos. La derecha, por supuesto, no está libre de pecado.

         Ese odio Muerte de Victor Barrios en Teruello hemos vuelto a ver en los comentarios que se han vertido en las redes a raíz de la muerte del torero Víctor Barrios en la plaza de Teruel. Una vez más son los hijos y nietos de esta ideología izquierdista, hermanada con el islamismo, la fuente de donde emana la pérdida de toda sensibilidad para entregarse a cometer toda clase de atropellos verbales que anuncian un corazón malvado, embriagado de odio y bilis del peor color. Los comentarios vertidos en las redes sociales son de una maldad infinita, aumentada por su aparente afecto por el animal. La falta de escrúpulos, al margen de la postura que cada uno tenga hacia la fiesta de los toros, demuestra cómo puede derivar el odio hacia un sector de la sociedad a quien se detesta bajo el falso manto de la defensa a los animales.

Muchos de estos animalistas son a la vez «valientes» luchadores proabortistas que abogan por el «derecho» de las madres a matar a sus hijos en su propio seno materno. El no nacido no tiene siquiera el derecho a vivir los tres años de vida que se le otorga al toro bravo antes de su lidia.

         Las maldiciones nunca vienen solas y sin causa [2]. Una palabra maldita es el anticipo de una forma de obrar que mata. Hay palabras tan violentas como golpes de espada [3]. De cada palabra ociosa daremos cuenta en el día del juicio [4]. Una nación que históricamente ha despreciado la sabiduría que emana de las Escrituras camina como pollo descabezado, sin gobierno, y sin control. Una generación así, alimentada a las ubres del dragón de siete cabezas solo puede atraer la ira de Dios sobre el pueblo.

         Estamos asistiendo al aumento de la maldad multiplicada por diez. La expresión del odio puede ser mediante el antisemitismo, por aprovechar la visita del presidente Obama, por la muerte de un torero en la plaza de toros, o el rencor infinito para que no gobierne el país otro distinto a mis ideas. Todo ello nos delata. Porque de lo que hay en el corazón habla la boca [5]. La naturaleza caída del hombre no regenerado tiene cauces de expresión en la actualidad como nunca antes para mostrar la maldad, especialmente aprovechando la impunidad de las redes sociales, donde es relativamente fácil tirar la piedra y esconder la mano.

         La fuente de donde emanan esos ríos de iniquidad es la misma en todos los casos. Procede del abismo que vomitó el veneno que sedujo la conciencia del hombre y lo envolvió en su fétido olor nauseabundo. El único que puede levantar bandera contra él es el Espíritu de YHVH [6].                       
La esperanza de Israel es el Eterno.
La esperanza de España es el Dios de Israel revelado en su Mesías, el Hijo del Hombre. La esperanza para frenar el avance sin límites de la maldad del hombre está en la cruz del Calvario, levantada en Jerusalén, capital indivisible de Israel. Todo pasa por el Dios de Israel y su plan redentor.

bandera-de-israel-lazo-44522526Si luchamos contra Israel lo hacemos contra el Dios de Israel, y al hacerlo, abrimos nuestra casa al islam, el antiguo dios pre-islámico del desierto, cuyas tribus regresarán con su odio, muerte y destrucción ante todo aquel que no se someta a la tiranía totalitaria que alberga; como en su día quiso hacer el comunismo, sin conseguirlo. El islam ha tomado el relevo, pero la fuente es la misma: el enemigo del hombre, su pecado dominante, la esclavitud de sí mismo cerrando el camino a la libertad.

         Ese camino se llama Jesús. No es una religión. Es el que ha salido para vencer y derrotar las huestes de iniquidad. Le esperamos. Israel le espera. El alma humana le espera aún sin saberlo. Está escrito: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio [7]. Y el pueblo que lo cree, diga: Amén.

Notas:

[1] – Cuando revisaba este artículo hemos sabido de un nuevo atentado terrorista en Niza (Francia) en el que han muerto ya 84 personas, y están heridas más de 180. Una muestra más del odio desenfrenado que nos azota hoy siempre desde una misma cosmovisión, la islámica.

[2] – Proverbios 26:2

[3] – Proverbios 12:18

[4] – Mateo 12:36

[5] – Mateo 15:18-20

[6] – Isaías 59:19

[7] – Marcos 1:15

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Un comentario sobre “Ante un odio desenfrenado

  1. Hay una lectura en estos ultimos tiempos que se puede tener, hay un conflicto, una guerra de valores cristianos frente a valores anticristianos, que son notorios y crueles; su resultado, tristeza, terror, muerte y destruccion. Frente a este desenlace cabe la interogante ¿Que actitud tiene el pueblo de Dios frente a esta amenaza? Recalco lo que menciona Martin Luther King: «Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos» Entonces es oportuna las advertencia de parte de Dios mismo «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia» Mr. 1:15.

    Excelente reflexion apreciado hermano Virgilio.

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