Los protocolos de los sabios de Sión (6)

los-protocolos-de-los-sabios-de-sion-matheiu-golovinskiUn final inacabado

         Ante la impresión que había producido el escrito en el zar Nicolás II cuando accedió a su lectura, el ministro ruso del Interior, encargó a Martinov y Vassiliev, dos oficiales de la gendarmería, una investigación secreta sobre los orígenes de los Protocolos. El resultado puso de manifiesto que la obra era una falsificación. El informe fue entregado al zar, que decidió abandonar su uso por esa causa, diciendo: «No se puede defender una causa noble con métodos sucios».

         Posiblemente el libro hubiera caído en el olvido de no haber sido por el estallido de la Revolución de 1917. A partir de entonces, el falso panfleto fue considerado por muchos como una profecía. Fue el caso de los ejércitos blancos de Rusia que combatieron contra los bolcheviques; se realizó una versión abreviada para el uso de todos los oficiales y suboficiales del ejército blanco. El denominado documento Zunder que vinculaba la Revolución rusa a los judíos fue considerado como una confirmación de la veracidad supuesta que contenía el panfleto.

         En agosto de 1921, el periódico Times publicó durante tres días consecutivos un reportaje en el que se demostraba que los Protocolos no eran más que un plagio aderezado. Con ello, la popularidad de la obra tocaba a su fin.

         El diplomático estadounidenses Herman Bernstein escribió una obra titulada Historia de una mentira, aparecida en 1921 como uno de los primeros estudios rigurosos sobre la falsificación en la que se sustentaban los Protocolos. Además presentó una querella por libelo contra el industrial Henry Ford, que le había dado veracidad y publicidad a la farsa. Finalmente, en junio de 1927 el industrial se retractaba en una carta dirigida al presidente del Comité Judío de Estados Unidos.

         El mismo Hitler, que no creía en la autenticidad del texto, tal y como publicaría su amigo Rauschning, pero semejante circunstancia no le apartó de considerarlo útil en su campaña antisemita. Hoy lo sigue haciendo el islamismo en sus campañas de falsedades contra el estado de Israel.

         Al finalizar este recorrido que hemos hecho por la historia de los llamados Protocolos de los sabios de Sion, debemos tener en cuenta la fuerza que tiene una mentira cuando esta parece encajar en el contexto social y político adecuado.

Este episodio, como tantos otros a lo largo de la historia para acusar al pueblo de Dios, me recuerda las palabras del apóstol Pablo en su carta a Timoteo; en ella le dice que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios [1]. La apostasía viene por oír la mentira de espíritus engañadores que se levantan con una fuerza que puede arrastrar a naciones enteras al desastre.

         Por su parte, la fe viene por el oír, oír la palabra de Dios. Jesús dijo que si permanecemos en su palabra, seremos verdaderamente sus discípulos, y conoceremos la verdad, y la verdad nos hará libres [2].

Notas:

[1] – 1 Timoteo 4:1

[2] – Juan 8:31,32

Fin de la serie

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