LA NATURALEZA DE UN CONFLICTO
De tiempo en tiempo surge en Medio Oriente una crisis, un rebrotar del conflicto árabe-israelí, y aparte de los daños que pueda ocasionar, −siempre lamentables− y la complejidad que siempre le acompaña, hay algunas cosas que me llaman la atención. Por un lado, la mayor parte de las personas se posicionan en uno u otro bando, también los creyentes; y por otro, creo que Dios usa estos conflictos para clarificar la posición de las naciones, los pueblos, las congregaciones y los creyentes en relación a Israel. Esto me recuerda las palabras del profeta Zacarías cuando dijo «Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella» (Zacarías 12:3).
Llama la atención que mayoritariamente los medios de comunicación se posicionan frente a Israel y manifiestan compasión por la causa palestina, dado que se proyecta la imagen de un Israel avasallador y un pueblo palestino oprimido. Parece más fácil posicionarse a través de los sentimientos y afectos humanos que por la justicia y la verdad de los hechos.
Un mundo que vive a espaldas de Dios, entregado a toda clase de perversidades, de pronto parece dar la vuelta como un calcetín en su concepción moral y volverse piadoso, compasivo, misericordioso, amante de la justicia, defensor de niños y mujeres (aunque en la última manifestación pro-aborto muchos de ellos hayan proclamado el derecho de las madres a matar a sus propios hijos en el vientre materno), pero eso sí, manifestando un odio visceral e irracional contra Israel y sus políticas. A mí me sorprende esa aparente sensibilidad. Jesús habló de sepulcros blanqueados, se refería al comportamiento de ciertos líderes religiosos que pretendían dar una imagen de piedad, pero por dentro estaban llenos de huesos de muerto. Habrá que discernir cómo es posible que una sociedad que vive alejada de los mandamientos de Dios cuando entra Israel en la escena mundial se convierta en defensora de los derechos humanos a un nivel exageradamente llamativo, cuando no le han importado esos mismos derechos en otras causas similares o muchísimo peores.
Otra cosa que me llama la atención es que esas mismas actitudes y posturas son digeridas y aceptadas por cierto tipo de cristianos, también evangélicos, para posicionarse fervientemente (esta causa los despierta, aunque hayan estado dormidos para anunciar el evangelio y ser luz en medio de la oscuridad todo el tiempo anterior al inicio de la nueva crisis en Medio Oriente) contra el Estado de Israel. Parece más fácil. Es más políticamente correcto, no sé… Lo cual me lleva a las palabras de Jesús: «Ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan» (Mateo 7:13-14).
Todo esto como introducción a lo que quiero decir. Y quiero decirlo dirigiéndome especialmente a mis hermanos en la común fe evangélica, como dijo el apóstol: «Porque a los que están fuera, Dios juzgará» (1 Corintios 5:12,13). Permitidme este agravio… A menudo caemos en el pecado de soberbia espiritual, creyendo saber algo porque leemos un poco la Biblia, pensamos que somos más listos que nadie y por tanto podemos opinar sin más sentando cátedra. Esa actitud nos lleva por deslizaderos peligrosos y nos aleja de la verdad. El mismo apóstol de los gentiles nos advirtió de ella cuando nos dijo: «Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho participante con ellas de la rica savia de la raíz del olivo, no seas arrogante para con las ramas; pero si eres arrogante, recuerda que tú no eres el que sustenta la raíz, sino que la raíz es la que te sustenta a ti» (Romanos 11:17,18 LBLA).
Dicho esto, me gustaría compartir algunas cosas, bajo el temor de Dios, sobre la naturaleza del conflicto que nos ocupa. Para entender la naturaleza del conflicto árabe-israelí debemos penetrar a la dimensión espiritual, porque este conflicto no es otra cosa que una batalla cósmica entre la luz y las tinieblas, entre la verdad revelada de Dios y la cizaña sembrada por aquel que viene de noche.
Veamos la raíz del árbol de Hamás, su naturaleza intrínseca, el motivo de su nacimiento, sus frutos y de esa forma podamos conocer la fuente que lo sustenta. Es el principio que nos enseña Jesús (Mateo 7:16-20).
Hamás nace como una facción de los hermanos musulmanes (originarios de Egipto, un movimiento fundamentalista islámico radical) que tiene en su declaración fundacional el propósito de destruir el Estado de Israel. Por tanto, la raíz y el motivo de su existencia es la destrucción de Israel. Jesús dijo: «El diablo viene a… destruir». Primer dato para entender su naturaleza. Una organización que nace con la idea de destruir procede del mismo infierno.
Hamás elaboró su estrategia inicialmente mediante la obra social entre los palestinos que viven en situación de máxima precariedad, con el propósito de atrapar a la sociedad palestina de Gaza en una dependencia clientelista, mediante la cual adoctrinar, en su segunda fase, a niños y jóvenes en el odio a Israel con la intención de convertirlos en hombres bomba, tercera fase, para matar cuántos mas israelíes civiles mejor. Jesús dijo: «Vienen a vosotros vestidos con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces». Una naturaleza destructiva envuelta en un ropaje social de cordero. También dijo el Maestro de Israel: «el diablo viene a… matar». Es su naturaleza, y la de todos aquellos que glorifican la muerte, incluso como arma política.
Hamás es una organización terrorista, reconocido por la comunidad internacional, cuyo objetivo es establecer un estado islámico en Palestina que comprendería los actuales Israel, Cisjordania (Judea y Samaria) y la Franja de Gaza, con capital en Jerusalén. Por tanto, su objetivo principal es oponerse al establecimiento del Estado de Israel en su tierra, echando a los judíos al mar y establecer un estado fundamentalista radical islámico. Es decir, su carta de naturaleza sería oponerse a todos los profetas de Israel que hablaron de parte del Dios de Israel de su restauración en su tierra y a su Dios. Por ello, la naturaleza de Hamás tiene que ver con oponerse al Eterno para frustrar sus planes en la tierra de Israel y en Jerusalén. Un propósito semejante solo puede haber nacido en las profundidades del averno.
Hamás tiene el propósito claro de devorar a Israel mediante el levantamiento de las facciones más radicales islámicas, así como de la opinión pública internacional, mediante la entrega de sus propios hijos a la muerte y destrucción de su pueblo, con la intención perversa de generar odio a Israel en todas las naciones para que sea devorada. Esto ocurrió desde el mismo día que el Estado de Israel fue proclamado en mayo de 1948. Porque no nos engañemos, esta agenda de destrucción no es solo la de Hamás, sino la de todos aquellos grupos islámicos radicales que tienen como punto de encuentro su odio a Israel. Esto me recuerda, sin entrar a interpretar las diversas simbologías, el pasaje de Apocalipsis 12:1-4, donde vemos a una mujer dando a luz un hijo que iba a ser arrebatado para Dios y su trono. Frente a la mujer se posicionó el dragón con la clara intención de destruir y devorar al niño nada más naciera. Este principio aparece por toda la Biblia. Cuando Dios, el Dios de Israel, da a luz su propósito en la tierra, sea cual fuere, se levanta un Adversario, un opositor para tratar de abortarlo. Los ejemplos son múltiples, me referiré al que nos ocupa. Cuando Israel «nació de nuevo» (Isaías 66:8-9), rebrotando en su tierra en 1948, cinco naciones árabes se coaligaron para destruirla y echarla al mar. No lo consiguieron a pesar de la extrema debilidad del naciente Estado. El Dios de Israel sostuvo a Israel. El dragón, dice también el apóstol Juan, es la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás. Viene a destruir lo que la palabra de Dios, mediante sus profetas, da a luz. Esa es su naturaleza. Hamás nació con la intención de destruir a Israel.
Hamás diseña su estrategia diabólica usando a la población civil, su propia sociedad. Desprecia la vida de los suyos poseído por el irrefrenable deseo de arrasar a Israel. Le puede más la destrucción de los judíos que la construcción y el bienestar de su propio pueblo. Semejante fanatismo solo puede proceder de ideologías totalitarias al estilo del nazismo. A Hitler no le importaba la destrucción de Alemania, lo que quería era aniquilar a todos los judíos de Europa.
Hamás coloca sus misiles y cohetes en escuelas, mezquitas, incluso iglesias y hospitales abarrotados de civiles, mujeres y niños, usándolos como escudos humanos y provocando su muerte mediante la reacción del ejército israelí que no tendrá otra opción que golpear el lugar de donde han salido los misiles contra su población.
Hamás, único responsable de la muerte de su pueblo, se presentará al mundo como víctima, destruido por el aborrecible ejército de Israel que no tiene piedad de niños y mujeres. Esas estratagemas y maquinaciones proceden del mismo infierno. Solo una mente infernal puede generar ideas tan perversas y esconder sus verdaderos motivos en una apariencia de falsa piedad. La naturaleza obstinada de Hamás procede de una entidad espiritual supra-humana. El ejército de Israel encontró hace muy poco en uno de los barrios de Gaza un manual de instrucción para los terroristas y milicianos islamistas donde se exponen estas estrategias de forma clara.
Hamás ha usado las ingentes cantidades de dinero procedentes de la UE, de Qatar, Irán y otras donaciones de países árabes para construir túneles de acceso al territorio de Israel con el fin de perpetrar atentados terroristas en suelo israelí sobre la población civil. Los túneles que llegaban a territorio egipcio los usaban para introducir armas y toda clase de provisiones cobrando hasta un 25% de tasas para financiarse. Algunos de esos túneles tienen su inicio en casas particulares, otros en escuelas o mezquitas. Las toneladas de cemento y materiales de construcción que han llegado a Gaza no se han usado para edificar colegios, hospitales y el bienestar de la población palestina, sino para la destrucción de Israel. Una vez más su naturaleza de origen es más fuerte que la razón humana más elemental. Las obras de cada uno se hacen evidentes más pronto o más tarde. Por sus frutos se conoce el árbol.
Hamás usa la mentira como arma fundamental de su propaganda. Cuando algunos de los barrios de Gaza están semi-destruidos por las bombas israelíes las autoridades de Hamás dicen que están ganando la guerra. Me recuerda la misma actitud de Hitler en los últimos días del III Reich, su fanatismo le llevó a perder el contacto con la realidad; es lo mismo con todos los gobiernos fanatizados que pierden la razón y llevan a sociedades enteras a su destrucción. Pues bien, Hamás manipula la información sobre víctimas para luego presentar («vender») a los medios de comunicación sus mentiras. Un informe del ejército israelí dice que las víctimas palestinas hasta ahora son alrededor de 700 o 900, mientras que las autoridades de Hamás hablan de unas 2.000, información que dan por segura los medios. Si hablamos de niños, en Siria han muerto casi 9.000 pero estos no tienen el mismo eco mediático…
Hamás solo muestra imágenes de civiles, mujeres y niños, nunca hay imágenes de milicianos y terroristas abatidos por Israel. En muchos casos llegan antes las cámaras de TV al lugar del siniestro que los servicio sanitarios. Siempre tienen una cámara dispuesta para recrearse en la muerte, la sangre, los cuerpos destrozados, los gritos. Esa es la imagen que los dirigentes de Hamás presentan a los medios de comunicación occidentales, y que occidente compra con verdadero interés para competir en audiencia. Por su parte Israel nunca ofrece imágenes de los cuerpos calcinados en atentados terroristas sobre su población civil. Lo que vemos es la minuciosidad de sus gentes recogiendo los restos pormenorizados de los cuerpos que han sido destrozados por los terroristas suicidas.
Hamás glorifica la muerte y usa la muerte como arma política. Israel aprecia la vida de cada uno de sus soldados, estando dispuesto hasta devolver un número desproporcionado de presos terroristas palestinos canjeándolos por uno solo de sus soldados, Gilad Shalit.
El Maestro de Israel, el Hijo de Dios y Rey de los judíos, enseñó que el diablo es el padre de la mentira, cuando habla mentira lo hace desde su misma naturaleza. Además es homicida desde el principio, ha venido a robar, matar y destruir (Juan 8:44 y 10:10) procediendo desde su propia naturaleza a través de personas poseídas por ideologías políticas o religiosas para llevar a cabo su estrategia en el mundo.
Contra este enemigo está luchando Israel. Es el mismo enemigo, en su vertiente espiritual, con el que lucha la iglesia del Señor. En la Biblia Israel ha tenido que luchar contra enemigos físicos, por mucho que queramos espiritualizarla. Por su parte la iglesia de Dios pelea la buena batalla de la fe contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Es el mismo enemigo en dos vertientes distintas pero complementarias.
¿Cómo debería luchar Israel contra un enemigo de esta naturaleza que se esconde detrás de la población civil para lanzar sus bombas? Israel ha vuelto a su tierra como resultado de la restauración que anunciaron los profetas de Israel. ¿Debería ahora permitir ser destruido para que los árabes fanatizados por el islam radical quedara satisfecho y la comunidad internacional también? Una vez destruido Israel, ¿el islam radical se dedicaría a construir sus sociedades en un sistema de libertades democráticas? ¿O tal vez continuaría, espoleado por el triunfo orgiástico, invadiendo todo el occidente cristiano y humanista? ¿Unas fuerzas tan devastadoras, violentas, sin escrúpulos por la vida humana se detendrían sin más porque han matado a todos los judíos de Israel? Engañarnos a nosotros mismos puede ser un ejercicio terapéutico durante un breve momento, pero no podemos ser tan necios para pensar que una hiena compartirá su presa amablemente. La política de apaciguamiento llevó a Europa a caer en manos de un tirano durante varios años con la destrucción posterior que le siguió. Sigamos por el mismo camino y cosecharemos los mismos resultados.
Hagámonos una pregunta más. ¿Vendrá el Mesías a una Jerusalén dominada por el islamismo radical y fanático o vendrá a la ciudad del gran rey, la ciudad de David? ¿Qué dicen los profetas de Israel? «Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén…» en una ciudad repleta de la simiente de Abraham para gobernar sobre todas las naciones (Zacarías 14).
Cuando los medios de comunicación dan su información sin mostrar la naturaleza del enemigo que enfrenta Israel la imagen que trasciende es la de un ejército sanguinario, el israelí, sediento de matar niños (¡cómo me recuerda los mitos de la Edad Media y el santo Niño de la Guardia!), y unos gobernantes palestinos víctimas de una respuesta desproporcionada. La idea que queda en el imaginario colectivo es la de compasión por los niños palestinos y de odio por los soldados de Israel. Niños que en su mayoría han sido expuestos por sus propias autoridades de Gaza, en algunos casos hasta por sus propias madres, con la idea de ofrecer en martirio a sus vástagos para ensuciar la imagen de Israel en el mundo, aparecer ante sus compatriotas como mártires y héroes recibiendo una pensión vitalicia de países como Qatar, Irán y otros. La muerte de un niño, de cualquier niño, es un drama, también los que se matan en el seno materno mediante leyes impías como la del derecho al aborto. Vivimos en los tiempos donde el carácter de muchos hombres se identifica por no tener «afecto natural, por ser implacables, calumniadores, crueles, aborrecedores de lo bueno, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella» (2 Timoteo 3:1-5).
El peor enemigo de Gaza es Hamás, lo dice Mosab Hassan Yousef, autor del libro Hijo de Hamás, que es hijo de uno de los fundadores del grupo terrorista y actualmente cristiano perseguido por su pueblo y emigrado a EE.UU.
Ahora bien, deberíamos preguntarnos ¿por qué una estrategia tan perversa no encuentra camino en los medios de comunicación mayoritarios, ni la mayoría de las naciones ponen en evidencia esta maligna actuación? Una vez más encuentro la respuesta en las páginas de la Biblia. «El mundo entero está bajo el maligno» (1 Juan 5:19). El diablo es el príncipe de la potestad del aire que opera en los hijos de desobediencia, un camino ancho por el que entran la mayoría (Mateo 7:13-14). Por tanto, estamos hablando de un conflicto de naturaleza espiritual. Mientras no se entienda esto no entenderemos nada. El humanismo actual de las naciones europeas y occidentales no puede percibir las cosas de Dios, porque se han de discernir espiritualmente (1 Corintios 2:14). Es la congregación del Señor, el pueblo redimido, aquellos que tienen el Espíritu de Dios quienes pueden discernir la verdadera naturaleza del conflicto. «Pero no en todos hay este conocimiento» (1 Corintios 8:7). Hay teologías que ciegan el entendimiento y no dejan ver la verdad revelada que se hace oculta a los ojos a través de un velo. Doctrinas que levantan estructuras mentales que impiden ver lo que dice el Espíritu de Dios, una de ellas es la llamada teología del reemplazo. (Para los interesados en este tema los remito a mi libro El enigma Israel donde está expuesta ampliamente esta teología).
La misión de un atalaya es anunciar lo que ve. Vivimos en un país donde menospreciamos a los visionarios y adoramos a los jugadores de futbol. La rica savia de Israel expresada en las Escrituras nos enseña otra cosa. Veamos si no lo que dice el profeta Habacuc: Estaré en mi puesto de guardia, y sobre la fortaleza me pondré; velaré para ver lo que Él me dice, y qué he de responder cuando sea reprendido (Habacuc 2:1 LBLA).
Hagámonos una pregunta más. ¿Por qué Hamás acepta una lucha tan aparentemente desigual con Israel? Se me ocurren algunas respuestas. Para despertar al mundo musulmán contra Israel, especialmente al 15 o 20% de los 1.500 millones de musulmanes en todo el mundo que son la parte radical y fundamentalista, dispuesta a combatir hasta sus últimas consecuencias, y para poner a la opinión pública mundial en su contra. No es como algunos dicen, una lucha entre David (los palestinos) y Goliat (el ejército de Israel). Una vez más la maquinación diabólica le ha dado la vuelta a la verdad de las cosas. Si miramos el mapa de la región donde está la nación de Israel, y pintamos en verde todos los países islámicos que la rodean, veremos que aparece un puntito en medio, Israel, rodeado de un mar de países musulmanes dispuestos, muchos de ellos, a devorarlo y echarlo al mar.
Algunas consideraciones finales
Si has estudiado la Biblia sabrás que el proceso de restauración de Judá en los días de Zorobabel, Esdras y Nehemías fue arduo, duró alrededor de cien años, a pesar de que tenían la palabra profética dada por Jeremías de regresar después de 70 años de cautiverio. Pues bien, a pesar de la palabra de Dios a través de Jeremías se levantaron gran número de adversarios para oponerse a la obra de restauración, entre ellos Sanbalat, Tobías el amonita, los árabes, los amonitas y los de Asdod (Nehemías 4:1-8), una coalición de enemigos para frenar el regreso de los judíos a su tierra. Verás también que tuvieron que luchar, y mucho, para contrarrestar las artimañas del enemigo de la obra de Dios. Podrás advertir que luchaban con una mano trabajando en la obra y en la otra tenían la espada (Nehemías 4:17). Constatarás que Nehemías vivió una vida intensa de oración en medio de la lucha que enfrentaban para vencer sobre toda clase de artimañas del enemigo. Podríamos citar aquí las sabias palabras de Gamaliel: “No seáis tal vez hallados luchando contra Dios” (Hechos 5:39b).
Debemos recordar que vivimos en un país mayoritariamente antisemita. El antisemitismo en España es un baldón de nuestra historia. Hemos heredado de la mentalidad católica romana el antisemitismo ancestral de esta nación, pero recordemos: «hemos sido redimidos de la vana manera de vivir, heredada de nuestros padres, con la sangre preciosa de Jesús» (1 Pedro 1:18,19).
Tengamos en cuenta que la teología del reemplazo, aquella que enseña que Israel ha sido desechado por Dios y ahora la iglesia ocupa su lugar, es una teología muy extendida en el ámbito evangélico.
Debemos saber que la naturaleza del conflicto árabe-israelí tiene un fundamento básico espiritual, es un conflicto religioso, no político, aunque afecta a la política y lo social. Si no entendemos esto no comprenderemos nada de lo que ocurre allí y que nos afecta a todos. Seremos un cero a la izquierda… sal que ha perdido su sabor y no sirve para nada…
No entender que la restauración de Israel en su tierra y a su Dios trae bendición a todas las naciones es vivir bajo un velo que impide ver, como dijo Pablo a los corintios (2 Corintios 4:4). En la restauración de Israel hay vida de entre los muertos, por tanto, avivamiento en las naciones (Romanos 11:12,15).
Somos la familia de Dios, por tanto, por la fe en Jesús estamos unidos a Israel, somos coparticipes de la misma promesa, coherederos de la misma herencia, compartimos una misma esperanza, la esperanza del retorno del Mesías para iniciar su reinado mesiánico (Efesios 2:11-22).
Pertenecer al reino de Dios nunca ha sido formar parte de las mayorías. La puerta es estrecha, el camino angosto. Israel siempre ha estado en inferioridad de condiciones a lo largo de su historia, especialmente en la diáspora, ahora también, aunque tenga un potente ejército que disuade a sus enemigos de entrar a devorarlo. La congregación del Señor también vive siempre en terreno hostil, somos extranjeros y peregrinos en la tierra. Somos objeto de la ira del diablo y de aquellos que mantienen su misma naturaleza. Compartimos con Israel ese rol. Su historia, es la nuestra, su Dios el nuestro. Orad por Israel es obedecer a Dios, también lo es orar por todas las naciones.
Os dejo con las palabras de una mujer gentil (Rut), moabita, haciendo toda una declaración de fe a su suegra israelita (Noemí), de Belén de Judá: «No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tu fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tu murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga YHWH, y aún me añada, que solo la muerte hará separación entre nosotras dos» (Rut 1:16,17).
Virgilio Zaballos es autor del libro El enigma Israel.