11 – UNIDOS CON EL MESÍAS: Hemos recibido autoridad, victoria y triunfo

Unidos con el Mesías (2)Textos claves: (Ef.1:20-23) (Ro.8:37-39) (Is.60:1,2)

UNIDOS CON YESHÚA

La unión que tenemos con Cristo es tan real que las decisiones que tomamos las hacernos en su presencia. En 2 Co.2:10 Pablo toma la decisión de perdonar al hombre que había sido apartado de la iglesia por inmoralidad; y esa decisión, dice él, la ha tomado «en presencia de Cristo». «Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo». Comparar con 1 Co.5:1-13.

Pablo actúa aquí en base a su unidad espiritual con Cristo, «siendo un espíritu con él» (1Co.6:17) . Primero para juzgar la acción, y más tarde para perdonar. Y todo ello con el fin de que el diablo no saque ventaja de la situación, «para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones» (2 Co.2:11); y por otro lado, para que la persona (ya arrepentida) no sea consumida por la tristeza. «Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él» (2 Co.2:6-8). Este es un ejemplo claro de autoridad espiritual que surge de la unión con Jesús.

RESULTADOS DE ESA UNION

1.- Hemos recibido autoridad espiritual.

«Y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo» (Ef.1:20-23).

Es una autoridad espiritual para actuar en el mundo espiritual, con resultados prácticos en las circunstancias. Al ser unidos a Cristo, la cabeza, hemos sido unidos al que está por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio; y por encima de todo nombre que se nombra. Estamos juntos con él en lugares celestiales de autoridad. «Y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús» (Ef. 2:6).  Por eso, Jesús les dijo a sus discípulos: «Todo lo que atéis (prohibáis) en la tierra, será atado (prohibido) en el cielo, y todo lo que desatéis (permitáis) en la tierra, será desatado (permitido) en el cielo» (Mateo, 18:18).

Pablo lo hizo en Corinto. Prohibió (juzgó) la inmoralidad en un acto de autoridad espiritual. «En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús… Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros» (1 Co.5:4,5,13). Luego la situación cambió y desató (permitió) el perdón y la restauración de la persona. «Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él. Porque también para este fin os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo. Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo,  para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones» (2 Co.2:6-11).

Todo este suceso fue seguido y ratificado en el cielo. De esa forma se impidió al diablo sacar provecho y perturbar a la iglesia en Corinto.

2.- Somos hechos más que vencedores.

«Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro» (Ro.8:37-39).

De nuestra unión con Cristo brota una vida victoriosa plena, que nos mantiene unidos a él, en medio de cualquier adversidad.  Somos más que vencedores en tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada, la muerte, la vida, ángeles, principados, lo presente, lo por venir, los poderes espirituales, lo alto, lo profundo, todas las cosas creadas. Nada de todo ello nos puede apartar de nuestra fusión con Cristo. Somos indisolubles, inseparables. Su victoria es la nuestra; su triunfo el nuestro. «Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano» (1 Co.15:57,58). «Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento» (2 Co.2:14). «Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.» (Col.2:15).

Jesús triunfo sobre las potestades de las tinieblas en la cruz del Calvario y nosotros hemos sido unidos con él en la cruz, en la muerte, la resurrección y la exaltación, por tanto, somos coparticipes de su triunfo y victoria para vivir lejos del dominio de Satanás.

Somos más que vencedores de la influencia de falsos profetas y el espíritu anticristo.

«Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo» (1 Jn.4:1-4).

Somos más que vencedores sobre los esquemas y estructuras de este mundo.

«Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?» (1 Jn.5:4,5). Algunos de estos esquemas y estructuras que nos rodean son: Humanismo, materialismo, consumismo, religiosidad, paganismo, autosuficiencia, indolencia, conformismo, desilusión, desánimo, pasividad (apatía), difamación, negativismo, inmoralidad, temor…

CONSECUENCIAS

Porque hemos sido unidos a Cristo podemos levantarnos en autoridad espiritual y en una vida victoriosa y triunfante. «Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de YHVH ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá YHVH, y sobre ti será vista su gloria» (Is.60:1-2).

El levantamiento de Jesús sobre todos los poderes de las tinieblas nos ha atraído a él para poder levantarnos juntamente con él. «Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo» (Juan, 12:31-32).

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