Capítulo 9 – Sus promesas (Cuarta parte)

 

promesasIntroducción

Hemos ido viendo en los tres capítulos anteriores que estamos conectados a las promesas de Dios. Estas promesas las tenemos en su palabra y debemos usarlas en nuestra vida de oración. Son la base sobre la cual podemos pedir con convicción. Porque Dios lo ha prometido es su voluntad cumplirlo. Sin embargo, tenemos oposición. Hay un adversario que pretende paralizar, obstruir y abortar el plan de Dios. Debemos afirmarnos en su palabra y reclamar su cumplimiento en nuestras vidas.

Ejemplo: La promesa de no abortar y tener hijos (Éxodo 23:26). Esta promesa la reclamamos mi mujer y yo durante años hasta su cumplimiento.

Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar. Este es mi consuelo en la aflicción: que tu palabra me ha vivificado (Salmos 119:49,59).

Las Escrituras están llenas de ejemplos en los que el pueblo de Dios pide a Dios conforme a sus promesas, basado en su palabra, recordándole lo que ha dicho. Veamos tres ejemplos:

DANIEL EN BABILONIA

  1. Daniel pudo entender en el libro de Jeremías que estaban establecidos setenta años de desolaciones sobre la ciudad de Jerusalén (Daniel 9:1-2) (Jeremías 25:11,12).
  2. Luego volvió su rostro a Dios para buscarle en oración y súplicas, en ayuno, cilicio y ceniza (Daniel 9:3). Hizo confesión de los pecados (Daniel 9:4,5).
  3. Tuvo la oposición del príncipe de Persia durante los 21 días de ayuno (Daniel 10:2,12,13).

NEHEMÍAS Y LA RESTURACIÓN

  1. Nehemías vivía en Susa, capital del reino persa. Le llegó un informe desolador de la situación de Jerusalén (Neh. 1:1-3).
  2. Cuando oyó esas palabras se sentó, lloró, hizo duelo y oró delante del Dios del cielo (Neh. 1:4,5).
  3. Veamos la oración inicial de Nehemías (Neh. 1:5-11).
  • Hizo confesión de pecados (1:5,6,7)
  • Le recordó al Señor la palabra dada a Moisés (1:8,9)

En el libro de Nehemías se repite hasta siete veces: «Acuérdate…» (1:8; 5:19; 6:14; 13:14, 22,29 y 31).

LA PROMESA DEL ESPÍRITU SANTO

  1. Estaba profetizada por Joel (2:28-32).
  2. Jesús les dijo que esperaran la promesa del Padre (Hch. 1:4-5).
  3. Vino el día de Pentecostés (Hch. 2:1-4, 14-21).

OTROS EJEMPLOS

  1. Las profecías sobre el Mesías. Hay una infinidad. Mateo escribió una y otra vez, «esto ocurrió para que se cumpliera lo que dijo el profeta…» (Mt. 1:22,23).
  2. Simeón y Ana oraron a Dios por el cumplimiento de las profecías sobre el Mesías (Lc. 2:25-35 y 2:36-38).
  3. El apóstol Pablo fue llamado desde el vientre de su madre (Gá. 1:15,16).
  4. Nosotros somos llamados desde antes de la fundación del mundo (Ef. 1:3-6).
  5. Lo declarado por el salmista en Salmos 139:13-16.
  6. Orar por la restauración de Israel en su tierra (Amós 9:14-15).

CONCLUSIONES

Debemos orar la palabra. Os recomiendo el libro ORANDO CON EL SALMISTA, diseñado para orar por Israel, por España, por las naciones de cada uno y nuestras propias vidas y familias.

Y esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye. Y si sabemos que El nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho (1 Juan 5:14,15).

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