EL EVANGELIO – 6

El evangelio (2)El evangelio y las doctrinas de los últimos tiempos

Quiero hacer una alusión breve a este asunto porque me parece relevante. Cíclicamente parece ponerse de moda hacer un énfasis desmesurado en predicar sobre los últimos tiempos. Se abusa de los conceptos bíblicos  para generar temor en los creyentes y llevarles, por este medio,  al sometimiento, la consagración o al arrepentimiento.

La predicación que tiene el temor y la duda como base para inducir a los oyentes a tomar una decisión por Cristo, engendra un evangelio basado en el miedo y la inseguridad, que acompañará al nuevo convertido durante su desarrollo espiritual. Me refiero a proclamas tales como: “Si el Señor viene hoy mismo ¿te irás con él?”, y usar la duda sobre si tendrás aceite o no cuando venga el Señor con la intención de mover a los creyentes a la consagración, que en muchos casos significa ser un fiel consumidor de cultos y mantener el status religioso correspondiente. Se mete miedo con la idea de quedarse con el anticristo a pasar la gran tribulación sino te mantienes en la cerca de la iglesia local como base de la salvación.

Es una predicación de la duda y la incertidumbre que no tiene nada que ver con el fundamento de nuestra salvación realizada en la cruz del Calvario. Todo ello tiene su servidumbre de sistemas eclesiásticos, es decir, lo que se lee entre líneas es que si no participas del sistema religioso al que perteneces te juegas la salvación y te quedarás a pasar la gran tribulación.

La agonia del planeta tierraEste enfoque doctrinal de los últimos tiempos basado en la teología dispensacionalista (una teología relativamente moderna que procede del jesuita Lacunza y que se popularizó a través de John Darby, el seminario Moody, los libros de Hal Linsey y la Biblia de Scofield) es una de tantas interpretaciones posibles de los últimos tiempos; personalmente creo que esta doctrina tiene lagunas insalvables bíblicamente hablando. Ahora bien, algunos pretenden que si no tienes esta doctrina del tiempo del fin, o cualquier otra, no vas a ser salvo (porque no serás arrebatado en la venida “invisible” de Jesús y deberás salvarte en el tiempo de la gran tribulación de siete años, donde el Espíritu Santo no estará y solo podrás salvarte a través del martirio por no dejarte poner la marca del anticristo que estará gobernando en ese tiempo) es un disparate de tal calibre que hace depender la salvación de una doctrina escatológica, lo cual es una deformación de la verdad que lleva al error. Ese es otro evangelio.

Si nuestra salvación depende de tener la doctrina correcta acerca de los tiempos del fin (cosa imposible porque las Escrituras no dan apoyo definitivo a ninguna de ellas, y tampoco especifica con claridad como serán los tiempos finales, aunque sí tenemos muchos indicios y pruebas de esos tiempos, pero no el orden puntual de todos los acontecimientos de manera inequívoca; Dios no ha querido dejarlo claro; lo que sí está claro es que debemos estar velando y orando, siempre preparados, fervientes en espíritu sirviendo al Señor), entonces hemos inventado otro evangelio basado en otra expiación y no en la obra perfecta y acabada de nuestro Amado Señor Jesucristo.

Por tanto, el evangelio de la gracia de Dios no depende de que tengamos la doctrina exacta sobre escatología, aunque podamos tener convicciones al respecto, pero nunca definitivas porque sencillamente las Escrituras dejan abiertas las opciones múltiples que hay y no es una doctrina cerrada. La salvación depende de Jesús, de su obra en la cruz del Calvario, de su sangre derramada, de su resurrección de entre los muertos y su exaltación a la diestra del Padre para que nosotros podamos ser justificados y aceptados como hijos de Dios; trasladados de las tinieblas al Reino de Su amado Hijo.

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