RESPUESTA (5): Conociendo el tiempo: Israel y su restauración (Rom.13:11-14) (Hch.3:19-21) (Rom.11:11-15)
Discernir los tiempos es primordial para despertar o seguir dormidos. Cuando toca el despertador sabemos que ha llegado la hora de levantarnos del sueño y emprender una nueva jornada. Pablo dice que la salvación está ahora más cerca que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos las obras de las tinieblas, y vistámonos de las armas de la luz. Andemos como de día, a pesar de lo avanzado de la noche, honestamente; no en glotonerías, borracheras, lujurias y lascivias, contiendas y envidias; sino vestidos del Señor Jesucristo, sin proveer para los deseos de la carne.
¿En qué tiempo vivimos? El shofar ha sonado. La higuera ha rebrotado. Israel ha vuelto a su tierra. Son días de restauración. Debemos mirar a Israel. En su restauración hay bendición para todas las naciones. Debemos orar por Israel. Necesitamos aprender de la soledad que ha padecido Israel entre las naciones durante casi veinte siglos para hacer frente a la decadencia, indiferencia y hostilidad que enfrentan siempre los hijos de Dios.
Veamos algunas respuestas en los textos mencionados en este capítulo.
- Es hora de levantarnos del sueño (Rom.13:11-14).
El sueño que nos ha mantenido somnolientos, vacilantes, tibios, fascinados, cobijados bajo una falsa seguridad social, económica o de cualquier otro tipo, tiene que llegar a su fin. Es hora de levantarnos y resplandecer (Is.60:1) porque la salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando creímos. Porque la noche está avanzada; la oscuridad acecha; tinieblas cubren las naciones; pero sobre ti amanecerá el Señor (Is.60:2). Esta profecía de Isaías está vinculada al reino mesiánico venidero y el levantamiento de Israel en su tierra. La iglesia necesita verlo y apoyarlo. Estar al lado de la restauración de Israel en su tierra y a su Dios. Debemos desechar las obras de las tinieblas, identificadas más adelante por el apóstol como glotonerías, borracheras, lujurias, lascivias, contiendas y envidias. Son los excesos de nuestra generación. Las adiciones que se establecen y prevalecen tan fácilmente en nuestro diario vivir. No solo de comida y bebida, sino de una vida embrutecida por los afanes de esta vida (Lc.21:34). Y vestirnos las armas de luz, andar como de día (a pesar de vivir en medio de la noche más oscura que precede a su venida), y eso se expresa en honestidad, andar honestamente, vestirse del Señor con toda la armadura de Dios que encontramos en Efesios 6:10-20. Esa armadura comienza con la verdad, la justicia, el evangelio, la fe, la salvación, la palabra de Dios, la oración. Todo ello nos permitirá andar como de día, honestamente, ser luz y sal en medio de una generación torcida y perversa. Ese es el ministerio esencial de la iglesia del Señor. Dar a conocer sus virtudes. Manifestar su gloria. Esperar su venida.
- Refrigerio antes de su venida (Hch.3:19-21).
La predicación del apóstol Pedro en este pasaje de Hechos pone énfasis en el refrigerio que viene después del arrepentimiento, la conversión y el perdón de pecados. La consecuencia de todo ello será tiempos de refrigerio, de paz y armonía, bienestar social y espiritual. Se trata en definitiva de la predicación del evangelio. Es la levadura que leuda la masa de nuestra sociedad con bendición (Mt.13:33). Esas condiciones acelerarán la venida del Señor. Por eso dice: y el envíe a Jesucristo (Hch.3:20). O como dice en otro lugar: se predicará el evangelio del reino a todas las naciones y entonces vendrá el fin (Mt.24:14). Debemos concluir, por tanto, que la predicación del evangelio en el poder del Espíritu Santo acelera la venida del Señor. Pero hay más.
- Restauración de Israel antes de su venida
El recorrido que hace el apóstol Pedro en su mensaje tiene un desarrollo progresivo que incluye la restauración de todas las cosas, una de ellas, fundamental en los escritos de los profetas, es el retorno de Israel a su tierra. Observa que el Señor debe ser retenido en el cielo hasta que sean restauradas todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas. Si hay un mensaje repetitivo en los libros proféticos es la venida del Señor a Jerusalén para establecer su reino de justicia y paz, el reino mesiánico, ampliamente anunciado (Is. 2:1-4) Miq.4:1-3). Para ello la tierra de Israel debe regresar a sus dueños legítimos, el pueblo de Israel según el pacto hecho con Abraham. Hoy vivimos en esos tiempos. Israel ha regresado a su tierra, pero la lucha es fuerte y el conflicto grande. La oposición mundial resiste la voluntad soberana de Dios, y la iglesia debe estar al lado de Israel en esta batalla. Porque la restauración de los judíos es vida de entre los muertos, es decir, avivamiento.
- La restauración de Israel trae avivamiento mundial (Rom. 11:11-15)
Esta verdad revelada en la Escritura está oculta y velada en muchas iglesias de nuestros días. La Teología del Reemplazo ha cegado el entendimiento de muchos; la arrogancia de pretender ocupar el lugar de Israel en el rol profético de Dios ha desviado la verdad de nuestros corazones y nos ha llevado a doctrinas erradas. Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. No hay mayor soberbia que pretender cambiar los planes soberanos del Señor para caer en el pecado de Jeroboam. La historia de la iglesia está llena de este hecho. Regresemos. Hay un misterio en cuánto a por qué Israel tropezó para caer; no para ser desechado por Dios, sino por tomar un rumbo errado resistiendo el evangelio. Pero la sabiduría de Dios ha hecho que esa transgresión de Israel trajera salvación a los gentiles. Su transgresión produjo riqueza espiritual al mundo mediante el evangelio; y su separación (defección) la riqueza de los gentiles, dice el apóstol, ¿cuánto más su plena restauración? Pablo mismo responde que si la exclusión de Israel fue la reconciliación del mundo, su admisión será vida de entre los muertos, es decir, avivamiento a todas las naciones como resultado de la restauración de Israel en su tierra y a su Dios. Por ello, la lucha mundial que vivimos hoy está focalizada en Jerusalén. Por tanto, podemos ver que el evangelio y la restauración de Israel son partes de un mismo propósito divino, orquestado magistralmente (aunque no lo entendamos todo) para alcanzar la venida del Mesías y establecer el reino de Dios en Jerusalén.
Debemos conocer el tiempo en que vivimos. Por un lado ante la necesidad de anunciar el evangelio, vivir como de día en medio de gran oscuridad; por otro, comprender que necesitamos estar al lado de Israel en su conflicto mundial para su plena restauración, anunciada por los profetas, y traer al Mesías de vuelta para la justicia duradera en la tierra. Esa es la esperanza gloriosa que debe sacarnos de nuestra actual decadencia encubierta para vivir como de día, vestidos de Cristo. Para ello debemos mirar la palabra proféticas más segura, a la que debemos estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro (2 Pedro 1:19).
Excelente y precioso texto de Vigilio Zeballos.El Señor le bendiga
Gracias, querido Antonio, un saludo cordial.