Cómo afrontar una decadencia encubierta (6)

El carácter en los últimos tiemposRESPUESTAS.

Introducción

En los días malos de decadencia encubierta, el profeta Amós nos dice:

Porque yo sé de vuestras muchas rebeliones, y de vuestros grandes pecados; sé que afligís al justo, y recibís cohecho, y en los tribunales hacéis perder su causa a los pobres. Por tanto, el prudente en tal tiempo calla, porque el tiempo es malo. Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis; porque así YHVH Dios de los ejércitos estará con vosotros, como decís. Aborreced el mal, y amad el bien, y estableced la justicia en juicio; quizá YHVH Dios de los ejércitos tendrá piedad del remanente de José  (Amós 5:12-15).

El apóstol dice: Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes (Ef.6:10-13).

Tenemos que volver a la Escritura. Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. Tenemos la palabra profética más segura. Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad. Debemos hacerlo con obras. No siendo oidores olvidadizos. Oír y hacer. Porque si el corazón está engrosado (Is.6:9,10) (Mt.13:14,15) (Hch.28:27), por más hábil que sea el encantador (Sal.58:5), y el predicador hermoso de voz, no las ponen por obra (Ez.33:30-33).

En la Escritura encontramos situaciones paralelas que nos ayudan a comprender el devenir de la historia del hombre y cómo el Señor ha tratado con ellos. Su palabra es viva y eficaz, y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia (Heb.4:12). Vayamos a la Escritura y veamos algunos paralelismos con nuestra situación actual. Porque no hay nada nuevo debajo del sol, lo mismo que fue, es; y lo que será, ya ha sido (Ecl.1:9-11; 3:15).

Lo primero que debemos decir a la hora de afrontar la decadencia de la que venimos hablando es que hay que RECONOCERLA. Si no hay un reconocimiento previo del mal que nos acecha difícilmente podremos buscar la solución. El sano no tiene necesidad de médico (Lc.5:31).

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