El tiempo se ha cumplido

El tiempo se ha cumplidoDespués que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio (Marcos 1:14,15)

         En una sociedad como la nuestra es de suma importancia, no solo aprovechar bien el tiempo, sino saber conocer la diversidad de los tiempos. Los políticos hablan del tiempo de la Política que no es el mismo que el de la justicia. La inmediatez de los sucesos que imponen los medios de comunicación hace que los poderes públicos aprendan a sortear los dos o tres días que dura la presión de una noticia contraria a sus intereses. Si son capaces de atravesar ese periodo saben que tendrán un respiro cuando aparezcan nuevas informaciones que ocupen las primeras páginas de los periódicos, aliviando la presión insoportable de ser el foco de la noticia.

         Está escrito que hay un tiempo para cada cosa, y si no sabemos interpretarlos correctamente perderemos oportunidades que tal vez no vuelvan nunca más. Los empresarios saben bien lo que esto significa. Hay un tiempo cuando el mercado está listo para un producto, pasado ese momento, se pierde el impacto publicitario, decae el interés, y con ello las ventas. Se impone la necesidad de buscar nuevos productos que reactiven el negocio. Si a ello le añadimos la competencia voraz del mercado global, se encontrarán con la necesidad de innovar, producir nuevas necesidades y volver a buscar la coyuntura que ponga el nuevo producto en el mercado.

        jesus-ministerio El inicio del ministerio público de Jesús tuvo algo de estos factores. Había llegado el momento para la aparición del reino de Dios en una dimensión nunca antes vista, por ello era necesario comprender el cumplimiento del tiempo profético que se había iniciado. El reino se había acercado, estaba entre ellos, por tanto, era imperativo arrepentirse y creed en la buena nueva.

         Ese tiempo al que se refiere el Maestro es un tiempo continuo, porque nuestra hora siempre está presta. No sabemos el momento de la partida. El llamado es apremiante. Hoy es día de salvación, mañana no sabemos. En realidad vivimos siempre un presente continuo. Hay que actuar. Dos son las respuestas que se nos demandan. Una, arrepentirse porque hemos transgredido la ley moral del Dios Santo. Y la otra, creed en el evangelio que contiene la respuesta a nuestra máxima necesidad: la provisión del perdón divino que nos garantizará el paso a la inmortalidad en su reino.

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