B. LA DECADENCIA MORAL EN LA SOCIEDAD.
Textos: (2 Tes.2:7-12) (2 Tim.3:1-17)
Vivimos en una sociedad decadente. Los valores caen no solo en la bolsa de Tokio o New York, sino en el mismo corazón de los creyentes. Es como si los diques de contención se estuvieran resquebrajando y agrietando, dando paso a una inundación que disuelve los fundamentos morales. Verdades que hasta hace poco tiempo eran terreno sólido y firme en las convicciones, en estos momentos se están diluyendo en el relativismo moral que ha impuesto la sociedad postmodernista.
Esta marea, que más parece un tsunami, está poniendo a prueba la fortaleza de nuestra fe y los fundamentos que la sostienen. Las nuevas generaciones de creyentes en Jesús y en las verdades bíblicas están muy adaptadas a la manera de pensar y vivir del presente siglo. Vemos una gran debilidad del hombre interior, −la vida espiritual−, que está actuando como disolvente de las convicciones, llevándonos a una permisividad nociva para el pueblo que debe ser luz y sal; y una pasividad que raya en la paralización.
Está anunciada en la Escritura (2 Tes.2:7-12)
Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por eso Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.
Podemos resumirlo en una iniquidad misteriosa personificada en un ser humano (debemos distinguir entre anticristo personal y el espíritu anticristo que ya estaba activo en días de los apóstoles). Predomina el engaño y la mentira, se creen cosas inverosímiles, una gran seducción para el engaño en hombres cultos, lo que pone de manifiesto que procede de la fuerza de espíritus engañadores y doctrinas de demonios, que con gran sutileza y persuasión dominan la mentes de naciones y continentes (ejemplos: la Ideología de Género, el islamismo, el nacionalismo y los populismos). Engaños que liberan la iniquidad en la sociedad a unos niveles nunca antes vistos (ejemplo: modelos de familia contrarios a la ley natural). La mentira se desata cuando el hombre resiste la verdad y la rechaza, entonces se predispone para creer cualquier cosa. El mismo Dios permite un poder engañoso para que sean capaces de creer la mentira al margen de toda evidencia racional. Mentes irracionales (2 P.2:12) (Jud.1:10). Se complacen en la injusticia (Rom.1:18-32).
La Escritura quiere que sepamos los días peligrosos que vienen mediante el carácter corrompido de los hombres (2 Tim. 3:1-17). Los tiempos peligrosos se deben al carácter maligno de los hombres: amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita (2 Tim.3:1-5).
Luego el apóstol habla del carácter de los hombres de Dios con el énfasis en ser hombres de la palabra y un carácter probado. Dice: Pero tú has seguido mi doctrina, conducta… Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste… a fin de que el hombre de Dios sea… (2 Tim.3:10,14,17).
Veamos algunos de los signos de decadencia que nos están azotando desde hace tiempo. La lista puede ser muy larga, citemos algunos.
- El deterioro de la familia. Divorcios, abortos, falta de autoridad paterna, violencia a los padres, modelos de familia falsos.
- La demografía. No nacen hijos suficientes para mantener las generaciones, se prioriza la realización personal; mientras tanto la comunidad musulmana en Europa crece de forma preocupante imponiendo la sharia o ley islámica.
- Epidemia de suicidios por desesperación. Entre las chicas de 10 a 14 años se ha triplicado en los últimos 15 años en América. Las leyes lo avalan.
- La soledad. En un mundo masificado y con medios de comunicación como nunca antes se ha incrementado la soledad.
- Inmoralidad sexual. A unos niveles vergonzosos.
- El relativismo moral. Pérdida de los valores judeocristianos y verdades absolutas.
- Un consumismo desproporcionado. Comprar y vender como en los días de Noé y Lot (Lc.17:26-30) (Lc.6:20-26). Es un consumo compulsivo.
- Un materialismo exacerbado. Orientados a lo temporal sin proyección trascendente. Culto al cuerpo. El auge del ocio (la industria del ocio).
- El nacionalismo como religión. Substituto de la fe verdadera. Una nueva idolatría con sus señas de identidad. En Cataluña se ha desbocado.
- El desordenado amor por los animales y las mascotas. Es toda una industria de consumo. Algunos llaman «hijos» a sus perros, y prefieren cuidar mascotas en lugar de criar hijos.
- La ideología de género. Cambio de paradigma en las palabras. La corrupción del lenguaje. Leyes impías contra la ley natural y moral de Dios.
- El auge del islamismo. Desprecio a la vida humana. Su avance es proporcional a la decadencia del cristianismo (2 Tes. 2:10,11).
- Sacar a Dios de la sociedad. No tener en cuenta a Dios (Rom.1:21-28).
- El antisemitismo. El desprecio a la voluntad soberana de Dios sobre Israel y la Escritura.
Los que son de Dios se apartan de iniquidad e invocan su nombre (2 Tim.2:19). Hay esperanza en Dios, el Dios de Israel. Podemos afrontar estos tiempos y cualquier otro. La fe en el Hijo de Dios vence al mundo (Jn.16:33) (1 Jn.4;4,5 y 5:4,5). No nos ha dejado solos el Señor, nos ha enviado el Consolador y Ayudador para que esté con nosotros para siempre (Jn.14:15-18).