296 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEventos principales (VI) – Resurrección y arrebatamiento

Pero en aquellos días, después de aquella tribulación… verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo (Marcos 13:24-27) Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor (1 Tesalonicenses 4:16,17)

Resurrección y arrebatamiento o rapto de la iglesia

Si hay un tema que ha sido motivo de gran popularidad en diversos momentos del mensaje de algunos predicadores, ha sido, y es, el arrebatamiento de la iglesia. Hemos asistido perplejos a todo tipo de especulaciones y exposiciones que recuerdan más un guión cinematográfico de ciencia ficción que a la exposición seria del mensaje bíblico. Se han escrito gran variedad de libros sobre el tema, −incluso novelas− a cual más sensacionalista. Todo ello ha fijado una idea predominante en amplios sectores de la iglesia sobre la fantasía de cómo, cuándo y de qué manera se producirá el ansiado arrebatamiento.

Algunos han hecho de este acontecimiento piedra angular de su ortodoxia, de tal manera que se ha descalificado, −incluso dudado de la salvación−, de aquellos que no comulgan con su dogma sobre si el arrebatamiento se producirá antes, o después de la gran tribulación y la venida del Mesías.

La teología dispensacionalista recrea una venida invisible de Jesús antes de su aparición en Jerusalén, lo cual no aparece en ningún texto de la Escritura. De esa forma estaríamos ante tres venidas y no dos como se mencionan en la Biblia.

Siempre me ha sorprendido cómo algunos «exégetas» pueden ver en el breve texto de Apocalipsis 4:1 el arrebatamiento de la iglesia para salir de la gran tribulación mencionada supuestamente en los siguientes capítulos del mismo libro, cuando la iglesia ya no estaría en la tierra, sino en el cielo. El texto dice así: Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá. No es posible sustentar buena parte de esa doctrina en un texto tan caprichosamente interpretado. Del texto mencionado solo puedo ver una voz que habla al apóstol Juan invitándole a subir al cielo para ver lo que a continuación se le revelará; no puedo ver en ello el arrebatamiento de toda la iglesia antes de la gran tribulación. Lo menciono como prueba de la debilidad de algunos argumentos para sostener todo un entramado escatológico que debe «cuadrar» con el esquema teológico previamente establecido.

Pero no nos perdamos en disquisiciones. Lo que se desprende de los textos que tenemos en la base de nuestra meditación es una sucesión de acontecimientos previos a la venida de Jesús a la tierra. Veamos. En Marcos 13 el Maestro enseña que, después de la tribulación de aquellos días finales verán al Hijo del Hombre viniendo en las nubes, y en ese momento también serán enviados ángeles para juntar a sus escogidos del extremo de la tierra al extremo del cielo. Serán finalmente sacados de la gran tribulación, previa a su venida, y en la que están presentes los hijos del reino, producida por la guerra mundial que hemos visto anunciada por los profetas y complementada en el libro de Apocalipsis, en el momento cuando hace aparición el Señor juntando a sus escogidos y siendo arrebatados para estar con él.

En el texto del apóstol Pablo en Tesalonicenses el orden es similar: viene el Señor anunciado al toque del shofar, o gran trompeta, se produce la resurrección de quienes nos han precedido en la fe y son de Cristo en su venida, y después de ello, observa, después, no antes, nosotros, los que vivimos, que habremos quedado hasta ese día, seremos arrebatados; no antes de la venida visible del Señor, sino en el mismo momento de ella, y como final de una serie de acontecimientos mundiales únicos –entre ellos la resurrección de los muertos en Cristo− que traerán el reino del Mesías a la tierra.

En el evangelio de Mateo capítulo 24 aparece la misma secuencia. Después de anunciar las señales del fin, con una gran diversidad de sucesos que producen una atmósfera mundial insoportable de presión sobre los escogidos de Dios, después de ello, dice Mateo: E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días… aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo… y verán al Hijo del Hombre viniendo… Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro (Mt.24: 29-31). Me recuerda el suceso que tuvo lugar en Sodoma antes de su destrucción. Fueron enviados los ángeles del Señor para librar al justo Lot y su casa de la destrucción repentina que tendría lugar.

El orden aproximado podemos resumirlo de la siguiente manera: tribulación extrema en el mundo con presión generalizada sobre los escogidos; derramamiento del Espíritu; evangelización mundial; mas oposición; la venida del Señor; la resurrección de los muertos; los escogidos son reunidos por los ángeles −arrebatamiento− para estar con el Señor y establecer el reino en Jerusalén. En cualquier caso, el rapto de los escogidos de Dios tendrá lugar al mismo tiempo que su venida, nunca antes de forma invisible evitando la conflagración mundial en la que estarán los hijos del reino intercediendo en favor del establecimiento del reino y su justicia sobre quienes han atribulado a su pueblo.

Así lo enseña el apóstol en su carta a los Tesalonicenses: Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder (2 Tes. 1:6,7). Observa. El reposo viene con la venida visible del Señor a la tierra, no antes.

Luego el autor detalla en el capítulo 2 de la misma carta algunos acontecimientos que tendrán lugar antes de la mencionada venida del Mesías. Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios (2 Tes.2:3,4). Estamos aquí ante un poder engañoso que puede incluso confundir a los escogidos de Dios. Como el Maestro enseñó en Mateo 24 y Marcos 13.

Su venida es posterior a una gran apostasía de la fe. Observa que en el mismo tiempo confluyen el derramamiento del Espíritu y el abandono de la fe de muchos. Ambos extremos se están produciendo, y lo harán aún más según nos acercamos a la parusía, en nuestros días.

Luego se menciona el hombre de pecado, el hijo de perdición, que se opone a Dios y pretende ocupar su lugar. Una manifestación clara de la naturaleza del querubín que quiso ser semejante al Altísimo y fue echado del cielo. Sigue con la misma estrategia en la tierra. Es otra figura que da para mucha especulación: el anticristo, aunque en este pasaje no se le llama así. Todas las generaciones de creyentes han identificado en su tiempo a algún personaje como el anticristo. En tiempos de la Reforma (siglo XVI) fue el papa de Roma. La relación ha sido imparable desde entonces. El apóstol Juan menciona muchos anticristos ya en el siglo I (1 Jn.2:18,22; 4:3) (2 Jn.1:7). El denominador común que tiene este personaje o espíritu (porque no está claro en la Escritura que sea una persona, un movimiento o una ideología, aunque en cualquier caso siempre estará representado por una persona o varias) es que se opone a Cristo, especialmente a su encarnación. Y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y éste es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo (1 Jn.4:2,3). Y añade el apóstol Juan que los que son de Dios lo han vencido, porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (4:4).

Resumo diciendo que no se trata tanto de identificar físicamente la persona del anticristo, sino discernir el espíritu que opera tras él, y siempre lo hará con doctrinas de demonios y espíritus engañadores (1 Tim.4:1). En el texto de Pablo a Timoteo está unida la apostasía con escuchar a espíritus engañadores. Señalaría tres predominantes en nuestros días: el islam, la ideología de género, el humanismo laicista. Todos ellos niegan a Cristo. Se oponen a los mandamientos de Dios, su ley moral, y persiguen hasta la muerte a judíos y cristianos.

Luego Pablo habla en su carta a los Tesalonicenses del misterio de la iniquidad vomitando inmundicia en una manera desproporcionada, un aumento de la maldad, como dijo Jesús (Mt.24:12). Se manifestará el inicuo en plenitud, al cual el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida (2 Tes.2:8). Lo predominante de este inicuo es la mentira y su fuerza para engañar. Prodigios mentirosos… todo engaño de iniquidad… un poder engañoso… creer la mentira… no creyeron a la verdad… se complacieron en la injusticia (2 Tes.2:9-12). Aquí puedo ver también ideologías como el nazismo, comunismo, y los nacionalismos, convertidos en religión; un culto que suplanta a Dios en la adoración de la tierra, la lengua, la cultura y tradiciones humanas, como menciona Pablo en Romanos 1:18-32.

Por tanto, el día del Señor habrá una combinación de sucesos mundiales que desembocan en su venida y el establecimiento del reino mesiánico en Jerusalén. Hemos citado la restauración de Israel en su tierra, tribulación con múltiples manifestaciones, apostasía, manifestación del anticristo o su espíritu mediante doctrinas de demonios y corrientes ideológicas mundialmente aceptadas, el derramamiento del Espíritu Santo, guerra mundial focalizada en Israel, el juicio de Dios sobre las naciones, la resurrección de los muertos y la venida del Señor. Nos acercaremos en las últimas meditaciones al reino establecido sobre unas condiciones nunca vistas en la tierra. Sigamos hasta el final.

295 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEventos principales (V) – Derramamiento del Espíritu Santo

Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de YHVH. Y todo aquel que invocare el nombre de YHVH será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación  (Joel 2:28-32)

Derramamiento del Espíritu Santo

Creo que una de las arrogancias más comúnmente expresadas, y aceptadas de manera natural, es cuando se establecen de forma inequívoca los acontecimientos pormenorizados de los tiempos finales. Ciertas teologías pretenden dejar fundamentadas bases inamovibles en cuanto a los detalles minuciosos de cómo serán las cosas que preceden al advenimiento del Mesías. En mi caso no pretendo hacerlo, entre otros motivos porque soy consciente que no están presentados de manera incuestionable en la Escritura. Por eso tenemos distintas interpretaciones del fin; varias escuelas de interpretación escatológica que pretenden señalar los sucesos desde una óptica fundamentada en la Biblia, que al contradecir las otras dejan de manifiesto que hay posturas erradas, aunque se respeten sus posiciones.

Creo sinceramente que la mayoría adolecen de una carencia de origen, producida por arrancar de posiciones teológicas que interpretan de forma espiritual las profecías bíblicas referidas a Israel, que a su vez son consecuencia de la llamada Teología del Reemplazo.

Podemos ver con claridad el velo que Israel tiene en cuanto al Mesías, pero a la vez somos víctimas de otro velo, el que nos impide ver el plan de Dios con Israel. Venimos viendo una infinidad de profecías que apuntan claramente al reino mesiánico en Jerusalén, la restauración de Israel en su tierra y todas las consecuencias que se desprenden de estas verdades esenciales para comprender los tiempos del fin. Israel ha venido a ser piedra de tropiezo para la iglesia, como la iglesia ha sido piedra de tropiezo para que los judíos fueran provocados a celo mediante el evangelio. Hay ceguera y velos en ambas direcciones.

Los tiempos de la restauración de todas las cosas incluyen la comprensión del plan de Dios con Israel y la iglesia complementándose sin exclusiones mutuas. Para ello necesitamos revelación, ojos abiertos, verdad liberada, y todo ello viene con el derramamiento del Espíritu Santo. El orden puede variar, ser distinto en matices, pero la Escritura habla de acontecimientos que tienen lugar antes de su venida. ¡Antes de su venida! Uno de ellos lo hemos visto: la gran tribulación. Ahora queremos meditar brevemente en otro: el derramamiento del Espíritu sobre toda carne.

Los tiempos finales son una combinación de distintos eventos que tienen lugar en la tierra antes de la parusía. Escapar no es una opción. Para poder soportar los tiempos que preceden a su venida, donde la iniquidad tiene un despliegue mundial nunca visto, los hijos del reino necesitan un derramamiento del Espíritu en plenitud. Jesús lo enseñó a los suyos poco antes de partir al Gólgota, sabiendo que en breve tiempo, después de su resurrección, partiría a la diestra del Padre, dejando la misión a los apóstoles para llevar adelante la gran comisión. Por ello, les dijo, no os dejaré huérfanos, os enviaré el Espíritu Santo que os guiará a toda verdad, os capacitará, recibiréis poder y me seréis testigos. Ese evento, en primicia, tuvo lugar el día de Pentecostés, donde fue derramado el Espíritu tal y como anunció el profeta Joel. El apóstol Pedro recogió el mensaje del profeta identificándolos con los acontecimientos que tuvieron lugar en Jerusalén ese día. De la misma manera, esa profecía volverá a reactivarse antes de su venida.

Observa. Joel anuncia el derramamiento del Espíritu sobre jóvenes y ancianos, señales en el cielo y en la tierra, para añadir que todo eso tendrá lugar antes que venga el día grande y espantoso de YHVH. Eso no ocurrió el día de Pentecostés, por lo que queda otro derramamiento del Espíritu anunciado para un tiempo anterior a la llegada del día del Señor.

El pasaje que tenemos de base comienza con esta expresión: Y después de esto. Después que ocurran las cosas mencionadas en los textos anteriores será derramado el Espíritu. En ellos se menciona especialmente la restauración de Israel en su tierra. El Señor restituirá los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta; comerán hasta saciarse, y alabarán el nombre de YHVH; conocerán que el Señor está en medio de Israel, y su pueblo nunca más será avergonzado. Y añade. Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne. Y con el derramamiento del Espíritu la invocación de su nombre para salvación. Lo cual traerá salvación en el monte de Sion y en Jerusalén. El remanente al cual habrá llamado (Joel 2:32). No es un derramamiento para el espectáculo carnal, sino para soportar y vencer la persecución en los días finales.

Luego en el capítulo tres del mismo libro de Joel tenemos lo que ya hemos mencionado sobre la reunión de las naciones para ir contra el pueblo de Dios en el valle de Josafat; una guerra mundial que culminará con la llegada del Mesías a Sion, cuando entrará en juicio con las naciones que promovieron la dispersión de Israel, y repartieron su tierra (Joel 3:1-3).

Es el mismo mensaje del capítulo treinta 37 del profeta Ezequiel. Luego, en el capítulo 38 se menciona la venida de una coalición de naciones lideradas por Gog contra Israel, que desatará la ira y el enojo del Señor (38:18); su celo por Sion (38:19); enviando fuego sobre Magog, haciendo notorio su santo nombre en medio de su pueblo Israel (39:6,7); y la casa de Israel estará enterrando durante siete meses a Gog y a toda la multitud que vino con él (39:11-13). El Señor pondrá su gloria entre las naciones que habrán visto su juicio (39:21). Sabrán los pueblos que a pesar que el Señor escondió su rostro de Israel por sus pecados, entregados en manos de sus enemigos (39:23), los recogerá de la cautividad teniendo misericordia de ellos, y mostrándose celoso por su santo nombre (39:25). Luego habitarán en su tierra con seguridad (39:26,28). Y añade el profeta: Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice YHVH el Señor (39:29). Todo un proceso de restauración y juicio que culmina con el derramamiento del Espíritu como vemos en el libro de Joel y Ezequiel.

Repito. No me interesa demasiado el orden cronológico y exacto de los acontecimientos. Lo reseñado en estas meditaciones es orientativo. Es un puzle con muchas piezas que solo el Señor sabrá colocar en su debido orden. A nosotros nos toca estar despiertos ante la magnitud de los sucesos; conocer los tiempos en que vivimos; y ser útiles al Señor y su causa, alineándonos con la profecía y alejándonos de posturas humanistas y buenistas de falsa piedad que predominan en las corrientes de pensamiento en el mundo entero.

La causa de Dios nunca es popular. Israel y la iglesia viviente con los objetivos complementarios que tienen de parte del Señor nunca son populares; la palabra de la cruz es locura, por tanto, no busquemos la comprensión y el beneplácito de los poderes de este mundo. Porque el mundo entero está bajo el maligno, y en los últimos tiempos la mentira y el engaño correrán masivamente y muchos serán engañados. La fuerza de la mentira sigue siendo arrolladora en un mundo caído y dirigido por el padre de la mentira. En medio de esa atmósfera el Señor derramará su Espíritu para que los suyos se aparten de iniquidad e invoquen su nombre en una hora de gran confusión que dará lugar al día de más luz y gloria.

En su venida confluyen una serie de acontecimientos positivos y negativos: Restauración de Israel, juicios, guerra final y devastadora, tribulación, derramamiento del Espíritu, el rapto de los suyos y la aparición del Rey para establecer su reino y trono en Jerusalén. Nuestra próxima parada será sobre el popular arrebatamiento.

294 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEventos principales (IV) – Tribulación antes de su venida

Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de YHVH en el valle de la decisión (Joel 3:14) He aquí, el día de YHVH viene, y en medio de ti serán repartidos despojos. Porque yo reuniré a todas las  naciones para combatir contra Jerusalén… Después saldrá YHVH y peleará con aquellas naciones… Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos (Zacarías 14:1-4) E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días… aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo… Y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria (Mateo 24:29,30)

Tribulación antes de su venida

El hombre natural busca seguridad. Los padres anhelan certezas para sus hijos, sus economías y destinos. Las empresas invierten para asegurarse resultados presumiblemente ciertos. La teología también pretende solucionar algunos de los enigmas y zozobras del género humano, uno de ellos elemental, la necesidad de seguridad. La Escritura habla de seguridad en muchos de sus pasajes y contextos, pero generalmente como resultado de un conflicto. No hay seguridad sin batalla. Como no puede haber paz sin haber peleado antes para obtener la victoria que permita asentar nuevas bases de convivencia que establezcan mejores parámetros asegurando un futuro mejor. El ser humano busca y necesita seguridad.

Pero está escrito que vivimos en un mundo movible, donde las condiciones de vida son inciertas y sometidas a cambios. Por tanto, no debemos engañarnos con una falsa paz y seguridad. Fue lo que anunciaron los profetas falsos de la generación de Jeremías. Curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz (Jer.6:14 y 8:11). También el apóstol Pablo advirtió en los mismos términos a los tesalonicenses sobre el anuncio de una falsa paz y seguridad de la que hablarán muchos en el tiempo que precede a su venida, para encontrarse repentinamente con destrucción y caos. Que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina (1 Tes.5:3).

El corazón del hombre es engañoso y prefiere la mentira placentera, a la verdad libertadora y desafiante. Los profetas, el Maestro, y los apóstoles anunciaron tribulación antes de la venida del Mesías. Advirtieron de tiempos peligrosos. El propósito es no dormir ni ser devorados por los placeres de la vida que adormecen los sentidos. Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día (Lc.21:34).

Hoy vivimos en medio de una generación extrañamente confiada, entregada a los placeres y la vacuidad de la vida, viviendo atrapada en un mundo virtual y de ficción que pretende esconder y negar la realidad. Cierta dosis de ocio y recreación es útil y necesaria para soportar la cruda realidad, pero alejarse desmedidamente de ella solo puede conducir al autoengaño nocivo. Hay fuerzas destructivas del alma.

Durante demasiado tiempo se ha enseñado a muchos cristianos a mantener una actitud escapista mediante un arrebatamiento anterior a la gran tribulación, pero las Escrituras dicen lo contrario. Antes de su venida hay una reunión de naciones preparadas para la guerra. Antes que lleguen los días anunciados por Isaías y Miqueas en los que no alzará espada nación contra la nación, ni se ensayarán más para la guerra (Miq.4:3); vienen los días anunciados por el profeta Joel: Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes… forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy (Joel 3:9,10). Luego anuncia la reunión de las naciones en el valle de Josafat para la batalla anterior al día del Señor.

El profeta Zacarías hace constar la reunión de las naciones para combatir contra Jerusalén; la ciudad será tomada, saqueadas las casas, violadas las mujeres; antes que salga YHVH y pelee con aquellas naciones, afirmando sus pies en el monte de los Olivos (Zac. 14:1-4). Por tanto, conflicto y tribulación antes de su venida.

Israel ha vivido siempre en medio de gran oposición. La iglesia viva de Dios también. Hay quien se opone al desarrollo de los hijos de Dios en la tierra, y siempre se coloca delante de la mujer que lo da a luz para devorar el propósito divino (Apc.12:3,4). Herodes mandó matar a todos los niños de Belén y sus alrededores cuando nació el Mesías, y entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías: Voz fue oída en Ramá, grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, y no quiso ser consolada porque perecieron (Mateo 2:17,18).

Antes de nacer un nuevo día hay dolor. Así fue en su primera venida y lo será en su retorno. La vida y la inmortalidad fueron sacadas a luz después de la agonía de la cruz, la sepultura y el descenso a las profundidades de la tierra, para ser levantado en resurrección. El nuevo día que está por llegar no vendrá sin dolor y angustia, pero, como dijo el apóstol, más vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón (1 Tes.5:4). Debemos velar y orar para no caer.

El Maestro lo enseñó claramente en su discurso de Mateo 24. Después de anunciar las señales que preceden a su venida, de reseñar la tribulación en forma de guerras, tropiezos, engaños, incremento de la maldad y muchas otras obras del mal, dice: E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días… aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo… y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria (Mt.24:29,30). En la Escritura no existe una venida invisible del Mesías para arrebatar a la iglesia, desencadenar la gran tribulación y volver después de manera visible con la esposa para reinar, sin que los santos hayan pasado en medio de gran tribulación antes de gozarse con el Libertador de Sion.

La iglesia de Dios siempre ha existido y crecido en medio de gran tribulación a lo largo de los siglos. Hoy también. Muchos están siendo masacrados en naciones musulmanas y otras opuestas al Dios de Israel. La Teología Dispensacionalista de los últimos tiempos tiene lagunas insalvables en su desarrollo, sin embargo, se ha establecido como verdad absoluta en ciertas corrientes de pensamiento escatológico.

Invocar y confesar el nombre de Jesús, creer que ha venido en carne, ha muerto y resucitado y volverá para establecer su reino mesiánico siempre ha recibido la oposición de los poderes de las tinieblas.

El Señor hará temblar los cielos y la tierra antes que venga el Deseado de todas las naciones, y llene de gloria su casa (Hageo 2:6,7). Antes de su venida: guerra y tribulación. El Señor sabe rescatar de tentación a los justos (2 Pedro 2:9). Si somos muertos con él, también viviremos con él; si sufrimos, también reinaremos con él (2 Tim.2:11,12). Es necesario entrar en el reino a través de muchas tribulaciones (Hch.14:22). Este es el mensaje en la mayoría de libros de la Biblia. Busqué hace años todos los pasajes donde hay tribulación y padecimientos por Cristo para los justos, y prácticamente en todos los libros del Nuevo Testamento aparecen textos que lo confirman.

Somos del Señor. Si vivimos, para él vivimos; si morimos, para él morimos. Sea que vivamos o muramos, del Señor somos (Ro. 14:8). En el mundo tendremos aflicción, pero el Señor ha vencido al mundo (Jn.16:33). Observa. Ha vencido al mundo, no dice que seamos librados de la aflicción. Jesús por lo que padeció aprendió (Heb.5:8). Primero los padecimientos, luego las glorias (1 Pedro 1:11). El día de su venida está precedido de ira, juicio y guerra (Amós 5:20). Un día de juicio (Joel 1:5; 2:1,11,31; 3:14) (Mal.4:5). El día de venganza (Is.61:2). El Señor pondrá a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos. Los que se la cargaren serán despedazados, todas las naciones se juntarán contra ella (Zac.12:1-3). Guerra antes del reino de paz universal.

No vivimos aún en el Milenio. Esperamos la redención final. El anhelo de la creación es ser libertados de la esclavitud del pecado, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Si el reino de Dios avanza en los corazones de los hombres mediante el anuncio del evangelio habrá más justos y con ellos más gozo y paz (Pr.29:2); pero predicar el reino mesiánico sin el Mesías en Jerusalén es engañar y mentir. Falsos profetas y maestros. Precisamente el tiempo engañoso que precede a su venida. Un tiempo donde la mentira y confusión predominan de forma cotidiana.

No hay mayor tribulación que vivir engañado. La mentira es un poder infernal que conduce a la peor de la esclavitud. La verdad liberta. En el amor no hay temor. Nuestra esperanza no es escapar de la tribulación, sino estar firmes y constantes en medio de ella, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que nuestro trabajo en el Señor no es en vano.

293 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEventos principales (III) – Restauración de Israel (3) – Salvación

He aquí vienen días, dice YHVH, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey… En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado (Jeremías 23:5,6 y 33:15,16) Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo (Romanos 11:25,26)

La salvación de Israel

La primera fase de la restauración de Israel es regresar a su tierra, donde serán consolados por el Eterno, el Dios de sus padres, para encontrar después la salvación en plenitud. La mente natural maquina con los conceptos, en muchos casos condicionados por la teología predominante, ante expresiones de la Escritura. Queremos saber todos los detalles de la profecía; comprender minuciosamente su desarrollo, y cuando no tenemos luz suficiente elucubramos y especulamos, en algunos casos de manera febril, para llegar a conclusiones de ciencia ficción. Siempre hay quienes levantan declaraciones altisonantes asentadas con absoluta certeza, para quedar más tarde expuestos en su osadía. No es lo que pretendo en este recorrido, sino reseñar lo que está escrito, que siempre sobrepasa nuestro entendimiento. Pero como dijo el apóstol, en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa (Fil.3:16).

Vienen días, dice el profeta, cuando será levantado de la descendencia de David un renuevo justo que reinará como Rey; y prosigue, y en esos días será salvo Judá, e Israel habitará confiado. Salvación y seguridad. El apóstol Pablo añade que será una vez haya entrado la plenitud de los gentiles, y luego todo Israel será salvo. Las profecías que sustentan esta exposición están contextualizadas en los días del nuevo pacto con Israel, cuando el Señor perdonará sus pecados y pondrá un nuevo corazón. Son los días del derramamiento del Espíritu sobre su pueblo, como anunció Joel.

El mismo proceso anuncia Ezequiel. Después de ver el valle de los huesos secos, vio como se llenaban de carne y tendones, para luego recibir el soplo del Espíritu recibiendo nueva vida con la entrada del espíritu en ellos (Ez.37:9,10). También el contexto del capítulo cuatro de Malaquías, donde se anuncia el día del Señor, se dice que en ese día nacerá el Sol de justicia sobre los que temen su nombre, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada (Mal.4:1,2).

Hay salvación para Israel el día de la venida del Mesías. Debemos recordar que el nuevo pacto fue hecho con la casa de Israel. He aquí que vienen días, dice YHVH, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá (Jer.31:31). En ese nuevo pacto entró el remanente de judíos que formaron la primera iglesia primitiva. La nación, como tal, se endureció en parte, y la salvación llegó a los gentiles, a todas las naciones, mediante el evangelio. Pero una vez alcanzada la plenitud de los gentiles, llega el tiempo de restaurar la salvación a los herederos de ella. Se reactiva el nuevo pacto. Hay un nuevo corazón para Israel. La ley de Dios estará en sus corazones. Todos le conocerán (Jer.31:34) (Heb.8:11). Pondrá en ellos su Espíritu (Ez.36:25-28) (Ez.11:19,20) (Ez.37:11.14). Perdonará su maldad, y no se acordará más de su pecado (Jer.31:34).

Debemos observar el proceso de restauración. Israel ha regresado a su tierra, −primera parte de lo anunciado por los profetas−, dando inicio a los tiempos de su restauración. Junto con ella llega la plenitud de los gentiles activándose nuevas fases del proceso. Ya tenemos un remanente de judíos renacidos en la tierra de Israel. Nunca antes desde el primer siglo hubo una congregación de judíos mesiánicos tan amplia en Israel. Las congregaciones han experimentado un crecimiento muy notorio. Muchos han reconocido al Mesías sin dejar de ser judíos. Ahora son una señal profética de que los tiempos se han acortado y vivimos cerca de nuevas fases de la restauración de Israel que conduce a la venida del Rey de los judíos a Sion.

Regresan a su tierra y a su Dios. Reconocen a aquel que fue desechado, según el misterio que los endureció en parte, en palabras del apóstol Pablo. Dios no ha dejado a su pueblo, al cual desde antes conoció.

La Teología del Reemplazo ha fracasado. La profecía se ha activado nuevamente para dar a luz el plan de Dios concebido desde el principio. El Cuerpo del Mesías en las naciones debe reconocerlo y alinearse con él. Formamos parte de él. Israel necesita nuestras oraciones y apoyo. La iglesia necesita la restauración de Israel. El devenir de los tiempos finales depende de la complementación de cada uno de los sucesos que tenemos delante. Hagamos nuestra parte. Demos a conocer lo que está escrito. En palabras de Jeremías suena así: Y volveré a traer a Israel a su morada, y pacerá en el Carmelo y en Basán; y en el monte de Efraín y en Galaad se saciará su alma. En aquellos días y en aquel tiempo, dice YHVH, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado (Jer.50:19,20). Es otra forma de anunciar la salvación de Israel en los días finales como parte de su restauración.

Algunos estudiosos de la Biblia ya anticiparon hace más de cien años la literalidad de las profecías bíblicas respecto a la restauración de Israel. (La iglesia las ha interpretado mayoritariamente de forma alegórica). Uno de ellos fue el profesor SW Waltson, que en 1888 enseñó sobre tres cosas que deben ocurrir antes de que Cristo pueda regresar: 1) Israel sería nuevamente una nación en su tierra. 2) Jerusalén deberá estar bajo control de los judíos, y 3) los judíos regresarán de todas las naciones a la Tierra Prometida.

Hoy asistimos estupefactos, incrédulos y obstinados en conceptos preconcebidos ante la realidad de que Israel es una nación en su tierra. Jerusalén es su capital. Estados Unidos así lo reconocerá próximamente, junto con un remanente de otras naciones. Se han cumplido 70 años desde que los judíos regresaron a su tierra para establecerse en ella. Hoy es una nación pequeña pero fuerte en su debilidad, en medio de un mar de naciones musulmanas que pretenden destruirla. Pero el Fuerte de Jacob se ha levantado para dar cumplimiento a la palabra que ha salido de su boca. Israel vive rodeado de millones de fanatizados islamistas salafistas dispuestos a su destrucción. Las naciones del mundo (la ONU) y los medios de comunicación intoxican con mentiras para impedir su levantamiento. La iglesia del Señor debe clamar ante el trono de la gracia por su restauración.

292 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEventos principales (III) – Restauración de Israel (2) – Consolación

Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice YHVH; porque desechada te llamaron, diciendo: Ésta es Sion, de la que nadie se acuerda… He aquí yo hago volver los cautivos de las tiendas de Jacob, y de sus tiendas tendré misericordia, y la ciudad será edificada sobre su colina, y el templo será asentado sobre su forma. Y saldrá de ellos acción de gracias, y voz de nación que está en regocijo (Jeremías 30:17-19) Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de YHVH por todos sus pecados (Isaías 40:1,2)

Restauración y consolación en su tierra.

Israel ha vivido entre las naciones sin encontrar reposo en ninguna de ellas, aunque ciertamente se ha establecido en muchas sociedades, arraigando profundamente, incluso en algunos casos, siendo asimilada por la cultura de la nación de acogida. Sin embargo, la historia enseña que una y otra vez han vuelto las persecuciones, los pogromos, las expulsiones, hasta llegar a la ignominia del holocausto nazi.

Cuando surgió el movimiento sionista a finales del siglo XIX, en alguno de sus primeros congresos se barajó la opción de establecer el Estado judío en el territorio de Uganda en África, finalmente fue rechazada.

Los profetas de Israel vinculan su restauración y consolación con la tierra prometida a sus padres por el Eterno. Así ocurrió finalmente el 14 de mayo de 1948. No sin grandes aflicciones y oposición, y una lucha feroz de las naciones vecinas para erradicar al nuevo Estado. Pero Israel «renació» nuevamente en medio de «gran tribulación».

Antes de seguir, dejemos claro un argumento bíblico inapelable: Lo que nace de Dios es precedido siempre por gran oposición. Se abre camino en medio de grandes pruebas y sufrimientos hasta que se establece lo que ha salido de la boca de Dios. Los ejemplos son innumerables. Sin embargo, en gran parte de la iglesia se enseña, desde hace tiempo, que antes del gran día de su venida la iglesia será arrebatada para no padecer la «gran tribulación». La realidad dice lo contrario. Asistimos hoy a la peor persecución de los hijos de Dios en muchas naciones. Multitudes son masacradas impunemente ante la indiferencia de la sociedad de naciones. En los países donde hay supuesta libertad se limita cada vez más la expresión abierta de la fe. Los principios y valores judeocristianos son perseguidos con leyes contrarias, resistidos y rechazados por intolerantes para ser llevados al ostracismo y el rechazo. Solo quienes aceptan rendirse o acomodarse al estilo de vida relativista y hedonista encuentran acogida. Pero el evangelio siempre ha sido anunciado y recibido en medio de gran oposición. Israel y la iglesia viva de Dios siempre encuentran la feroz resistencia de quienes se oponen a su avance, que no es otro que la voluntad de Dios en la tierra.

Dicho esto, veamos el mensaje de los profetas en cuanto a la restauración y consolación de Israel en su tierra. Primeramente debemos notar que el pecado siempre es juzgado por el Dios Santo, especialmente con el pueblo del pacto y las promesas cuando se aleja de ellas. Por eso Isaías anuncia un tiempo cuando su pecado es perdonado, recibiendo la consolación de Dios. Jeremías notifica sanidad de sus heridas para el pueblo que había sido desechado por las naciones; el Señor hace volver a sus cautivos a su tierra, tiene misericordia de ellos, edifica la ciudad de Jerusalén, el templo es asentado según su forma, y el resultado es acción de gracias y regocijo.

La restauración de Israel incluye el perdón de sus pecados (Is.27:9). El Señor, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo (Joel 2:17,18) (Is.25:8). Israel se levantará después de caer; aunque moró en tinieblas, el Señor será su luz, ha juzgado su causa (Miq.7:8,9). Echará sus pecados a lo profundo del mar (Miq.7:19). La soledad de Israel entre las naciones llegará a su fin, junto con el antisemitismo (Is.40:1). Es la niña de sus ojos (Zac.2:8). El Señor tiene celo por Sion (Zac.1:14,15; 8:2). YHVH ha consolado a su pueblo. Nunca me olvidaré de ti (Is.49:13-15) (Is.40:1). Tiene a Sion esculpida en las palmas de sus manos (Is.49:15,16). Ciertamente consolará YHVH a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de YHVH; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto (Isaías 51:3).

Y en su restauración está también incluida la congregación de los redimidos de todas las naciones que han sido injertados en los pactos y las promesas hechas a los padres mediante el evangelio. Vendrán con gritos de gozo, correrán al bien de YHVH, al pan, al vino, al aceite, no tendrán dolor, la virgen se alegrará en la danza, cambiará su lloro en gozo, los consolaré y los alegraré (Jer.31:12,13).

Asistimos al inicio de esta realidad anunciada por los profetas. Israel está en su tierra. El conflicto es grande. Las amenazas de destrucción son evidentes. La tensión mundial gira en torno a este conflicto. Pero Israel ha florecido. El desierto ha respondido a los hijos de la tierra que reciben la bendición de Adonai. El Señor guardará a su pueblo (Sal.121). La Eklessia universal comparte este destino. Padecimientos y glorias. Aflicción y triunfo.

Hagamos memoria. Los hijos de Israel buscarán a YHVH su Dios, y a David su rey, −figura del Mesías−, y temerán a YHVH y a su bondad en el fin de los días (Oseas 3:5). El Señor curará la herida de su pueblo. Él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. Y conoceremos y proseguiremos en conocer a YHVH (Os.6:1-3). Cuando Israel era muchacho fue amado por su Dios (Oseas 11:1). Los atrajo con cuerdas de amor (Os.11:4). Sanará su rebelión, y los amará de pura gracia. Volverán y se sentarán bajo su sombra; serán vivificados como trigo, y florecerán como la vid (Oseas 14:4-9). Y no debemos olvidar la profecía de Ezequiel en su capítulo 37, donde se menciona el valle de los huesos, secos en gran manera, que reciben tendones, carne y piel; para luego recibir el espíritu y levantarse como un poderoso ejército. Todo ello después de ser sacados de sus sepulturas donde muchos han querido enterrarlos, pero el Señor los trae a la tierra de sus padres (37:12). Y allí sabrán que yo soy YHVH (37:13). Los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra; y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel (37:21,22).

No sería en Uganda o en cualquier otro lugar, sino en la tierra dada a Abraham y su descendencia para siempre. La palabra de Dios se cumple. Y se cumplirá en todo aquello que falta por materializarse. Será en medio de gran tribulación. Con la oposición de las naciones que se oponen a la revelación escrita. Pero llegará el día cuando Israel dormirá seguro. Haré para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra el arco y espada y guerra, y te haré dormir segura (Oseas 2:18). Es el reino mesiánico de paz anunciado. Y añade el profeta: Y te desposaré conmigo para siempre… En aquel tiempo responderé, dice YHVH, yo responderé  a los cielos, y ellos responderán a la tierra; y la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite (Oseas 2:21-23).

La tierra responde a sus legítimos herederos. Servirán a YHVH su Dios y a David su rey, volverá, descansará, vivirá tranquilo y no habrá quien le espante (Jer.30:8-10). Como dice el profeta Ezequiel: Yo mismo iré a buscar mis ovejas… las apacentaré en Israel… levantaré un pastor, mi siervo David… y estableceré con ellos pacto de paz…  habitarán con seguridad… quitaré las fieras… y no serán avergonzadas… (Ez.34:11,13,23-25,27-30).

Los días de restauración y consolación para Israel han llegado en su tierra. Preguntarán por el camino de Sion. El Señor traerá a Israel a su morada. La maldad de Israel será buscada y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado (Jeremías 50:5,19,20). Como dijo el apóstol Pedro, tenemos la palabra profética más segura, a la cual debemos estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones (2 Pedro 1:19). Y el pueblo que lo cree diga: ¡AMÉN!

291 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEventos principales (III) – Restauración de Israel (1) – Regreso del cautiverio

Y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo (Hecho 3:20,21)

Regreso del cautiverio

La historia de Israel es única entre las naciones de la tierra. Su devenir es parte de la soberanía de Dios. Esa historia ha sido y es muy fructífera, pero a la vez ha soportado la ira y el desprecio como ningún otro pueblo. Israel es un reloj profético para conocer los tiempos. Después de casi dos mil años de cautiverio entre las naciones ha rebrotado en su tierra ancestral, la que el Eterno prometió hace unos cuatro mil años a Abraham su amigo.

Está escrito que el pueblo que escapó de la espada halló gracia en el desierto, y añade el mismo pasaje: YHVH se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia (Jer. 31:2,3). El contexto de este pasaje está fijado en los días de la restauración de Israel, y una parte de esa restauración tiene que ver con el retorno a su tierra. Dios no ha desechado a su pueblo, al cual desde antes conoció (Rom.11:1,2). Por tanto, la Teología del Reemplazo no tiene cabida en el proyecto divino, sino que forma parte de un entramado teológico que ha pretendido suplantar a Israel por la iglesia, cambiando la revelación de Dios caprichosamente al estilo del pecado de Jeroboam.

El apóstol Pedro en su segundo discurso a los judíos de Jerusalén, después de anunciar la necesidad del arrepentimiento para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, dijo que Jesucristo fue recibido en el cielo hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas; y una de esas «cosas» es el regreso del cautiverio de Israel. Ocurrirá antes que Jesucristo sea enviado de regreso, y todo ello fue anunciado por boca de sus santos profetas. Israel rebrotó como nación en su tierra el 14 de mayo de 1948. En estos días celebramos el setenta aniversario de ese suceso histórico-profético que ha tenido lugar ante los ojos de esta generación. En estas siete décadas ha tenido lugar el rebrotar de la higuera, tal como lo anunció el Mesías (Mt.24:32), −el más grande de los profetas−, y la tierra ha respondido con sus beneficios a los habitantes legítimos y herederos de la promesa; junto con la oposición mundial a su levantamiento. Israel nunca ha dejado de ser nación delante del Señor durante este largo cautiverio (Jer.31:34-36).

Recuperemos la memoria mirando el mensaje de algunos de los profetas que anunciaron estos días. Amós, hablando de la restauración futura de Israel, dice: Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos. Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho YHVH Dios tuyo (Amós 9:14,15).

Para los que tienen la tentación de interpretar este regreso del cautiverio como ya cumplido en días de Zorobabel, Esdras y Nehemías, es evidente que no se trata de ese tiempo, sino del tiempo del fin, cuando Israel nunca más será arrancado de su tierra.

El profeta Ezequiel dice: Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país (Ez.36:24). En otro lugar está escrito: En aquel tiempo yo os traeré, en aquel tiempo os reuniré yo; pues os pondré para renombre y para alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando levante vuestro cautiverio delante de vuestros ojos, dice YHVH (Sofonías 3:20). No estamos diciendo que se haya cumplido toda la amplitud de la profecía sobre el regreso del cautiverio de Israel, sino que asistimos al inicio de su restauración en su tierra, como hemos reseñado, y este proceso está abriéndose camino en medio de gran oposición y presión mundial insoportable, porque el mundo está bajo el maligno, y el príncipe de este mundo se opone con malignidad a esta restauración. Lo vemos todos los días en los medios de comunicación.

Pero ha comenzado. Vivimos en el tiempo de la restauración de Israel en su tierra, han regresado del cautiverio, no todos, queda mucho pueblo entre las naciones, y tal vez no serán todos (tampoco en el regreso de Babilonia fue así), pero habrá más aliá (término para el regreso o subida a Israel del cautiverio) en el futuro. Como está escrito. Y los haré volver a este lugar, y los haré habitar seguramente; y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios (Jer.32:37,38). Son los días de un nuevo pacto con Israel, un nuevo corazón, y el derramamiento del Espíritu. He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy YHVH… Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra (Ez.37:12-14). El mismo profeta dice en otro lugar: Cuando recoja a la casa de Israel de los pueblos entre los cuales está esparcida, entonces me santificaré en ellos ante los ojos de las naciones, y habitarán en su tierra, la cual di a mi siervo Jacob. Y habitarán en ella seguros, y edificarán casas, y plantarán viñas, y vivirán confiadamente (Ez.28:25,26). YHVH tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá a Israel, y lo hará reposar en su tierra (Is.14:1).

Observa que la restauración de Israel siempre está ligada al restablecimiento de la nación en su tierra, la tierra prometida, que a los ojos del Eterno no ha variado en nada con relación al pacto que hizo con los padres de la nación hebrea.

Israel florecerá, echará renuevos, y la faz del mundo llenará de frutos, y adorarán a YHVH en el monte santo (Is.27:1,6,9,13). El Señor recobrará el remanente de su pueblo, juntará a los desterrados y esparcidos de Israel y Judá, y sus enemigos serán destruidos (Is.11:11-16). Porque hay enemigos que buscan con afán la destrucción de Israel, especialmente vienen hoy del mundo islámico radical, de grupos terroristas y países como Irán, con su empeño en fabricar la bomba atómica para destruir a Israel como anuncian a diario sus dirigentes. En estos días asistimos al primer intento de guerra directa entre Irán e Israel con el bombardeo de más de veinte misiles al norte del país judío desde la vecina Siria, donde el país de los ayatolás está tratando de establecer una base de operaciones contra Israel mediante grupos terroristas como Hezbollah. La respuesta de las fuerzas armadas israelíes ha sido contundente destruyendo buena parte de las bases iraníes.

El regreso de los judíos a su tierra ancestral provoca el odio de las naciones vecinas, pero es el cumplimiento de la profecía bíblica. Como está escrito: He aquí vienen días, dice YHVH, en que no dirán más: Vive YHVH que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, sino: Vive YHVH que hizo subir y trajo la descendencia de la casa de Israel de tierra del norte, y de todas las tierras adonde yo los había echado; y habitarán en su tierra (Jer.23:7,8). El contenido de muchas de las profecías sobre el regreso del cautiverio parecen una crónica periodística, leamos la siguiente: Porque he aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén, reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra; y echaron suerte sobre mi pueblo… (Joel 3:1-3) y (Dt.32:43). La tierra que fue dividida ha sido recuperada, aunque no en su totalidad.

Y en otro lugar dice: Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país (Ez.36:24). También el profeta Zacarías hace mención explícita de este evento (Zac.10:6-12). Vivimos en esos días. El que tenga oídos para oír, oiga. Es el tiempo de reprimir del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo y volverán de la tierra del enemigo. Esperanza hay también para tu porvenir, dice YHVH, y los hijos volverán a su propia tierra (Jer.31:16,17).

Los hijos de Dios en todo lugar se regocijan y cantan por la restauración de Israel en su tierra, porque grande es en medio de ti −Sion− el Santo de Israel (Is.12:1-6).

290 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEventos principales (II) – Desde Sion (9) – Lo que brota de Sion (b)

Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así YHVH el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones (Isaías 61:11) Por cuanto YHVH habrá edificado a Sion y en su gloria será visto; habrá considerado la oración de los desvalidos, y no habrá desechado el ruego de ellos (Salmos 102:16,17)

Lo que brota de Sion (b)

Cuando nos acercamos a la Sion celestial y vemos los frutos que emanan de ella el júbilo y la exaltación predominan. Porque vemos que en Sion se destruirá la cubierta con que están cegados todos los pueblos, el velo que envuelve a todas las naciones (Is.25:7). Ese velo que ha producido desobediencia y su consecuencia fundamental: idolatría. Es la idolatría la que levanta el velo que impide ver la gloria de Dios. Además en el mismo monte se destruirá la muerte para siempre; el Señor enjugará toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo, que en forma de antisemitismo, ha producido dolor y muerte durante generaciones (Is.25:8).

Velo, muerte, lágrimas y afrenta serán quitadas en la venida del Mesías a Sion (1 Co.15:54,55) (Heb.2:14,15) (Apc.7:17 y 21:4).

Una explosión de salvación y alabanza brotará desde Sion. En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro (Is.26:1). Jerusalén será llamada Ciudad de la Verdad, y el monte de YHVH, Monte de Santidad (Zac. 8:1-3). En el levantamiento de la ciudad de Sion, edificada en días del regreso del Mesías-Rey, todos los confines de la tierra se acordarán y se volverán a YHVH; y todas las familias de las naciones (de toda tribu, pueblo, lengua y nación, Apc.5:9) adorarán delante de Él; porque de YHVH es el reino, y él regirá las naciones.

Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra (tal vez sea esta una reseña a la celebración de las fiestas del Señor en el reino mesiánico); se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo (Sal. 22:27-29). Es el mismo mensaje del apóstol Pablo en Filipenses 2:9,10. Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Las Escrituras son un torrente de revelación que apuntan a ese día glorioso cuando Sion es edificada porque el Rey ha venido, y de su trono brotarán los ríos de agua viva. La emanación de sí mismo. La paz y seguridad anheladas por generación y generación inundarán no solo Jerusalén, sino que las naciones serán beneficiadas de ella. Su paz se extenderá como un rio, como aquellos ríos que regaban el paraíso perdido (Is.2:1-4) (Miq.4:1-8) (Gn.2:10-14).

Muchas naciones subirán con alegría a la ciudad de nuestro Dios para ser enseñados y andar en sus caminos. Para celebrar la fiesta de los Tabernáculos (Zac. 14:16). Esas mismas naciones traerán las riquezas a la ciudad cuyas puertas estarán abiertas de continuo (Is.60:11,12). Vendrán pueblos y habitantes de muchas ciudades a Jerusalén para buscar a YHVH, e implorar su favor. Acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros (Zac. 8:20-23). Se repetirá lo que ya hicieron en días de los patriarcas Abraham, Isaac, Jacob, José (Gn. 21:22,23; 26:28; 39:1-6,21,23).

El Señor derramará sobre la casa de David y los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y oración; y reconocerán al traspasado, el Mesías entregado a la muerte, como lo fue José por sus hermanos (Zac.12:10-10). Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad, es decir, habrá salvación para el pueblo de Israel (Rom.11:26), y de allí para todas las naciones. Ese día, dice el profeta, todo aquel que invoque el nombre de YHVH será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho YHVH, y entre el remanente al cual él habrá llamado (Joel 2:32).

En mi santo monte, repite ahora el profeta Ezequiel, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas (otra referencia a la edificación del templo de Jerusalén), …y sabréis que yo soy YHVH, cuando haga con vosotros por amor de mi nombre (Ez.20:40-44). Todos los textos que estamos usando en nuestro desarrollo están vinculados al reino mesiánico venidero, cuyas primicias, los poderes del siglo venidero (Heb. 6:4,5) experimentamos mediante el poder del evangelio hoy, y la llenura del Espíritu. Se nos ha concedido las arras de nuestra herencia, el primer fruto de una cosecha de vida y gloria que tendrá su eclosión gloriosa en días del Mesías-Rey.

Hoy, mediante el evangelio, podemos ser iluminados, gustar el don celestial, ser partícipes del Espíritu Santo y gustar la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero (Heb.6:4,5). Además, toda esta eclosión de vida y salvación que será liberada en la manifestación del Mesías en Israel, está vinculada a las oraciones de los desvalidos que habrán sido consideradas, y que el Señor no habrá desechado (Sal.102:16,17). Como enseña del Maestro en el Sermón del Monte: Bienaventurados los pobres en espíritu ―veo aquí una referencia a los desvalidos del salmista―, porque de ellos es el reino de los cielos… Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados (Mt.5:3-6). ¿Cuándo? En el reino mesiánico del que estamos hablando.

La Escritura dice que somos colaboradores de Dios. Que podemos esperar y apresurar la venida del día de Dios (2 Pedro 3:12). Como está escrito: Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha (Is.62:1). La palabra profética vincula el levantamiento y resplandor de Sion con la intercesión de un pueblo que conoce a su Dios y se esfuerza. Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de YHVH, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra (Is. 62:6,7). Es hora de levantar nuestra voz al trono de la gracia a favor de Sion, la ciudad de nuestro Dios, y su venida nos encuentre velando y orando, alejados de la glotonería, embriaguez y los afanes de esta vida, viniendo de repente sobre nosotros aquel día (Lc.21:34). Pero aún más…

289 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEventos principales (II) – Desde Sion (8) – Lo que brota de Sion (a)

Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así YHVH el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones (Isaías 61:11) Por cuanto YHVH habrá edificado a Sion y en su gloria será visto; habrá considerado la oración de los desvalidos, y no habrá desechado el ruego de ellos (Salmos 102:16,17)

Lo que brota de Sion (a)

Estamos viendo los principales eventos que tienen lugar en la era mesiánica. Hemos iniciado nuestro recorrido, como no podía ser de otro modo, con la llegada del Rey. Todo tiene su origen en la llegada del Rey a Sion. En ese lugar establece su trono para reinar y juzgar a las naciones. Además edificará el templo, eje central de la adoración al único Dios, el Dios de Israel, de donde brotará su bendición para todos los pueblos una vez han sido juzgados y establecido su reino.

Todo buen árbol da buenos frutos. Yeshúa es el buen árbol a cuya sombra encuentran cobijo todos los habitantes de la tierra. Él es el árbol verde (Lc.23:31). También podemos ver en el árbol de la vida una simbología con aquel que es el Autor de la vida, la vida misma, y el fruto que produce el árbol de la vida es sanidad para todas las naciones (Apc.22:2). En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. En él estamos completos, porque en él habita toda la plenitud de la Deidad. Yeshúa es la plenitud de Dios, y de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia (Jn.1:4,16). Su gloria será vista en Sion. Y desde allí brotará su fruto para que todas las familias y naciones de la tierra sean bendecidas según la promesa y los pactos hechos con Abraham y David.

Estamos ante el carácter de Dios. El-Shaddai. En este nombre nos encontramos con el Todopoderoso, el Omnipotente, el que nutre y da poder como el pecho materno, el que sustenta todas las cosas, el que fortalece porque es todo-suficiente, y satisface al alma cansada, y saciará a toda alma entristecida (Jer.31:25). La Escritura deja constancia una y otra vez de la fuente de donde emana la bendición del Eterno.

Llegados a este punto, vamos a relacionar algunas de esas bendiciones que se administrarán desde el lugar de su morada en la era mesiánica, y cuyas primicias ya podemos experimentar hoy mediante el evangelio y la vida en el Espíritu. Tenemos las primicias; y llegaremos al reino mesiánico a un nivel de vida abundante nunca visto en la tierra, alcanzando la plenitud en el reino eterno.

Veamos. Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra. Y llamarán a Sion Ciudad Deseada, no desamparada (Is.62:11). Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrá límites (Is.9:6,7). Una era de paz y bienestar mundial. En ese tiempo juntará la coja y recogerá la descarriada, y YHVH reinará sobre ellos en el monte Sion para siempre (Miq.4:6-8). Ordenará que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar de espíritu angustiado (no habrá depresión) (Is.61:3). Juntará y apacentará el Señor a sus ovejas en su propia tierra. Quitará de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con seguridad, durmiendo en los bosques; estarán sobre su tierra con seguridad (Ez.34:13, 25, 27). Se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente (Miq.4:4).

La edificación de Sion desprende un fruto glorioso para sus moradores. La misericordia y la verdad se encuentran en ella; la justicia y la paz se besan (Sal.85:10). La verdad brotará haciendo libres a sus moradores; y la justicia mirará desde los cielos (Sal.85:11). Esa justicia predominante hará brotar alabanza delante de todas las naciones (Is.61:11). Por cuanto YHVH habrá edificado a Sion y en su gloria será visto (Sal.102:16).

Una alabanza ungida llenará de su presencia el clima espiritual; como está escrito: Tú que habitas entre las alabanzas de Israel (Sal.22:3). El tabernáculo caído de David será levantado (Amós 9:11); una restauración que nos recuerda los días de la generación de David y las manifestaciones de adoración y exaltación ungidas que predominaron en su reinado. Los muros de Sion serán llamados Salvación, y sus puertas Alabanza (Is.60:18).

El Señor será Rey grande sobra toda la tierra, por ello el salmista exclama: Cantad a Dios, cantad; cantad a nuestro Rey, cantad; porque Dios es el Rey sobre toda la tierra; cantad con inteligencia. Reinó Dios sobre las naciones; se sentó Dios sobre su santo trono (Sal.47:2,6,7,8). La voz del profeta Sofonías nos impulsa también a una alabanza explosiva, libertadora, sin tibieza: Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén. YHVH ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; YHVH es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal… YHVH está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos (Sof.3:14-17).

La tierra será llena de la gloria del Señor, su alabanza estará de continuo en la boca de los redimidos. El Señor será exaltado entre las naciones; y enaltecido en la tierra (Sal.46:10). Es la era mesiánica en la tierra, no en el cielo, en una tierra regenerada, en transición hacia el estado eterno. En nuestros días los redimidos del Señor adoramos y le damos gracias mediante fe y obediencia, por amor, mirando la redención futura. La alabanza no es un relleno para completar los cultos; es el centro de nuestro servicio porque la adoración en espíritu y verdad levanta el trono de Dios en medio nuestro.

 

288 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEventos principales (II) – Desde Sion (7) – El templo reedificado

He aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo, el cual brotará de sus raíces, y edificará el templo de YHVH. Él edificará el templo de YHVH, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado; y consejo de paz habrá entre ambos… como memoria en el templo de YHVH. Y los que están lejos vendrán y ayudarán a edificar el templo de YHVH, y conoceréis que YHVH de los ejércitos me ha enviado a vosotros (Zacarías 6:12-15) Y la ciudad será edificada sobre su colina, y el templo será asentado según su forma (Jeremías 30:18)

El tercer templo edificado

Entramos ahora en uno de los temas motivo de controversia por las posturas distintas que existen al respecto. Me refiero a la construcción de un tercer templo, o no, en la ciudad de Jerusalén. Para los judíos no hay conflicto alguno. El templo será construido. Para la teología cristiana el tema es más complejo puesto que parece chocar con la doctrina de la redención, hecha una vez y para siempre. En ella se enfatiza todo el proceso ritual de sacrificios en el templo como sombra de lo que había de venir; ahora que el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo ha venido no hay necesidad de ningún templo donde volver a ofrecer sacrificios.

Todo ello es mucho más amplio de lo que podemos desarrollar aquí. Reduciré mi exposición a varios comentarios breves. En este conflicto hay que tener en cuenta que el templo de Jerusalén estuvo activo durante la muerte y resurrección de Jesús. Siguió siendo centro de adoración en el libro de los Hechos donde vemos el desarrollo de la iglesia primitiva. Los apóstoles iban al templo a orar. Incluso el apóstol Pablo estuvo dispuesto a purificarse junto con varios hermanos que tenían obligación de cumplir voto en el templo; el apóstol de los gentiles entró en el templo para purificarse con ellos y presentar la ofrenda por cada uno (Hch.21:23-26).

El apóstol que recibió la revelación del evangelio, donde la justicia de Dios se revela por la fe en el Mesías, no tuvo reparo en aceptar la realidad del servicio en el templo. Y para no extendernos mucho más en esto debemos tener en cuenta el testimonio de los profetas, que como leemos en los textos que tenemos en el inicio de este capítulo, han hablado de la edificación del templo en días del Mesías.

El Renuevo, un título que identifica al Mesías claramente, edificará el templo de YHVH en la misma ciudad donde se asentará su trono. Incluso menciona que muchos vendrán de lejos para ayudar en su construcción, como ocurrió en días de Salomón, donde una parte importante de la construcción fue realizada por sus vecinos de Tiro y Sidón, los antiguos fenicios.

Y el profeta Jeremías enseña claramente que el templo será construido sobre su colina, que no puede ser otra que el monte de Sion, y se hará según su forma, es decir, según el diseño establecido. Y aquí tal vez podemos ver una referencia al amplio mensaje del profeta Ezequiel en los últimos capítulos de su libro donde se mencionan las medidas del futuro templo. Unas medidas que no concuerdan con las realizadas en días de Salomón.

En definitiva, queda claro, según lo entiendo y se desprende del mensaje de los profetas que hablaron del reino mesiánico, que en esos días se levantará un templo en la ciudad de Jerusalén. Los aspectos que puedan chocar con nuestra teología lo dejaré en el marco de lo que el apóstol enseña: porque en parte conocemos, y en parte profetizamos (1 Co.13:9).

Tenemos, por tanto, en la ciudad de David, la llegada del Rey con el establecimiento de su trono y la edificación de su templo, constituyendo así un centro mundial de adoración de donde saldrá la revelación de Dios, y la salvación como nunca antes se ha visto. Son los días de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus profetas (Hch.3:21). En estos días de restauración de la gloria de Dios en la ciudad del gran Rey, habrá de oírse, dice el profeta Jeremías, voz de gozo y de alegría, voz de desposado y voz de desposada, voz de los que digan: alabad a YHVH… voz de los que traigan ofrendas de acción de gracias a la casa de YHVH (Jer. 33:11).

Todo ello, y mucho más que veremos, en el marco de la era mesiánica. En el tiempo cuando los cautivos de Israel regresan a su tierra, y el Señor haga brotar a David un Renuevo de justicia, trayendo juicio y justicia a la tierra. En esos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y se le llamará: YHVH, justicia nuestra (Jer.33:15,16). El espíritu de la profecía es el testimonio de Jesús (Apc.19:10). En los días de la restauración de todas las cosas el Señor se vuelve a Jerusalén con misericordia, y en ella será edificada mi casa… Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, y aún consolará YHVH a Sion, y escogerá todavía a Jerusalén (Zac. 1:16,17). Pero aún hay más…

287 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEventos principales (II) – Desde Sion (6) – El trono del Rey

En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de YHVH, y de todas las naciones vendrán a ella en el nombre de YHVH en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón (Jeremías 3:17). Te has sentado en el trono juzgando con justicia. Reprendiste a las naciones, destruiste al malo, borraste el nombre de ellos eternamente y para siempre… Ha dispuesto su trono para juicio. El juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud (Salmos 9:4-8) Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones… (Mateo 25:31,32)… Con juramento Dios le había jurado [a David] que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo [Mesías] para que se sentase en su trono (Hechos, 2:30)

Trono y juicio desde Sion

Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar. Toda la Escritura da testimonio de Jesús; en ella tenemos todo el consejo de Dios, y una parte de ese consejo, diseminado ampliamente en la revelación de su palabra, podemos resumirlo de la siguiente manera: El Mesías, hijo de David, vendrá a Jerusalén donde establecerá su trono para juzgar a todas las naciones con rectitud.

En Sion será establecido el trono del Señor. Como lo fue en días del rey David, cuando conquistó la fortaleza de Sion, una fortaleza ocupada por los jebuseos que no había podido ser liberada con anterioridad, pero que lo fue en el inicio del reinado davídico. Hoy día esa fortaleza la tenemos en lo que llamamos la Explanada del templo, o en palabras musulmanas, la explanada de las mezquitas, donde está la abominación seguramente mencionada por Daniel y Jesús, un falso culto a la Media Luna Fértil, una fortaleza inexpugnable hasta ahora, que será liberada en el reino mesiánico, cuando el Rey de Israel establezca su trono en ese lugar.

La idolatría siempre se aferra a lugares físicos y geográficos de gran relevancia espiritual. Algunas montañas son elegidas como centro de una diversidad de cultos. Dios ha escogido el monte Sion, situado en Jerusalén, para poner en él su nombre, su trono y su templo. Desde el año 627-628 de nuestra era se construyó allí la mezquita de Omar, y ahí sigue como una fortaleza espiritual motivo de grandes conflictos mundiales.

Precisamente en ese lugar, renovado y transformado por los sucesos que precederán a la venida del Mesías, serán juzgadas todas las naciones de la tierra. Será rota la dureza del corazón de los hombres para dar paso a una era de paz y bienestar. Las naciones serán reprendidas, especialmente por el trato dado a su pueblo, los hermanos pequeños de Jesús. El antisemitismo será juzgado, destruido el malo, y borrado su nombre para siempre. El Rey que viene no juzgará según la vista de sus ojos, juzgará con justicia, herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío (Is.11:3,4).

Una vez realizado el juicio, la paz resultante permitirá que el lobo y el cordero moren juntos (Is.11:6). Se volverán sus espadas en rejas de arado; sus lanzas en hoces, no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán mas para la guerra (Is.2:4) (Miq.4:3).

Observa la consecuencia del juicio: Paz mundial y universal, ese es el propósito de su programa de gobierno. Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; cetro de justicia es el cetro de tu reino. Has amado la justicia, y aborrecido la iniquidad (Heb.1:8,9). Leamos y grabemos. YHVH enviará desde Sion la vara de tu poder; domina en medio de tus enemigos. Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder (Sal.110:2,3). El Señor ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos (Hch.17:31).

Es el día del juicio a Babilonia y toda su influencia mundial. Recibirá en un solo día: muerte, llanto y hambre (Apc.18:7,8). El Cordero y Mesías la juzga desde el monte Sion. Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion (Apc.14:1). Porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga (Apc.18:8). Y los reyes de la tierra… los poderosos… se escondieron en las cuevas… y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado (Apc.6:15-17).

Observa que siempre se habla de un trono en Sion, la Jerusalén terrenal, para juzgar a las naciones que están sobre la tierra, por ello buscan los montes para esconderse. Es el momento cuando los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo (Apc.11:15). Este evento glorioso eleva una adoración universal en el cielo y en la tierra, diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y el que eras, porque has tomado tu gran poder y reinaste (Apc.11:17 Biblia Textual). Como está escrito: La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo… Este es el día que hizo YHVH; nos gozaremos y alegraremos en él… Bendito el que viene en el nombre de YHVH (Sal.118:22-26). Es el día del Señor. El trono ha sido establecido en Jerusalén. La justicia triunfa. El mal es derrotado. La paz inundará a los pueblos. Bendita esperanza. Pero hay más.