GRATITUD Y ALABANZA (39) – No glorificaron a Dios – Nimrod en Babel (1)

GRATITUD Y ALABANZA - 1No glorificaron a Dios – Nimrod en Babel (1)

Y Cus engendró a Nimrod, primer prepotente en la tierra. Este era intrépido cazador enfrentado a Adonai Elohim. Por esto se dice: Como Nimrod, intrépido cazador enfrentado a Adonai. El principio de su reinado fue Babilonia, Erec, Acad y Calne, en tierra de Sinar (Génesis 10:8-10 BTX IV Edición).

Finalmente el juicio se consumó en los días de Noé. La tierra fue depurada. Toda aquella generación destruida. Un nuevo amanecer tuvo lugar. El arco iris sellaría el pacto noélico para que las nuevas generaciones anduvieran en el temor de Dios evitando nuevos juicios y destrucciones innecesarias. De una familia con sus tres hijos: Sem, Cam y Jafet, con sus respectivas mujeres, surgirían todas las naciones de la tierra; una tierra transformada por el agua, y que por el agua subsiste (2 Pedro 3:5). Esa agua significó para algunos juicios y destrucción, para la familia de Noé salvación. Fueron salvados por el agua, como figura del bautismo en la identificación con el Mesías en su muerte y resurrección (1 Pedro 3:18-22) (Romanos 6:3,4).

La misma cruz de Jesús es condenación para unos y salvación para otros. Hoy es día de salvación. Mirar a la cruz, pasar por ella, mediante la muerte al pecado saliendo en novedad de vida mediante la resurrección. La puerta del arca está aún abierta, podemos entrar y escapar del juicio venidero; o burlarnos de ella, su oprobio y vituperio, quedando fuera bajo la ira justa de Dios.

Pues bien, las  nuevas generaciones recibieron un mandato de Dios: Fructificad, multiplicaos, y llenad la tierra (Génesis 9:1). Parecería que habían aprendido la importancia de obedecer a Dios siguiendo sus mandamientos, puesto que acababan de salir de un juicio terrible sobre toda la humanidad. Sin embargo, pronto se acomodaron al placer de las nuevas circunstancias, la gran provisión que el Señor les daba (Génesis 9:2,3), y la abundancia de la tierra que estaba delante de ellos. Comenzaron a multiplicarse; sus mujeres fueron fértiles en gran manera y pronto nacieron nuevos hijos e hijas.

Un nieto de Cam, por lo tanto, biznieto de Noé, llamado Nimrod, hijo de Cus, se rebeló contra el mandato del Señor estableciendo el primer gobierno mundial. En lugar de llenar la tierra se establecieron en la llanura de Sinar para «edificar una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre» (Génesis 11:2-4). Nimrod significa «rebelde», y lideró una gran rebelión contra el gobierno de Dios y su voluntad muy poco tiempo después del diluvio. Una vez más pronto se volvieron desobedientes al plan celestial levantando un pensamiento tan fuerte que convertido en obstinación les impediría desistir de la obra proyectada.

         Una nueva generación, la de Nimrod, se levantó olvidando pronto el juicio reciente del diluvio para establecer su dominio universal en Sinar.

GRATITUD Y ALABANZA (38) – No glorificaron a Dios – La generación de Noé (3)

GRATITUD Y ALABANZA - 1No glorificaron a Dios – La generación de Noé (3)

Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe (Hebreos 11:7).

La Biblia nos enseña que Noé halló gracia, andaba con Dios, y fue advertido del juicio que venía. El orden de esta sucesión puede no ser el correcto. Lo que podemos entender es que este hombre, llamado en la Escritura pregonero de justicia (2 Pedro 2:5), una justicia que viene por la fe, como dice el texto que tenemos para meditar, vivía en medio de una generación torcida y perversa. El ambiente social, moral y espiritual estaba podrido; aunque las gentes vivían en prosperidad, podían realizar sus negocios y compras, sus pensamientos materialistas ahogaban cualquier atisbo de un peligro inminente. Dedicados plenamente a disfrutar de los bienes recibidos, olvidaron cual era la Fuente de sus recursos, incluso al Autor de la vida que habían recibido y que ahora desgastaban a su antojo en todo tipo de placeres temporales, usando la violencia para mantener sus privilegios. Una sociedad embrutecida, pensando solamente en hacer el mal, pero siendo espectadores de la vida de un hombre que vivía de otra forma, sus prioridades eran distintas, sus objetivos muy diferentes, y su mensaje radicalmente opuesto a las motivaciones que predominaban en aquella generación.

Jesús enseña que así será en los días anteriores a su venida. Un modelo de vida que predomina en nuestros días, especialmente en el llamado primer mundo (qué paradoja, incluso burla), en la cultura Occidental. Noé fue advertido del juicio que se acercaba y con temor preparó las condiciones para que al menos su familia quedara a salvo, y todos aquellos que recibieran el mensaje que pregonaba. Su propia vida era un mensaje. La obra constante, incansable y ardua de la construcción del arca era su mensaje ante los ojos de aquella generación de que una tormenta se avecinaba. Pero la predominante manera de pensar materialista, consumista y hedonista fue más fuerte prevaleciendo como corriente de pensamiento generalizada. La mayoría pensaban igual. Dominaba el pensamiento único. Por su parte, una minoría ridícula, absurda, irrelevante, sin influencia social, andaba con Dios, vivía por fe, creyó las palabras del Hacedor del Universo, y finalmente, fueron ocho personas las únicas que salvaron a la humanidad entera obedeciendo el llamado que habían recibido. Así de trascendentes pueden llegar a ser nuestras vidas minoritarias hoy también.

         La ingratitud de toda una generación puede llegar a ser menos relevante que una sola persona que glorifica a Dios y le obedece.

GRATITUD Y ALABANZA (37) – No glorificaron a Dios – La generación de Noé (2)

GRATITUD Y ALABANZA - 1No glorificaron a Dios – La generación de Noé (2)

Y el Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal… Más Noé halló gracia… Noé andaba con Dios (Génesis 6:5,8,9 LBLA).

La actitud de no darle la gloria a Dios por los bienes recibidos actúa como disolvente que carcome lo mejor de una sociedad. La ingratitud produce muy pronto el olvido de los tiempos de bonanza y la gracia que nos sostuvo; a la vez levanta otros dioses falsos como benefactores de nuestros logros. Uno de los ídolos predominantes de nuestro tiempo es la potencialidad humana como fuente de recursos que nos conduce a la emancipación del Creador colocando al hombre en el centro de todas las cosas. Pronto asumimos que podemos vivir al margen de las leyes del Universo, transgrediendo y manipulando a nuestro antojo los principios y valores universales constituyéndonos en nuestro propio dios.

Sacamos y desgastamos los recursos de la naturaleza en una espiral de consumo desproporcionado con el único fin de enriquecernos para dominar a  nuestros semejantes, creyéndonos señores de nuestro destino al margen del Hacedor de todas las cosas.

La ingratitud corrompe nuestros pensamientos de tal forma que solo pensamos en hacer el mal. Y para establecer la obstinación de un razonamiento altivo y soberbio recurrimos a la violencia como medio para establecer nuestro dominio. Esa violencia no necesariamente debe ser física, como en la mayoría de los tiempos pasados, hoy toma otras formas más sutiles para doblegar voluntades (manipulación informativa, lenguaje inclusivo plagado de eufemismos donde las palabras significan lo contrario que su sentido original) pero siempre con el mismo objetivo: conseguir el sometimiento a un proyecto, una agenda, una ideología previamente establecida como dogma único. Es el mismo proceso de la generación de Noé.

Jesús enseñó que los días finales que preceden a su venida estarán llenos de materialismo, consumismo y hedonismo, viviendo despreocupados y ajenos al drama que los acecha (Lucas 17:26,27). La violencia también era un denominador común (Génesis 6:11,13). Vivian ignorando la inminencia del juicio que se avecinaba, creyendo ingenuamente que sus obras pasaban desapercibidas y nunca darían cuenta de sus hechos. Sin embargo, nuestro texto comienza mostrándonos que el cielo sabía cuál era la actitud de los hombres en los días de Noé, incluso conocía las intenciones de sus pensamientos: vivir para hacer el mal. Pero el foco de Dios fue puesto sobre un hombre que halló gracia y andaba con Él. A partir de este hombre el Eterno quiso librar aquella generación del juicio inminente.

         Cuando los hombres se corrompen y toda una generación queda atrapada en el juicio Dios busca un hombre para advertirla y rescatarla.

GRATITUD Y ALABANZA (36) – No glorificaron a Dios – La generación de Noé (1)

GRATITUD Y ALABANZA - 1No glorificaron a Dios – La generación de Noé (1)

Y el Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal… Más Noé halló gracia… Noé andaba con Dios (Génesis 6:5,8,9 LBLA).

¡Que pronto degeneran las sociedades que han disfrutado un tiempo de prosperidad! Está escrito en el libro de Eclesiastés que las generaciones se suceden unas a otras y, sin embargo, no hay nada nuevo debajo del sol. Lo que fue, es; y aquello que será, ya ha sido. Los grupos humanos repetimos una y otra vez los mismos comportamientos cuando se dan las mismas circunstancias, con las honrosas excepciones del remanente fiel. Una vez que el pecado entró en el mundo a través del hombre, y por el pecado la muerte (Romanos 5:12), el deterioro moral y espiritual avanzó rápidamente, a pesar de que venían del huerto del Edén. Y ese deterioro, el aumento del mal, no pasó desapercibido en el cielo. El Señor vio que la maldad de los hombres era mucha en la tierra.

La seducción de las pasiones brotan en el interior como hongos después de una tarde de lluvia, y una vez subyugados concebimos una forma de vida pecaminosa con múltiples manifestaciones, que en su consumación engendra la muerte (Santiago 1:14,15). Este proceso en el interior de la persona tiene su progresivo desarrollo en la familia y la sociedad en la que vive, marcando el comportamiento de toda su generación.

La generación de Noé se corrompió muy pronto y a gran velocidad. Observemos que ese proceso degenerativo comenzó en la mente, sus pensamientos fueron atrapados en una espiral de desenfreno y violencia, de tal forma que la intención de los pensamientos de su corazón (de donde emana la vida) era hacer siempre el mal. Aquella generación descuidó ampliamente su vida mental. La Biblia nos enseña a renovarnos en el espíritu de nuestra mente, a no conformarnos al sistema de este mundo, sino a ser transformados mediante la renovación de nuestros pensamientos, para de esa forma llegar a conocer la voluntad de Dios. Cuando somos negligentes y abandonamos esta verdad los malos pensamientos nos invaden como un cáncer mortal hasta que destruyen el tejido social de toda una generación.

Este proceso degenerativo es el mismo que se está produciendo en nuestros días desde hace décadas. Hemos abandonado la palabra de Dios, sus pensamientos, por tanto, hemos sido penetrados y atrapados por el ajenjo, que en las Escrituras está vinculado al quebranto y la amargura por abandonar al Dios vivo y verdadero, sirviendo a otros dioses, dejando de glorificarle y darle gracias por todos sus beneficios (Deuteronomio 29:18).

         Los procesos degenerativos de una sociedad o generación se aceleran mediante pensamientos malignos por abandonar los pensamientos de Dios.

GRATITUD Y ALABANZA (35) – No glorificaron a Dios – Introducción (3)

GRATITUD Y ALABANZA - 1No glorificaron a Dios – Introducción (3)

Profesando ser sabios, se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles (Romanos 1:22,23 LBLA).

La idolatría, todo tipo de idolatría, nos vuelve estúpidos. Este calificativo nos puede parecer más provocativo que el de necios, pero debo decir que ajustándonos al sentido estricto de sus significados, una persona estúpida es aquella que muestra torpeza para comprender las cosas, lo cual no siempre está al alcance de todos, porque no todos tenemos la misma capacidad de comprensión y a la misma velocidad. En algunos temas yo mismo confieso ser bastante estúpido. Pero cuando usamos el término necios, que es el que usa la Escritura en nuestro texto, hablamos de una persona que insiste en sus propios errores, aferrándose a posturas o ideas equivocadas, lo cual le convierte en un obstinado, por tanto, idólatra.

Recuerda, la obstinación es pecado de idolatría, según la enseñanza del profeta Samuel a Saúl (un verdadero necio). Su argumento es que la adivinación es como pecado de rebelión, y como pecado de idolatría es la obstinación (1 Samuel 15:23). Por tanto, está equiparando estos cuatro pecados: adivinación, rebelión, idolatría y obstinación; de lo que podemos deducir que la obstinación nos conduce a la idolatría. Este versículo en la versión NTV se traduce de la siguiente manera: La rebelión es tan pecaminosa como la hechicería, y la terquedad [obstinación], tan mala como rendir culto a ídolos.

Nuestro texto base dice que cambiar la gloria de Dios por una imagen, es decir, cambiar la adoración verdadera por ídolos, es necedad, que a su vez significa aferrarse al error con obstinación, sin la capacidad de admitir la corrección que nos libere del engaño aceptado voluntariamente. Esa conducta se resume en obstinación que nos lleva a la idolatría. Es el proceso que se ha seguido a lo largo de la historia de las religiones, incluido el cristianismo, para evitar abandonar posiciones radicales y legalistas aferrados a una postura, idea o dogma, que ha sido probada como falaz o excéntrica, alejada del centro. Cuando se asume una falsa adoración, sea religiosa, ideológica o nacionalista (todas ellas muy similares en la base) se origina una obstinación que conduce al levantamiento de un nuevo ídolo, un culto. Tenemos unos cuantos en la actualidad: cambio climático, ideología de género, leyes LGTBI, etc. En próximas meditaciones haremos un breve recorrido por algunos de los episodios relevantes del contenido bíblico en los que no se glorificó a Dios ni le dieron gracias y su paralelismo con nuestros días.

         Aferrarse a una sabiduría manifiestamente necia nos conduce a la idolatría que cambia la gloria de Dios por cultos a hombres corruptibles.

GRATITUD Y ALABANZA (34) – No glorificaron a Dios – Introducción (2)

GRATITUD Y ALABANZA - 1No glorificaron a Dios – Introducción (2)

Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido (Romanos 1:21 LBLA).

La adoración a Dios no es practicar un sistema religioso. Ni siquiera el Judaísmo, matriz en buena medida del cristianismo y algunos componentes del islamismo. El Creador del Universo no es el autor de una religión universal. El Dios Eterno está sentado en el trono, como lo vio Isaías, rodeado de gloria y su consejo celestial, desde donde dirige toda la creación. Es el Señor. Nos ha creado para alabanza de su gloria, y dotado de libertad de elección, aunque sea el Soberano. Usando esa libertad el hombre escogió desligarse del pacto que Dios hizo con Adán, tomando la iniciativa al margen de su voluntad, siendo manipulado por la serpiente pero a la vez responsable de sus decisiones. Por tanto, recibieron las consecuencias de sus actos contrarios a la voluntad perfecta de Dios.

Habiendo conocido a Dios, caminando con Él en el huerto, y disfrutando de todos sus beneficios, escogió emanciparse, emprendiendo un camino oculto a sus ojos para que se abrieran nuevas opciones de dominio según el argumento de Satanás: Serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal. Ese acto de desobediencia deliberada introdujo un nuevo patrón de comportamiento en el corazón del hombre. La ingratitud, aparentemente involuntaria, penetró en lo más hondo de su ser alejándole de la cordura que había mantenido hasta ese momento. El equilibrio integral que la comunión con Dios le había mantenido en armonía consigo mismo, con la mujer que había recibido por compañera, y el resto de la creación puesta bajo su mayordomía y provisión, se trastornó en pecado, muerte y devastación afectando a todo lo creado.

Por su parte, el sometimiento a los argumentos de la serpiente antigua, padre de la mentira, y dios del presente siglo malo, —una vez que Adán lo despreció—, produjo una nueva adoración espuria que dio lugar a la idolatría con sus múltiples ramificaciones. De este patrón surgirían todos los cultos y religiones sobre la faz de la tierra, con diversas manifestaciones pero una matriz común: adoración falsa, ingrata y necia que produjo el justo juicio de Dios sobre su creación ahora mancillada. Deshonraron a Dios, adorando a las criaturas en lugar del Creador. De esa falsa adoración han brotado todas las ingratitudes que le han seguido hasta nuestros días. Hoy somos el resultado del pecado heredado de nuestros padres, que ha hecho separación entre nosotros y nuestro Dios, perdiendo su gloria.

         La ingratitud conduce a la falsa adoración que a su vez nos separa de la fuente de vida, salud y bienestar que procede del Dador de todas las cosas.

GRATITUD Y ALABANZA (33) – No glorificaron a Dios – Introducción (1)

GRATITUD Y ALABANZA - 1No glorificaron a Dios – Introducción (1)

Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido (Romanos 1:21 LBLA).

Entramos ahora en un nuevo capítulo de esta serie. Después de haber visto cómo la adoración al Dios único (monoteísmo) tomaba forma a partir del llamamiento de Dios a Abraham, y la práctica que el patriarca inició de levantar altares para adorar e invocar al Eterno, y como esa iniciativa se mantuvo en la vida de los siguientes padres de la nación hebrea Isaac y Jacob, entramos en el libro de los Salmos donde encontramos los verdaderos sacrificios que el Señor pide: sacrificio de alabanza y gratitud. Después hemos hecho un breve recorrido sobre la gloria de Dios, fuente de todo poder y majestad, por tanto, el único a quien debemos adorar, dejando los ídolos, común a todos los pueblos desde el modelo que se impuso en la antigua Babilonia en la llanura de Sinar.

La gloria es de Dios, único Hacedor de todas las cosas, cuya honra debemos, —deberíamos—, considerar fuera de toda duda evitando la idolatría que pretende robarla y orientarla hacia las cosas creadas. Vemos en la Escritura, donde el Dios de Israel se ha manifestado a los hombres, que esto no es así, y pronto se buscaron muchas perversiones (Eclesiastés (7:29). «Ellos, cual Adán, traspasaron el pacto» (Oseas 6:7). Se escondieron de Dios por la vergüenza de haber traicionado su confianza. El temor los atenazó llevándolos a buscar iniciativas propias «cosiendo hojas de higuera y se hicieron delantales» para cubrir su vergüenza. Perdieron la gloria de Dios, el vestido con el que habían sido cubiertos desde el día de su creación. El pecado comenzó a desplegar su acción transgresora en el corazón de los hombres y estos buscaron muchas perversiones.

El proceso degenerativo pronto alcanzaría cotas insoportables para la santidad de Dios. Deshonraron sus propios cuerpos con todo tipo de inmoralidad, despreciaron la vida humana y el asesinato hizo su aparición pronto en la primera familia. Caín mató a Abel. La violencia se generalizó llegando a niveles insoportables en los días cuando nació Noé. Aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que «habiendo llegado a ser insensibles, se entregaron a la sensualidad para cometer con avidez toda clase de impurezas» (Efesios 4:19 LBLA). Pronto aparecería la idolatría como substituto de la adoración al verdadero y único Dios. Y así sus razonamientos se hicieron vanos y el corazón del hombre, centro de la verdadera actividad, se introdujo en las tinieblas.

         No darle la gloria a Dios, deshonrándole, nos introduce en un deterioro moral y espiritual progresivo que nos arrastra a la necedad. 

GRATITUD Y ALABANZA (32) – La gloria (es) de Dios ( 10 )

GRATITUD Y ALABANZA - 1La gloria (es) de Dios (10)

Llegará el tiempo de juntar a todas las naciones y lenguas, y vendrán y verán mi gloria…Y ellos anunciarán mi gloria entre las naciones (Isaías 66:18,19 LBLA).

El final del libro del profeta Isaías es apoteósico, como el libro de Apocalipsis. Las naciones y lenguas vendrán, ¿dónde?, a Sión; y verán su gloria. Las naciones que habían sido cubiertas de tinieblas y oscuridad, luz les ha resplandecido. El anticipo lo encontramos en las ciudades de Zabulón, y en la tierra de Neftalí, también en Galilea de los gentiles (una región poblada mayoritariamente de gentes no judías), el pueblo asentado en tinieblas vio una gran luz; y a los asentados en región de sombra de muerte, luz les resplandeció (Mateo 4:12-16). En medio de esa atmósfera espiritual dio inicio la predicación de Jesús, diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Una vez más tinieblas antes de luz, como el comienzo del libro de Génesis, donde la tierra estaba desordenada, vacía y en tinieblas, hasta que la voz eterna, la palabra viviente, el Verbo de Dios, anunció: sea la luz; y fue la luz (Génesis 1:2,3).

Pero el corazón del hombre tiende a la oscuridad, sus obras no son buenas; aman mas las tinieblas que la luz, no quieren venir a la luz para que sus obras no sean expuestas (Juan 3:219-21). Igual que el primer hombre, se esconden en la mentira y la rebelión, argumentan, se justifican, buscan culpables, chivos expiatorios sobre los que derivar su responsabilidad. Pero hay una luz que es imposible tapar, la luz verdadera que alumbra a todo hombre ha venido al mundo; llegó el cumplimiento del tiempo, y el Verbo se hizo carne, habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad (Juan 1:14). Y esa luz imponente resplandece en medio de las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella (Juan 1:5).

Una vez más comienza todo. La historia repetida. Tinieblas cercando los pueblos y continentes, como en la actual pandemia de mentiras y manipulaciones para esconder la maldad de gobernantes al estilo de Nimrod en la llanura de Sinar. Un tiempo de zozobra, mentira y engaño, —tinieblas—, que preceden al día de mayor luz, cuando el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en nuestros corazones (1 Pedro 1:19). La tierra será llena del conocimiento de la gloria del Señor, como las aguas cubren el mar (Isaías 11:9) y (Habacuc 2:14). Hoy el dios de este siglo ciega el entendimiento para que no resplandezca la luz; pero Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandece en nuestros corazones para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo (2 Corintios 4:3-6).

         Hoy es día de salvación: dejar las tinieblas viniendo a la luz verdadera.

GRATITUD Y ALABANZA (31) – La gloria (es) de Dios ( 9 )

GRATITUD Y ALABANZA - 1La gloria (es) de Dios (9)

El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque me ungió el Señor; me ha enviado… a ordenar que a los afligidos de Sión se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado… (Isaías 61:1,3).

La gloria es de Dios, y sus destellos son compartidos con todos aquellos que le aman. Yo amo a los que me aman, dice el proverbio (8:17). Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto a conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré (Salmos 91:14,15). Por tanto, la gloria de Dios nos alcanza y transforma cuando venimos a Jesús, canalizador de la manifestación de su gloria.

El Mesías entró en la sinagoga de Nazaret, donde se había criado, y como era su costumbre, se levantó a leer. Se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito el texto que tenemos para meditar (Lucas 4:16-20). En ese pasaje tenemos la esencia del ministerio de Jesús en la tierra. Ungido para dar buenas nuevas a los pobres, para sanar y pregonar libertad, dar vista a los ciegos, poner en libertad a los oprimidos, predicar el año de gracia, y ordenar que a los afligidos de Sión se les de gloria en lugar de ceniza. Abrió un camino nuevo y vivo a través de su carne, cuando fue entregado a la muerte, para que a través de este camino pudiéramos entrar al lugar santísimo en plena certidumbre de fe, y podamos acercarnos a Dios, por fe, al lugar de su morada (Hebreos 10:19-22).

El camino de retorno a la gloria perdida en Adán se ha abierto de nuevo. Jesús es el camino… Y en ese intercambio podemos cambiar ceniza por gloria, luto por gozo, espíritu angustiado por un manto de alegría, muerte por vida. Esta es la esencia del evangelio de la gracia de Dios. Es lo que no pueden comprender los verdugos que hostigan a los santos y lo han hecho a través de los siglos. Esteban, en medio de la hostilidad de sus asesinos, lleno del Espíritu Santo, fijos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios (Hechos 7:55 LBLA). En la tierra persecución y muerte, aflicción y ceniza, luto y angustia, pero en el cielo gloria y majestad; el Señor de pie para recibir a su testigo que entregaba su vida rodeado de crujir de dientes, aquellos que no podían resistir la sabiduría y el Espíritu con que les hablaba. Vieron su rostro como el de un ángel, y a pesar de ello, la magnitud de su odio religioso sectario les impedía comprender que el bueno de Esteban veía los cielos abiertos y al Hijo del Hombre a la diestra del Padre. La gloria de Dios en medio del martirio. Las piedras sellaron la entrada a la presencia de Dios.

         Gloria y gozo en lugar de ceniza para los que entregan su vida al Rey.

GRATITUD Y ALABANZA (30) – La gloria (es) de Dios ( 8 )

GRATITUD Y ALABANZA - 1La gloria (es) de Dios (8)

Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria del Señor ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; más sobre ti amanecerá el Señor, y sobre ti será vista su gloria (Isaías 60:1,2).

Todo el capítulo sesenta del profeta Isaías, y prácticamente hasta el final de su libro, habla de la gloria futura de Sión; del reino mesiánico. Sin embargo, las primicias de ese reino ya las tenemos mediante la obra del Espíritu Santo en los redimidos del Señor. En Cristo somos hechos partícipes de los poderes del siglo venidero (Hebreos 6:5). Por tanto, de su gloria, aquella que perdimos en Adán y recuperamos en el Mesías. En su oración sacerdotal Jesús dijo: La gloria que me diste, yo les he dado… (Juan 17:22). Podemos gustar su gloria cuando le adoramos en Espíritu y verdad; su presencia nos transforma cuando honramos y alabamos su nombre eternamente y para siempre. Por lo cual podemos decir, la gloria del Señor ha amanecido sobre ti… y sobre ti será vista su gloria.

Las naciones han sido invadidas de oscuridad por la falsa adoración. Todos los lugares de ídolos son territorio de sombras, invaden lugares físicos desde donde el reino de las tinieblas ejerce su dominio sobre los corazones de los hombres. La idolatría permite la «legalidad» de la acción de Satanás y sus mensajeros. Los mayores focos de corrupción de la tierra son lugares donde se ejerce la voluntad del ángel caído y se reconoce su falsa adoración mediante ídolos visibles o invisibles.

Pero Dios habita en medio de las alabanzas de su pueblo (Salmos 22:3); pone su trono en medio de la verdadera adoración en Espíritu y verdad. En los momentos de auténtica adoración nuestro espíritu penetra a la  dimensión celestial, se funde con la exaltación en el cielo; palpamos su presencia casi tangible de donde no queremos salir; como Pedro en el monte de la transfiguración. La verdadera adoración al Dios único nos introduce en la dimensión eterna para la que fuimos creados. Todo nuestro ser se sumerge en una atmósfera donde la gravedad pierde su atracción sobre nosotros, nuestro espíritu vuela en libertad, y la paz que sobrepasa todo entendimiento nos invade despejando todas las tinieblas. Su luz alumbra nuestros ojos del entendimiento para poder ver las maravillas de su ley. Los sentidos espirituales se ejercitan y su gloria nos transforma. La presencia de Dios en la vida de Moisés fue tan palpable que tuvo que poner un velo cuando regresaba del monte. Y sin embargo, hay una gloria mayor, la gloria postrera de la casa, el ministerio de justificación, la gloria que permanece (2 Corintios 3:7-11).

         La falsa adoración de ídolos hunde a las naciones en oscuridad; pero adorar al Dios único nos introduce en la gloria postrera que nos transforma.