GRATITUD Y ALABANZA (108) – Idolatría y juicio (10)

GRATITUD Y ALABANZA - 1INGRATITUD – Idolatría y juicio (10)

Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen (Romanos 1:28).

La tercera «entrega» tiene como premisa no aprobar tener en cuenta a Dios. Antes de seguir adelante parémonos un momento sobre esta expresión que es realmente llamativa, incluso provocativa o tal vez incomprensible: Dios los entregó. No parece razonable que si es Dios quién entrega a una persona, familia o sociedad al juicio podamos eludirlo. Sin embargo, venimos diciendo que esta es la consecuencia de un comportamiento previo del hombre. Una vez que el corazón se endurece con obstinación idólatra ponemos rumbo al juicio de Dios. Juicio que solo un cambio radical de proceder hará cambiar su resolución. Y esta forma de actuar no solo la vemos en los pueblos gentiles politeístas, sino que la encontramos ampliamente en el pueblo de Dios por toda la Escritura. Veamos un ejemplo.

El salmista lo expone con claridad. Pero mi pueblo no escuchó mi voz; Israel no me obedeció. Por eso los entregué a la dureza de su corazón, para que anduvieran en sus propias intrigas (Sal.81:11,12). En la traducción BTX dice: Los entregué, por tanto, a la obstinación de su corazón, para que anduvieran en sus propios designios. Por tanto, no estamos hablando de un Dios caprichoso que hace diferencia entre pueblos, sino del Dios justo y de pacto. Cuando se trasgreden sus leyes, y todos tenemos responsabilidad en esto, recibimos las consecuencias devastadoras, como lo fueron para Israel y lo serán para las naciones que habiendo recibido los beneficios del evangelio se han apartado de la Fuente de bendición endureciéndose obstinadamente con idolatría insensata, recogiendo así el fruto de lo que han cosechado.

Nuestra sociedad occidental ha sacado a Dios de la escena. Ignora la verdad revelada que ha dado la mayor prosperidad nunca vista en todo un continente. Hemos sido arrogantes, soberbios, desleales, ingratos y concebido todo tipo de estratagemas para eludir los principios judeocristianos que han fundamentado, con todos los matices que queramos, las naciones de Europa. Se inicio especialmente en la revolución francesa del siglo XVIII con el racionalismo y humanismo, derivando al relativismo moral, la revolución sexual del siglo XX y sus derivas en forma de leyes que la han consolidado en el siglo XXI. Cuando el necio dice en su corazón «no hay Dios», hemos puesto el primer peldaño para eludir la sabiduría de la vida que conduce a la paz y la prosperidad de los pueblos. Cuando nuestras leyes se emancipan de quien emana toda autoridad abrimos paso a las mayores injusticias que el hombre es capaz de cometer contra sí mismo.

         Por no tener en cuenta a Dios somos entregados al vacío existencial.

GRATITUD Y ALABANZA (107) – Idolatría y juicio (9)

GRATITUD Y ALABANZA - 1INGRATITUD – Idolatría y juicio (9)

Por eso Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aún sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, de igual modo también los hombres… cometiendo hechos vergonzosos… y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío (Romanos 1:26,27).

Segunda «entrega». Una vez que el cuerpo es deshonrado y la mentira se apodera del relato cotidiano en la sociedad, la siguiente entrega que libera el juicio es una vida sexual vergonzosa y contra la naturaleza en la que ha sido creada. Este texto expresa claramente que el lesbianismo y la homosexualidad no son producto de una inclinación original desde el nacimiento de una persona, sino más bien el resultado de una sociedad entregada a la mentira que pretende cambiar la naturaleza de las cosas. Incluyendo la naturaleza humana.

La ideología de género es una aberración bíblica de tal calibre que intenta cambiar la identidad básica de los hombres por cualquier capricho o deseo de la persona. Hay padres que ya están evitando llamar a sus vástagos niño o niña hasta que él o ella decidan qué quiere ser al margen de su biología en la que ha nacido. Lo que no hace mucho parecía ciencia ficción, hoy es normativa legal en muchos países. A ese punto de decadencia moral hemos llegado en nuestra generación.

Como en toda guerra mundial hay víctimas inocentes, un sinfín de personas dañadas por la influencia de lo que se les ha enseñado o inducido a pensar incluso en el mismo colegio donde asisten para recibir una educación que nunca debería ser moral establecida por el Estado y que corresponde a los padres. Víctimas en muchos casos de la influencia de corrientes de pensamiento impuestas desde los poderes públicos.

El orden creacional es un hombre y una mujer con la capacidad de procrear hijos y fundar así una familia, célula básica de la sociedad. Pero hoy se pretende imponer una ideología, llamada por el apóstol contra natura, que potencia las relaciones homosexuales como paradigma de una sociedad libre. Cambian la verdad por la mentira. La Escritura los llama hechos vergonzosos, sin embargo, tenemos manifestaciones denominadas del orgullo gay llenando las principales capitales del mundo occidental exponiendo su lascivia y afrenta a quienes pensamos de otro modo, induciendo a nuestros hijos a normalizar un comportamiento que nunca debe ser asumido por coacción y presión social con la aquiescencia de las autoridades. Todo ello extravía a las masas en un desenfreno de disolución y ruptura familiar que atenta contra el bienestar social y la estabilidad de una nación. Su inicio tiene lugar en la ingratitud más elemental contra el Autor de la vida y la familia. Volvamos a la cordura.

         Las pasiones más vergonzosas comienzan en un corazón ingrato.

GRATITUD Y ALABANZA (106) – Idolatría y juicio (8)

GRATITUD Y ALABANZA - 1INGRATITUD – Idolatría y juicio (8)

Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén (Romanos 1:24,25).

La Escritura revela con claridad el rápido proceso degenerativo del mal una vez que entramos en la espiral de pecado. Tal es así, que cuando se enseña sobre el milenio donde estará ausente Satanás, atado por mil años, por tanto, neutralizada su naturaleza de engaño, robo y muerte, una vez soltado, en poco tiempo las mismas naciones que vivieron bajo el reino del Mesías se unirán a él en la última batalla. Lo vemos en la generación de Noé, cuando el Señor vio, poco después de la caída en pecado, que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal (Gn.6:5). Y así encontramos el mismo proceso en múltiples generaciones posteriores. También en la nuestra.

Una vez que el juicio por no adorar al Creador, sino entregarnos a toda clase de idolatría, nos conduce a la inmundicia, vemos un aspecto que viene a predominar la vida de los hombres: cambiar la verdad por la mentira. Cuando las verdades absolutas y esenciales son erradicadas de una sociedad entramos en el relativismo donde cualquier comportamiento puede ser aceptado con normalidad. El poder de la mentira se adueña de las relaciones humanas engendrando oscuridad y fealdad, apagando la belleza de la creación de Dios convirtiendo al hombre en su peor enemigo. Asistimos perplejos a la inmensidad del dominio de la mentira a través de los medios de comunicación que inventan cualquier relato para establecer una falsa realidad en consonancia con los poderes económicos y financieros, que a su vez dominan el poder político, judicial y sanitario. Es lo que vemos desde que se dio inicio a las medidas de una mal llamada pandemia.

La mentira ha predominado en el relato oficial sembrando el terror en la población que confiada en sus gobernantes lo asumió, entrando en psicosis y neurosis que ha producido más daño que el propio virus. La solución no era la vacuna, como dijeron. Las pruebas de diagnóstico no son fiables como venden los medios para inventar ola tras ola a conveniencia de élites globalistas sin escrúpulos. La falta de verdad ha llevado a la industria farmacéutica a ser eximidos de toda responsabilidad en los innumerables efectos secundarios. El engaño ha prevalecido deshonrando a Dios y entregándose al padre de la mentira, cuya naturaleza predomina hoy en la escena política y social.

         La ingratitud al Creador produce un Himalaya de burdas mentiras.

GRATITUD Y ALABANZA (105) – Idolatría y juicio (7)

GRATITUD Y ALABANZA - 1INGRATITUD – Idolatría y juicio (7)

Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén (Romanos 1:24,25).

El hombre ha sido creado como un ser responsable. Sus acciones tienen consecuencias sobre sí mismo y su entorno. Una vez que elige eludir el poder de Dios expresado en las obras creadas y el testimonio de su propia conciencia que le enseña a escoger o evitar (Rom.2:14-16), se coloca bajo el juicio de Dios. El juicio viene a causa del pecado y es ineludible. La paga del pecado es muerte. Esa muerte es espiritual primeramente, pero comienza a actuar ya en el inicio de la vida pecaminosa llevando al hombre por la senda del error que termina en muerte física. La muerte actúa con toda su fuerza mediante las obras de la carne. La ley espiritual que actúa en nuestros miembros nos impide hacer lo que queremos (ver Romanos 7) y nos esclaviza al poder del pecado sirviéndole como señor hasta que la nueva vida en Cristo nos liberta de su  dominio trasladándonos al reino de Dios para servir a la justicia.

Nuestro relato en Romanos 1 contiene un desarrollo progresivo. Las consecuencias de adorar ídolos, cambiando la gloria de Dios por el culto a sus criaturas, atrae el juicio de Dios inexorablemente a nuestras vidas y sociedades. Por eso, dice el apóstol: Dios los entregó… Esta expresión se repite en tres ocasiones, veremos sus consecuencias degenerativas. Dios no ha cambiado, y el mismo juicio emitido sobre las generaciones pasadas actúa sobre la nuestra si mantenemos los mismos comportamientos.

La primera consecuencia de haber sido entregados al dominio de la inmundicia es la deshonra de nuestros propios cuerpos. Nuestro cuerpo pierde la honra y el pudor, prostituimos nuestro comportamiento dando lugar a todo tipo de inmoralidad sexual. Nuestra sociedad vive entregada a estas prácticas vergonzosas, que no solo se practican a plena luz del día en muchos casos, sino que se le han dado forma de ley para naturalizarlas y legalizar comportamientos inicuos en nombre de una libertad sexual que desprecia su belleza original por conductas impropias y contra natura. El juicio de Dios, consecuencia del pecado del hombre y su rebelión abierta contra la ley natural, se consolida cuando en lugar de arrepentirnos de nuestra bajeza moral, nos complacemos en sus prácticas (Rom.1:32). El deterioro no acaba aquí si no que sigue su curso decadente y en caída libre…

         El juicio por la idolatría nos entrega a la inmundicia despreciando nuestros propios cuerpos en un desenfreno dañino de disolución.

GRATITUD Y ALABANZA (104) – Idolatría y juicio (6)

GRATITUD Y ALABANZA - 1INGRATITUD – Idolatría y juicio (6)

Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles (Romanos 1:22,23).

Cuando la ingratitud se hace evidente en  nuestras vidas mediante la soberbia de no reconocer que nada hemos traído a este mundo, y sin duda, nada llevaremos, que somos deudores conscientes de las poderosas obras de Dios, y en lugar de darle gracias y glorificarle nos envanecemos tras razonamientos altivos, nuestro corazón se vuelve necio, la ceguera nos envuelve de tal forma que nos convencemos de ser sabios cuando en realidad actuamos como insensatos. Cambiamos la verdad por la mentira en un revoltijo mental en el que ya no somos capaces de discernir correctamente donde está el bien y donde el mal. Confundimos la oscuridad por luz, y la luz por oscuridad; tenemos lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo (Is.5:20).

En el caso de los gobernantes de las naciones atraen la iniquidad con cuerdas de vanidad (Is.5:18). Actuando como necios exponen a sus gobernados a la tiranía de sus egos ensoberbecidos, contumaces y obstinados, llevando a pueblos y naciones por la senda de la bancarrota y la miseria moral. Este comportamiento se sustenta especialmente en la idolatría. Siempre hay un poder hechicero tras el culto a los ídolos. Como está escrito: lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios  (1Co.10:20). Son los gobernadores de las tinieblas que ejercen su influencia de rebelión contra Dios mediante huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Estas potestades territoriales trazan sus estratagemas de dominio mediante la idolatría común a todos los pueblos; y tras ella legalizan su naturaleza infectando el carácter de los hombres mediante ceguera y necedad por dar la espalda a Dios. Cambian la gloria de Dios en semejanza de hombres (humanismo), de aves, cuadrúpedos y reptiles.

Las palabras de Jesús en Marcos confirma lo que decimos: Sabéis que los que suponen gobernar a las naciones se enseñorean de ellas, y los magnates de ellas ejercen despóticamente su autoridad sobre ellas…  (Mr.10:42 BTX IV Edición). El carácter del hombre queda corrompido y su alma atrapada en una espiral de confusión cuando hace escultura, imagen o efigie de varón o hembra, figura de animal, o de ave, también de animal que se arrastre sobre la tierra o de pez en agua debajo de la tierra (Dt.4:15-18). Es la advertencia de Dios a Moisés para evitar la idolatría en Israel; sabiendo que la sabiduría humana queda enloquecida (1 Co.1:20) como resultado del juicio emitido sobre la ingratitud al no glorificar a Dios por sus obras.

         El engaño de la idolatría nos hace necios y corrompe nuestra alma.

GRATITUD Y ALABANZA (103) – Idolatría y juicio (5)

GRATITUD Y ALABANZA - 1INGRATITUD – Idolatría y juicio (5)

Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido (Romanos 1:21).

Todos los hombres podemos conocer a Dios. No en su plenitud, pero sí en parte y esa parte es suficiente para que los corazones humildes anhelen más y se dejen guiar por el Espíritu de Dios cuando oyen su voz. Job llegó a una conclusión después de ser expuesto a la necedad de muchos de sus argumentos, esta fue su conclusión: De oídas te había oído, pero ahora mis ojos te ven (Job 42:5).

No hay nadie que tenga un conocimiento perfecto de la inmensidad de Dios, pero lo que podemos conocer de Él es suficiente para adorarle y agradecerle por sus obras grandiosas. El apóstol nos dice que conocemos el poder de Dios mediante su creación, incluso la invisibilidad de su divinidad se hace claramente visible por medio de las cosas hechas. Además nuestra conciencia nos da testimonio de una ley natural universal a la que todos tenemos acceso, de tal forma que podemos ser acusados o defendidos por ella en múltiples ocasiones, sabiendo diferenciar el bien del mal (Rom.2:14-16).

Porque Dios mismo nos ha hecho a su semejanza y ha puesto en nuestros corazones sentido de eternidad, la búsqueda para encontrarle palpando, porque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros, porque en él vivimos, y nos movemos, y somos (Hch.17:27-28). No hay excusa. Por tanto, Dios manda ahora que todos los hombres se arrepientan, porque ha establecido un día en el cual nos juzgará, y lo hará mediante aquel a quien designó, dando fe cuando le levantó de los muertos (Hch.17:30-31). Hablamos del testimonio de la resurrección de Jesús. El que venció la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad mediante el evangelio expresado ampliamente en la carta a los Romanos que estamos estudiando.

Pues bien, teniendo el testimonio de la creación, nuestra propia conciencia y la evidencia de la resurrección de Jesús, aún así nuestra generación decadente no glorifica a Dios ni le da gracias, sino que prefiere envanecerse, llenándose de vanidad y su propia gloria mediante razonamientos altivos que se levantan contra el conocimiento de Dios. Cuando rechazamos deliberadamente el testimonio de Dios quedamos atrapados en la ceguera que el dios de este siglo produce sobre nuestro entendimiento enajenándolo de tal manera que impide la luz del evangelio que se manifiesta en la gloria de Cristo. Nuestro necio corazón quedará atrapado en una mazmorra de oscuridad llevándonos a cometer toda clase de errores, exponiendo nuestras vidas y familias a sus múltiples consecuencias.

         Conocer a Dios y no darle gracias nos hunde en vanos pensamientos.

GRATITUD Y ALABANZA (102) – Idolatría y juicio (4)

GRATITUD Y ALABANZA - 1INGRATITUD – Idolatría y juicio (4)

… porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa (Romanos 1:19-20)

Si hay una actitud común a la inmensa mayoría de los mortales es la capacidad de justificarse para eludir su responsabilidad. Una y otra vez somos azotados por la culpabilidad ante cualquier amenaza que nos inculpe. Nuestra primera reacción es casi siempre argumentar para justificarnos evitando el consiguiente juicio. Buscamos excusas rápidamente como primera respuesta ante el sentimiento de acusación. Así fue desde el principio cuando Adán fue llamado para dar explicaciones de lo que había sucedido en Edén: La mujer que me diste, fue la respuesta inmediata a la voz de Dios. Y así hasta hoy. Pero el hombre no tiene excusa ante el poder y la magnificencia de Dios en la creación.

Nuestra ingratitud no se sostiene ante lo que es evidente. Hemos sido creados a imagen de Dios, el espíritu que alentó en nosotros nos da la capacidad de percibir el mundo espiritual, por tanto, la realidad de Dios. Dios es Espíritu. La historia de las religiones da fe que esto es así. Pero en lugar de buscar al Dios Creador de todas las cosas y darle gracias, elegimos otros caminos. Ignoramos su eterno poder y deidad mediante el cual vemos las poderosas obras de Dios en la naturaleza de todo lo creado.

Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Cuando vemos los cielos obra de sus manos, la luna y estrellas que creó, decimos: ¿Qué es el hombre? Pero elegimos adorar la creación en lugar de al Creador. Visitamos cualquiera de los inmensos y maravillosos parajes de la tierra y ante el asombro de su belleza invocamos a la madre Naturaleza por los dones que nos ha dado.

Hablamos de la energía del Universo y su atracción, el destino, el azar o la teoría de la evolución para evitar lo evidente, que tras la creación hay un Creador, que ante la inmensidad de su belleza y gloria hay un Dios lleno de gracia y verdad. Elegimos antes a las criaturas que al Hacedor. Las mascotas que los hijos. Adoramos cualquier árbol, montaña o río en lugar de rendirnos con gratitud y alabanza ante quién nos ha revelado en sus obras su poder y gloria. La aparente invisibilidad de Dios no nos impide percibir su eterno poder creador, pero elegimos ignorarlo para acomodar nuestras creencias al invento errado de nuestros malvados corazones. Eludimos lo evidente y creemos tonterías. Aplaudimos teorías inverosímiles y evitamos al Diseñador del Universo. Como veremos, es la consecuencia de un corazón entenebrecido y sin gratitud.

         No hay excusa para la ingratitud del hombre ante el poder del Creador.

GRATITUD Y ALABANZA (101) – Idolatría y juicio (3)

GRATITUD Y ALABANZA - 1INGRATITUD – Idolatría y juicio (3)

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad… (Romanos 1:18).

La ira de Dios es la consecuencia de la injusticia de los hombres. Como Padre que disciplina a quien ama —y Dios ama al mundo de tal manera que ha dado a su Hijo para redimirlo— el Señor corrige el pecado del hombre y las generaciones con los juicios que envía a la tierra. La Escritura deja constancia clara de la manifestación de un Dios justo, santo, bueno y misericordioso, amplio en perdonar, pero que no tendrá por inocente al culpable. Precisamente a causa de su justicia y santidad tuvo que sacrificar una víctima inocente, el Cordero de Dios, santo, inocente y apartado del mal, para poder redimir al hombre, salvando su santidad y expresando su justicia castigando en el Justo a los injustos para que podamos acercarnos a Dios. Esta es la mayor revelación de la Escritura: El camino trazado por el cielo para recuperar su creación del dominio del pecado y la muerte que fue usurpado por el Adversario de Dios.

Por tanto, su ira viene a causa de su justicia, —castigando el pecado en el Mesías hijo de José, llevado al matadero, cargando en él el pecado de todos nosotros, y por cuya herida somos nosotros sanados—; para salvar su santidad perdonando al pecador que ahora debe aceptar como suyo el sacrificio hecho por el Mediador en su lugar. El evangelio de Juan deja claro que quien cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida sino que la ira de Dios «permanece» sobre él (Jn.3:36 LBLA). Por ello, una vez que el camino de gracia y salvación ha sido trazado y los hombres no se acogen a él, la ira de Dios dará paso a su justo juicio sobre la naturaleza del mal. Es el mensaje repetitivo de todos los profetas para que Israel vuelva a Dios, dejando sus malos caminos, se arrepientan y vivan. También lo es para nosotros. Fue el mensaje de Juan Bautista; el de Jesús en el inicio de su ministerio público; y el de los apóstoles desde el día de Pentecostés.

El pecado del hombre hace que la injusticia sea la norma en la sociedad en que vivimos y por ella la verdad se detenga. Cuando la verdad ha sido impedida damos lugar a la mentira. Un poder hechicero y seductor engañoso entrará en acción haciendo que creamos la mentira, cualquier mentira por inverosímil que sea, liberando en el mundo de los hombres el gobierno del mal. Esta es la dramática situación del mundo actual. La mentira estructural se ha establecido en las instituciones de tal forma que ha dado paso a ideologías perversas que hunden a los hombres en condenación. Todo este proceso tiene su inicio en la ingratitud que desprecia a Dios por los beneficios recibidos alejándonos de su amor.

         La ira de Dios es justa sobre una sociedad que impide la justicia.

GRATITUD Y ALABANZA (100) – Idolatría y juicio (2)

GRATITUD Y ALABANZA - 1INGRATITUD – Idolatría y juicio (2)

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad… (Romanos 1:18).

Queremos detenernos ahora en la meditación del texto de Romanos 1:18-32. Iremos viendo su desarrollo observando algunos rasgos típicos de la sociedad actual. Creo personalmente que la decadencia que vivimos en el Viejo Occidente Cristiano se debe en gran parte a lo que el mensaje de este texto anuncia. Lo primero que encontramos es la ira de Dios. Un concepto muy alejado del pensamiento moderno, incluso de algunas denominaciones cristianas por impopular o controversial. Sin embargo, la Biblia que decimos creer y predicar está llena de esta verdad inamovible. La ira de Dios no es un arrebato al estilo de ciertos comportamientos humanos clásicos, sino que su manifestación viene como consecuencia de la transgresión de la ley, las leyes que han sido establecidas por el Creador de todas las cosas desde el origen de la creación.

La ira de Dios no es una reacción descontrolada de su naturaleza, sino el resultado de la culminación de un proceso en el que su paciencia y misericordia se ha colmado. Es la consecuencia de la impiedad de sus criaturas que detienen injustamente la manifestación de la verdad establecida en el orden creacional de Dios. Cuando el pecado del hombre alcanza unos niveles insoportables a la santidad de Dios, su ira se manifiesta en forma de juicios. Lo vemos en el llamamiento de Dios a Abraham de darle la tierra de Canaán por herencia. Esa promesa se consumó una vez que el colmo de la maldad de los cananeos había llegado hasta el trono de Dios (Gn.15:16). Sus prácticas abominables debían ser erradicas de la tierra para que una nueva generación de hombres y mujeres vivieran conforme a la ley de Dios y recibieran su bendición.

Ocurrió con Israel en determinados momentos de su historia, pero ellos también se desviaron olvidando el origen y la Fuente de sus bendiciones para recibir ellos mismos el juicio y la ira de Dios. Fueron finalmente exiliados a Babilonia en el año 586 a.C. una vez que habían colmado la paciencia de Dios rompiendo el pacto que los unía al cumplimiento de su ley. Ocurrió en los días de Noé, cuando Dios esperó pacientemente durante al menos cien años, mientras se construía el arca, para dar lugar al arrepentimiento de aquella generación (1 P.3:20). Pasado el tiempo de gracia, vino la ira de Dios quedando ocho personas para reconstruir comenzando de nuevo el proyecto divino de bendecir a todas las naciones de la tierra. Lo vemos también en los días de Lot sobre las ciudades de Sodoma y Gomorra, y el juicio inexorable que vino sobre una sociedad donde no se encontraron ni diez justos.

         La ira de Dios se manifiesta desde el cielo sobre la injusticia acumulada.

GRATITUD Y ALABANZA (99) – Idolatría y juicio (1)

GRATITUD Y ALABANZA - 1INGRATITUD – Idolatría y juicio (1)

También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres… ingratos (2 Timoteo 3:1,2).

La misma enseñanza apostólica nos advierte de la presencia de hombres perversos y malos, porque no es de todos la fe (2 Tes.3:2). Y aunque siempre ha habido este tipo de comportamientos se multiplicarán y agudizarán en los tiempos finales. Una de las muchas características que identifican a estos hombres es la ingratitud. La ingratitud es desagradecimiento, olvido o desprecio de los beneficios recibidos. Este comportamiento conduce irremediablemente a la idolatría que a su vez atrae el juicio de Dios. Lo iremos viendo en las próximas meditaciones a través del texto que encontramos en el capítulo 1 de la carta a los Romanos y que analizaremos ampliamente.

Los seres humanos olvidamos fácilmente. La vorágine de noticias y sucesos que se introducen en nuestros hogares a través de la inmensa manipulación de los medios de comunicación en estos días nos impide por un lado analizar bien la abrumadora cantidad de datos que entran en nuestra pantalla, y por el otro, olvidar rápidamente la información que se va solapando noticia tras noticia. Asistimos a un exceso de datos que impide a nuestra mente analizarlos y contrastarlos. Para ello tenemos los llamados verificadores, que de manera realmente manipuladora trabajan para las grandes corporaciones de medios eligiendo los temas que analizan caprichosamente para dirigir nuestros pensamientos en una dirección intencionadamente escogida con fines políticos, económicos o culturales. Por tanto, solamente retenemos aquello que se repite una y otra vez en los medios, en todas las cadenas de televisión, emisoras de radio y periódicos digitales.

Así hemos asistido a un lavado de cerebro mundial usando la llamada pandemia de contagiados como instrumento para domesticar a la opinión pública implantando un pensamiento único con el propósito de infundir miedo, terror y sumisión incondicional. Toda una ingeniería social que ha dado sus frutos ampliamente. Lo mismo ocurre con las ideologías que se introducen en cada generación para consumo mundial. Pensemos cómo se ha impuesto en todo el sistema educativo la teoría, nunca probada, de la evolución. De esta manera han eliminado a Dios de la escena pública, porque saben que habiendo un Dios justo, cuya Ley no debemos ignorar, somos entonces moralmente responsables ante Él, y deberemos dar cuenta de nuestro comportamiento. Lo mismo vemos con la filosofía relativista. Así entramos en la ingratitud cuando olvidamos deliberadamente a la Fuente y el Dador de la vida con sus recursos. El salmista dijo: No olvides ninguno de sus beneficios.

         Olvidando los beneficios de Dios seremos atrapados en la ingratitud.