226 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEn los evangelios (II) – La expectativa(2)                                                                                                                                                               

Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor (Lucas 2:25,26)

         Está escrito que el Señor no hace nada sin revelar su plan a sus profetas (Amós 3:7); por lo que el advenimiento del Mesías fue ampliamente revelado a muchos en Israel, de lo que concluimos que había una gran expectativa en el pueblo en el tiempo de su venida. La atmósfera espiritual era electrizante. Las personas sensibles a la voz del Espíritu percibían que estaban ante el cumplimiento del tiempo profético que anunciaba la llegada del Mesías. Uno de ellos fue Simeón, un anciano justo y piadoso que esperaba la consolación de Israel.

Esa consolación no solo incluye aspectos espirituales, sino también terrenales. Tiempos de consolación y refrigerio que están unidos en el mensaje de los profetas en la restauración de Israel en su tierra, como centro de todas las naciones, cuando el Mesías establezca su trono en Jerusalén. Simeón tenía esa expectativa porque estaba recogida en el mensaje profético. Y no solo él. Ana, una viuda y anciana, profetisa, que servía en el templo de noche y día con ayunos y oraciones, también esperaba la redención de Israel en Jerusalén (Lc.2:36-38).

Y esa redención incluye aspectos espirituales y terrenales: perdón de pecados, expiación, y también el reino establecido en la ciudad del gran Rey. Anteriormente, María, la joven judía escogida por gracia para ser el vientre bienaventurado que daría a luz al hijo de la promesa, recibió del ángel Gabriel un mensaje inequívoco: concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin (Lc.1:31-33). Un mensaje claro que enlaza con los profetas sobre el reino establecido en Jerusalén.

Por tanto, era inevitable que esperaran la manifestación inminente del reino largamente anunciado. También Zacarías, padre de Juan Bautista, profetizó el levantamiento de un poderoso Salvador en la casa de David su siervo (Lc.1:67-69). Los magos supieron que había nacido el rey de los judíos; y Herodes fue turbado por ello. Esa expectación generalizada no podemos explicarla solo mediante una interpretación política, era mucho más que eso, se trataba del anuncio profético largamente esperado en Israel.

         Los evangelios están llenos de la expectativa mesiánica que anidaba en el corazón de Israel en los días de su venida. Esperaban el reino anunciado.  

225 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEn los evangelios (I) – La expectativa(1)      

Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle (Mateo 2:1,2)

         Después del amplio recorrido que hemos hecho a lo largo del mensaje de los profetas de Israel acerca del advenimiento del reino mesiánico nos adentraremos ahora en la parte final de nuestro recorrido. Para ello regresaremos a algunos de los pasajes del Nuevo Testamento que ponen de manifiesto la expectativa general que había en Judea sobre este acontecimiento largamente anunciado y esperado.

Generalmente la teología cristiana clásica ha insistido en que los judíos de la época de Jesús esperaban un reino político en lugar de comprender que el reino de Dios es espiritual. Han zanjado el asunto con demasiada rapidez sin entender bien la mentalidad hebrea en la que abundaba ampliamente la esperanza mesiánica tal y como fue anunciada por sus profetas. Es cierto que algunos veían en Jesús un libertador únicamente terrenal para salir del yugo romano y recuperar el reino de la casa de David.

También es cierto que muchos cristianos pretenden eludir la complejidad de muchas de las profecías limitándolas a una interpretación espiritual alejada del sentido literal que le dieron los visionarios hombres enviados por el Dios de Israel a su pueblo.

En realidad estamos ante una complementación que debemos comprender de la mejor forma posible. Por un lado, es cierto que Israel, −una gran parte del pueblo−, vio en el nacimiento del Mesías la conclusión final de la consolación anunciada sobre Sion, haciendo una interpretación unitaria de las dos venidas del Mesías. Vieron la totalidad sin reparar en las dos partes de su advenimiento, primero para redimir, luego para reinar desde Jerusalén.

Por otro lado, la iglesia, −una parte de ella−, ha interpretado la primera venida del Mesías para redimir, y la segunda al final de los tiempos, sin comprender la dimensión terrenal y literal del reino de Dios desde Sion.

Los magos venidos de oriente reconocieron el nacimiento de un rey judío, anunciado por los profetas de Israel, y en ese reconocimiento estaba implícita su dimensión sobrenatural y divina, por que vinieron para adorarle. Un anticipo, sin duda, de la adoración que tendrá lugar en Jerusalén cuando el hijo de David establezca su trono y las naciones vengan a adorar e invocar su nombre para bendición de todos los pueblos.

         La expectativa del nacimiento del rey de los judíos había traspasado fronteras; vinieron astrólogos de oriente para adorarle en Jerusalén.

A PARTIR DE MAÑANA VUELVEN LAS MEDITACIONES

El reino mesiánicoHola de nuevo.

Después de una larga espera he retomado la escritura para poder continuar y acabar el tema que inicié hace meses sobre EL REINO MESIÁNICO.

Mañana lunes, día 6 de noviembre, reiniciaré el envío de las nuevas meditaciones. Por ahora las enviaré solamente los lunesmiércoles viernes, puesto que mis horarios han cambiado y el tiempo para esta labor se ha reducido. 

Entraremos en los Evangelios, los Hechos, las Cartas y el Apocalipsis, para terminar con una síntesis del tema al final de esta serie.

Aprovecho para saludaros cordialmente y enviaros un saludo afectuoso en Cristo

VIRGILIO ZABALLOS – España 

INFORMACIÓN SOBRE LAS MEDITACIONES

El reino mesiánicoNOTA INFORMATIVA:

Hola a todos.

Quiero informaros que el tema que venimos tratando los últimos meses sobre EL REINO MESIÁNICO ha llegado al final del mensaje de los profetas de Israel. Aún no está terminado, lo retomaré en septiembre (D.m.) para culminar con unas meditaciones sobre este mensaje en los Evangelios, los Hechos, las Cartas y Apocalipsis, terminando con una relación sintetizada de los acontecimientos más relevantes que tendrán lugar en el retorno del Mesías a la ciudad de Jerusalén.

Por tanto, en las siguientes semanas no enviaré la meditación habitual de lunes a viernes. Podéis entrar directamente en la página web para acceder a otros artículos que iré subiendo en las distintas secciones…

Pido vuestras oraciones para poder escribir la parte final del tema de la forma adecuada.

También agradezco a todos los que sois de fuera de España vuestras oraciones tras los atentados terroristas islámicos de esta semana trágica en la ciudad de Barcelona. Como sabéis, hay víctimas de muchas naciones del mundo; sus familiares van a necesitar la fuerza consoladora del Dios Consolador en estos días y meses. Le pido al Señor que nuestra generación recupere la visión de lo alto, ponga la mirada en el Dios Eterno que se encarnó en Jesús y vino a dar vida y esperanza a este mundo.

Como siempre, podéis enviar vuestros comentarios a la misma página web.

Un saludo cordial en Cristo

VIRGILIO ZABALLOS – España

224 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (CXI) – Malaquías (3)

Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará… Más a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe… He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de YHVH, grande y terrible (Malaquías 4:1-5)

         La vida del hombre está llena de contrastes. En ocasiones de injusticias. Y siempre de sorpresas inesperadas, buenas y malas. El mensaje de los profetas concuerda en esto plenamente con el de Jesús. Los primeros no se cansan de anunciar la diferencia entre el justo y el impío. Malaquías lo expresa con rotundidad en su breve libro. Por su parte la enseñanza del Maestro puso de relieve el contraste de acontecimientos en el colofón de la historia.  Por un lado angustia de las gentes, confundidas y desfalleciendo por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra. Por el otro, será un día para que los redimidos levanten su cabeza erguidos, porque la redención final está cerca (Lc.21:25-28).

El último capítulo del último libro del Antiguo Testamento anuncia un día de contrastes también. Un día ardiente en el que los soberbios y todos los que hacen maldad serán abrasados como estopa; mientras que a quienes temen el nombre de YHVH les nacerá el Sol de justicia con el poder de la salvación de Dios, produciendo gozo y saltos de alegría porque el día del Señor llegó.

Un día que será anunciado por el mensajero del Señor, la voz profética de Elías en su ministerio restaurador de la verdadera adoración al único Dios, derribando los falsos cultos a Baal. Entre ellos el desorden de la vida familiar, porque el corazón de los padres será vuelto hacia los hijos; y el de los hijos hacia los padres. Lo adelantó el profeta Isaías (Is.40:3). Lo vimos en la primera venida del Mesías en la voz de Juan el Bautista (Mt. 11:10-14). Lo veremos también en su Parusía final.

La voz profética anuncia la llegada del Rey de las naciones. Hay que discernirla en medio de muchos engaños, falsos profetas y cristos. Para ello es necesario andar en el Espíritu profético, como lo hicieron Ana y Simeón en su primera manifestación (Lc.2:25-38). Hay que discernir los tiempos. Muchos mensajeros falsos han arrastrado naciones tras ellos (pienso en el islam y su falso continuador de los profetas de Israel). La señal viene de Israel, ―no de Ismael, ni los árabes― el pueblo de los pactos y la promesa mesiánica. Amén.

         Malaquías cierra la profecía hasta la llegada del Mesías Rey de Israel.

223 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (CX) – Malaquías (2)

He aquí yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor… he aquí viene… ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como jabón de lavadores (Malaquías 3:1,2)

         Las dos venidas del Mesías son anunciadas debidamente por el mensajero que le precede. Este es un principio que vemos en la Escritura como denominador común en la llegada del Cordero y el León. Antes de su venida (la primera o segunda) el tiempo y la atmósfera espiritual es decadente; la maldad en aumento, por lo que se anuncia juicio a los pecadores, y restauración para quienes se arrepienten de sus pecados.

Juan el Bautista clamó en el desierto para preparar el camino al Señor (Is.40:3). El mensaje era claro: arrepentimiento para vida. Viene el que salva y condena; el aventador está en su mano, limpiará su era, recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará (Lc. 3:17). Malaquías anuncia el mensajero de YHVH que preparará el camino delante de él en su segunda venida. Más adelante lo identifica con el profeta Elías (4:5).

Un ministerio profético que pone de manifiesto la maldad del corazón del hombre, que habrá aumentado de tal forma que el amor de muchos se enfriará. Una gran apostasía tendrá lugar (2 Tes.2:3). Es el misterio de la iniquidad entre las naciones que viven lejos de la ley de Dios. Jesús identifica los días de Noé y los de Lot con el fin de los tiempos anteriores a su venida (Lc.17:30).

En medio de una decadencia moral que afligirá a los justos, se anuncia la llegada del Rey de justicia, por tanto, serán pocos los que podrán estar en pie cuando él se manifieste. Habrá una diferencia determinante entre unas personas y otras; entre el justo y el impío; los que temen a Dios y quienes menosprecian servirle; los que piensan en su nombre y los que hacen iniquidad (Mal.3:13-18). Los primeros recibirán reposo (2 Tes.1:7); no se alejarán de él avergonzados (1 Jn.2:28); serán semejantes a él, porque le verán tal como él es (1 Jn.3:2); y serán manifestados juntamente con él en gloria (Col.3:4).

En cuanto a los segundos sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder (2 Tes.1:9). No podrán permanecer delante de él porque es el Verbo de Dios, el Santo de Israel, el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie? (Apc.6:17). No entrará en la ciudad cosa inmunda (Apc.21:27). El día de su manifestación será muy diferente para unos y otros.

         El mensajero del Señor (no es Mahoma) prepara y anuncia la manifestación del Mesías para poder estar en pie cuando él se manifieste.

222 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (CIX) – Malaquías (1)

Profecía de la palabra de YHVH contra Israel, por medio de Malaquías… Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones… Porque yo soy Gran Rey… y mi nombre es temible entre las naciones (Malaquías 1:1,11,14)

         El último libro del Antiguo Testamento termina con un mensaje similar al de muchos de los profetas de Israel, anunciando juicio sobre una nación desobediente, poniendo de manifiesto que vendrá el Mesías (en sus dos manifestaciones) para limpiar y restaurar al pueblo de las promesas. En definitiva, juicio y restauración.

No se sabe con exactitud el tiempo del profeta Malaquías, la opinión más aceptada es que vivió alrededor de cien años después de Hageo y Zacarías, participando en las reformas de Esdras y Nehemías. Los pecados que indignaron a Nehemías son los mismos que irritan a Malaquías: corrupción del sacerdocio; matrimonios con extranjeras después de divorciarse de sus mujeres israelitas; negligencia en dar los diezmos y ofrendas. Se estima su fecha alrededor del 450-400 a.C.

En los días de Malaquías los judíos llevaban unos cien años en la tierra después de regresar del cautiverio. Se habían vuelto indiferentes y permisivos. Descuidaron los sacrificios y los diezmos en el templo. Se estableció el divorcio como algo cotidiano. El pueblo recuperó la práctica antigua de los matrimonios mixtos con sus vecinos idólatras. La decadencia predominante hundió la espiritualidad y sinceridad de su fe, resignándose a una espera aletargada del Mesías prometido.

El profeta aseguró que el Mesías vendría con juicio. Además anuncia un tiempo cuando su nombre será grande entre las naciones; por todo lugar se ofrecerá incienso y ofrenda limpia a su nombre entre los pueblos; porque habrá un reconocimiento evidente de su grandeza como Rey, que será temible entre las naciones.

Estos sucesos solo pueden ser aplicados al tiempo de la era mesiánica. Por tanto, una vez más vemos que los profetas de Israel anunciaron dos venidas del Mesías; lo veremos más adelante en este mismo libro. Ahora se confirma el reinado universal que tendrá lugar sobre todas las naciones, como hemos ido viendo a lo largo de todo nuestro recorrido. Sin embargo, en el periodo del profeta Malaquías Israel vivía lejos del tiempo cuando se puso en marcha el proceso de restauración espiritual en toda la nación. Vemos cómo se repiten una y otra vez los periodos de restauración con los decadentes.

          Malaquías inició su mensaje denunciando la decadencia de Israel después de la restauración. La esperanza estaba en la llegada del Mesías.

221 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (CVIII) – Zacarías (12)

Y YHVH será rey sobre toda la tierra. En aquel día YHVH será uno, y uno su nombre. Toda la tierra se volverá como llanura… y no habrá nunca más maldición, sino que Jerusalén será habitada confiadamente… y serán reunidas las riquezas de todas las naciones… subirán de año en año para adorar al Rey… y celebrar la fiesta de los tabernáculos (Zacarías 14:9,11,14,16)

         Seguimos dentro de ese día «único» que la Escritura anuncia en múltiples lugares, en el que convergen una serie de acontecimientos que tendrán lugar en la tierra, cuyo centro neurálgico será la ciudad de Jerusalén. Porque en ella será establecido el trono prometido a la descendencia de David, en el cual será entronizado el Mesías (identificado en muchas ocasiones con YHVH) para ser rey sobre toda la tierra. Es la culminación del mensaje profético de Zacarías.

YHVH será rey sobre toda la tierra. Se trata de un reinado universal. De paz. De justicia. La oración que millones de cristianos han elevado al trono de la gracia durante generaciones: Venga tu reino, será respondida en toda su amplitud y literalidad. El salmista lo expresó así: Porque YHVH el Altísimo es temible; Rey grande sobre toda la tierra… Cantad a nuestro Rey, cantad; porque Dios es el Rey de toda la tierra… Reinó sobre las naciones (Sal.47:2,6,7,8). Y en otro lugar dice: Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; cetro de justicia es el cetro de tu reino. Has amado la justicia y aborrecido la maldad; por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo (Sal.45:6,7). Una referencia vinculada al Mesías (Heb.1:8,9); nuestro Rey; YHVH de los ejércitos. Es el mismo. El Rey de Israel.

El que vino como Cordero y le crucificaron; vendrá como León para reinar sobre todas las naciones. ¡Aleluya! En aquel día YHVH será uno, y uno su nombre. Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Como dijo el Maestro: Yo y el Padre somos uno (Jn.10:30).

Toda la tierra se volverá llanura, sin maldición. Jerusalén será habitada confiadamente. Las riquezas de las naciones alrededor serán reunidas en ella; como anuncia el profeta Isaías en el capítulo 60 de su libro: Para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones. Y el resto de las naciones subirán a Jerusalén (que habrá sido constituida como el centro de la tierra, de donde brota la bendición de Dios a todos los pueblos) a celebrar la fiesta de los Tabernáculos. Recordaremos nuestro peregrinaje en el desierto de la vida anterior, como Israel lo hizo al salir de Egipto. Subirán de año en año para adorar (habrá terminado el ateísmo y la religión falsa) al Rey, YHVH de los ejércitos. Amén.

         La profecía de Zacarías termina con adoración al Rey universal en Jerusalén, centro de exaltación mundial. El reino mesiánico ha llegado.

220 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (CVII) – Zacarías (11)

He aquí, el día de YHVH viene… yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada… Después saldrá YHVH y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén… y el monte de los Olivos se partirá por en medio… haciendo un valle muy grande (Zacarías 14:1-4)

         El profeta está hablando continuamente del día del Señor, el día cuando regrese a la ciudad de Jerusalén para establecer su reino mesiánico. En su primera venida el Mesías anunció la destrucción de la ciudad después que él partiera al cielo; ahora se anuncia su regreso después que la misma ciudad haya sido rodeada de enemigos, que durante un tiempo la habrán derrotado, pero culminará con una victoria gloriosa con el advenimiento del Rey a su ciudad.

Las naciones serán reunidas por el mismo Señor para ser derrotadas, aunque inicialmente Jerusalén sea tomada. Una estrategia que vemos en diversos episodios de la historia antigua de Israel. Victorias sobre Hai y Benjamin (Josué 7:5; 8:1-29). (Jueces 20:31-44). La victoria definitiva tendrá lugar en el mismo momento de la aparición del Rey de los ejércitos de Israel. Me recuerda otro episodio de la vida de David cuando el general Joab mandó llamar al rey para que tomara la ciudad de Rabá de los hijos de Amón (2 Sam.12:26-31).

En la derrota inicial de la ciudad de Jerusalén se mencionan violaciones de las mujeres, y la mitad de la ciudad irá en cautiverio (14:2); una forma de actuar que vemos reflejada hoy en las prácticas islamistas del Daesh. Pero pronto saldrá YHVH y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla; afirmando sus pies sobre el monte de los Olivos (14:3,4).

Estamos ante la venida del Señor en gloria para establecer su reino milenial. Dice que vendrá YHVH mi Dios, y con él todos los santos (14:5). El Señor viene con sus santos (Mt.24:30,31); y los redimidos (1 Co.15:23) (1 Tes.3:13 y 4:14). Tal vez podemos ver aquí una referencia a Israel (los santos) y la iglesia (los redimidos) unidos en su venida y regresando con él, en un solo rebaño y un pastor (Jn.10:16).

Será un día único, conocido de YHVH (14:6,7); que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz. La luz de ese día único será siete veces la luz del sol (Is.30:26). Como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día (Lc.17:24).

         El día del Señor viene precedido de un tiempo de derrota en Jerusalén que dará lugar a la aparición del Mesías victorioso en el monte de los Olivos.

219 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (CVI) – Zacarías (10)

En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia. Y en aquel día, dice YHVH de los ejércitos, quitaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca más serán recordados; y también haré cortar de la tierra a los profetas y al espíritu de inmundicia (Zacarías 13:1,2)

         El autor del libro sigue enumerando sucesos que tendrán lugar en aquel tiempo. ¿De qué tiempo habla? El profeta habla especialmente del advenimiento del reino mesiánico, aunque va intercalando algunas profecías que tienen que ver con la primera venida del Mesías: Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata (11:12); una referencia clara a la traición de Judas.

En nuestro texto nos encontramos con algunos aspectos más de la restauración de Israel en su tierra y a su Dios. Habrá un manantial abierto para la casa de David y los habitantes de Jerusalén que experimentarán la purificación de sus pecados y de toda inmundicia.

En ese mismo tiempo el Señor quitará de la tierra los nombres de las imágenes; la idolatría será extirpada de la tierra de Israel, lo que nunca ocurrió cuando la heredaron en la antigüedad en días de Josué, los Jueces y los reyes. Ahora sí. La idolatría cananea, que con los siglos evolucionó en sus formas babilónicas, será cortada de la tierra donde el Mesías ha puesto su trono. Sus nombres no serán recordados.

Los falsos profetas quedarán lejos de la ciudad de Verdad, y el monte de Santidad (8:3). No se tolerará la mentira en nombre de YHVH (13:3). Los falsos profetas se avergonzarán de sus visiones (13:4). Y el pueblo del Señor reconocerá al verdadero profeta de Dios, el Mesías que fue rechazado por la nación en su primera venida; ahora le preguntarán: ¿Qué heridas son éstas en tus manos? Y el responderá: Con ellas fui herido en casa de mis amigos (13:6). Una referencia a la profecía de Isaías: Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados (Is.53:5).

Habrá llegado el momento cuando los suyos sí le reciben (Jn.1:11). El que fue herido como pastor dando lugar a la dispersión de las ovejas de la casa de Israel (13:7); ahora será invocado su nombre y serán oídos; el Señor les dirá: Pueblo mío; y él dirá: YHVH es mi Dios (13:9). La culminación de los tiempos de los gentiles llegará a su término. El Espíritu de Dios será derramado para que su pueblo invoque su nombre, como anunció Joel; y habrá un rebaño y un pastor (Jn.10:16).

         Perdón de pecados, libertad de la idolatría y la falsa profecía son parte de la restauración de Israel el día cuando el Mesías se revela a su pueblo.