INGRATITUD – Idolatría y juicio (12)
Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen (Romanos 1:28).
La consecuencia natural de mantener una vida mental depravada es hacer cosas que no nos convienen. Si mantenemos nuestra mirada en ingentes imágenes pornográficas inundarán nuestros pensamientos con la esclavitud al sexo que perturbarán nuestra relación de pareja. El sexo desordenado no es más que la manifestación de la idolatría de los antiguos cultos paganos. En esos cultos el sexo se ejecutaba públicamente como ofrenda a la deidad. Fue lo que hicieron los hijos de Elí (1 Sam.2:22). Sexo y ritual idólatra son manifestaciones paganas de un culto a los demonios de lujuria que se esconden tras los ídolos. En nuestro tiempo lo hacen mediante gran parte de la industria de entretenimiento. Lo vemos en la vulgaridad, violencia, desnudez y desenfreno que invaden las series de televisión, y cuyos protagonistas aparecen en la televisión como sacerdotisas seductoras de una deidad territorial. Todo envuelto en glamour, vestidos y joyas deslumbrantes, droga y negocio. Todos estos ingredientes los encontramos en el consejo de Balaán para debilitar a Israel en su camino a Canaán. Lo que no consiguió la hechicería se obtuvo mediante la seducción de las hijas de Moab (ver Nm.25 y 31:16). Hicieron cosas que no debían y recibieron el juicio de Dios.
Hoy nuestros gobernantes hacen tantas cosas que no convienen que ocuparía varias páginas enumerarlas. Pensemos en las leyes anti desahucio que defienden al infractor y penalizan al dueño de la vivienda. Miremos la inmigración descontrolada que destruye la identidad nacional en personas que han trabajado la vida entera para que muchos extranjeros ilegales despojen las arcas del Estado en detrimento de los nacionales. Muchas de las prestaciones sociales tienen este sentido. Pensemos en las leyes de violencia «machista» que condena al hombre sin pruebas, solo por una denuncia de la mujer que puede ser falsa, teniendo que probar más tarde su inocencia en un proceso que a menudo culmina en tragedias familiares.
Estando atestados de toda injusticia… sigue nuestro texto. Hacer cosas que no convienen conduce al aumento de las injusticias. No tener en cuenta a Dios acarrea endurecimiento del corazón, de donde saldrán los malos pensamientos que legalizarán el mal, cambiando la verdad por la mentira y nos expondrá al juicio que depura las sociedades. La respuesta a todo este proceso degenerativo la da el apóstol en los siguientes capítulos de su carta exponiendo ampliamente el evangelio. La justicia de Dios se ha manifestado mediante la fe en Jesucristo, para todos los que creen, escapando de la ira venidera.
La ingratitud nos entrega al error haciendo cosas que no convienen.