¿QUE ES EL HOMBRE?
El hombre condenado – 42
Los hijos de condenación (XXXIV) – Babilonia (26)
Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles y profetas; porque Dios os ha hecho justicia en ella (Apocalipsis 18:20)
Todo tiene su tiempo debajo del sol. Babilonia tiene fecha de caducidad. Su estilo de vida avaro, idólatra, inmoral, religioso, pensando solamente en lo terrenal, vivir de forma egoísta, indiferente a las necesidades del prójimo, todo ello tiene fecha de caducidad.
Aunque al presente tengamos que ser afligíos en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de nuestra fe produce paciencia, y que por la fe y la paciencia se heredan las promesas. Porque es justo, delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder. Hay un día para los justos cuando el lamento es cambiado en baile. Cuando a los afligidos de Sión se les dé gloria en lugar de ceniza; óleo de alegría en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de YHVH, para gloria suya (Isaías 61:3).
Nuestra ciudadanía está en los cielos, no en Babilonia, de donde esperamos al Salvador, el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya (Fil.3:20). Una voz ha emitido su mensaje: Alégrate sobre ella. Ha llegado el día de hacer justicia. Y el que ama la justicia es ungido con óleo de alegría. No puede haber gozo verdadero si no está fundado sobre la justicia de Dios.
Pero ahora la voz invita a alegrarse al cielo, a los santos, a los apóstoles y los profetas, porque Dios os ha hecho justicia en ella. Para los santos de la iglesia primitiva significaba la caída de Roma, el imperio que los persiguió con crueldad. Los siglos siguientes fueron otros que amamantados por la misma loba babilónica produjeron los mismos frutos de inmundicia, persecución y oprobio.
Hoy tenemos otros lobos, hienas y chacales que manifiestan la misma naturaleza perversa de Babilonia. Pero hay un día señalado por Dios cuando juzgará a todos, y cada uno dará cuenta a Dios de sí mismo. No lo hará Babilonia por ti, ella habrá caído en el abismo, pero todos aquellos que amaron sus riquezas y contrataciones, que acumularon riquezas para su propia avaricia, recibirán el doble de la mano del Señor.
Por eso, dice el apóstol, que Dios manda ahora a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan, por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia.
La caída de Babilonia como resultado del juicio de Dios será el momento esperado para alegría del cielo, de los santos, apóstoles y profetas.