Satanás nos ataca usando dos estrategias. Una estrategia es llevarnos a pensar que somos demasiado buenos, de modo que no necesitamos la gracia de Dios. Cuando hacemos lo que tenemos que hacer empezamos a pensar, «somos buenos, nosotros merecemos, Dios tiene que bendecirme, tiene que estar orgulloso de mi», pensamos que con nuestras propias obras podemos agradar a Dios. Esto nos lleva a desarrollar la actitud de los fariseos: yo soy mejor que los demás, oro cinco veces al día, ayuno, doy dinero etc. etc.
Entender y recibir la gracia del Señor nos libera de esta actitud porque nos lleva a entender que no tenemos nada para ofrecer y somos dependientes de su favor inmerecido. Pablo rechazo esta actitud en filipenses 3:8. Spurgeon siempre oraba antes de predicar. Dios se propició a mi pecador.
La segunda estrategia que usa Satanás es llevarnos a pensar que por nuestros pecados que aun cometimos como creyentes, el Señor dejó de amarnos y bendecirnos. «¿De verdad tú eres un hijo de Dios?» «¿En verdad Dios te ha salvado y transformado?» «Mira cómo estás viviendo. Tú no vales para nada». «¿Te acuerdas del pecado que cometiste la semana pasada? ¿Crees que eres salvo? Tú vida es una ruina».
Nuestra reacción normal es de negarlo o decir: no voy a mostrarte que yo puedo, y empezar a vivir con tu propia fuerza para ganar la batalla, con tu propia fuerza para agradar a Dios y ganar su aprobación y su bendición. Pues cuando viene el enemigo a acusarte y decirte: tú eres pecador, dile, tienes razón, soy un pecador, pero Jesús me ha salvado, redimido y lavado son su sangre. Dios extendió su gracia hacia mí, he sido salvado por la gracia, la gracia del Señor ha sido suficiente para ayer, es suficiente para hoy y por cierto, es suficiente para mañana.
Jesús pago la deuda de todos nuestros pecados. Tus peores días nunca son tan malos para que estés fuera del alcance de la gracia de Dios; y tus mejores días nunca son tan buenos para que estés más allá de la necesidad de la gracia de Dios.
Somos salvos por gracia, y también vivimos por gracia cada día. Esta gracia viene a través de Cristo, y por medio de él, mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia por la cual nos mantenemos firmes. Romanos 5:2.
En Hechos 20:24 Pablo lo llama el evangelio de la gracia. Juan dice que de su plenitud hemos recibido gracia sobre gracia.
Conclusión: Esta clase de gracia saca a un lisiado inválido de Lodebar y lo pone en la mesa con la familia del rey. Podéis imaginar la escena. Llega la hora de comer, entra el Rey David, entran sus hijos, Salomón el sabio, Ammón, Absalón, etc. Entra Mefiboset y se sienta con ellos a la mesa con el mantel cubriendo sus pies lisiados.
Dios nos invita a compartir su mesa y a pesar de que todos somos lisiados, cuando estamos sentados con Él, el mantel de su gracia cubre todas nuestras incapacidades, nuestros pecados, nuestra vieja naturaleza y Él nos ve justos en Cristo. Esta es la gracia. Efesios 2:1-10.
Autor: Mensajero de buenas nuevas
Final de la serie.
Nota: La próxima semana continuaremos con la serie EL HOMBRE CONDENADO.