Los hijos de condenación (CXII) – El pecado de Jeroboam (1)
Y este varón Jeroboam era valiente y esforzado; y viendo Salomón al joven que era hombre activo, le encomendó todo el cargo de la casa de José (1 Reyes 11:28)
EL LLAMAMIENTO. Hay hombres cuyo pecado trasciende a sus propias existencias. La historia está llena de esta verdad. Uno de ellos fue Jeroboam, cuya vida afectó trágicamente la historia del Israel antiguo. Vayamos al principio.
Estamos en los últimos años del reinado de Salomón, uno de los tiempos más prósperos y pacíficos del pueblo de Dios. Pero no todo fue paz y prosperidad. Hubo también una sobrecarga de impuestos, el inicio de la introducción de la idolatría en Israel, además de ciertas diferencias entre las ciudades del norte y la tribu de Judá, donde Jerusalén ocupaba el centro de la vida política y religiosa.
La idolatría de Salomón atrajo a su reino varios adversarios que el mismo YHVH suscitó: Hadad edomita (11:14-22); Rezón, rey de Siria (11:23-25, y nuestro hombre, Jeroboam hijo de Nabat (11:26).
Este último era varón esforzado, valiente y proactivo (como se dice hoy), atrayendo el interés del rey que le encomendó la casa de José. Cuando regresaba de Jerusalén, después de recibir el encargo del rey, Jeroboam se encontró con el profeta Ahías quién le transmitió el siguiente mensaje de parte del Señor: Dios ha decidido dividir el reino, por un lado Israel (reino del norte), con Jeroboam como rey; y por el otro Judá (reino del sur), con la descendencia de David. Eso sería a la muerte de Salomón.
Además el profeta le dijo que si prestaba atención al mandato de YHVH, andando en sus caminos y haciendo lo recto delante de sus ojos, como había hecho su siervo David, el Señor estaría con él, le edificaría casa y el reino sería firme en su mano.
Esta noticia llegó a oídos de Salomón que temiendo una conspiración de Jeroboam lo persiguió, por lo que tuvo que huir a Egipto. Una vez muerto Salomón, su hijo Roboam pidió consejo a los ancianos del reino para saber cómo emprender la tarea de gobierno, pero influido por los jóvenes de su generación desestimó el sabio consejo de los ancianos para seguir una forma arrogante de proceder influida por los jóvenes con quienes se había criado.
Este fue el detonante para que Jeroboam se pusiera al frente del malestar nacional, iniciando así su reinado, que desde aquel momento se separó de Judá. La idolatría de Salomón produjo división, y el comienzo del reinado de Jeroboam se iniciaba con el beneplácito de la Providencia que lo había escogido.
El llamamiento de Jeroboam fue voluntad de Dios, aunque más tarde sería motivo de pecado en Israel por la desobediencia que le apartó del camino.