Los impíos (IX) – Hijos del diablo
Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer (Juan 8:44). En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios (1 Juan 3:10)
Jesús dijo ser la verdad, no solo en aquellas enseñanzas que nos parecen agradables de oír, sino también en las palabras que puedan resultarnos chocantes. En cierta ocasión dijeron de su enseñanza: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? (Jn.6:60). Incluso quienes se le oponían decían de él: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres (Mt.22:16).
Pues bien, el mismo Jesús les dijo a algunos judíos que se jactaban de ser hijos de Abraham, que en realidad eran hijos del diablo, porque manifestaban en sus vidas la naturaleza del diablo, el padre de la mentira, que era homicida desde el principio. Vosotros sois de vuestro padre el diablo. ¿Y por qué lo supo? Por las obras que hacían, querían matar a Jesús, resistían la verdad, y mentían a quienes estaban bajo su liderazgo acerca de la personalidad del Hijo de Dios.
Por tanto, no nos engañemos. En ocasiones nos encontramos con personas que en su carácter manifiestan la misma naturaleza de Satanás. Hay personas que introducen en la sociedad la simiente pecaminosa del adversario de Dios. Se oponen a la verdad. Mienten. Se recrean en la injusticia. Practican el pecado. Aunque muchos de ellos pueden a la misma vez practicar una religión establecida, como era el caso de muchos de los fariseos del tiempo de Jesús.
Por eso Pablo les pide a los corintios que se pongan a prueba para ver si la superan y no son reprobados. El apóstol Juan dice que el que no permanece en la verdad no es de Dios. El que no practica la justica es del diablo, y la verdad no está en él; aunque sea un fanático defensor de cualquier doctrina, incluso algunas que puedan tener fundamento bíblico.
Hay distintas naturalezas en los hombres dependiendo de quién ha nacido en nosotros. Todos hemos nacido en pecado, con la simiente del mal; pero hay quienes se vuelven a Dios en arrepentimiento y su naturaleza experimenta una transformación sobrenatural de muerte a vida; de pecado a justicia; de oscuridad a la luz; de la potestad de Satanás al reino de su amado Hijo. Esta es la esencia del evangelio de Dios. Salir de la naturaleza del diablo a la de Jesús.
Los impíos son hijos del diablo porque él peca desde el principio; es mentiroso y padre de la mentira; por tanto, quienes tienen su misma naturaleza mienten y no practican la verdad. Su destino será el mismo de su padre.