Andemos en novedad de vida
Por tanto, hemos sido sepultados con El por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida (Romanos 6:4 LBLA)
El evangelio no es para los farsantes. Más pronto o más tarde, las obras de cada uno se hacen evidentes, y quedaremos expuestos si pretendemos llevar el nombre, los títulos y nombramientos sin andar en una nueva manera de vivir según la voluntad de Dios. Jesús dijo: Por sus frutos los conoceréis, porque todo árbol da fruto según su propia naturaleza. No podemos pretender ser un manzano y tener como fruto hojarasca y solo hojarasca. Podemos pretender deslumbrar con un ramaje florido y llamativo, exuberante, pero más pronto que tarde, el labrador vendrá a buscar fruto y si no lo encuentra arrancará la planta por embustera y falsa. Será desarraigada. Quedará expuesta al vituperio y el fuego será su destino final.
En una sociedad como la actual, donde la apariencia es más de la mitad en la credibilidad de una persona, es fácil caer en la tentación de pensar que podemos engañar a Dios. Dios no puede ser burlado, todo lo que el hombre siembra, eso también segará. Juan el Bautista tronó con su voz sobre aquellos que pretendían ser hijos de Abraham pero daban fruto como hijos de Lucifer. El sonido de su voz volvió a rugir: haced frutos dignos de arrepentimiento, porque el hacha está puesta a la raíz del árbol, todo árbol que no de fruto será desarraigado.
La denominación que lleves no será suficiente delante de Dios. Mantener un ritual religioso determinado tampoco será suficiente. El arrepentimiento es requisito indispensable, pero el arrepentimiento se ve en obras dignas de tal nombre.
La vida cristiana no es un juego religioso. La vida cristiana es muerte con Jesús, sepultados con él —manifestado de forma simbólica en las aguas del bautismo— y resucitados con él para vivir de una forma novedosa. Y esta forma novedosa no es aprender cierto modelo externo de vida, sino la consecuencia de una nueva naturaleza según Dios. Creados en Cristo Jesús para buenas obras, las que Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas, creados en Cristo Jesús, en la justicia y santidad de la verdad (Ef. 2:10 y 4:24). Es la vida del nuevo hombre de la que hablan los apóstoles en todas sus epístolas. Novedad de vida. Nueva forma de vivir según la naturaleza recibida. No sirve palabrería cristiana y vivir como me da la gana. No. La vida cristiana contiene el más alto nivel de moralidad, pertenece al cielo, es celestial, no nos engañemos.
La santificación es andar en novedad de vida según Dios.