120 – EL HOMBRE CONDENADO

El hombre condenadoLos hijos de condenación (CXII) –  El pecado de Jeroboam (1)

Y este varón Jeroboam era valiente y esforzado; y viendo Salomón al joven que era hombre activo, le encomendó todo el cargo de la casa de José (1 Reyes 11:28)

EL LLAMAMIENTO. Hay hombres cuyo pecado trasciende a sus propias existencias. La historia está llena de esta verdad. Uno de ellos fue Jeroboam, cuya vida afectó trágicamente la historia del Israel antiguo. Vayamos al principio.

Estamos en los últimos años del reinado de Salomón, uno de los tiempos más prósperos y pacíficos del pueblo de Dios. Pero no todo fue paz y prosperidad. Hubo también una sobrecarga de impuestos, el inicio de la introducción de la idolatría en Israel, además de ciertas diferencias entre las ciudades del norte y la tribu de Judá, donde Jerusalén ocupaba el centro de la vida política y religiosa.

La idolatría de Salomón atrajo a su reino varios adversarios que el mismo YHVH suscitó: Hadad edomita (11:14-22); Rezón, rey de Siria (11:23-25, y nuestro hombre, Jeroboam hijo de Nabat (11:26).

Este último era varón esforzado, valiente y proactivo (como se dice hoy), atrayendo el interés del rey que le encomendó la casa de José. Cuando regresaba de Jerusalén, después de recibir el encargo del rey, Jeroboam se encontró con el profeta Ahías quién le transmitió el siguiente mensaje de parte del Señor: Dios ha decidido dividir el reino, por un lado Israel (reino del norte), con Jeroboam como rey; y por el otro Judá (reino del sur), con la descendencia de David. Eso sería a la muerte de Salomón.

Además el profeta le dijo que si prestaba atención al mandato de YHVH, andando en sus caminos y haciendo lo recto delante de sus ojos, como había hecho su siervo David, el Señor estaría con él, le edificaría casa y el reino sería firme en su mano.

Esta noticia llegó a oídos de Salomón que temiendo una conspiración de Jeroboam lo persiguió, por lo que tuvo que huir a Egipto. Una vez muerto Salomón, su hijo Roboam pidió consejo a los ancianos del reino para saber cómo emprender la tarea de gobierno, pero influido por los jóvenes de su generación desestimó el sabio consejo de los ancianos para seguir una forma arrogante de proceder influida por los jóvenes con quienes se había criado.

Este fue el detonante para que Jeroboam se pusiera al frente del malestar nacional, iniciando así su reinado, que desde aquel momento se separó de Judá. La idolatría de Salomón produjo división, y el comienzo del reinado de Jeroboam se iniciaba con el beneplácito de la Providencia que lo había escogido.

         El llamamiento de Jeroboam fue voluntad de Dios, aunque más tarde sería motivo de pecado en Israel por la desobediencia que le apartó del camino.

119 – EL HOMBRE CONDENADO

El hombre condenadoLos hijos de condenación (CXI) – Balaam (15)

Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación (Apocalipsis 2:14)

         Las generaciones van y vienen, pero las doctrinas y enseñanzas permanecen. Rebrotan en una nueva situación, con nuevos ropajes, permaneciendo el mismo hechizo. ¿Quién las sostiene? Los hombres.

Durante un tiempo son canales para liberar ideologías, filosofías o doctrinas que luego, una vez muertos sus maestros, vuelven a reproducirse. La Biblia habla de doctrinas de demonios y espíritus engañadores, de lo que podemos deducir que hay tipos de doctrina que, aunque haya hombres que las representan y desarrollan, sin embargo, tienen su origen trascendente en una potestad espiritual que trasciende la propia vida humana.

El profeta Balaam había fallecido hacía mucho tiempo, sin embargo, encontramos en los días de la iglesia primitiva la reproducción de su error (Judas 1:11), de su camino (2 P.2:15) y de su doctrina (Apc.2:14).

Su error consiste en afán por el lucro personal. Su camino es aquel que se ha extraviado de la verdad por la avaricia del dinero y reconocimiento personal, buscando prebendas y premios en el servicio religioso. Y en cuanto a su doctrina, la tenemos expuesta en el texto que nos ocupa. ¿En qué consiste? En enseñar a otros a poner tropiezo a los hijos de Israel. Esta doctrina sigue muy vigente hoy detrás del antisemitismo y la teología del reemplazo. Induce a comer cosas sacrificadas a los ídolos cometiendo fornicación. Muchos pastores han caído en la adicción a la pornografía que inexorablemente conduce al adulterio y la fornicación.

Esta doctrina, originaria de Balaam, se reprodujo en la iglesia de Pérgamo. Hubo quienes la retenían en la comunidad y esto desagradó al Señor.

Hoy se justifican conductas pecaminosas en nombre del liberalismo religioso. Doctrinas de demonios que ponen tropiezo al pueblo de Dios mediante una mezcla de placeres carnales mezclados con un culto falso. Recordemos que Balaam fue a ver a Balac contra la voluntad de Dios, llevado por la avaricia del dinero y recompensas de hombres.

La lujuria de los ojos y la vanagloria de la vida no proceden del Padre, sino del mundo. No debemos retener la pornografía, fornicación, ni el afán por las riquezas, todo ello lo aborrece el Señor de la iglesia, y atrae tropiezos que causarán ruina.

         Debemos aborrecer el error, el camino y la doctrina de Balaam que aún actúan en la iglesia poniendo tropiezos a los hijos de Dios.

118 – EL HOMBRE CONDENADO

El hombre condenadoLos hijos de condenación (CX) – Balaam (14)

Y YHVH habló a Moisés, diciendo: Hostigad a los madianitas, y heridlos, por cuanto ellos os afligieron a vosotros con sus ardides con que os han engañado en lo tocante a Baal-peor, y en lo tocante a Cozbi hija del príncipe de Madián, su hermana, la cual fue muerta el día de la mortandad por causa de Baal-peor (Números 25:17,18)

         Hay un caso llamativo en nuestro texto que aún no hemos mencionado. Me refiero a la fornicación que llevó a cabo un varón llamado Zimri, hijo de Salu, jefe de una familia de la tribu de Simeón, con una mujer, hija de Zur, príncipe de pueblos, padre de familia en Madián, llamada Cozbi.

Una vez desatada la lujuria en el campamento de Israel a causa del culto a Baal-peor, el juicio de Dios vino de forma inmediata al pueblo. Parece que fueron los príncipes de Israel quienes cayeron masivamente en este pecado. Los líderes primero. Como está escrito: Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas.

El Señor mandó a Moisés que tomara a los príncipes del pueblo y los ahorcara para que el ardor de su ira se apartara de ellos. Y mientras se estaba llevando a cabo la matanza por causa del pecado cometido, en medio de esa escena, aparece un varón de Israel, Zimri, exhibiendo a una joven madianita hija de un príncipe de Madián, para tener ayuntamiento carnal con ella.

Tal era la fascinación que había producido la hechicería seductora de esta mujer sobre el hijo de la tribu de Simeón que ambos vinieron ante Moisés y la congregación, −que lloraba a la puerta del tabernáculo de reunión (Nm.25:6) −, en un acto de exhibicionismo blasfemo sin notar el juicio en el que estaba el campamento.

Poseído por una lujuria desenfrenada llevó a la chica a una tienda para consumar el acto sexual, pero fueron seguidos por Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que tomando una lanza en su mano los alanceó a ambos; así cesó la mortandad de los hijos de Israel.

El juicio fue detenido cuando la fornicación cesó. Lo santo y lo profano no pueden mezclarse.

Unirse en yugo desigual con los idólatras no agrada a Dios. La fornicación une lo que no se debe unir. Es una unión espuria y ajena a los hijos de Dios. Está escrito: Sed santos, porque yo soy santo. Si invocamos a Dios como Padre debemos apartarnos de iniquidad.

Hubo mortandad por causa de un culto idólatra a Baal-peor con el que los hijos de Israel no debían mezclarse. Culto pagano y fornicación unidos con astucia para poner tropiezo a los hijos del reino; y todo ello aconsejado por Balaam.

         Debemos huir de la fornicación, especialmente los líderes seducidos por mujeres «madianitas» al estilo de la princesa Cozbi que atraen mortandad.

117 – EL HOMBRE CONDENADO

El hombre condenadoLos hijos de condenación (CIX) – Balaam (13)

Y YHVH habló a Moisés, diciendo: Hostigad a los madianitas, y heridlos, por cuanto ellos os afligieron a vosotros con sus ardides con que os han engañado en lo tocante a Baal-peor, y en lo tocante a Cozbi hija del príncipe de Madián, su hermana, la cual fue muerta el día de la mortandad por causa de Baal-peor (Números 25:17,18)

         Sigamos un poco más en el mismo texto que nos ocupa. Hemos visto que la fornicación no es algo solamente carnal, tal como lo quieren vender hoy los promotores del libertinaje bajo la bandera de placeres sexuales sin límite como si fueran inocuos o meramente inofensivos. La fornicación tiene consecuencias. No solo es biología hormonal, está involucrado todo el ser: espíritu, alma y cuerpo. No somos indivisibles. Formamos un cuerpo integrado y pretender separar las relaciones sexuales placenteras como ajenas a cualquier otro vínculo es animal y solamente animal, pero no racional. Si pretendemos que podemos practicar sexo con cualquier persona de manera ocasional y quedar impunes estamos engañándonos a nosotros mismos.

Nuestro texto enseña que la seducción carnal de las mujeres moabitas y madianitas sobre los hijos de Israel causaron aflicción y engaño que los condujo al juicio de Dios. Ellos os afligieron con sus ardides con que os engañaron en lo tocante a Baal-peor (25:18). Aquella invitación a la fiesta idólatra donde se mezcló buena vianda, bebida, ceremonias religiosas, seducción y fornicación, estaban diseñadas para atrapar al pueblo de Dios en aquello donde había fallado el agüero de Balaam y la maldición de Balac.

El ocultismo que no pudo frenar a Israel en su avance a la tierra prometida lo consiguió la fornicación.

Hay pastores y congregaciones que son firmes en su fe ante la lucha espiritual, para luego caer al reclamo carnal de relaciones sexuales ilícitas (según la ley de Dios, aunque estén aprobadas y legalizadas por los gobiernos) como la fornicación, el adulterio, la homosexualidad o promiscuidad. Este pecado en Baal-peor causó una mortandad a veinticuatro mil personas (Nm.25:9).

Hoy tenemos diferentes tipos de enfermedades venéreas y otras causadas por la promiscuidad sexual que no son menos nocivas. La fornicación puede matar, por tanto, no es un  juego para adolescentes. El adulterio matará la familia en muchos casos. Por ello, no seamos necios, sino sabios y huyamos de la fornicación.

El Señor demandó a Moisés que hiriera a los madianitas que hostigaron a Israel con sus ardides de ceremonias erótico-paganas.

         La fornicación puede matar y nunca está desligada del alma humana.

116 – EL HOMBRE CONDENADO

El hombre condenadoLos hijos de condenación (CVIII) – Balaam (12)

Y YHVH habló a Moisés, diciendo: Hostigad a los madianitas, y heridlos, por cuanto ellos os afligieron a vosotros con sus ardides con que os han engañado en lo tocante a Baal-peor, y en lo tocante a Cozbi hija del príncipe de Madián, su hermana, la cual fue muerta el día de la mortandad por causa de Baal-peor (Números 25:17,18)

Lo que no consiguieron los agüeros de Balaam y las maldiciones de Balac lo logró la astucia de las mujeres moabitas apelando a las pasiones sexuales mezcladas con ceremonias religiosas cargadas de erotismo y fornicación.

Está escrito: a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; y la mujer caza la preciosa alma del varón (Pr.6:26). En este ardid se conjugan aspectos carnales, afectos del alma y lazos espirituales que actúan de ataduras como resultado de un ayuntamiento sexual que contiene también componentes espirituales. Porque el hombre y la mujer no somos solo carne, sino espíritu, alma y cuerpo, y los pecados de la carne afectan directamente al alma perturbando el espíritu y la comunión con Dios. Por eso dice el apóstol: Huid de la fornicación, porque el que fornica contra su propio cuerpo peca (1 Co.6:18).

Hoy se trivializan las relaciones sexuales promiscuas bajo un falso modernismo y libertad sexual que la ignorancia eleva a confusión y ruptura social sin que se entiendan sus consecuencias. Las leyes actuales abogan por la libertad sexual sin límites, transgrediendo la ley de Dios que está diseñada por el Hacedor que en su sabiduría es conocedor de los misterios del hombre.

El hostigamiento del que habla nuestro texto pone de manifiesto el ardid espiritual que escondía el engaño al que fueron invitados los hijos de Israel. Esa estratagema estuvo dictada por el mismísimo Balaam. Aquel que había dicho que solo hablaría lo que el Señor le dijera, resultó ser un embaucador (de ahí que ocupe un lugar predominante en la lista de falsos profetas, aunque tenía cierta revelación, y estaba precedido de un reconocimiento inflado, −como muchos falsos predicadores de nuestros días−) que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel.

Veamos el texto: He aquí por consejo de Balaam ellas fueron causa de que los hijos de Israel prevaricasen contra YHVH en lo tocante a Baal-peor, por lo que hubo mortandad en la congregación de YHVH (Nm.31:16). El juicio de Dios se desató sobre su pueblo por este consejo perverso dado por Balaam.

Una combinación de factores carnales y espirituales llevó a  Israel a la fornicación idólatra que atrajo el juicio de Dios con gran mortandad.

115 – EL HOMBRE CONDENADO

El hombre condenadoLos hijos de condenación (CVII) – Balaam (11)

Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de YHVH se encendió contra Israel (Números 25:1-3)

         En este episodio encontramos una lección muy importante que debemos aprender. Los enemigos de Israel habían probado con agüeros, hechizos y maldiciones para frenar su avance hacia la tierra de la promesa sin éxito; sin embargo, lo que no consiguieron los agüeros, una mezcla de culto idólatra con fornicación encontró camino para poner tropiezo a los hijos de Israel.

La figura central en esta estratagema eran las mujeres de Moab. Recordemos que este pueblo, junto con los amonitas, tenía su origen en una relación incestuosa de las hijas de Lot con su padre cuando salieron de Sodoma. Ese espíritu de fornicación encontrará ahora una expresión fascinadora sobre los hijos de Israel.

Vemos que hay una mezcla de cultos y ceremonias paganas con un reclamo carnal. Las hijas de Moab invitaron al pueblo a los sacrificios de sus dioses. El pueblo de Israel aceptó la invitación, que consistía en comidas de contenido idólatra, fiestas paganas donde se mezclaba el componente espiritual con el carnal. La idolatría y los rituales paganos mezclados con buena comida y bebida degeneraron en orgías sexuales.

De esta forma, los hijos de Israel fueron subyugados mediante lazos que las hijas de Moab habían preparado. Lo que se inició como una invitación aparentemente cordial, hospitalaria y afectuosa no concordaba con el interés que hacía poco mostraba el rey Balac en maldecir a los israelitas. Una trampa encubierta con romerías, carnavales y fiestas religiosas, (seguramente rituales culturales exóticos que las tribus emergentes del desierto no conocían), culminó con gran parte del pueblo cayendo en pecado de fornicación atrayendo el juicio de Dios. Una artimaña que cautivó los sentidos carnales de los jóvenes israelitas que tuvo su origen en un consejo de Balaam.

Antes de leer el texto recordemos: la fornicación siempre es la culminación de un culto idólatra; llámese prostitución pagana, fiestas donde se mezcla comida, bebida, sexo y drogas; o flirteos en la iglesia donde la confusión de las emociones del alma con pasiones carnales pueden dar lugar a la fornicación y el adulterio con mujeres aparentemente espirituales.

         Lo que no consiguieron las maldiciones de Balac sobre Israel se hizo evidente mediante una mezcla de pasiones carnales y fiestas paganas.

114 – EL HOMBRE CONDENADO

El hombre condenadoLos hijos de condenación (CVI) – Balaam (10)

Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y batiendo sus manos le dijo: Para maldecir a mis enemigos te he llamado, y he aquí los has bendecido ya tres veces. (Números 24:10)

         La paciencia del rey Balac llegó a su fin. Fue insistente en buscar el mal de Israel hasta ahora sin conseguirlo. En tres ocasiones usó su mejor persuasión para convencer al falso profeta que maldijera a Israel. La expectativa inicial dio lugar a la ira. Ambas son obras de la carne.

Como el antisemitismo y la campaña BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) contra Israel. Muchas naciones insisten hoy en su antisemitismo sin darse cuenta que están luchando contra el Fuerte de Jacob.

Balaam se ha quedado sin recompensa y honores del rey moabita. Pero en un alarde de revelación volvió a profetizar sobre lo que acontecería a Israel y las naciones vecinas en los postreros días (24:14). Lo hizo reconociendo que estaba caído, pero aún mantenía abiertos los ojos, es decir, seguía siendo vidente y podía ver lo que acontecería en el futuro reino de Israel. Leamos: Saldrá Estrella de Jacob, y se levantará cetro de Israel, y herirá las sienes de Moab, y destruirá a todos los hijos de Set. Será tomada Edom, será también tomada Seir por sus enemigos, e Israel se portará varonilmente. De Jacob saldrá el dominador, y destruirá lo que quedare de la ciudad (24:17-19).

Anunció un reino futuro con un rey que dominaría y vencería a los reinos vecinos que rodean la tierra de Israel. Un anticipo del reino de David y el futuro reino mesiánico.

Las tres tentaciones que Balac quiso poner a Israel (como Jesús, tentado en tres ocasiones por el diablo) para que tropezara, el Señor las convirtió en bendición.

Mientras tanto, los futuros reinos vecinos de Israel se unieron para luchar contra los planes de Dios con su pueblo; se anunció su derrota y el levantamiento de un reino que dominaría sobre todas las naciones enemigas.

En el entretanto, Israel estaba acampado, al margen de los sucesos que se estaban produciendo muy cerca de su campamento. El Señor peleó por su pueblo, mientras ellos estaban tranquilos (Éxodo 14:14). Aunque, como veremos, el enemigo no descansó y estuvo maquinando para poner a prueba a Israel de otra forma.

Los agüeros no han dado resultado, pero el enemigo cambió su estrategia apelando a los deseos carnales, mezclados con cultos paganos para poner tropiezo a Israel y procurar desviarle de su destino.

         La intención inicial de maldecir a Israel ha culminado en la revelación de un reino venidero que derrotará a todos sus enemigos.

113 – EL HOMBRE CONDENADO

El hombre condenadoLos hijos de condenación (CV) – Balaam (9)

Cuando vio Balaam que parecía bien a YHVH que él bendijese a Israel, no fue, como la primera y segunda vez, en busca de agüero, sino que puso su rostro hacia el desierto; y alzando sus ojos, vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él (Números 24:1,2)

         En dos ocasiones Balaam había seguido el ritual de los agüeros de la época para maldecir a Israel impulsado por la influencia del rey de Moab. Las dos veces el Señor había cambiado la maldición en bendición, y en este momento parece que el profeta se da cuenta que Dios quiere bendecir a Israel, que esa es su voluntad a pesar de que se lo había anunciado antes de salir de casa. No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es (22:12). A pesar de ello, el profeta se puso en camino forzado por la determinación de Balac y la voluntad permisiva de Dios. Ahora parece volver en sí y darse cuenta que al Eterno le parece bien bendecir a su pueblo.

¡Cuántas lecciones para aprender! A menudo conocemos teóricamente la voluntad de Dios, pero nuestra práctica va por otro camino, hasta que comprendemos…

Balaam tenía gran reputación como oráculo fiable, sin embargo, la realidad de su corazón dividido puso de manifiesto que no andaba en luz como él mismo creía y otros pensaban de él. Así hay muchos predicadores hoy.

Por tercera vez Balac insistió en subir a una nueva cumbre, la de Peor. Insistió en que parecía bien a Dios maldecir a Israel (23:27). Y por tercera vez se puso en marcha el protocolo religioso. En esta ocasión el mismo profeta se dio cuenta que Dios quería bendecir a Israel, por lo que no esperó la culminación de todo el ritual, sino que alzando sus ojos, vio a Israel ordenado por sus tribus, y el Espíritu de Dios vino sobre él.

Observa. Un profeta que anda en camino errado, alejado de la voluntad de Dios, y sin embargo, el Espíritu de Dios obra en él. Lo mismo ocurrió con Saúl que, viviendo en desobediencia, profetizó; de ahí el dicho: Saúl también entre los profetas.

Por tanto, los carismas o dones no son garantía de que el Señor de su aprobación a un ministerio, aunque pueda usarle parcialmente más allá de su propia desobediencia.

En esta ocasión Balaam dijo: ¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob… su reino será engrandecido… Tiene fuerzas como de búfalo. Devorará a las naciones enemigas… Benditos los que te bendijeren, y malditos los que te maldijeren (24:5-9). Fue demasiado para el rey moabita. Sus esfuerzos por contratar los servicios de Balaam para maldecir a Israel se habían desvanecido.

         Los dones carismáticos de Balaam no fueron garantía de que su camino era agradable a Dios. Bendecir a Israel tampoco asegura andar en la verdad.

112 – EL HOMBRE CONDENADO

El hombre condenadoLos hijos de condenación (CIV) – Balaam (8)

Oyendo Balac que Balaam venía, salió a recibirlo a la ciudad de Moab… Y Balac dijo a Balaam: ¿No envié yo a llamarte? ¿Por qué no has venido a mí? ¿No puedo yo honrarte? (Números 22:36,37)

         Después del episodio desconcertante para el profeta viendo a su asna hablar con voz de hombre, y percatarse que el ángel del Señor estaba contra el camino que había emprendido, Balaam llegó a la residencia real de Balac. El rey salió a recibirlo con todos los honores, había conseguido convencerle para que viniera después de enviar diversas embajadas. Le aduló con diplomacia y reconocimiento, asegurándole que podía honrarle ampliamente si se prestaba a sus demandas. A partir de ese momento se desarrollaron tres escenas en tres montes distintos donde el profeta exigió levantar siete altares para sacrificar en cada uno de ellos un becerro y un carnero, cuyo propósito era maldecir a Israel.

El primero se llevó a cabo en un lugar llamado Bamot-baal. Allí el Señor habló por medio del profeta errado y dijo lo siguiente: ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que YHVH no ha execrado?… He aquí un pueblo que habitará confiado, y no será contado entre las naciones (23:8-9). Cuando Balac se dio cuenta que en lugar de maldecir a Israel lo había bendecido reprendió al profeta. Este le respondió que hablaba lo que el Señor le mostraba.

Sin perderse en más discusiones el rey de Moab preparó otro lugar desde donde pudiera ver mejor a Israel para maldecirlos. Se trataba de otro monte llamado la cumbre del Pisga. Se volvieron a construir siete altares en los que otra vez sacrificarían en cada uno de ellos un becerro y un carnero. Balac volvió a tener la expectativa de que Israel sería maldecido y no conseguiría sus objetivos de asentarse en la tierra prometida.

El profeta vino con la palabra de Dios y profirió lo siguiente: Balac, levántate y oye; escucha mis palabras, hijo de Zipor: Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no ejecutará? He aquí he recibido orden de bendecir; Él dio bendición y no podré revocarla… Porque contra Jacob no hay agüero, ni adivinación contra Israel (23:18-23). La perplejidad del rey moabita le llevó a decir al profeta que puesto que no lo maldecía, tampoco lo bendijera.

Aquí tenemos un ejemplo claro de que la palabra que ha salido de la boca de Dios no se contradice. El Señor bendijo a Israel desde los días del patriarca Abraham y no se retractará. De la misma manera que ha bendecido a los redimidos con toda bendición espiritual en lugares celestiales en Cristo.

         Está escrito que el diablo ha venido a matar, robar y destruir (maldición); pero Jesús ha venido para que tengamos vida (bendición) en abundancia.

111 – EL HOMBRE CONDENADO

El hombre condenadoLos hijos de condenación (CIII) – Balaam (7)

Entonces Balaam dijo al ángel de YHVH: He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal, yo me volveré. Y el ángel de YHVH dijo a Balaam: Ve con esos hombres; pero la palabra que yo te diga, esa hablarás (Números 22:31,32)

         Podemos estar errados, andar en caminos equivocados y a la vez defender nuestra posición como cierta con plena convicción; así es el corazón del hombre: engañoso.

Balaam estaba convencido de andar en la perfecta voluntad de Dios, y sin embargo, ¡la realidad era tan distinta en el trono de Dios! Una vez que entendió el error de golpear la asna, mantener una conversación con ella –habría que ver al profeta y el burro en semejante diálogo− y apercibirse que tenía en contra al ángel del Señor, fue consciente de su error y quiso regresar. Estuvo dispuesto a confesar su pecado: «He pecado», dijo, «porque no sabía». Demasiado tarde.

La falsedad del corazón religioso es tan sutil que podemos mantener cierto arrepentimiento y a la vez andar errados y en desobediencia. La conciencia religiosa puede reprendernos pero es insuficiente para recuperar la verdad del camino.

Los fariseos tenían conciencia de pecado, eran estrictos cumplidores de la ley, incluso los que más cerca estaban de la doctrina de Jesús, y a la vez tan lejos. ¿Por qué? ¡Un corazón legalista! Sobre toda cosa guardada, guarda el corazón porque de él mana la vida.

No es suficiente mostrar síntomas de arrepentimiento y estar dispuestos a cambiar de rumbo si en el origen de nuestro caminar hay rebelión.

Balaam había salido de casa en desobediencia, queriendo agradar a Dios y a los hombres. Conocía la voluntad divina, pero estuvo dispuesto a negociarla para conseguir sus verdaderos fines: reputación, reconocimiento y riqueza. En definitiva, un corazón dividido; ese era su error. Aunque tenía revelación, −Dios le habló en distintas ocasiones− sin embargo, no fue suficiente para vivir en la perfecta voluntad del Señor.

La desobediencia puede llevarnos a caminos irreversibles. Aunque más tarde procuremos el arrepentimiento, como fue el caso de Esaú, (que aunque procuró la bendición con lágrimas fue desechado, y no hubo lugar al arrepentimiento) puede ser demasiado tarde.

Esaú y Balaam pertenecen a la misma escuela. El error del camino escogido por el profeta de ojos abiertos se hizo tan notorio que el mismo Dios le impulsó a seguir en él. Le permitió hablar la palabra de verdad aunque su camino era errado. Pensemos…

         El remordimiento por el pecado solo pretende calmar la conciencia religiosa sin un cambio de origen. Esa fue la intención de Balaam.