Taller de oración – 48

ESCUELA DE ORACIÓN

ANTES DE ORAR: Haz una primera lectura para ti mismo; si estás de acuerdo con el contenido oremos juntos y unánimes con voz audible.

Orando con el apóstol Pablo en la carta de Romanos.

«Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación… Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» (Romanos 10:1,12,13)

         Eterno Dios de Israel, salva a Israel. Nos unimos en este momento con el anhelo del apóstol Pablo para orar por su salvación. Padre, la obra que has comenzado en ellos perfecciónala hasta el día del Mesías. Tú, Señor, no los has desechado; siguen siendo tu pueblo, la niña de tus ojos; y aunque sabemos que no todos te siguen fielmente, sabemos que hay un remanente fiel que no ha doblado sus rodillas ante Baal (11:2-5).

         Padre, oramos por la restauración de Israel en su tierra y a su Dios. Esa restauración que ya está muy avanzada y ante la cual se han levantado las naciones con hostilidad para oponerse a ella. Pedimos, Señor, que vean a su Mesías en la faz de Jesucristo, Yeshúa Hamashiaj. El Deseado de todas las naciones. La raíz de David. El Rey de Israel y cabeza de la iglesia. Padre, envía tu Espíritu con revelación a tu pueblo; derrámalo como habló el profeta Joel, sobre toda carne; para que los hijos y las hijas profeticen y vean visiones de tu voluntad.

         Amado Dios, ayuda a todos los judíos que ya han reconocido al Mesías en la persona del Verbo encarnado, que sean tus instrumentos ante tu pueblo, luz de las naciones, y el evangelio anunciado a Abraham (Gá. 3:8) los alcance en esta generación.

         Oh Dios de los ejércitos, guarda a Israel de sus enemigos, de todos los que se han levantado contra ti, y buscan su destrucción. Tu eres su escudo y refugio, un baluarte alrededor de ellos. Padre, guarda a las autoridades del gobierno en Eretz Israel; para que tomen las decisiones correctas conforme a tu voluntad. Está escrito que la tierra le ha sido dada para siempre y que vendrá de Sion el Libertador (Rom.11:26) para apartar la iniquidad de Jacob, y puedan entrar en el pacto eterno para honra de tu nombre.

         Padre, bendecimos a Israel con nuestro anhelo de salvación y restauración en su tierra. Haz tu obra, tu extraña obra. Avívala en medio de los tiempos, y dala a conocer entre los pueblos. Esperamos al Rey en Sion entronizado para reinar con equidad y establecer la justicia duradera. Levanta a Jerusalén como Ciudad de Verdad y Santidad (Zac. 8:3); y todas las naciones sean bendecidas como prometiste a tu amigo Abraham.

         También, Señor, pedimos perdón por nuestro antisemitismo en España y en muchos pueblos de la tierra. Libértanos de este odio infernal y danos la verdad que nos hace libres para amarte y servir a nuestro prójimo; en el maravilloso nombre de Jesús, el Mesías de Israel, amén.

Taller de oración – 47

ESCUELA DE ORACIÓN

ANTES DE ORAR: Haz una primera lectura para ti mismo; si estás de acuerdo con el contenido oremos juntos y unánimes con voz audible.

Orando con el apóstol Pablo en la carta de Romanos.

«Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba Padre!… Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Más el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos… el que también [Cristo] intercede por nosotros» (Romanos 8:15,26,27,34)

         ¡Abba Padre! Te alabamos, oh Dios nuestro, porque nos has dado un espíritu de adopción como hijos tuyos; liberados del espíritu de esclavitud para no vivir en temor; por ello, clamamos con el apóstol: ¡Abba Padre! Lo hacemos desde nuestro espíritu, el que hemos recibido como hijos adoptivos, y liberados de la opresión del pecado, y los sistemas religiosos, levantamos a ti nuestra voz en alabanza y gratitud. ¡Abba Padre!

         Te damos gracias, Padre, porque también nos has dado el Espíritu Santo para suplir nuestra debilidad en saber cómo orar. No sabemos pedir de la forma adecuada, nuestras palabras son insuficientes y torpes, por ello venimos a la fuente de vida del Espíritu para recibir la ayuda oportuna. Entregamos, Señor, nuestro espíritu al Espíritu de Dios para fluir en la oración ante tu trono de gracia. Guíanos, Señor. Llénanos de tu Espíritu para orar como conviene. Danos, Padre, una vida de oración ferviente, eficaz y fluida desde nuestro corazón para colaborar contigo en el avance de tu reino en la tierra. En Israel y en las naciones.

         Padre, nos disponemos al Espíritu que nos has dado para saber orar por los santos; la iglesia que has redimido para alabanza de tu gloria; el cuerpo de Cristo en la tierra, para que podamos llevar adelante el testimonio de la verdad y el misterio revelado del evangelio a los pueblos. Muéstranos tu perfecta voluntad en cada momento para orar con precisión en las áreas de necesidad de tu pueblo. Por los que nos presiden en el Señor y nos amonestan, que lo hagan con libertad y para edificación del cuerpo.

Amado Dios, ayúdanos a ponernos de acuerdo con nuestro intercesor en los cielos. Hemos sido unidos en un mismo espíritu con él, por ello, te pedimos que podamos comprender la intención del Espíritu y la necesidad de intercesión por tu iglesia en la tierra. Sabemos que Jesús está sentado a tu diestra intercediendo por nosotros ahora, hasta que sus enemigos sean puestos bajo el estrado de sus pies. Danos ojos y oídos para penetrar a los lugares celestiales, y conocer la oración de Jesús en estos momentos a favor de las naciones; de Israel, de España, de Europa.

         ¡Abba Padre! Libera en tu pueblo la intercesión del Espíritu, y también la de nuestro Abogado (Jesucristo el justo) para colaborar en la extensión del reino en la tierra. ¡Venga tu reino! ¡Hágase tu voluntad! Libera el espíritu de oración en tu iglesia. El espíritu por el cual hemos sido adoptados como hijos tuyos para clamar: ¡Abba Padre! Amén.

Taller de oración – 46

Tiempo de Oración

ANTES DE ORAR: Haz una primera lectura para ti mismo; si estás de acuerdo con el contenido oremos juntos y unánimes con voz audible.

Orando con el apóstol Pablo en la carta de Romanos.

«Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones, rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros. Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados» (Romanos 1:9-11)

          Padre nuestro, sabemos que la unión en la oración nos fortalece como hijos tuyos, por ello queremos unirnos con el apóstol en esta carta de Romanos, para orar en un mismo sentir, tal y como lo hicieron, antes que nosotros, quienes nos han precedido en la fe y son ahora una gran nube de testigos que nos impulsan para seguir adelante en la carrera que tenemos ante nosotros.

         Amado Dios, te damos gracias porque nos has hecho parte de un mismo Cuerpo, el Cuerpo del Mesías, que tiene una manifestación en el cielo y otra en la tierra. Siendo herederos del legado que nos han dejado los apóstoles, mediante tu Espíritu, queremos elevar nuestra oración aquí amparados en las verdades que han sido escritas para nosotros, y que son el soporte seguro de nuestro acercamiento en plena certidumbre de fe. Lo hacemos, Señor, porque sabemos que fueron inspiradas por tu Espíritu, y son ahora testimonio firme para nosotros.

         Padre, queremos servirte, como ellos, desde nuestro espíritu, en el evangelio de tu Hijo. Oramos los unos por los otros por la iglesia de Dios en nuestro país y en todas las naciones, para que seamos edificados en amor y podamos ser luz y sal en medio de los tiempos que vivimos. Levanta, Señor, a tu iglesia en esta hora de rechazo a la verdad, y podamos tener un próspero viaje de testimonio y vida ante nuestro prójimo.

         Oh Señor, permite que los hombres y mujeres que tú has escogido para transmitir dones espirituales sigan haciéndolo para la edificación de tu iglesia en el mundo. Libera, Señor, la acción de tu Espíritu, una vez más, para que tus siervos sean capacitados con la habilidad sobrenatural en el servicio al reino.

         Padre santo, ayúdanos para que nuestra fe sea confirmada en esta generación. Socórrenos, Señor, para que llenos de tu gracia podamos ser testigos ante las autoridades que niegan tu ley y legislan contra ella. Líbranos, Señor, de los malos gobernantes que son como el tamo que arrebata el viento [1].

         Y oramos, Dios nuestro, por el pueblo elegido, Israel; para que los guardes en medio de la oposición mundial antisemita; que podamos identificarnos con ellos plenamente, conforme a las profecías, para que su restauración avance hasta la llegada del Mesías Rey a Jerusalén. Lo pedimos… te damos gracias… alabamos tu nombre… y lo esperamos confiados en tus promesas. Amén.

Notas:

[1] – Salmos 1:4

Taller de oración – 45

Tiempo de Oración

ANTES DE ORAR: Haz una primera lectura para ti mismo; si estás de acuerdo con el contenido oremos juntos y unánimes con voz audible.

Orando por la iglesia con el apóstol Pablo en la carta de Efesios.

«Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles… doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo… Para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén» (Efesios 3:1,14,19b,20,21)

         Padre amado, juntamente con el apóstol de los gentiles, nosotros, gentiles también, queremos culminar esta oración ante el trono de tu gracia en favor del pueblo que ha sido injertado en los pactos y las promesas hechas a los padres.

         Oh Dios de Israel, doblamos nuestras rodillas ante ti para que seamos llenos de tu plenitud. Esa plenitud que nos ha llegado mediante Jesús, lleno de gracia y de verdad [1]. Tú eres, Señor, nuestra plena realización. En ti estamos completos [2]. Nuestra sed ha sido saciada por los ríos de vida que emanan de tu Trono celestial.

         Padre, caminamos en medio de un ardiente desierto de iniquidad y soledad, pero la nube de tu presencia, en la faz de Jesucristo, nos acompaña, consuela, fortalece y sustenta para alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento [3]. Gracias, oh Dios, por el don inefable [4].

         Conocemos, Señor, en parte y solo en parte, la abundancia de tu poder para con nosotros los que creemos, y que limitados en nuestro entendimiento, tú eres poderoso para hacer todas las cosas mucho mas abundantemente de lo que pedimos y entendemos, por el poder que has hecho habitar en nosotros. En tu iglesia. En el Cuerpo del Mesías. En la congregación de los justos redimidos por tu soberana voluntad. Gracias.

         Padre, a ti sea la gloria en la iglesia mediante Jesucristo. Él es nuestra cabeza. También el Rey de los judíos. Por ello, animados por la fe recibida, levantamos nuestro clamor al cielo en favor de la tierra. Esperamos en tus promesas anunciadas por los profetas. Que todas las edades glorifiquen tu nombre, y en nuestra generación vengan de tu presencia tiempos de refrigerio y restauración a Israel, a España y a todas las naciones, en el maravilloso nombre de Jesús. Amén.

NOTAS:

[1] – Juan 1:16,17

[2] – Colosenses 2:10

[3] – Colosenses 2:2

[4] – 2 Corintios 9:15

Taller de oración – 44

Tiempo de Oración

ANTES DE ORAR: Haz una primera lectura para ti mismo; si estás de acuerdo con el contenido oremos juntos y unánimes con voz audible.

Orando por la iglesia con el apóstol Pablo en la carta de Efesios.

«Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles… doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo… para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento…» (Efesios 3:1,14,16-19 RV60)

         Padre nuestro, estamos asombrados de la profundidad de tu amor para con nosotros, los gentiles. Nosotros que en otro tiempo vivíamos alejados de la ciudadanía de Israel, ajenos a los pactos y las promesas; que vivíamos sin esperanza y sin Dios en el mundo; pero que ahora en Cristo, hemos sido hechos cercanos por la sangre de Jesús [1]; por ello, oh Dios, alabamos tu nombre con plena gratitud. Gracias Padre por el don inefable. Gracias Padre por tu amor infinito, incomprensible, inmerecido para con nosotros.

         Ahora Señor, habiendo obtenido el socorro de tu gracia, y habiendo sido hechos copartícipes del Mesías, pedimos que podamos comprender la realidad de Cristo en nosotros. Señor y Dios, que habite Cristo por la fe en nuestros corazones de tal forma que seamos transformados a su semejanza, y la fuerza de su vida en nosotros nos haga útiles en la extensión de tu reino.

         Padre amado, ayuda a tu iglesia redimida a estar bien arraigada en ese amor insondable y eterno, para que vivamos establecidos en la Roca que nos sostiene; y alejados de la soberbia y arrogancia, podamos honrar tu nombre y darlo a conocer a nuestra generación. Señor, que podamos comprender con todos los santos la anchura, longitud, profundidad y altura de tu amor.

         Oh Dios, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra. Alabamos tu nombre. Nos rendimos a tu bondad. Y que mediante tu Espíritu, podamos conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento. Perdónanos por la altivez del conocimiento que nos envanece, y danos, poderoso Señor, el conocimiento de tu amor, ese amor transformador y libertador de nosotros mismos, para que sumergidos en él podamos servirnos los unos a los otros.

         Padre, Israel y España. Y Europa. Acuérdate Dios mío de tu pacto; para que en la ira recuerdes la compasión [2]. Israel la necesita. España la necesita. Europa la necesita. Ayúdanos, oh Dios. Socórrenos, Señor. Líbranos de la maldad extendida por el mundo. Guarda a nuestros gobernantes. A nuestras familias, nuestros hijos y nuestros nietos. Derrama, una vez más, la bendición de Abraham sobre todas las familias de la tierra, y en el nombre de la simiente santa, que ya ha venido, podamos honrar tu nombre, y servir a nuestro prójimo. Amén.

NOTAS:

[1] – Efesios 2:11-13

[2] – Habacuc 3:2

Taller de oración – 43

Tiempo de OraciónANTES DE ORAR: Haz una primera lectura para ti mismo; si estás de acuerdo con el contenido oremos juntos y unánimes con voz audible.

Orando por la iglesia con el apóstol Pablo en la carta de Efesios.

«Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles… doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo… para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu…» (Efesios 3:1,14,16 RV60).

         Padre, seguimos ante ti doblando nuestras rodillas a favor de los redimidos por la sangre del Cordero. Queremos unirnos con el apóstol para presentar nuestra petición ante el trono de tu gracia.

         Reconocemos, Señor, que no somos competentes por nosotros mismos, que necesitamos el poder de tu fuerza para llevar a cabo la obra que nos ha sido encomendada. Oh Dios, según las riquezas inescrutables de tu gloria, te pedimos que fortalezcas con tu poder nuestro hombre interior. Que el hombre nuevo, creado en justicia y santidad de la verdad, sea edificado por tu Espíritu en nosotros.

         Padre, que el poder que haces actuar en la iglesia (E.3:20), tenga expresión abundante para transmitir las riquezas de tu gracia. Señor, que podamos anunciar a todo hombre el evangelio, para que las naciones vengan a la obediencia de la fe por amor de tu nombre (Ro. 1:5).

         Oh Dios nuestro, necesitamos el poder de la resurrección de Jesús (Fil. 3:10) actuando en tu iglesia, para que anunciemos cumplidamente la palabra que nos ha sido dada, no solo como palabras y doctrinas de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios (1 Tes.2:13), que actúa en nosotros, que también actúe en los que la oyeren. Padre, fortalécenos. Líbranos, Señor, de los temores del presente siglo malo; de la corrupción que hay en el mundo, y podamos ser luz y sal en medio de una generación altiva.

         Padre, oramos por Israel. Sopla sobre la nación aliento de vida; que esos huesos secos recuperen la vida del Espíritu y se levanten como un poderoso ejército ante sus enemigos. Fortalece a nuestros amados hermanos que anuncian a tu pueblo el evangelio de la redención mediante el Mesías; y que llegue también a los hijos de Abraham dispersos en las naciones.

         Y oramos, Señor, por nuestra nación, España. Pedimos que tu iglesia sea un remanente fiel en medio de la oscuridad predominante y podamos clamar por la salud, salvación y bienestar de esta generación. Padre, ten misericordia de nuestros gobernantes y dales la fortaleza necesaria para gobernar con justicia y equidad. Líbranos de hombres perversos y malos (2 Tes.3:2); y guárdanos del mal; en el maravilloso nombre de Jesús. Amén.

Taller de oración – 42

Tiempo de Oración

ANTES DE ORAR: Haz una primera lectura para ti mismo; si estás de acuerdo con el contenido oremos juntos y unánimes con voz audible.

Orando por la iglesia con el apóstol Pablo en la carta de Efesios.

«Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles… doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra» (Efesios 3:1,14,15 RV60).

         Padre de nuestro Señor Jesucristo, venimos ante ti, junto con el apóstol de los gentiles, nosotros como gentiles, salvados por tu inmensa gracia y bondad, para ser coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa que ha llegado hasta nosotros en Cristo por medio del evangelio, por ello Señor, doblamos nuestras rodillas de gratitud ante tu profundo amor.

         Padre eterno, a ti te ha placido darnos a conocer el misterio que ha sido revelado a tus santos apóstoles y profetas; misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado por el Espíritu (3:3-5). Alabamos tu nombre. Te agradecemos la luz del evangelio en la faz de Jesucristo. Esa luz que alumbra a todo hombre y que también ha llegado hasta nosotros.

         Gracias, Padre amado, por habernos hecho coherederos con Israel, miembros de la familia de Abraham y Sara, con Isaac y Jacob. Gracias, oh Dios Todopoderoso y Soberano Señor, porque nos has hecho copartícipes de la promesa que diste a los padres y que nos ha llegado mediante el evangelio de tu Hijo. Alabado sea tu nombre por tu amor a todas las naciones y familias de la tierra.

         Ahora, Señor, que hemos sido hechos copartícipes de la abundancia de tu gracia, pedimos que nos llenes de tu Espíritu una vez más, para que podamos administrarla a nuestra generación. Ayúdanos, Señor, para que seamos portadores del misterio y la revelación escondida y sepamos anunciar las inescrutables riquezas de Cristo a nuestro pueblo. Libra a España, oh Dios, de la ignorancia, y trae luz en el conocimiento de todo lo bueno que hay en ti mediante Cristo (Fil.1:6).

         Padre, no somos competentes por nosotros mismos, por ello venimos ante ti para que la multiforme sabiduría tuya sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia en los lugares celestiales (3:10). Que seamos investidos de tu autoridad nuevamente para hablar con denuedo las palabras de vida a este pueblo.

         Dios mío, de quien toda familia en el cielo y en la tierra toma su nombre, vuelve a visitarnos. Vivifícanos, Señor. Aumenta tu gracia donde abunda el pecado. Perdónanos la iniquidad cometida una y otra vez. Límpianos de antisemitismo. Purifica nuestros labios inmundos. Vuelve nuestros corazones a ti, como el corazón de los hijos hacia los padres, anunciado por el profeta (Mal.4:6), o pereceremos.

Por esta causa, Señor, doblamos nuestras rodillas ante ti; nos humillamos, buscamos tu rostro; oye desde los cielos, Padre; perdona nuestros pecados y sana nuestra tierra (2 Cr.7:14); en el glorioso nombre de Jesús. Amén.

Taller de oración – 41

Tiempo de Oración

ANTES DE ORAR: Haz una primera lectura para ti mismo; si estás de acuerdo con el contenido oremos juntos y unánimes con voz audible.

Orando por la iglesia con el apóstol Pablo en la carta de Efesios.

«… y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo» (Efesios 1:22,23 RV60).

         Padre amado, reconocemos el mensaje de los profetas, quienes anunciaron de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos [1]. Sabemos, oh Dios, que has dicho a nuestro Señor que se siente a tu diestra hasta que sean puestos sus enemigos por estrado de sus pies [2]; y en esa comisión queremos estar activos aquí en la tierra, cumpliendo nuestra parte de la misión.

         Oh Dios nuestro, animados por la victoria gloriosa y eterna que nuestro Señor ha conseguido, nos atrevemos a movernos en esa autoridad delegada para cumplir la parte de los sufrimientos por tu cuerpo que es la iglesia [3]. Úsanos, Señor, para tu gloria y la extensión de tu reino aquí en la tierra como ha sido establecido en el cielo.

         Padre eterno, alumbra nuestros ojos para que veamos al Ungido entronizado a tu diestra, y que impulsados por la verdad establecida en el trono celestial podamos ser útiles colaboradores en la administración de tu gracia [4]. Capacítanos, amado Dios, mediante la obra acabada del Mesías.

         Reconocemos, Señor, que Jesús es la cabeza de tu cuerpo, que es la iglesia. Que nos ha sido dado para que estemos sujetos a su gobierno en nuestros corazones y nuestras congregaciones. Que guiados por su Espíritu podamos decir con los apóstoles: Ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros [5], para hacer lo que tu mano y tu consejo ha establecido de antemano. Hágase tu voluntad aquí en la tierra como se hace en el cielo. En Israel y en las naciones. En los gobernantes de tu pueblo y en los líderes de nuestra nación (España).

         Padre, danos de su plenitud. La plenitud que habita en Cristo, y de ella podamos recibir gracia sobre gracia [6] para realizar tu obra con fidelidad. Te necesitamos, Señor. Te lo pedimos, oh Dios. Nos sujetamos a nuestra cabeza para poder ejercer su autoridad para edificación y no destrucción [7]; distribuyendo tu gracia tal y como la hemos recibido; en el maravilloso nombre de Jesús, para beneficio de todos los pueblos y familias. Amén.

NOTAS:

[1] – 1 Pedro 1:11

[2] – Salmos 110:1

[3] – Colosenses 1:24

[4] – 1 Corintios 4:1,2 y 1 Pedro 4:10

[5] – Hechos 15:28

[6] – Juan 1:16

[7] – 2 Corintios 13:10

Orando por Israel el Salmo 83

Tiempo de Oración 

ANTES DE ORAR: Haz una primera lectura para ti mismo; si estás de acuerdo con el contenido oremos juntos y unánimes con voz audible.

Oremos con el salmista el Salmo 83 ante la conferencia de París del día 15 de enero que pretende dividir la tierra de Israel y Jerusalén, contra la voluntad del autor del Pacto.

  1. Orando con el salmista:«Oh Dios, no guardes silencio; no calles, oh Dios, ni te estés quieto. Porque he aquí que rugen tus enemigos, y los que te aborrecen alzan cabeza» (Salmos 83:1,2 RV60).

         Padre amado, venimos ante ti como pueblo tuyo, unidos a Israel a través del Mesías y las promesas que fueron hechas a los padres, para rogarte que no guardes silencio en esta hora de oscuridad universal. Despierta, oh Dios, no te estés quieto; levántate, huyan de delante de ti todos tus enemigos [1].

         Porque se han levantado los impíos de la tierra contra tu pueblo. Las naciones se han vuelto vanas, y la soberbia del hombre le ha engañado para pensar que duermes y no les darás el pago.

         Señor, tus enemigos rugen, vociferan y levantan sus puños contra la justicia y la equidad de tu ley. Levantan su voz contra las promesas que hiciste a Abraham, Isaac y Jacob de darles la tierra de Canaán para poner allí tu nombre. Han pensado que saldrán inmunes de sus atropellos contra la promesa del Dios de Israel.

         Por eso, Señor, Dios de nuestra salvación: ¡Levántate! No guardes más silencio ante los que aborrecen tu causa. Despierta tu Espíritu sobre nosotros y vivifícanos. Tú que nos has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darnos vida, y de nuevo nos levantarás de los abismos de la tierra [2].

         Padre de toda consolación, consuela a los afligidos de Sión.

Oh Dios, Señor nuestro, volvemos a ti nuestros ojos con anhelo. ¡Te anhelamos Señor! ¡Te buscamos Señor! ¡Despierta! ¡Despierta! Mira a Sión y escucha las voces que cada día la menosprecian.

         No guardes silencio, Señor. No calles, oh Dios de Abraham. No te estés quieto y haz sonar el shofar en Israel. Que la alabanza llene el templo. Que tu trono sea establecido en medio de ella; mientras extiendes tu mano y tú poder para hacer señales y prodigios en la tierra como en los días de antaño; entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta [3].

         Señor, en ti esperamos en todo tiempo. Por qué han de decir los que te aborrecen: ¿dónde está su Dios? [4]. Guarda a Israel. Envíanos al Rey de todas las naciones [5], y no estés más tiempo callado. Amén.

Notas:

[1] – Salmos 68:1

[2] – Salmos 71:20

[3] – Salmos 42:4

[4] – Salmos 42:3

[5] – Jeremías 10:7, 10 y Apocalipsis 15:4

 

  1. Orando con el salmista por Israel:«Contra tu pueblo han consultado astuta y secretamente, y han entrado en consejo contra tus protegidos. Han dicho: Venid y destruyámoslos para que no sean nación, y no haya más memoria del nombre de Israel» (Salmos 83:3,4 RV60).

             Dios de Israel, bendice a Israel. Se han juntado nuevamente los pueblos pensando cosas vanas [1]. Han consultado con astucia y en secreto planes contra tu pueblo, sin darse cuenta que lo hacen contra ti mismo. Porque sabemos, Señor, que la oposición mundial contra Israel viene de la misma naturaleza del mal contra el Dios Santo.

         Oh, Roca de Jacob, los pueblos han entrado en consejo contra tus protegidos, como lo hizo Balac al contratar los servicios del falso profeta Balaán [2]. Tú, Señor, no permitiste el consejo de Balac y guardaste a Israel, por eso te pedimos hoy que también los guardes del consejo de los impíos.

         Su intención es destructiva; se unen contra tu pueblo para que no sean nación. Vemos hoy, Señor, como el islam lanza sus amenazas de muerte una y otra vez contra la destrucción de Israel, mientras las demás naciones callan o presionan a la niña de tus ojos para que haga concesiones que no se le pide a ningún otro pueblo. ¡Levántate, Señor! ¡No guardes silencio ante sus amenazas! Tus enemigos están movilizados mientras el pueblo redimido, en su gran mayoría, vive hipnotizado por el brillo de Babilonia.

         Acuérdate, Señor, que su intención es borrar la memoria del nombre de Israel. Pretenden dividir Jerusalén, la ciudad que tú escogiste para poner en ella tu nombre para siempre [3]. Aborrecen la tierra que prometiste a Abraham para poner en ella tu santo nombre, el nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla en los cielos y en la tierra.

         Padre celestial, acudimos a ti unidos a Israel en esta hora de oscuridad, de astucia y violencia; de secretismo y confusión que llevan a las naciones a la perdición. Levanta, Señor, al libertador de Sión. Venga tu reino; hágase tu voluntad y dales el pago de sus obras impías.

Oh Dios nuestro, estamos con Israel en esta hora cuando se juntan los pueblos contra ti y contra tu ungido. Han dicho: rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas [4]. Pero el que mora en los cielos se ríe de ellos [5], porque no hay nada que escape a tu mirada y juicio.

         Señor, perdona el pecado de incredulidad, de ignorancia y antisemitismo de mi pueblo, (España); y ayúdanos a levantar nuestro clamor desde los confines de la tierra, (en Sefarad), a favor de Israel y su restauración en su tierra y a su Dios.

Tú eres el Dios de nuestra salvación. Nos has unido a Israel, −el pueblo del pacto−, mediante el Mesías; por ello participamos de las mismas aflicciones, para compartir también la esperanza de Israel [6] y las glorias del mundo venidero [7]. Amén.

Notas:

[1] – Salmos 2:1

[2] – Números 22:1-6

[3] – 1 Reyes 11:36 y 2 Crónicas 12:13

[4] – Salmos 2:2,3

[5] – Salmos 2:4

[6] – Jeremías 14:8,9 y 17:13

Hechos 28:20 y 26:6-8

Colosenses 1:23

[7] – 1 Pedro 1:11

  1. Orando con el salmista por Israel: «Porque se confabulan de corazón a una, contra ti han hecho alianza las tiendas de los edomitas y de los ismaelitas, Moab y los agarenos; Gebal, Amón y Amalec, los filisteos y los habitantes de Tiro. También el asirio se ha juntado con ellos; sirven de brazo a los hijos de Lot» (Salmos 83:5-8 RV60).

         Padre celestial, una vez más las naciones se han levantado contra tu pueblo Israel, a quién diste las promesas de restaurarles en su tierra según la palabra de los profetas. Se levantan todas las naciones árabes y musulmanas que rodean su territorio. Han puesto su corazón en ello, es la causa que los une y a ella dedican todas sus fuerzas.

         Dios de Israel, considera sus amenazas, hechas a tu pueblo aunque van dirigidas a ti, a tus planes, a la palabra que ha salido de tu boca para restaurar Sion; levanta tu gloria en Jerusalén y trae a ella al Deseado de todas las naciones.

         Padre amado, nos unimos en oración por Israel en esta hora de confabulación. La ONU, a través de su organismo de la UNESCO, niega que tu templo halla estado levantado en la explanada donde hoy existe una mezquita. Muchas naciones han votado a favor de esa resolución, entre ellas la mía, España; perdónanos, Señor, y confunde este consejo perverso. Pretenden erradicar los vínculos históricos y proféticos de Israel con la tierra. No lo permitas, oh Dios.

         Sabemos, Padre, que Jerusalén será una piedra pesada para todas las naciones que se levanten contra ella [1]. Que se unirán los pueblos para derribarla pero tú no lo permitirás, hiriendo a todos tus enemigos que se han levantado contra ti.

         Te pedimos, Señor, por los habitantes de Israel, los que han regresado a su tierra según la promesa de restauración hecha a los padres [2]. Que tu luz alumbre los ojos del entendimiento para que vengan a su Dios y su Rey. Ayuda a los que ya han vuelto al Mesías y son un testimonio firme en la tierra. Guarda al ejército de Israel y sus mandos. Llena de sabiduría a sus gobernantes para hacer frente a las amenazas confiados en tu Providencia.

         Despierta también, Señor, a tu iglesia, para que levantemos nuestro clamor al cielo por la restauración de Sión, y en ella, todas las naciones sean bendecidas mediante tu santo Hijo Jesús. Amén.

Notas:

[1] – Zacarías 12:1-3

[2] – Deuteronomio 30:4-6

  1. Orando con el salmista por Israel:«Hazles como a Madián, como a Sísara, como a Jabín en el arroyo de Cisón; que perecieron en Endor, fueron hechos como estiércol para la tierra. Pon a sus capitanes como a Oreb y a Zeeb; como a Zeba y a Zalmuna a todos sus príncipes, que han dicho: Heredemos para nosotros las moradas de Dios» (Salmos 83:9-12 RV60).

         Padre celestial. Dios de Israel. Tú eres un Dios justo, y cuando tu pueblo abandona el pacto los castigas, porque no tendrás por inocente al culpable; pero cuando se arrepienten y te buscan, tu misericordia se levanta nueva cada mañana hasta la tercera y cuarta generación de los que te temen.

Oh Dios nuestro, Israel se apartó de ti en días de los Jueces, y los vendiste en manos de los madianitas. Fueron oprimidos por sus enemigos. Se escondían en cuevas y en cavernas. Sembraban sus tierras pero luego subían los madianitas, amalecitas y los hijos de oriente contra ellos para devastarla. Así empobrecía Israel en gran manera a causa de Madián (la actual Arabia).

         Pero luego, Señor, Israel clamó a ti desde lo hondo de su aflicción y enviaste a Gedeón para libertarlos. Le diste la victoria sobre las multitudes de Madián y los hijos del oriente. Entonces, Señor, tomaron prisioneros a los reyes que les habían oprimido, aquellos que llevaban adornos de lunetas en sus camellos porque adoraban la media luna, una idolatría preislámica, que luego ha extendido el propio islam.

         Hoy también, Señor, se han juntado las naciones que rodean la tierra de Israel para venir a heredar las moradas de Dios; la tierra que le diste a tu amigo Abraham. Los adoradores antiguos de la media luna son los mismos que hoy pretenden destruir la nación de Israel. Por eso, Dios de Jacob, hazles como a Madián, como a Sísara y a Jabín en el torrente de Cisón.

         Señor y Dios, los antiguos enemigos de Israel perecieron y fueron hechos estiércol para la tierra. Hoy se han levantado los mismos pueblos contra tu ungido, el pueblo de las promesas, a quien has dicho, mediante tus profetas, que ha de venir el Mesías y Rey de Israel para establecer tu reino sobre todas las naciones.

Señor, levántate; huyan tus enemigos. Guarda a Israel. Levanta, Señor, generales como Gedeón. Un pueblo dispuesto para la batalla; mientras los redimidos por la sangre del Cordero nos levantamos en oración y clamor para que se haga tu voluntad aquí en la tierra como se hace en el cielo. Y tu nombre, oh Dios, sea levantado en Sión.

         Perdona a mi nación, Señor, la ignorancia que lleva a nuestros gobernantes a ponerse al lado de los enemigos de Israel. Libertanos del miedo que hoy ejerce el islam sobre las naciones y sus gobernantes. Desenmascara, Señor, la mentira que anida en sus entrañas, y danos la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Te lo pedimos en el maravilloso nombre de Jesús, rey de Israel y Cabeza de la iglesia. Amén.

Notas:

Textos paralelos: Jueces 6,7 y 8

  1. Orando con el salmista por Israel:«Dios mío, ponlos como torbellinos, como hojarascas delante del viento, como fuego que quema el monte, como llama que abrasa el bosque. Persíguelos así con tu tempestad, y atérralos con tu torbellino. Llena sus rostros de vergüenza, y busquen tu nombre, oh YHVH» (Salmos 83:13-16 RV60).

             Eterno Dios, has oído la amenaza que hoy proclama la República islámica de Irán para destruir a Israel. También, Señor, conoces la violencia con la que los pueblos islamistas pretenden atemorizar a Sión. Has visto la sangre que se derrama de los mártires que no negando a tu Hijo Unigénito son masacrados sin piedad en Oriente Medio, en Sudán, en Nigeria, en Paquistán y muchos otros pueblos que aborrecen a tus hijos.

         Poderoso Señor y Dios de Israel, levántate contra la iniquidad de estas naciones, y de todas aquellas que con su silencio permiten avanzar la maldad en la tierra. Ponlos como torbellinos. Haz de ellos hojarasca delante del viento, porque los malos son como el tamo que arrebata el viento [1]. Ponlos como fuego que quema el monte y llama que abrasa el bosque.

         Tú, Señor, aborreces la iniquidad. Eres santo, y no tendrás por inocente al malvado. Tu justicia permanece para siempre. Tu trono es eterno. Por eso, Dios nuestro, el Santo de Israel, persíguelos como una tempestad y atérralos como un torbellino. Llena sus rostros de vergüenza para que busquen tu nombre. Porque tú no quieres la muerte del impío, sino que se arrepienta y viva.

         Padre celestial, estamos amenazados de muerte por el islamismo. Se ha levantado la bestia para oponerse a tu pueblo y los planes que has anunciado por medio de los profetas. Son tus enemigos, Señor, mientras muchos que hablan en tu nombre abrazan sus mentiras encubiertas en una naturaleza opuesta a tu justicia.

         Levantamos a ti, oh Dios de toda gracia y consolación, el clamor de nuestros corazones por Israel, por nuestra nación, por Europa, por Oriente Medio. Derriba esta mentira que se ha extendido como una potestad contra tu Cristo y Mesías. Concédenos el arrepentimiento, Señor. Abre nuestros ojos cegados por la incredulidad y la dureza del corazón. Sálvanos, oh Dios; restáuranos, Señor. Esperamos en tu misericordia. En la ira, acuérdate de tener compasión [2].

         Padre amado, que la vergüenza que nos ha invadido por nuestras iniquidades nos guie a buscar tu rostro desde lo más hondo de nuestro ser, y podamos penetrar más allá del velo, para que podamos alcanzar en este día la ayuda oportuna y el oportuno socorro. En el glorioso nombre de Jesús lo presentamos ante ti, Juez justo. Amén.

Notas:

[1] – Salmos 1:4

[2] – Habacuc 3:2 LBLA

[3] – Puedes leer este artículo donde “Irán y el Estado islámico amenazan con aniquilar a Israel pronto”, el Señor los confunda.

http://www.noticiacristiana.com/iglesia/israel/2016/05/iran-estado-islamico-aniquilar-israel.html

  1. Orando con el salmista por Israel:«Sean afrentados y turbados para siempre; sean deshonrados, y perezcan. Y conozcan que tu nombre es YHVH; Tú solo Altísimo sobre toda la tierra» (Salmos 83:17,18 RV60).

             Señor y Dios, se han multiplicado nuestros enemigos. Se han levantado los que nos aborrecen sin causa. Han dicho: venid y destruyámoslos para que no sean nación, y no haya más memoria de Israel [1]. Tú, Señor, escogiste a Israel para que fuera el portador de la simiente que había de venir a salvar el mundo. Pero los impíos no entran en el reino ni quieren dejar que entren los que están entrando.

         Amado Dios, sean afrentados y turbados para siempre los que aborrecen tu nombre, tu pacto y tu tierra. Sean deshonrados y perezcan, y sepan las naciones que tu reinas sobre los hijos de los hombres. Porque solo tú eres Dios, y no hay otro como tú, Altísimo Señor.

         Levanta, Señor, tu nombre entre los pueblos, para que conozcan que no hay otro como tú. Santificado sea tu nombre. Bendecido sea tu nombre, oh Dios de Abraham. Eres el gran YO SOY [2]. Te has manifestado en la persona de tu Hijo Yeshúa Hamashiaj [3], para darte a conocer a todas las naciones.

         Altísimo Señor, eres el Rey del Universo. Habitas la altura y al santidad. Eres el Alto y Sublime, habitas la eternidad, cuyo nombre es el Santo; y lo haces con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados [4]. Estás sentado, Señor, sobre la redondez de la tierra [5]; tu trono es excelso, y tu dominio por los siglos de los siglos.

         Oh Dios de Israel, guarda a Israel en esta hora. Protégelo de los enemigos que buscan su destrucción. Guarda, Señor, a tus hijos que invocan tu nombre en todas las naciones. Establece tu trono en medio de las alabanzas de Israel [6]. Tu solo Altísimo sobre toda la tierra.

Dios mío, acuérdate de mi país, España; sana nuestra tierra, Padre; líbranos de hombres perversos y malos y danos días para ver el bien y la misericordia [7]; para que podamos magnificar tu nombre con todos los redimidos de toda lengua, pueblo y nación [8]. Exaltado seas para siempre. Eres nuestra esperanza y confianza, por eso los justos se esconden bajo la sombra de tus alas [9].

         Alabado seas Padre eterno. Te honramos y nos rendimos a tu soberanía y dominio para siempre, en el nombre precioso de tu Hijo Jesucristo. Amén.

Notas:

[1] – Salmos 83:4

[2] – Éxodo 3:14

[3] – Jesús el Mesías

[4] – Isaías 57:15

[5] – Isaías 40:22 LBLA

[6] – Salmos 22:3

[7] – Salmos 23:6

[8] – Apocalipsis 5:9

[9] – Salmos 17:8

Taller de oración – 40

Tiempo de Oración

ANTES DE ORAR: Haz una primera lectura para ti mismo; si estás de acuerdo con el contenido oremos juntos y unánimes con voz audible.

Orando por la iglesia con el apóstol Pablo en la carta de Efesios.

«… La cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero…» (Efesios 1:20-21 RV60).

         Padre celestial, seguimos haciendo memoria delante de ti en favor de tu cuerpo que es la iglesia. Somos, Señor, el resultado del poder que operó en Cristo al resucitarle de entre los muertos, y en ese poder de resurrección hemos renacido para una esperanza viva [1].

         Amado Dios, sabemos que ese mismo poder de resurrección sentó a Jesús a tu diestra en los lugares celestiales, y mediante esa potencia libertadora ha recibido una autoridad única en el cielo y en la tierra. Por ello, Señor, estamos esperanzados en ti, en el mismo poder que actúa sobre todo principado y autoridad y poder y señorío; también sobre todo nombre que se nombra para levantarnos en él y hacer las obras que has preparado de antemano para que hagamos [2].

         Señor y Dios nuestro, sabemos también que hemos sido sentados en el mismo lugar de autoridad y dominio, juntamente con Cristo [3], para que podamos ejercerlo en la tierra sometidos a tu perfecta voluntad, no para enseñorearnos de nuestros hermanos, sino para actuar contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes [4].

         Oh Dios Todopoderoso, vivimos en el presente siglo y hemos recibido los poderes del siglo venidero [5] para administrar tu gracia en la edad presente, servir a nuestra generación y hacer avanzar el plan de Dios que es por fe [6]. ¡Oh Señor, ayúdanos a comprender y usar debidamente el potencial que administramos! Alumbra nuestros ojos, una vez más, para que sepamos cuál es el poder que emana de la cabeza de la iglesia; para que sirvamos aquí y ahora en el poder del Espíritu, en la autoridad del nombre que es sobre todo nombre, el nombre de Jesús; el que ha subido al cielo y está a la diestra de Dios; y a quien están sujetos los ángeles, autoridades y potestades [7]; las mismas sobre las que triunfó nuestro Señor, que fueron vencidas, despojadas y exhibidas públicamente en la cruz del Calvario [8].

         Por todo ello, Padre nuestro, elevamos nuestra oración ante el trono de tu gracia. Danos hoy a tu pueblo redimido la investidura de ese poder y autoridad para que podamos llevar a cabo nuestra misión en la tierra, (en este siglo), mientras esperamos el siglo venidero. Lo pedimos en el glorioso nombre de Jesús. ¡Amén!

NOTAS:

[1] – 1 Pedro 1:3

[2] – Efesios 2:10

[3] – Efesios 2:6

[4] – Efesios 6:12

[5] – Hebreos 6:5

[6] – 1 Timoteo 1:4

[7] – 1 Pedro 3:22

[8] – Colosenses 2:15,16