La constante amenaza a Israel

Amenaza a IsraelLa amenaza de aniquilación a Israel es una constante en la historia de las naciones. La enésima la hemos vuelto a conocer no hace mucho, aunque viene produciéndose desde hace años, procedente de la República islámica de Irán, junto con el denominado Estado islámico.

          Faraón, rey de Egipto y figura del adversario de Dios, quiso exterminar a los niños hebreos porque se estaban reproduciendo demasiado y se sintió amenazado, aunque algunas generaciones anteriores fue precisamente un hebreo, José, hijo de Jacob, el que providencialmente interpretó los sueños de otro Faraón constituyéndose así en gobernador del imperio y la supervivencia de toda aquella generación. Luego cambiaron las condiciones políticas poniendo a los hijos de Israel al borde del aniquilamiento. Pero está escrito: en aquel mismo tiempo nació Moisés [1].

         Luego se levantó otro enemigo en el imperio persa (la actual irán) que concibió un plan de exterminio sobre todo el pueblo de Israel que estaba repartido por todo Oriente Medio. Amán, mano derecha del rey persa, hizo de la aniquilación de Israel el motivo principal de su existencia. Su realización personal pasaba por ver destruido al pueblo de las promesas. Pero está escrito: ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino? [2]. Fueron las palabras de Mardoqueo a Ester cuando se conoció la amenaza de exterminio sobre todo el pueblo judío. El Señor levantó a Ester para esa hora.

         Llegado el cumplimiento del tiempo [3], cuando muchos en Israel esperaban la redención de Jerusalén [4], Herodes buscaba al niño para matarlo [5]. Una vez que Jesús fue manifestado a Israel [6], el diablo le persiguió una y otra vez, de distintas maneras, para tratar de evitar que se completara su obra; se apartó de él por un tiempo [7] buscando ocasión para matar y deshacer el plan de Dios. Esta es la naturaleza del diablo: robar, matar y destruir la obra de Dios.

         Lo vemos también en la mujer de Apocalipsis cuando estuvo de parto para dar a luz. El dragón se paró frente a ella con el fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese [8]. Una y otra vez el adversario repite su oposición a la realización del proyecto divino. Israel es el proyecto de Dios desde el principio, cuando escogió a Abraham y su descendencia para que en su simiente (el Mesías) fueran bendecidas todas las familias y naciones de la tierra.

         Si podemos entender este principio expresado por toda la Escritura, ¿por qué nos cuesta tanto comprender la fijación que tienen hoy los países islámicos por el aniquilamiento de Israel? ¿Por qué no podemos ver, en toda su crudeza, el propósito del antisemitismo patológico de la mayoría de las naciones a lo largo de la historia?

         Amenaza a Israel (2)En tiempos más recientes hemos asistido al intento de aniquilamiento de Israel en Europa mediante una ideología perversa, (el nazismo), poseyendo a un hombre, (Hitler), y sus adláteres, para dar expresión y canalización en la tierra a la mente infernal del mismo Satanás. Derrotado el III Reich, se trasladó al mundo islamista el odio eterno a Israel para que no regresara a su tierra.

         Pronto se levantó un líder árabe egipcio, Gamal Abdel Nasser, con un lenguaje extremadamente violento contra Israel, tratando de unir al mundo árabe para volver a intentar el aniquilamiento de Israel. La Guerra de los Seis Días puso fin a esta locura infernal, pero no terminó con el odio y la fijación por el exterminio judío. Se han sucedido los líderes y países árabes islámicos con un mismo propósito: odio a Israel y echarlos al mar.

         En los años 90 fue el asesino Saddam Hussein el que quiso abanderar la lucha contra Israel, aprovechando su invasión de Kuwait, para buscar apoyos atacando a Israel con misiles scud y anunciando su exterminio pronto.

El terrorista y líder palestino, Yasser Arafat, ha sido otro de los que lideró la lucha contra Israel durante mucho tiempo. Siempre con argumentos falaces y engañando a las naciones del mundo con la falsa pretensión de que habría paz si Israel cedía tierra. No ha sido así. Israel hizo un acuerdo de paz con Egipto entregando el Sinaí; salió de Gaza unilateralmente y pronto se adueñaron de ese territorio los terroristas de Hamás para bombardear a la población civil israelí con cohetes incesantes sobre su territorio. Tampoco esa concesión ha traído la paz a la región.

         Y hoy lideran la amenaza una confluencia de líderes y naciones islamistas que solo les une su odio a Israel: Irán, el Estado Islámico, Hamás, Hezbolláh, aunque tienen un mismo impulso en la concepción de un islam violento que pretende vender al resto de las naciones la destrucción de Israel como solución a todos los problemas mundiales. Si sabemos quién está detrás de esta estrategia podemos comprender que su naturaleza es mentirosa y falsa en su concepción.

         Mientras tanto, ¿qué hace la iglesia de Dios? Hay una parte que ya ha entendido su papel al lado de Israel, porque formamos parte de un mismo pueblo, el pueblo de Dios y las promesas, con distintos roles que debemos cumplir en diferentes planos. Pero hay otra parte de la misma iglesia opuesta a la voluntad de Dios, y alineada con las tesis árabes-palestinas que contradice a los profetas de Israel. El Señor le diría a Pablo: dura cosa te es dar coces contra el aguijón [9]. El Señor peleará por su pueblo [10]; lo hizo en Egipto y lo hará hoy. Hemos llegado a esta hora para estar al lado de Israel en su soledad ante la familia de naciones. Como dijo Pablo, el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas [11]. Hay un llamamiento del profeta Isaías para consolar a su pueblo [12], y decirle que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado.

         Oremos con los nuestros, el pueblo redimido que inició en Jerusalén la expansión del evangelio a todas las naciones, en esta hora de amenazas: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; que por boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se reunieron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor, y contra su Cristo… Ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra… [13]. Amén.

Notas

[1] – Hechos 7:20

[2] – Ester 4:14

[3] – Gálatas 4:4

[4] – Lucas 2:38

[5] – Mateo 2:13

[6] – Juan 1:31

[7] – Lucas 4:13

[8] – Apocalipsis 12:1-4

[9] – Hechos 9:5

[10] – Éxodo 14:14

[11] – 2 Timoteo 4:17

[12] – Isaías 40:1

[13] – Hechos 4:23-26,29

Territorios ocupados o territorios en disputa

Judea y SamariaQuiero compartir con vosotros un video de seis minutos que explica de forma clara la diferencia entre los llamados territorios ocupados de Judea y Samaria (insisten en llamar a este territorio Cisjordania, cambiando su nombre histórico de Judea y Samaria), o territorios en disputa.

         El argumento es irrefutable si se tiene una menta abierta no contaminada con la propaganda antisemita o partidista de los medios de comunicación manipulados por la llamada causa palestina.

         En 1947 la ONU hizo una partición del territorio denominado Palestina, aunque previamente los británicos lo habían dividido dándole a la familia hachemita de Arabia el 73% del mismo para inventarse una nueva nación llamada Jordania que nunca antes había existido. Del 23% restante se propuso hacer dos estados, uno judío y otro árabe. Los judíos lo aceptaron, sin embargo los árabes lo rechazaron.

         Después de la guerra de la independencia (1948-49), Jordania conquistó los territorios de Judea y Samaria, cuyo nombre se cambió a Transjordania o Cisjordania. Desde 1948 a 1967 esta zona estuvo administrada por Jordania, sin que ningún pueblo palestino reclamara un estado en ese lugar.

         En 1967 se produjo la llamada Guerra de los Seis Días. Israel fue atacado por varias naciones árabes: Jordania, Siria, Egipto y la participación de alguna otra. Israel derrotó a los ejércitos árabes y obtuvo el dominio sobre los territorios de Judea y Samaria, la parte Este de Jerusalén, los Altos del Golán y el desierto del Sinaí.

         Los territorios de Judea y Samaria fueron conquistados a Jordania, no a una nación palestina que no existía. Esos lugares no eran legalmente de Jordania, ni tampoco de una nación palestina, por tanto, son territorios en disputa y no territorios ocupados.

         La propaganda palestina ha introducido el mensaje en el mundo de que Israel ocupó su tierra y debe devolverla a sus verdaderos dueños. Sin embargo, nunca hubo una nación palestina en esos lugares, al contrario, son los territorios del Israel histórico. Recordemos. En tiempos de Jesús el pueblo de Israel, bajo administración romana, estaba dividido en tres regiones que la Biblia cita una y otra vez: Galilea (en el norte), Samaria (en el centro), y Judea (en el sur). Precisamente el Maestro tuvo la necesidad de pasar por Samaria donde encontró a la mujer samaritana del evangelio de Juan.

         Por tanto, los llamados territorios ocupados no lo son, sino territorios en disputa, como ocurre en otros lugares de la tierra. Un concepto errado que debemos corregir a la hora de comprender el conflicto árabe-israelí escapando de la manipulación informativa, y en el peor de los casos del antisemitismo.

         Judea y Samaria (3)Aquí puedes ver el vídeo de seis minutos donde se explica de forma sencilla y clara la diferencia entre territorios ocupados o territorios en disputa:

http://porisrael.org/2016/05/19/quienes-son-los-duenos-de-los-territorios-de-judea-y-samaria/#.Vz14a1MAklc.gmail

 

Los protocolos de los sabios de Sión (6)

los-protocolos-de-los-sabios-de-sion-matheiu-golovinskiUn final inacabado

         Ante la impresión que había producido el escrito en el zar Nicolás II cuando accedió a su lectura, el ministro ruso del Interior, encargó a Martinov y Vassiliev, dos oficiales de la gendarmería, una investigación secreta sobre los orígenes de los Protocolos. El resultado puso de manifiesto que la obra era una falsificación. El informe fue entregado al zar, que decidió abandonar su uso por esa causa, diciendo: «No se puede defender una causa noble con métodos sucios».

         Posiblemente el libro hubiera caído en el olvido de no haber sido por el estallido de la Revolución de 1917. A partir de entonces, el falso panfleto fue considerado por muchos como una profecía. Fue el caso de los ejércitos blancos de Rusia que combatieron contra los bolcheviques; se realizó una versión abreviada para el uso de todos los oficiales y suboficiales del ejército blanco. El denominado documento Zunder que vinculaba la Revolución rusa a los judíos fue considerado como una confirmación de la veracidad supuesta que contenía el panfleto.

         En agosto de 1921, el periódico Times publicó durante tres días consecutivos un reportaje en el que se demostraba que los Protocolos no eran más que un plagio aderezado. Con ello, la popularidad de la obra tocaba a su fin.

         El diplomático estadounidenses Herman Bernstein escribió una obra titulada Historia de una mentira, aparecida en 1921 como uno de los primeros estudios rigurosos sobre la falsificación en la que se sustentaban los Protocolos. Además presentó una querella por libelo contra el industrial Henry Ford, que le había dado veracidad y publicidad a la farsa. Finalmente, en junio de 1927 el industrial se retractaba en una carta dirigida al presidente del Comité Judío de Estados Unidos.

         El mismo Hitler, que no creía en la autenticidad del texto, tal y como publicaría su amigo Rauschning, pero semejante circunstancia no le apartó de considerarlo útil en su campaña antisemita. Hoy lo sigue haciendo el islamismo en sus campañas de falsedades contra el estado de Israel.

         Al finalizar este recorrido que hemos hecho por la historia de los llamados Protocolos de los sabios de Sion, debemos tener en cuenta la fuerza que tiene una mentira cuando esta parece encajar en el contexto social y político adecuado.

Este episodio, como tantos otros a lo largo de la historia para acusar al pueblo de Dios, me recuerda las palabras del apóstol Pablo en su carta a Timoteo; en ella le dice que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios [1]. La apostasía viene por oír la mentira de espíritus engañadores que se levantan con una fuerza que puede arrastrar a naciones enteras al desastre.

         Por su parte, la fe viene por el oír, oír la palabra de Dios. Jesús dijo que si permanecemos en su palabra, seremos verdaderamente sus discípulos, y conoceremos la verdad, y la verdad nos hará libres [2].

Notas:

[1] – 1 Timoteo 4:1

[2] – Juan 8:31,32

Fin de la serie

Los protocolos de los sabios de Sión (5)

los-protocolos-de-los-sabios-de-sion-matheiu-golovinskiEL DESARROLLO DE UNA GRAN MENTIRA

         Vemos que el documento final conocido como los Protocolos tuvo un recorrido diverso. Para poder seguir su itinerario veamos el proceso que se siguió. Primeramente se escribió un libro titulado Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, cuyo autor fue un francés de nombre Maurice Joly, editado originalmente en Bruselas el año 1865, que iba dirigido al emperador Napoleón III.

         En los Protocolos se sustituyó a Napoleón III por los judíos y a Francia por el mundo, se redujeron los 25 diálogos a 24, y se obtuvo un impactante texto acerca de los planes maquinados por los judíos para hacerse con el dominio del mundo. El escritor fue Mathieu Golovinski, obrando bajo las órdenes de Pyotr Ratchkovski, que era el delegado en Francia de la política del zar de Rusia.

         La intención de Ratchkovski era convencer al zar Nicolás II de que la modernización industrial y financiera de Rusia respondía a un perverso plan de los judíos, cuya intención era hacerse con el poder. Como el zar no le creyó, Ratchkovski agudizó su ingenio para convencer al zar de sus postulados. Para ello encargó al escritor de panfletos Golovinski, que redactase un texto en el que mostrase que un grupo de judíos en una reunión secreta urdían planes para el dominio del mundo. Esa reunión fue el congreso sionista realizado en Basilea en 1897. El congreso tuvo lugar en ese año, pero no con los fines que los Protocolos le adjudicarían.

         Mas tarde se haría llegar el panfleto al zar a través de su nuevo confesor y místico, Serge Nilus, quién a su vez fue el primer editor de los Protocolos. Como el zar volvió a rechazar la influencia de Nilus, y este fue destituido de su cargo, escogió una vía alternativa para desde Francia hacer llegar el documento de manera indirecta.

         Como vemos, todo un entramado para aprovechar el auge del antisemitismo, que en esos días estaba en pleno apogeo en Francia a través del caso Dreyfus (un affaire que acusó falsamente a un oficial militar judío de traición), y que estaba muy arraigado en el imperio ruso, (donde ya se habían celebrado diversos pogromos), para servir a fines políticos.

         La primera edición completa de los protocolos tuvo lugar en la Rusia de 1905, aunque hubo una edición abreviada que apareció en el periódico Znamia (la Bandera) en 1903. En la década de 1920 se multiplicaron las traducciones: al inglés, polaco, sueco, portugués, francés, japonés, árabe y español. El industrial americano Henry Ford, defendió su autenticidad y promovió su difusión en EE.UU. En 1923 Alfred Rosenberg, ideólogo del nazismo, publicó un estudio acerca de la veracidad de los Protocolos, y en 1925 Adolf Hitler los citó en su libro Mi lucha.

         Si a todo ello le añadimos que ya se había producido la revolución rusa,  en la que muchos vieron el resultado de la conspiración anunciada en los Protocolos, la verosimilitud del fraude con tintes perversos volvió a encontrar un chivo expiatorio para culpar a los judíos de todos los males del mundo. Nada nuevo debajo del sol.

Después del establecimiento del nuevo Estado de Israel en 1948 volvieron a reaparecer traducciones de los Protocolos al árabe. El texto sigue siendo usado por grupos extremistas islámicos como Hamás y los Hermanos Musulmanes de Egipto.

         Cómo se descubrió la falsedad de los Protocolos lo veremos en la próxima entrega.

Continuará…

Los protocolos de los sabios de Sión (4)

los-protocolos-de-los-sabios-de-sion-matheiu-golovinskiUn plagio deliberado

         Desde el principio se veía que la intencionalidad de los Protocolos era defender la autocracia nobiliaria y antisemita, que junto con sus aspectos ridículos y un carácter evidentemente fraudulento, hicieron sospechar de su origen.

          Sin embargo, la fuente de donde surgieron estos Protocolos tardó más de veinte años en descubrirse, por lo que podemos imaginar el daño causado por una mentira tan delirante.

          Veamos primero cómo se descubrió que la mayor parte del texto que reproduce el libelo de los Protocolos es un plagio de un escrito anterior. Los días 16 al 18 de agosto de 1921, la revista Times publicaba una noticia de su corresponsal en Constantinopla, Philip Graves, en la que se revelaba la fuente auténtica de los Protocolos.

          Eran un plagio de un folleto dirigido contra Napoleón III, publicado originalmente en 1865. Un ruso, al que denominaba Mr. X, le había entregado una copia del libro del que se habían plagiado los Protocolos. El libro era un ataque disfrazado contra el despotismo de Napoleón III, en forma de una serie de 25 diálogos entre Montesquieu y Maquiavelo.

          El libro en cuestión se titulaba Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, escrito por un abogado francés llamado Maurice Joly, y editado en Bruselas en 1864. Montesquieu aparece como defensor del liberalismo, y Maquiavelo como el despótico cínico similar al gobierno imperial francés de aquellos días. La policía francesa detuvo a Joly, que fue juzgado el 25 de abril de 1865 y condenado a quince meses de prisión. El libro fue prohibido, pero no eliminado. Ese libro de Maurice Joly fue la base para la realización de los Protocolos de los sabios de Sión.

         Por tanto, tenemos que la base del engaño manifiesto que tanta repercusión tuvo en su día, y que aún a día de hoy la tiene en muchos países musulmanes, sobre una supuesta conspiración judía para hacerse con un gobierno mundial, tuvo su origen en el plagio de un escrito dirigido inicialmente al emperador Napoleón III. Nada que ver con la comunidad judía.

         Continuará…

Los protocolos de los sabios de Sión (3)

los-protocolos-de-los-sabios-de-sion-matheiu-golovinskiSobre el contenido de su mensaje[1]

         El libro en sí mismo, en su edición de Nilus, está compuesto de 24 supuestos protocolos en los que se intenta demostrar la bondad del régimen autocrático, refiriéndose al zarista, y la perversidad de las reformas liberales que querían llevarse a cabo.

         El panfleto ataca el sistema liberal como absurdo, ya que la idea de libertad política no sólo resulta irreal, sino que además sólo puede conducir a consecuencias desastrosas. La idea central que se pone en boca de los supuestos conspiradores judíos es que la libertad es absurda porque el pueblo no puede llegar a comprender lo que es la política.

         El modelo autocrático que se pretende defender no solo se sustenta sobre la figura del rey, sino sobre otros pilares del sistema como son la nobleza, el clero y el dominio económico.

         Según los Protocoles de Nilus, para que los judíos dominen el mundo se entregan a una serie de actividades simultáneas que desafían la imaginación más delirante. Se les atribuye potenciar un «gobierno internacional»; crear «monopolios»; apoyarse en las «logias masónicas»; fomentar «el incremento de armamento y la policía»; promover una «guerra general», «idiotizar y corromper a la juventud de los no-judíos»; «aniquilar la familia»; «distraer a las masas con diversiones, juegos, pasatiempos y pasiones»; eliminar «la libertad de enseñanza»; e incluso «destruir todas las demás religiones». En definitiva, no hay nada que repugne a la mente autocrática de Nilus que no se deba atribuir a los judíos.

         Finalmente, según el panfleto, los judíos conseguirán mediante semejantes artimañas su meta final: «Que el rey de Israel sea el patriarca del mundo cuando se ciña en la cabeza santificada la corona que le ofrecerá toda Europa». Por ello, los últimos Protocolos están dedicados a hacer una  descripción de cómo deberá gobernar mundialmente el rey de Israel.

         Sin entrar a hacer una valoración exhaustiva de esta estratagema, podemos ver como el diablo usa, −como ha hecho a lo largo de la historia−, cierta revelación para manipularla y reorientarla en sentido contrario; torcer el sentido de la verdad para provocar temor, sospecha y calumnia sobre el pueblo de las promesas. Los profetas de Israel hablan del reino mesiánico. La Escritura está llena de reseñas al reino de Dios en la persona del Mesías que ha de venir para reinar en Jerusalén y sentarse en el trono de David. Pero la cizaña de aquel que miente, porque es padre de la mentira, manipula la verdad de tal forma que la sospecha engendre una conspiración que produzca la reacción suficiente para matar el cumplimiento del pacto.

         El diablo tiene cierto conocimiento de la revelación de Dios y los tiempos proféticos, de manera que pueda trazar una estrategia engañosa para tratar de impedir su cumplimiento.

         Por su parte, la iglesia del Señor debe discernir y no ignorar sus maquinaciones, no caer en la trampa y ser luz en medio de la oscuridad, desenmascarando las obras de las tinieblas, para que la verdad nos haga libres de todo engaño y manipulación del presente siglo malo. No seamos, por tanto, necios, sino sabios, entendidos de cuál sea la voluntad de Dios [2].

Notas:

[1] – Los datos históricos de este escrito pertenecen al libro Nuevos Enigmas Históricos al descubierto, del autor Cesar Vidal, en su capítulo titulado: ¿Quién escribió los Protocolos de los sabios de Sión?

[2] – Efesios 5:17

Los protocolos de los sabios de Sión (2)

los-protocolos-de-los-sabios-de-sion-matheiu-golovinskiCómo se gestaron [1]

         Los Protocolos fueron redactados a finales del siglo XIX. El caldo de cultivo para su aparición estaba más que preparado. Antes había nacido la llamada conjura judeomasónica. Habían hecho su aparición ya otros escritos en la misma dirección la novela Biarritz, escrita por Herman Goedsche en Alemania. En 1876 se publica en Moscú un folleto en la misma línea antisemita con el título de En el cementerio judío de la Praga checa (los judíos soberanos del mundo). Es posible que la obra de mayor influencia en este periodo fuera La conquista del mundo por los judíos, escrita por Osman-Bey, seudónimo de un estafador cuyo nombre era Millinger. Su panfleto sostenía que existía una conjura judía mundial cuyo objetivo era derrotar la actual monarquía zarista.

         Lo paradójico de estas obras es que presentan a los judío como personas inmensamente ricas, dispuestas a apoderarse del mundo mediante una conspiración universal, aunque las condiciones de vida de los judíos bajo el gobierno de los zares eran auténticamente terribles.

         La publicación de Los Protocolos de los sabios de Sión fue realizándose por etapas. La primera edición se publicó en el periódico Znamya (La Bandera), de San Petersburgo, bajo el título de Protocolos para la conquista del Mundo por los judíos. Se afirmó que la obra era la traducción de un documento original aparecido en Francia.

         En 1905, el texto volvía a editarse en San Petersburgo en forma de folleto con el título de La raíz de nuestros problemas. Y en enero de 1906, el panfleto era reeditado, añadiéndose un subtítulo que, en forma abreviada, haría fortuna: «Protocolos extraídos de los archivos secretos de la Cancillería Central de Sión (donde se halla la raíz del actual desorden de la sociedad en Europa en general y en Rusia en particular)». En ese mismo año, Los Protocolos aparecían incluidos en una obra de Serguei Nilus titulada: Lo grande en lo pequeño. El anticristo considerado como una posibilidad política inminente.

         Debemos recordar que las fechas en las que aparecen estos escritos son tiempos cuando la palabra profética iniciará un levantamiento para el rebrotar de los judíos en su tierra, regresando del cautiverio de unos 1800 años. Es el tiempo del Sionismo moderno. Y ante el inminente cumplimiento de lo anunciado por los profetas de Israel, hay un levantamiento intoxicador de la verdad revelada. El diablo echa cizaña en el campo sembrada con trigo. La confusión resultante es manipulada de forma apropiada para buscar un chivo expiatorio encontrándolo en el pueblo de las promesas, nada nuevo debajo del sol. Este principio aparece en la Escritura una y otra vez. Cuando el Señor se levanta para edificar a Sión, las tinieblas entran en un frenesí turbador para iniciar una campaña de manipulación, mezclando medias verdades con grandes mentiras, y todo ello, en medio de la percepción de que algo trascendente está a punto de ocurrir.

         Cuando nació el Mesías, el rey Herodes fue impulsado a través de celos, manías persecutorias y paranoias conspirativas para matar a los niños de Belén y sus alrededores con el fin de eliminar el nacimiento del rey de los judíos anunciado por los profetas. Ahora, en el momento cuando Israel va a regresar a su tierra para iniciar el periodo de restauración, el reino de las tinieblas, mediante los hijos de ira, aumentan su persecución y acusación para contrarrestar el levantamiento de la palabra profética más segura.

         Todo ello pone de manifiesto que en esos tiempos, como hoy, nunca se abre camino la palabra de Dios en la tierra sin la persecución correspondiente para tratar de anularla, sea por su erradicación, su mezcla o manipulación. Siempre ha sido así y así se mantendrá hasta el día esclarezca, y el lucero de la mañana aparezca en nuestros corazones [2]; y venga el deseado de todas las naciones [3].

         En medio de esta batalla la iglesia existe para levantar la verdad, desenmascarar las tinieblas y clamar al cielo en favor de la tierra. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella… En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres… Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía al mundo… pero el mundo no le conoció [4].

         Jesús vino por primera vez y el diablo no pudo detenerlo, y muchos en Israel le recibieron. Jesús volverá por segunda vez a Jerusalén, y el diablo no podrá detenerlo; aunque sí preparará un terreno lleno de cizaña, mentira y manipulación para confundir y crear sufrimiento. La verdad se abrirá camino en medio de gran tribulación [5]. Amén.

Notas:

[1] – Los datos históricos de este escrito pertenecen al libro Nuevos Enigmas Históricos al descubierto, del autor Cesar Vidal, en su capítulo titulado: ¿Quién escribió los Protocolos de los sabios de Sión?

[2] – 2 Pedro 1:19

[3] – Hageo 2:7

[4] – Juan 1:5,4,9,10

[5] – 1 Tesalonicenses 1:6

Los protocolos de los sabios de Sión (1)

los-protocolos-de-los-sabios-de-sion-matheiu-golovinskiIntroducción

Comenzaremos esta nueva serie para tratar una de las mentiras mundiales que han dado forma al antisemitismo moderno, me refiero al líbelo llamado Los protocolos de los sabios de Sión.

Aunque ha quedado demostrada su falsedad, sigue siendo uno de los argumentos que se presentan en televisiones árabes (incluyendo series para niños) y países de Oriente Medio alimentando el odio a Israel y los estereotipos calumniosos que muchos siguen teniendo interés en engordar.

El argumento esencial que presenta este documento es una conspiración mundial a través de los judíos para hacerse dueños del mundo. Aunque parezca febril el argumento, muchos lo creyeron en su día, y siguen creyéndolo a día de hoy, porque cuando se rechaza la verdad, está escrito que Dios envía un poder engañoso para que crean la mentira [1], con la consiguiente condenación. Recordemos que el ser humano está predispuesto a creer aquello que concuerda con sus conceptos preconcebidos; y sin importarle la verdad de los hechos, pone oídos a las informaciones que puedan confirmar una postura aceptada de antemano.

Parece haber cierta facilidad para que el hombre natural y carnal crea aquello que, aún siendo inverosímil, pueda afirmar su deseo de encontrar un chivo expiatorio que de respuesta a sus frustraciones, evitando así la propia responsabilidad. Este mal endémico de la naturaleza humana encuentra siempre asidero en el antisemitismo universal, el odio al judío y la incredulidad innata por la verdad, dando a la vez pábulo a cualquier mentira por asombrosa que pueda parecer.

Está escrito que las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios [2]. Lo cual nos enseña que la mente humana abraza argumentos arrogantes que se levantan como fortalezas en su pensamiento para oponerse a la verdad revelada por Dios. Es más fácil creer una mentira que la verdad. La Biblia dice que el mundo entero está bajo el maligno [3]. En otro lugar revela que el príncipe de la potestad del aire, aquel que opera en los hijos de desobediencia [4], llamado el diablo y Satanás [5], es el padre de la mentira; que cuando habla mentira lo hace expresando su misma naturaleza, porque es mentiroso y padre de la mentira [6].

Pues bien, con esta introducción, iniciamos una breve serie sobre este documento llamado Los protocolos de los sabios de Sión; escrito por un autor ruso llamado Mathieu Golovinski, de origen aristócrata, escritor por encargo de panfletos políticos, y que trabajó para el antisemita zar Alejandro III. Con la llegada del nuevo zar, Nicolás II, más liberal, el futuro autor de Los Protocolos recibió duras críticas de sus colaboradores y fue rebajado a la categoría de soplón. Entonces Golovinski se exilió en París. Y es allí, en la capital parisina, donde tiene lugar su redacción por encargo de un delegado en Francia de la policía política del zar de Rusia de apellido Ratchkovski. Un oficial zarista de Moscú y místico ortodoxo, llamado Serge Alexandrovitch Nilus (1862-1930) fue el primer editor de este líbelo perverso que causó una bruma de misterio dando lugar a todo tipo de especulaciones conspiranóicas que ponía a los judíos en el centro de la diana.

Su falsedad quedó acreditada, como veremos, pero eso ya era lo de menos, el mal estaba hecho, y sigue causándolo en buena parte del mundo árabe islamista como arma de educación en las mentes de muchos de sus hijos.

Notas:

[1] – 2 Tesalonicenses 2:11,12

[2] – 2 Corintios 10:4,5

[3] – 1 Juan 5:19

[4] – Efesios 2:2

[5] – Apocalipsis 12:9

[6] – Juan 8:44

La teología del reemplazo (10)

Analicemos el término iglesia

ReemplazoLa palabra iglesia es la traducción del griego ekklesia, que a su vez viene del hebreo Kahal. Ekklesia significa: «Reunión del pueblo», «una reunión de gente»; más ampliamente es «una reunión de ciudadanos llamados desde sus hogares a un lugar público».

Por su parte Kahal, la palabra que se usa en el hebreo y que se tradujo en griego por ekklesia, significa «congregación», «reunión» o «asamblea».  Tenemos, por tanto, que la etimología de la palabra iglesia viene de la traducción al griego de la palabra hebrea Kahal.

Con esto en mente debemos concluir que la congregación de Dios (iglesia) ya existía en el Antiguo Testamento, por tanto, no es un organismo que se inicia en el primer siglo, sino la ampliación (injertados) del pueblo de Dios a todas las naciones por la fe en el Mesías, para venir a ser conciudadanos de los santos, miembros de la familia de Dios (que ya existía), edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también (gentiles) sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu (Efesios 2:17-22).

Para el apóstol Pablo no había separación en su servicio a Dios entre la fe que había recibido de sus mayores y la fe que ahora anunciaba, el cambio estaba en la revelación de la persona del Mesías, que ya había venido, y por su obra redentora era justificado sin las obras de la ley. Tampoco encontró diferencia entre la fe de tres generaciones en la familia de Timoteo. La fe de su abuela Loida, su madre Eunice y que ahora habitaba en el mismo Timoteo era la fe en el mismo Dios de Israel.

Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche    y día; deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme       de gozo; trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la   cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice,    y estoy seguro que en ti también (2 Timoteo, 1:3-5).

Para el diácono Esteban la congregación de Dios (Kahal/ekklesia) ya existía en el desierto, por tanto, en el primer siglo de nuestra era no nació una nueva entidad, un nuevo pueblo, sino que se estaban cumpliendo las profecías, y el Nuevo Pacto que Dios había hecho con la casa de Israel se había inaugurado con la llegada del Mesías prometido.

Este Moisés es el que dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis. Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación (Kahal/Ekklesia) en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos… (Hechos, 7:37-38).

El salmista David alaba a Dios en medio de la congregación (Kahal/ekklesia) que ya existía en Jerusalén mil años antes de la llegada del Mesías.

             Anunciaré tu nombre a mis hermanos;

          En medio de la congregación (Kahal/Ekklesia)  te alabaré.

               Los que teméis al Señor, alabadle;

          Glorificadle, descendencia toda de Jacob,

          Y temedle vosotros, descendencia toda de Israel.

               Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido,

          Ni de él escondió su rostro;

          Sino que cuando clamó a él, le oyó.

               De ti será mi alabanza en la gran congregación;

         Mis votos pagaré delante de los que le temen. (Salmo, 22).

caminoSi la congregación (iglesia) de Dios ya existía en el desierto y en días del rey David ¿por qué se ha traducido casi siempre en el Nuevo Testamento la palabra Kahal/ekklesia por iglesia y no por congregación? ¿Por qué ha venido a significar el término iglesia un lugar físico, una institución jerárquica, y no se ha mantenido como la congregación de los llamados fuera? Sin duda, hay diversas respuestas, una de ellas de carácter histórico, cuando en el siglo IV, y tras la supuesta conversión del emperador Constantino, la iglesia vino a ser una institución de poder y dominio, justificando una interpretación de las Escrituras en clave de jerarquía dominante, y la formación de un sistema religioso bien estructurado, controlado y manipulado por el clero que ahora se había convertido en los sucesores de los emperadores.

         Para los primeros judeocristianos la llegada del Mesías no significó una nueva religión; ni el apóstol Pablo fue el inventor del cristianismo, como se le ha querido adjudicar. Más bien, lo que veían era el cumplimiento del mensaje de los profetas que se estaba cumpliendo ante sus ojos y de lo cual fueron testigos ante el pueblo de Israel. No puede haber separación entre Israel y el Mesías. No hay un pueblo del Antiguo Testamento y otro del Nuevo, como tampoco hay un Dios revelado a los israelitas y otro Dios manifestado a los cristianos. Es el mismo Dios, Dios es uno, manifestado en Tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

         Hasta ahora este tema trascendental nos ha dividido, como lo ha hecho aceptar la mesianidad o no de Jesús de Nazaret. A pesar de ello tenemos un futuro común. No puede haber separación entre Israel y el Mesías. Jesús es la culminación de las promesas de Dios hechas a los padres. Todo esto que nos puede parecer irreconciliable hoy por hoy, no lo fue para el apóstol Pablo. El mismo que dijo que prefería ser anatema, separado de Cristo, por amor a sus hermanos judíos, que dijo que Dios no ha rechazado a su pueblo; fue el mismo que en todas sus epístolas enseñó la centralidad de Jesús como piedra angular, es decir, su mensaje fue claramente Cristo céntrico, por más que a algunos de corriente mesiánica o judaica les parezca un énfasis desmedido. Todas las  cartas de Pablo hablan de la unidad que existe entre Cristo y el creyente, así como el hecho de que por nuestra unión con Jesús estamos unidos a Israel, injertados en el buen olivo.

         Si hay cosas que nos parecen difíciles de entender, incluso podemos ver contradicciones o desencajes con nuestra doctrina, Pablo no lo vio, afirmó una cosa y la otra: Israel es el pueblo de Dios, los gentiles han sido llamados a la ciudadanía de Israel y el Mesías es la piedra principal del edificio.

El nuevo templo lo componen tanto judíos como gentiles mediante un nuevo hombre que ha recibido la naturaleza divina y tiene el diseño en su interior del siglo venidero. Uno de los dilemas que aparecen en nuestros esquemas mentales es cuando nos preguntamos si la nación moderna de Israel, la que nació en 1948, son el pueblo de Dios y si lo son, cómo podemos aceptar que lo sean si no han venido a ningún culto evangélico para «recibir a Jesús como Señor y Salvador».

La pregunta que se hacen muchos dogmáticos es: ¿son salvos o no son salvos? Y, solo los salvos, dicen, son el pueblo de Dios. De lo que se deduce que el Israel actual no puede ser el pueblo de Dios hasta que hayan reconocido al Mesías de Nazaret, lo cual nos lleva irremediablemente al inicio de la teología que venimos refutando: La iglesia es el nuevo pueblo de Dios y ha substituido a Israel, es decir, la Teología del Reemplazo. Ahora hemos cerrado un círculo que para algunos puede ser un cuadrado que no puede echar a rodar en sus mentes. Debemos aceptar que hay misterios, preguntas sin resolver, aparentes contradicciones o caminos paralelos más que convergentes, «ahora conocemos en parte; pero entonces conoceremos como fuimos conocidos» (1 Co.13:12). «Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre» (Deuteronomio, 29:29).

         Mi mujer no es creyenteResumiendo. Lo que no debemos olvidar nunca es que la teología del reemplazo ha desembocado en antisemitismo y éste ha llevado a la muerte a muchos hijos de Abraham. Las cámaras de gas fueron la culminación de este proceso que aún no ha terminado. Tampoco debemos olvidar que nuestro país, España, es hoy uno de los países donde los medios de comunicación mayoritariamente tienen una línea editorial contraria a Israel, especialmente la izquierda española es pro árabe, y en muchos casos abiertamente antisemita, o judeófoba o anti israelí, en definitiva, contrarios al cumplimiento de las Escrituras. Pero, tristemente, también hay que decir que muchas iglesias evangélicas, con sus pastores a la cabeza, mantienen esta teología errónea con una actitud obstinada (que es idolatría) y contraria a apoyar a los hermanos pequeños de Jesús. El juicio a las naciones vendrá, en buena medida, por el trato dado a Israel (Mateo 25:40 y 45). Sobre este texto el comentario bíblico de Matthew Henry dice lo siguiente: «Tener la mira puesta en el Señor Jesús y hacer el bien a los prójimos viendo en ellos hermanos de Jesús (no se olvide que es muy probable que haya de entenderse aquí a sus hermanos de raza: Los suyos de Juan, 1:11)”».

         Nos guste o no, aunque nuestra fe descansa en la Persona de Jesús y él es nuestra Roca firme, hemos contraído una deuda con nuestros hermanos mayores en la fe, los judíos. Pablo dice: «Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos. Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén. Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos ministrarles de los materiales» (Romanos, 15:25-27).

         El pueblo de Israel ha cometido muchísimos errores a lo largo de su historia. La Biblia nos enseña una gran parte de sus debilidades, y su personalidad como pueblo queda expuesta como la de ninguna otra nación. Cuando enfatizamos lo dañino de la teología del reemplazo no por ello queremos caer en el otro extremo, la teología, que podíamos llamar, del rechazo a la iglesia o el cristianismo.

         Israel, en muchos periodos de su historia, ha pecado de soberbia por creerse mejor que los demás pueblos por el hecho de ser el pueblo elegido, ha abusado de su exclusividad y ha querido en ocasiones monopolizar la interpretación bíblica. No todo lo que enseña el Judaísmo tiene su base en las Escrituras, hay mucha tradición que puede ser buena pero no necesariamente revelación. En los días de Jesús se anulaba la Palabra de Dios con sus tradiciones y el Maestro expuso abiertamente sus errores, incluso fue controversial cuando parecía que rompía el shabat para «provocar» a las autoridades religiosas, o cuando usaba textos bíblicos en los que aparecen ejemplos de personas de otras naciones con mejor testimonio de fe que los judíos (léase la viuda de Sarepta de Sidón donde fue enviado Elías, o los muchos leprosos de los días de Eliseo y como fue enviado a sanar a un enemigo de Israel, Naamán el sirio) y que los enfurecieron.

         A pesar de todo ello, nuestra restitución por el daño causado debería ser de tal magnitud que no alcanzaremos a compensarlo con cierta actitud desmedida a favor de Israel, su restauración y vivificación en su tierra. Por otro lado, es nuestra responsabilidad como creyentes en el Mesías no dejar de orar y apoyar en todas las formas posibles para consolar a Su pueblo.

Fin de la serie

La teología del reemplazo (9)

La enseñanza de Pablo en la carta a los Efesios

(Segunda parte)

         ReemplazoEl evangelio ha creado un nuevo hombre reconciliado con Dios en un mismo cuerpo, matando las enemistades; ya no hay judío, ni gentil, esclavo, ni libre, hombre o mujer, porque todos somos uno en Cristo [1]. Pero esto, −una vez más hay que decirlo−, no anula la palabra dada por los profetas a Israel; no anula a Israel como pueblo. Ya hemos visto en Romanos que Dios no los ha rechazado, sino que está profetizada su restauración como nación y lo estamos viviendo en nuestros días.

         Nosotros, gentiles, hemos interpretado que los judíos tienen que convertirse a nosotros, dejar de ser judíos, renunciar a su historia, sus pactos y promesas y hacerlo según nuestros patrones. Hemos invertido el orden. También hay que decir que en la primera congregación de Jerusalén algunos judíos fariseos que sí creyeron en Jesús como Mesías quisieron que los gentiles se hicieran judíos, se circuncidaran y guardaran la ley para ser salvos, es el conflicto que se trató en el primer concilio de Jerusalén en Hechos 15. En este concilio tenemos reunidos a los apóstoles, junto con la iglesia, para discutir si los gentiles debían guardar la ley de Moisés o no. El acuerdo fue que los judíos seguían guardando la ley y la circuncisión, pero los creyentes gentiles solo deberían abstenerse de ciertas cosas, como la fornicación, comer sangre y los alimentos sacrificados a los ídolos. Esto significaba que los judíos no debían suprimir la práctica de la circuncisión, celebrar el shabat y las fiestas del calendario judío, pero los gentiles no tenían que hacerlo.

         En Cristo podemos encontrarnos; vivir en paz y reconciliados a pesar de nuestras diferencias. Hay un nexo de unión que es la cruz levantada en el Gólgota, que derriba las separaciones, las enemistades y levanta un nuevo hombre que se acerca a Dios en las mismas condiciones de necesidad recibiendo el mismo perdón, la misma gracia para poder aceptar al prójimo en esos mismos parámetros, y si fuera de otra manera, el amor debe prevalecer y dejar a Dios juzgar todo lo demás.

         Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre [2].

La Historia nos vuelve a recordar que hemos vivido muy lejos de estas verdades fundamentales del evangelio. Que la cruz, −un lugar de unión, paz y reconciliación−, se convirtió en símbolo de persecución y muerte para los judíos, ¡que tremenda contradicción! El sembrador salió a sembrar y sembró buena semilla, pero un enemigo vino de noche y sembró cizaña contaminando el campo.

         Siguiendo en Efesios, vemos que el apóstol Pablo dice a los gentiles: ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios…[3].

         ¿Qué significa con-ciudadanos? Ciudadanos juntamente con los que ya son nativos de un pueblo. En Cristo tenemos una nueva ciudadanía juntamente con el pueblo de Israel, el pueblo santo, apartado para Dios (Éxodo 19:5-6). Encontramos la misma verdad en los escritos del apóstol Pedro (1 Pedro, 2:9,10). Esta ciudadanía tiene una dimensión celestial y eterna aunque comienza su andadura en el tiempo, la historia, lo terrenal. Pablo hablando de ella dice que nuestra ciudadanía está en los cielos (Fil. 3:20,21), y los padres de la fe sabían que buscaban una patria celestial, la ciudad celestial, cuyo arquitecto y constructor es Dios (Hebreos 11:8-16). Está escrito: primero lo terrenal, después lo celestial (1Co. 15:40-49).

El Reino de Dios tiene dos dimensiones, una terrenal manifestada a Israel y una espiritual revelada por los apóstoles y profetas que apunta hacia una esperanza celestial y eterna. Ambas están íntimamente relacionadas, conectadas por el Espíritu de Dios. Cada ser humano tiene una parte terrenal y una espiritual inseparables y complementarias. El cuerpo terrenal resucitará y tendrá un cuerpo nuevo. De la misma manera Israel, según el profeta Ezequiel, saldrá a resurrección en su propia tierra en un tiempo de restauración que ya ha comenzado.

Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos. Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy el Señor, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Adonai hablé, y lo hice, dice el Señor (Ezequiel, 37:11-14).

         caminoAdemás de haber sido hechos parte de la ciudadanía de Israel, el apóstol Pablo nos dice que ahora somos de la familia de Dios ¿Qué familia? La familia que escogió el Señor, Abrahán y Sara, para  manifestarse a través de su descendencia a todas las familias y naciones de la tierra. Por tanto, si hubiéramos entendido que somos parte del mismo pueblo, de la misma ciudadanía y de la misma familia nunca hubiéramos perseguido o luchado contra nuestras propias raíces de fe y esperanza, dando coces contra el aguijón.

         Es un sinsentido ser cristiano y estar en contra de Israel; ser creyentes en el Mesías y no apoyar la restauración, el resurgir y la resurrección de la descendencia de Abraham en su tierra para apresurar la venida (2P.3:12) definitiva del Mesías, cuando el pueblo de Israel le reconocerá como aquel a quién traspasaron (Zacarías, 12:10) y será admirado (2 Ts.1:10) por todos los que ya hemos creído en él. En definitiva, la esperanza de Israel es nuestra esperanza.

         Para finalizar lo que el apóstol Pablo expone en la carta a los Efesios sobre el tema que estamos tratando, veamos una vez más lo que dice en el capítulo 3 y versículo 6. Que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio.

         Ya vimos lo que significa coherederos, miembros del mismo cuerpo y copartícipes de la promesa. Ahora preguntémonos algo más. ¿Los herederos de la promesa, miembros del mismo cuerpo, que ya participaban de la herencia existían como pueblo antes de la venida de Jesús? O dicho de otro modo ¿La congregación de los hijos de Dios existía ya en el Antiguo Testamento o comienza de nuevo con la venida del Mesías y el día de Pentecostés? La respuesta parece obvia por todo lo que hemos venido diciendo hasta ahora.

         Sin embargo, se nos ha enseñado que la iglesia comienza el día de Pentecostés con el derramamiento del Espíritu Santo, es decir, un nuevo pueblo, dando carpetazo al anterior, aceptando que Israel sí había sido el pueblo de Dios en la antigüedad, pero que ahora han dejado de serlo para dar lugar al nuevo pueblo de Dios que es la iglesia. Si eso fuera así no tendría ningún sentido todo lo que hemos estado estudiando sobre la enseñanza de Pablo en Romanos y Efesios acerca de nuestra incorporación a los pactos, las promesas y la ciudadanía de Israel. Para comprenderlo aún mejor vamos a examinar brevemente el concepto congregación o iglesia.

Notas:

[1] – Gálatas 3:28,29

[2] – Efesios 2:18

[3] – Efesios 2:19

Próximo capítulo: Analicemos el término iglesia