HOMBRES DE VERDAD (13) – Persiste en lo que has aprendido

Hombres de verdadHOMBRES DE VERDAD – Persiste en las cosas que has aprendido

Tú, sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quienes las has aprendido  (2 Timoteo 3:14).

Después de haber hecho una relación pormenorizada del carácter de los hombres en los últimos tiempos, a partir de los versículos 10 y 14 el apóstol se vuelve a Timoteo, le mira los ojos y le dice: «Pero tú», y «», persiste en lo que has aprendido. En otras palabras: a pesar del ambiente disoluto del carácter de la sociedad de los últimos tiempos, el hombre de Dios persiste en mantenerse firme en la verdad, la verdad revelada en las Escrituras. El hombre de verdad es un hombre formado por la palabra de Dios. Jesús oró: «Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad» (Juan 17:17). Y también: «Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Juan 8:31,32). Y en otra ocasión: «Si permanecéis en mi, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho» (Juan 15:7).

Para poder mantenernos firmes en medio de la disolución del carácter debemos estar firmes en la Roca, anclados en la verdad, asidos de la palabra de vida, meditando en ella de día y de noche, que sea lumbrera en nuestro camino, martillo que quebranta la piedra, la que renueva nuestros pensamientos continuamente, nos ayuda a discernir el bien del mal y conoce las intenciones de nuestro engañoso corazón.

La sociedad actual, en sentido general, desprecia la Biblia. Los gobernantes se juntan contra el Señor y su Ungido diciendo: «rompamos sus ligaduras» (Salmo 2). Lo hacen promoviendo leyes impías en los parlamentos; mediante agendas mundialistas opuestas a la revelación de Dios y la ley natural. El Señor se reirá de ellos y luego los turbará con su ira. Incluso muchos predicadores niegan las Escrituras, se avergüenzan rendidos a lo políticamente correcto, porque aman más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. Escogen sus pobres intereses que la verdad. Otros parecería que usan la Biblia como si fuera mágica, una forma de bibliomancia para conseguir sus deseos de forma fantástica repitiéndola como un mantra pero sus corazones están lejos del Autor.

El hombre de Dios tiene la palabra viviente en su corazón. Está firme en la verdad. Dios no cambia. El cielo y la tierra pasarán, pero sus palabras no pasarán. Podemos tener sueños de paja, o la palabra como trigo. Jeremías escogió la obediencia a la verdad aunque fuera impopular para su generación (Jeremías 23). Ahora Pablo le dice a Timoteo: persiste en lo que has aprendido. Te has persuadido. Forma parte de ti. Es la doctrina apostólica. No la sueltes. Hagamos lo mismo.

         Los hombres de verdad están formados por la palabra de Dios y no la sueltan. Es su predicación y su vida. Las palabras de esta vida (Hechos 5:20).

RELACIÓN DE TEXTOS SOBRE TRIBULACIÓN Y PERSECUCIÓN

Nota: Apreciados amigos de este Boletín de meditaciones.

He tenido que realizar diversas actualizaciones en mi página web, trabajo que realiza el informático que la programó, y varias de las herramientas de trabajo se han cambiado, por eso estoy haciendo algunas pruebas para poder aprender correctamente de las modificaciones que ha sufrido y cuando llegue el mes de septiembre, y retomemos los envíos, pueda estar todo otra vez funcionando correctamente.

Aprovecho y os dejo un adjunto de la meditación número 10 que hablaba sobre persecuciones.

Un saludo.

Virgilio Zaballos.

 

profile_2RELACIÓN DE TEXTOS SOBRE TRIBULACIÓN Y PERSECUCIÓN POR CAUSA DE LA PALABRA Y LA JUSTICIA EN EL  NUEVO TESTAMENTO

 

 

 

 

 

  1. Mateo 5:11-12
  2. Mateo 5:44
  3. Mateo 10:10-25
  4. Mateo 10:35-36
  5. Mateo 13:21
  6. Mateo 24:9
  1. Marcos 8:34-35
  2. Marcos 10:30
  3. Marcos 13:9
  4. Marcos 13:13
  1. Lucas 6:22
  2. Lucas 9:23-24
  3. Lucas 9:58
  4. Lucas 9:62
  5. Lucas 14:26-27
  6. Lucas 14:32
  7. Lucas 17:25
  8. Lucas 21:26
  1. Juan 7:7
  2. Juan 12:25
  3. Juan 16;2
  4. Juan 16:20,33
  5. Juan 17:14
  1. Hechos 4:3,18,21
  2. Hechos 5:18,40
  3. Hechos 7:57-60
  4. Hechos 8:1-3
  5. Hechos 9:16
  6. Hechos 9:23-25
  7. Hechos 9:29
  8. Hechos 11:19
  9. Hechos 12:1-5
  10. Hechos 13:50
  11. Hechos 14:2-6
  12. Hechos 14:19-22
  13. Hechos 16:22-24
  14. Hechos 17:5-6
  15. Hechos 18:12,17
  16. Hechos 19:23,29,33
  17. Hechos 20:3,19,23,24
  18. Hechos 21:11-13
  19. Hechos 22:4
  20. Hechos 22:19-20
  21. Hechos 23:12ss.
  22. Hechos 25:3
  23. Hechos 26:11
  24. Hechos 28:20
  1. Romanos 5:2-5
  2. Romanos 8:17-18
  3. Romanos 8:35-39
  1. 1 Corintios 4:9-13
  2. 1 Corintios 15:30-32
  1. 2 Corintios 1:4-8
  2. 2 Corintios 2:4
  3. 2 Corintios 4:7-9
  4. 2 Corintios 4:15-17
  5. 2 Corintios 6:4-10
  6. 2 Corintios 7:4-5
  7. 2 Corintios 8:2
  8. 2 Corintios 11:23-28
  9. 2 Corintios 11:32-33
  10. 2 Corintios 12:10
  1. Gálatas 3:4
  2. Gálatas 5:11
  1. Efesios 3:1,13
  2. Efesios 4:1
  3. Efesios 6:11,13,20
  1. Filipenses 1:12-14
  2. Filipenses 1:20
  3. Filipenses 1:29-30
  4. Filipenses 2:27-30
  5. Filipenses 3:10
  6. Filipense 4:14
  1. Colosenses 1:24
  2. Colosenses 4:3
  1. 1 Tesalonicenses 1:6
  2. 1 Tesalonicenses 2:2
  3. 1 Tesalonicenses 2:14
  1. 2 Tesalonicenses 1:4-5
  1. 1 Timoteo 4:9-10
  1. 2 Timoteo 1:8,12
  2. 2 Timoteo 1:15-18
  3. 2 Timoteo 2:3
  4. 2 Timoteo 2:9-12
  5. 2 Timoteo 3:10-12
  6. 2 Timoteo 4:5
  7. 2 Timoteo 4:14-18
  1. Hebreos 5:8-9
  2. Hebreos 11:24-26
  3. Hebreos 11:36-38
  4. Hebreos 12:3-4
  5. Hebreos 13:3
  6. Hebreos 13:13-14
  1. Santiago 1:2-3
  2. Santiago 1:12
  3. Santiago 5:10-11
  1. 1 Pedro 1:6-9,11
  2. 1 Pedro 2:4-5
  3. 1 Pedro 2:19-21
  4. 1 Pedro 3:14-17
  5. 1 Pedro 4:1,4-5
  6. 1 Pedro 4:12-19
  7. 1 Pedro 5:9-10
  1. 1 Juan 3:13
  1. Apocalipsis 1:9
  2. Apocalipsis 2:9,10,13
  3. Apocalipsis 3:19
  4. Apocalipsis 6:11
  5. Apocalipsis 12:11,17
  6. Apocalipsis 17:6
  7. Apocalipsis 20:2
  8. Apocalipsis 21:3,4

NOTA INFORMATIVA – Meditaciones

Hombres de verdadNOTA INFORMATIVA – Meditaciones

Hola a todos.

Quiero informaros que haré una parada estival en el envío de las meditaciones. Como sabéis en estos momentos estamos con la serie HOMBRES DE VERDAD que aún no hemos terminado, las seguiré enviando en el próximo mes de septiembre.

Mientras tanto, quiero agradeceros vuestro apoyo y amor a la verdad revelada, la que siempre conduce a la libertad verdadera. Desearos también que tengáis días de gozo y paz en comunión con el Padre y vuestra familia en toda su amplitud.

Recibid saludos cordiales.

Nos volvemos a ver en septiembre con nuevos envíos que espero sigan siendo de edificación.

En Cristo

Terrassa (Barcelona) 31 de julio de 2021

VIRGILIO ZABALLOS – España

HOMBRES DE VERDAD (12) – Sufrimientos (segunda parte)

Hombres de verdadHOMBRES DE VERDAD – Sufrimientos (segunda parte)

Pero tú has seguido mis… sufrimientos… (Padecimientos RV60) (2 Timoteo 3:10, 11 LBLA)

En su segunda carta a los corintios, el apóstol de los gentiles hace varias listas de lo que significó para él ser apóstol de Jesucristo. Deberíamos pasar por esas listas antes de auto proclamarnos con demasiada facilidad apóstoles del Maestro. Aunque me alargue en esta meditación, (los sufrimientos siempre han sido largos en el cristianismo vivo), creo que merece la pena recordar las palabras del apóstol. «Afligidos en todo, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos; llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Porque nosotros que vivimos, constantemente estamos siendo entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo mortal» (2 Corintios 4:8-11).

Más adelante, en la misma carta, y como respuesta a la osadía de quienes se exaltaban así mismos y se hacían pasar por súper-apóstoles, les dice: «¿Son servidores de Cristo? (hablo como si hubiera perdido el juicio) Yo más. En muchos más trabajos, en muchas más cárceles, en azotes un sinnúmero de veces, a menudo en peligros de muerte. Cinco veces he recibido de los judíos treinta y nueve azotes. Tres veces he sido golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, y he pasado una noche y un día en lo profundo. Con  frecuencia en viajes, en peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de mis compatriotas, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajos y fatigas, en muchas noches de desvelo, en hambre y sed, a menudo sin comida, en frío y desnudez…» (2 Corintios 11:23-27). En definitiva, «todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos».

¡Cómo hemos adulterado el mensaje! Hoy parece haber una competencia en ciertas congregaciones para saber quién es más rico materialmente como señal de la bendición de Dios. Hemos sido devorados por el sistema mundano comercial; los placeres temporales del pecado brillan tanto que han oscurecido la perla de gran precio. Nos hemos entregado al lujo, el reconocimiento y la sumisión al sistema político, cultural y de las grandes corporaciones que ejercen su manipulación babilónica. Los ejemplos de Pablo y Timoteo nos muestran una verdad bien distinta. El primero le dice al segundo: «Pero tú has seguido mis sufrimientos».

         Los hombres de verdad se distinguen por la perseverancia en el sufrimiento producidos por la indiferencia del sistema mundano.

HOMBRES DE VERDAD (11) – Sufrimientos (primera parte)

Hombres de verdadHOMBRES DE VERDAD – Sufrimientos (primera parte)

Pero tú has seguido mis… sufrimientos… (Padecimientos RV60) (2 Timoteo 3:10, 11)

El que está hablando, como sabemos, es el apóstol Pablo. Un apóstol de Jesucristo experimentando las consecuencias que conllevan ser enviado a los pueblos y naciones con el evangelio de Dios. Hoy se ha desatado la veda de los títulos, y la osadía alcanza cotas, en algunos casos, verdaderamente lamentables. Hay quienes −ya los había en tiempos de Pablo− se dicen ser apóstoles, pero no lo son, sin embargo, tienen una osadía muy llamativa para auto promocionarse sin ningún pudor. Se busca la distinción y la grandeza, olvidando el sufrimiento y padecimientos que forman parte del llamamiento dado por Dios.

Pablo reconoce que Timoteo le ha acompañado en sus sufrimientos, «como los que me acaecieron en Antioquia, en Iconio y en Listra. ¡Qué persecuciones sufrí! Y de todas ellas me libró el Señor” (2 Timoteo 3:11). En Listra los apóstoles Bernabé y Pablo pasaron de la veneración a la lapidación en cuestión de minutos. Pablo vio a un cojo con fe para ser sanado, así que le dijo con fuerte voz: «Levántate derecho sobre tus pies. Y él dio un salto y anduvo» (Hechos 14:9,10). Cuando la multitud vio aquel milagro quisieron ofrecerles sacrificios diciendo: «los dioses se han hecho semejantes a hombres y han descendido a nosotros». Los sacerdotes paganos trajeron toros y guirnaldas para ofrecerles sacrificio, pero los apóstoles rasgaron sus ropas y les dijeron: «varones ¿por qué hacéis estas cosas? Nosotros también somos de igual naturaleza que vosotros, y os anunciamos el evangelio para que os volváis de estas cosas vanas a un Dios vivo». Las multitudes, manipuladas debidamente, pasaron de ofrecerles sacrificios como dioses a apedrearles como delincuentes.

Los apóstoles de Dios habían escogido antes el vituperio de Cristo que los tesoros de Egipto; prefirieron ser maltratados con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres temporales del pecado, como Moisés (Hebreos 11:24-26). Ese es el espíritu apostólico. No vender la verdad por reconocimiento humano. Renunciar a la adoración de las masas por la honra del evangelio. Esto lo olvidan hoy muchos que están más dispuestos para los títulos pero muy poco para el sufrimiento. Cuando experimentan resistencia a su reconocimiento incondicional y se les contradice, rebrota de su interior un espíritu de vanidad que los domina e inhabilita como siervos de Dios. Pablo fue apedreado, lo arrastraron fuera de la ciudad y pensaban que estaba muerto. Después de rodearles los discípulos, se levantó y entró en la ciudad. (Hechos 14:19-22).

         El carácter de los hombres de verdad se distingue por la perseverancia en medio del sufrimiento.

HOMBRES DE VERDAD (10) – Persecuciones (segunda parte)

Hombres de verdadHOMBRES DE VERDAD – Persecuciones (segunda parte)

Pero tú has seguido mis… persecuciones…  (2 Timoteo 3:10, 11)

El apóstol Pedro en su primera carta reitera ampliamente esta misma verdad, recordemos: «Pero si sufrís por causa de la justicia, dichosos sois» (1 Pedro 3:14). «Pues es mejor padecer por hacer el bien, si así es la voluntad de Dios, que por hacer el mal» (3:17). «Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que en medio de vosotros ha venido para probaros, como si alguna cosa extraña os estuviera aconteciendo» (4:12). «Pero si alguno sufre como cristiano, que no se avergüence, sino que como tal glorifique a Dios» (4:16). «Por consiguiente, los que sufren conforme a la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, haciendo el bien» (4:19). «Sabiendo que las mismas experiencias de sufrimiento se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Y después de que hayáis sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que os llamó a su gloria eterna en Cristo, El mismo os perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá» (5:9,10).

La persecución es consustancial a la predicación del evangelio, y es inevitable para aquellos que han tomado la cruz. Tratar de eludirla es negar la naturaleza del diablo. Pretender vivir en la justicia y santidad de la verdad sin sufrimiento, en un mundo que está bajo la influencia del maligno, es engañarse a sí mismo y no entender la naturaleza del reino de Dios. Ambos se oponen. Por tanto, el conflicto es inevitable. No lo buscamos, pero nos encuentra. No lo queremos, pero nos busca. Pablo dijo: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece». Y el Señor le dijo: «Bástate mi gracia, mi poder se perfecciona en tu debilidad».

Algunos predicadores han inventado la iglesia «pare de sufrir». Es falsa. Es contraria a las Escrituras. Pablo le dijo a Timoteo que los hombres de Dios en los últimos tiempos se mantienen firmes y constantes en medio del sufrimiento. Otros enseñan que la iglesia no pasa por la gran tribulación, sin embargo, la iglesia primitiva sobrevivió en medio de gran tribulación y creció por todo el Imperio Romano en poco tiempo. Una parte de la iglesia de hoy —especialmente la iglesia en occidente— vive en medio del confort, la aceptación y el reconocimiento humano, mientras que otra es perseguida y asesinada en muchos países, especialmente donde predomina el Islam. Hace tiempo que hice una relación de los pasajes del Nuevo Testamento donde se menciona la tribulación y el sufrimiento en la vida cristiana, puedo enviarte una copia si estás interesado en ella.

         El carácter de los hombres de Dios sufre persecuciones por causa de la justicia y el nombre de Jesús. Así fue al principio y será en el final.

HOMBRES DE VERDAD (9) – Persecuciones (primera parte)

Hombres de verdadHOMBRES DE VERDAD – Persecuciones (primera parte)

Pero tú has seguido mis… persecuciones…  (2 Timoteo 3:10, 11)

La persecución por causa de Jesús y el evangelio hace avanzar el reino de Dios, sin embargo, su aceptación social conduce a la apostasía. Paradójico. La persecución que se desató después de la muerte de Esteban llevó el evangelio a nuevos lugares donde aún no había llegado (Hechos 11:19-21). Pablo dijo en una ocasión que muchos hermanos al ver sus sufrimientos se animaban más a dar testimonio del evangelio (Filipenses 1:12-14).

La predicación de la palabra de Dios siempre tiene oposición, por tanto, persecución, es impopular, no aceptable al hombre natural y carnal. Deberíamos pararnos y pensar si realmente estamos predicando el evangelio de Jesús cuando las masas lo aceptan alegremente y lo «adjuntan» a su vida como cualquier otra cosa. La Biblia está llena de persecución a los hombres y mujeres de Dios, a los justos, al propósito de Dios; sin embargo, revela un camino ancho por donde van las multitudes aparentemente confiadas sin saber el destino que les espera. Hay camino que al hombre le parece bueno, pero su final es camino de muerte. La paga del pecado es muerte. Todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios.

La vida carnal se opone a la vida en el Espíritu, pero la vida de pecado sigue teniendo un atractivo arrollador que atrae a las masas a sensaciones placenteras que acaban en desolación. Timoteo compartió con Pablo sus persecuciones. No hubo en su vida mucho tiempo para las glorias de viajes placenteros, estancias en hoteles de lujo, reconocimiento y desarrollo personal, lo que hubo fue oprobio por juntarse con un apestado para los judíos, un loco para los gentiles y un fanático para muchos hermanos tibios. El propio Pablo le dijo en este mismo capítulo: «Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos» (1Timoteo 3:12).

Algunos pueden llamar persecución a ser resistidos como impostores, pero esa no es la persecución de la que habla el apóstol, sino a la persecución por vivir piadosamente en Cristo. El Maestro lo dejó meridianamente claro: «Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia… Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros» (Mateo 5:10-12). Subrayo: perseguidos «por causa de la justicia», y, digan toda clase de mal, «mintiendo».

El hombre de verdad sabe que su fidelidad a Dios atraerá la persecución o indiferencia de quienes no aman el evangelio en su plenitud.  

HOMBRES DE VERDAD (8) – Perseverancia

Hombres de verdadHOMBRES DE VERDAD – Perseverancia

Pero tú has seguido mí… perseverancia  (2 Timoteo 3:10 LBLA).

Una de las cualidades del hombre de Dios es la perseverancia. También traducida por paciencia y en algunas otras versiones de la Biblia por constancia. El diccionario de la lengua española dice que perseverancia es: «firmeza y constancia en la ejecución de los propósitos y en las resoluciones del ánimo». Creo que define perfectamente lo que el apóstol Pablo quiere decir aquí. No está invitando al discípulo a que sea perseverante, si no confirmando que Timoteo está siguiendo su misma perseverancia en el propósito de Dios. «Tú has seguido mi perseverancia».

La paciencia y constancia que Pablo demostró a lo largo de su vida no deja lugar a dudas. Una vez que recibió la revelación que Jesús era el Mesías nunca más miró atrás. «Prosigo a la meta», dijo, «no mirando lo que queda atrás, sino extendiéndome a lo que está delante». Cuando recibía oposición al avance del evangelio reunía a los discípulos en un lugar para seguir con la obra de expansión del reino. Cuando le apedreaban en una ciudad se levantaba y marchaba a otra. Cuando sabía que le era necesario ir a Jerusalén no se dejaba intimidar por los buenos sentimientos de los suyos para evitarle el sufrimiento por el evangelio. «Estoy dispuesto», dijo, «a entregar mi vida, si fuera necesario, porque no estimo preciosa mi vida para mí mismo con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor para dar testimonio del evangelio» (Hechos 20:24).

Lo que ardía en el corazón de Pablo era la revelación del Hijo de Dios entregado en la cruz por él. Ese amor por Jesús lo consumía. Su actitud no pasaba desapercibida a los discípulos, por ello su ejemplo fue el referente para Timoteo y muchos otros que mantienen las mismas pisadas. Y cuando le llegó el tiempo «para ser derramado como ofrenda de libación, y el tiempo de mi partida ha llegado»(2 Timoteo 4:6); cuando además fue abandonado por todos en su primera defensa del evangelio ante el Imperio Romano, mantuvo la constancia de un verdadero gladiador, ayudado por la cercanía de su Señor, fortalecido por el reflejo de las glorias que siguen a la cruz, dando testimonio firme de su fe en medio de las mayores decepciones que un hombre abrazado a la causa de Dios puede experimentar. «Todos me abandonaron; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas» (2 Timoteo 4:16,17). Este general de los ejércitos del Señor dejó una impronta inequívoca en Timoteo para que siguiera su ejemplo: «Pero tú has seguido mi perseverancia».

         Los hombres de Dios en todos los tiempos se identifican por su constancia en la esperanza, y su perseverancia en la verdad, al margen de los cambios y caprichos de las corrientes de este mundo.

HOMBRES DE VERDAD (7) – Amor

Hombres de verdadHOMBRES DE VERDAD – Amor

Pero tú has seguido mí… amor  (2 Timoteo 3:10).

El apóstol hace un reconocimiento exhaustivo del seguimiento que Timoteo ha mostrado en su vida que le causaría una especial motivación. Conociendo a Pablo sabía que no hablaba en vano. Ahora le dice: has seguido mi amor. Veamos brevemente el amor que manifestó el apóstol de los gentiles en su vida regenerada.

Su primer amor fue siempre hacia su Maestro y Señor. «Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quién lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo» (Fil. 3:7,8).

Manifestó un amor radical por el pueblo de Israel siendo el apóstol de los gentiles. «Digo la verdad en Cristo, no miento, dándome testimonio mi conciencia en el Espíritu Santo, de que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque desearía yo mismo ser anatema, separado de Cristo por amor a mis hermanos, mis parientes según la carne, que son israelitas…» (Rom. 9:1-5).

Dio su vida por el evangelio, llamándolo «mi evangelio».  No estuvo dispuesto a traicionar el mensaje aunque ello le hiciera impopular delante de los hombres, incluido el mismísimo apóstol Pedro (Gálatas 1:10; 2:1-21).

Mostró un amor extraordinario por las congregaciones del Señor (Col. 1:24,25). Fue un padre, una madre y nodriza para los tesalonicenses (1 Tes. 2:7-12). Honró el ministerio a los gentiles que recibió del Señor (Ro.11:13). Fue un ejemplo para los discípulos, fortaleciendo sus ánimos y exhortándolos (Hch.14:21-23).

Trabajó con sus propias manos para que la obra misionera siguiera adelante  (Hch. 20:33-35). Su corazón ardía por la predicación del evangelio (1 Co. 9:14-23). Fue sensible a las necesidades de los más pobres y desfavorecidos (Gá. 2:10) recogiendo una gran ofrenda para los hermanos de Jerusalén (Rom. 15:26-31) (2 Co. 8:19-21).

Pablo fue el autor del más bello canto que jamás se ha compuesto sobre la esencia del amor, lo tenemos en 1 Corintios 13. «El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante, no se porta indecorosamente, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido, no se regocija de la injusticia, sino que se alegra de la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…»  Además escribió que ese amor ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado (Ro.5:5).

         Los hombres de verdad tienen el sello del amor de Dios en sus múltiples manifestaciones.

HOMBRES DE VERDAD (6) – Paciencia

Hombres de verdadHOMBRES DE VERDAD – Paciencia

Pero tú has seguido mí… paciencia  (2 Timoteo 3:10).

La paciencia del hombre de Dios es una señal de la fe que anida en su corazón, puesto que «la prueba de vuestra fe produce paciencia» (Santiago 1:3). La fe del corazón revelada en las Escrituras no es una fe mental, religiosa o doctrinaria, es una fe que activa un proceso de añadiduras propias de la vida eterna que se libera en el corazón del nuevo hombre. El apóstol Pedro nos dice que después de haber sido partícipes de la naturaleza divina, y habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, debe producirse un proceso de añadiduras en nuestras vidas, lo explica así: «Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid a vuestra fe, virtud, y a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio, al dominio propio, perseverancia, y a la perseverancia, piedad, a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor» (2 Pedro 1:5-7). Y luego añade lo que nos libra para siempre de la ociosidad y el aburrimiento. «Pues estas virtudes, al estar en vosotros y al abundar, no os dejarán ociosos ni estériles en el verdadero conocimiento de nuestro Señor Jesucristo» (2 Pedro 1:8).

Una fe genuina produce, —es productiva—, y alcanza resultados completos. Dice Santiago: «Y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos (maduros) y completos, sin que os falte nada» (Santiago 1:4 LBLA). Nuestra mente materialista occidental se activa rápidamente pensando en una productividad materialista y consumista en unos resultados dirigidos hacia el terreno económico, pero ese no es el sentir del apóstol en su carta. Los resultados tienen que ver con una fe más preciosa que el oro, que abarca a todo el ser para llevarlo a la plenitud de Cristo. Pablo dijo: «Vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros» (Gálatas 4:19).

La paciencia tiene su obra completa para llevarnos a la perfección, es decir, la madurez, y no tengamos necesidad de nada, estamos completos en el Mesías, satisfechos en Él, llenos de Cristo. Esta es la enseñanza del apóstol Pablo a su hijo Timoteo. Pablo supo vivir en abundancia y en escasez. Aceptó los tiempos de máxima actividad misionera con los tiempos de cárcel y paralización. Los momentos de milagros extraordinarios y aquellos en los que tuvo que dejar enfermo a Trófimo en Mileto (2 Timoteo 4:20). Y añade: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece». La paciencia había hecho su obra completa mediante la fe. Como dijo el Maestro: «Con vuestra paciencia ganareis vuestras almas» (Lucas 21:19).

         El carácter de los hombres de Dios se forja en la paciencia de la fe.