Capítulo 3C – LAS CONDICIONES DE LA ORACIÓN (la justicia de Dios)

Una vida fluyente de oraciónC. LA JUSTICIA DE DIOS

La verdad de la justicia de Dios pone un fundamento sólido en nuestra vida de oración. Nos da confianza y gratitud para acercarnos al trono de la gracia, porque «la oración eficaz del justo puede lograr mucho» (Santiago 5:16).

Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 5:1).

Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El (2 Corintios 5:21).

En el libro de Salmos vemos claramente la conexión fundamental entre ser justos y la vida de oración. Ahora, en Cristo, esta verdad cobra una nueva dimensión al ser hechos justicia de Dios en Él, mediante la fe, que debe activar nuestra vida de oración de manera extraordinaria.

Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a su clamor… Claman los justos, y el Señor los oye, y los libra de todas sus angustias… Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo libra el Señor (Salmos 34:15, 17,19).

… El Señor sostiene a los justos… Yo fui joven, y ya soy viejo, y no he visto al justo desamparado, ni a su descendencia mendigando pan… Mas la salvación de los justos viene del Señor (Salmos 37:17, 25, 39).

Conclusión

La vida de oración tiene condiciones que debemos conocer para ser eficaces en un asunto de tanta importancia en la vida del hijo de Dios.

Hemos visto tres: el pecado que hace separación; la fe que agrada a Dios y la justicia que nos permite acercarnos al Trono de la gracia en plena confianza.

La parábola de Jesús sobre el fariseo y el publicano contiene estas tres condiciones. La arrogancia del fariseo le impidió recibir respuesta a su oración, porque la elevó fundado en su propia justicia. Por su parte, el publicano, conocía su estado de insuficiencia, reclamó la propiciación del Eterno sobre la fe en la justicia de Dios, y regresó a su casa justificado (Lucas 18:19-14).

Capítulo 3B – LAS CONDICIONES DE LA ORACIÓN (la fe)

Una vida fluyente de oraciónB. LA FE

En el libro que citamos anteriormente de Dale Carnegie está escrito lo siguiente: “la oración satisface tres necesidades psicológicas básicas que todos tenemos, ya sea que creamos en Dios o no”. Este pensamiento humanista es contrario a lo revelado en las Escrituras. La oración necesita fe para acercarse a Dios y confiar en sus promesas.

La Biblia revela que el justo vive por fe. La fe en Jesús es un don de Dios que nos permite acercarnos al Trono de la gracia, ser justificados y declarados justos. Por tanto, podemos orar con confianza y recibir respuesta de Dios.

“Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que el existe, y que es remunerador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).

“Pero si alguno de vosotros se ve falto de sabiduría, que le pida a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, sin dudar… porque el que duda… no piense… que recibirá cosa alguna del Señor” (Santiago 1:5-7).

“Por eso dos digo que todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas” (Marcos 11:24).

El Dios de la Biblia es un Dios de fe (Marcos 11:22) (Romanos 4:17). La fe se apoya en las promesas de Dios (1 Corintios 1:20). Y está ligada al Pacto que Dios ha hecho con nosotros a través de Jesús.

Capítulo 3A – LAS CONDICIONES DE LA ORACIÓN (pecado)

Una vida fluyente de oraciónINTRODUCCIÓN

La vida de oración tiene condiciones. Ya hemos visto una de ellas, la constancia, pero hay otras que debemos tener en cuenta.

Algunos maestros de autoayuda aconsejan la oración como terapia sin importar a quién se ora, cómo se hace, cuál es el motivo de nuestras plegarias y si creemos o no. La oración viene a ser un fin en sí misma, sin importar a quién se ora. Uno de los escritores de libros de auto ayuda pioneros y más conocidos, Dale Carnegie (1888-1955), escribió en su libro «Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida», lo siguiente: El Dr. Alexis Carrel, hombre de ciencia mundialmente famoso, dijo: «La oración es la más poderosa forma de energía que se pueda generar». En tal caso ¿por qué no usarla? Llamémoslo Dios, Alá o Espíritu, ¿para qué disputarnos por definiciones mientras el misterioso poder de la naturaleza nos lleva de la mano?

La oración se usa en todo tipo de religiones, sean verdaderas o falsas. Se ora a todo tipo de dioses, con una diversidad de formas y rituales. Algunas de esas oraciones pueden ser respondidas, aunque ello no sea garantía de andar en la verdad.

Nuestra oración está basada en las Escrituras y dirigida al Dios revelado en la Biblia. Oramos al Dios de Abrahán, al Señor, Dios Altísimo (Génesis 14:22), al Todopoderoso (Génesis 17:1), al Eterno (Génesis 21:33), del que hablaron los profetas y que Jesús nos ha dado a conocer (Hebreos 1:1,2). Necesitamos la ayuda del Espíritu Santo para orar (Romanos 8:26,27).

Nuestras oraciones pueden tener estorbo (1 Pedro 3:7). Por tanto, debemos ajustarnos a las condiciones de la oración. Podemos orar para nosotros mismos y con arrogancia (Lucas 18:9-14). Podemos usar vanas repeticiones, sin sentido, imaginando que seremos oídos por nuestra palabrería (Mateo 6:7) (1 Reyes 18:26,27). En este capítulo veremos tres condiciones básicas de la oración: pecado, fe y justicia. Ambas están interrelacionadas.

AvariciaA. EL PECADO

El pecado no es solo hacer lo malo. Es una naturaleza de rebelión y autosuficiencia frente a Dios, que Lucifer introdujo en el hombre y éste a toda su descendencia (Romanos 3:23 y 5:12). Es emancipación, (independencia de la voluntad de Dios), escoger nuestro propio camino. El pecado hace separación, nos lleva a escondernos de Dios y andar sueltos, llevados por la corriente de este mundo. El pecado no solo atrapa a los incrédulos, sino que en ocasiones puede obstaculizar nuestra vida de oración.

Pero vuestras iniquidades han hecho separación entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados le han hecho esconder su rostro de vosotros para no escucharos (Isaías 59:2).

Y oyeron al señor Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del huerto. Y el Señor Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás?… Te oí… tuve miedo porque estaba desnudo y me escondí (Génesis 3:8-10).

Si observo iniquidad en mi corazón, el Señor no me escuchará (Salmos 66:18).

Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra  (2 Crónicas 7:14).

Sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno teme a Dios y hace su voluntad, a éste oye (Juan 9:31).

al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás  (Salmos 51:17).

Verano - descansoDios es santo (Isaías 6:1-8), sin relación con el pecado, por tanto, no podremos orar con eficacia sin que antes la relación haya sido restaurada, reconciliada. El profeta Isaías supo que era hombre de labios inmundos y habitaba en medio de un pueblo de labios inmundos. Necesitó un carbón encendido del altar para tocar sus labios, quitar su iniquidad y perdonar su pecado. Entonces, «oí la voz del señor» (6:8).

Dios es luz (1 Juan 1:6-10 y 2:1-2). Si andamos en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesús nos limpia de todo pecado. Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar los pecados y limpiarnos de toda maldad. Luego podremos pedir con confianza y recibir (1 Juan 5:14-16).

Continuará: Capítulo 3B – LAS CONDICIONES DE LA ORACIÓN (la fe)

Capítulo 2 – LA CONSTANCIA en la oración

Una vida fluyente de oraciónIntroducción

Uno de los mayores enemigos que tenemos en la vida de oración es la falta de constancia. Santiago nos dice que «el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos… No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor» (Stg. 1:8,7 RV60). La vida de oración tiene condiciones. Una de ellas es la constancia, hay otras que iremos viendo, hoy nos pararemos en la trascendencia de la constancia en la vida de oración.

La constancia va unida a la paciencia y la espera activa de fe. «…por la fe y la paciencia heredan las promesas» (Heb. 6:12). La vida de oración no es algo casual o echar un boleto a ver si nos toca la lotería. Jesús nos dice: «Pedid y seguid pidiendo, buscad y seguid buscando, llamad y seguid llamando» (Mt. 7:7-8 LBLA). Pablo dijo: «constantes en la oración» (Rom. 12:12).

Qué es la constancia. Definición: firmeza y perseverancia del ánimo. No doblez, no desánimo. Es sobrepasar el tiempo de prueba hasta conseguir los objetivos. Hablamos de la constancia en la fe, no de repetición mecánica, sino creyendo con perseverancia.

Texto: Lucas 18:1-8. Había en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él constantemente, diciendo: Hazme justicia de mi adversario.

vencedorA. POR QUÉ LA CONSTANCIA EN LA ORACIÓN

Para superar la oposición. La vida de oración no es apretar un botón automático y conseguir resultados inmediatos, necesitamos superar la oposición. Vivimos en un mundo opuesto a Dios (1 Jn. 5:19). Veamos algunos ejemplos:

  1. El profeta Daniel (Dn. 10:12, 13).
  2. La restauración en días de Nehemías (Neh. 1-6) (2:10, 19,20) (4:1-6) (4:7-9) (6:9-16). Sufrieron el menosprecio de los adversarios de la obra.
  3. La oposición al apóstol Pablo (Ro.1:13) (Ro.15:22-33) y (2 Ts.2:1-4).
  4. Nuestra experiencia para ser padres. Toda una experiencia de oración constante confiados en Su palabra (Ex.23:26) (Mr.11:23,24).

B. LA VIDA DE ORACIÓN CONSTANTE DE JESÚS

Jesús, el Maestro, mantuvo toda su vida en la tierra una constante vida de oración y comunión con el Padre. Veamos algunos ejemplos:

  • Oró en el desierto (Lc.4:1,2).
  • Después de una campaña de milagros y sanidades se apartaba a un lugar desierto para orar Lc.4:40-42).
  • Su fama se extendía… más él se apartaba a lugares desiertos y oraba (Lc. 5:15-16).
  • Oraba aparte (Lc. 9:18).
  • Salió a orar con un pequeño grupo de tres discípulos (Lc.9:28,29).
  • Su vida de oración motivó a los discípulos a orar (Lc. 11:1).
  • Tenía ciertos lugares de oración (Jn.18:1-2) (Lc. 21:37 y 22:39).
  • Enfrentó la noche más oscura de su vida con oración intensa y agonizante (Lc. 22:40-46).

Camino en el desierto

C. CÓMO MANTENER LA CONSTANCIA EN LA ORACIÓN

En medio de la agitación y el activismo que vivimos muchas veces se hace difícil ser constantes en una vida de oración.

Jesús nos ha dado un modelo de oración para abarcar todas las áreas de nuestras vidas con oración continua, el Padrenuestro (Mt. 6:9-13) (Lc. 11:1-4).

  • Alabanza: Padre nuestro, santificado sea tu nombre.
  • Prioridades: Tu reino y Tu voluntad en mi vida, familia, iglesia, nación.
  • Provisión: El pan nuestro de cada día dánoslo hoy.
  • Las personas: Perdónanos, como nosotros perdonamos. Relaciones.
  • Protección: No nos dejes caer en tentación, líbranos del maligno.
  • Alabanza: Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por siempre.

Este modelo de oración lo he usado por años y lo uso a menudo. No es el único patrón de oración, hay otros, este es uno que enseñó Jesús. No es para repetir un rezo, sino una guía de oración que abarca todas las áreas de nuestra vida.

CONCLUSIÓN

Debemos mantener una vida constante de oración, superar la oposición, estar firmes en las promesas de Dios, y obtener respuestas que glorifiquen a Dios (Juan 15:7,8).

Capítulo 1 – LA NECESIDAD de la oración

Una vida fluyente de oraciónIntroducción

Jesús les refirió a sus discípulos una parábola sobre la necesidad de orar siempre y no desmayar (Lucas 18:1). En otra ocasión les dijo que debían velar y orar para no caer en tentación (Marcos 14:38). Por su parte el apóstol Pablo nos enseña a orar sin cesar, a ser constantes en la oración (1 Tesalonicenses 5:17) (Romanos 12:12). Además dijo que debíamos orar por todos los hombres, por los reyes y los que están en autoridad y que lo hicieran los hombres, orando en todo lugar levantando manos santas (1 Timoteo 2:1, 2, 8).

Las Escrituras no dejan lugar a dudas: tenemos una necesidad de orar de manera constante, sin desmayar, por todos los hombres.

A. ¿POR QUÉ NECESITAMOS ORAR?

Veremos algunos motivos generales, parándonos en alguno de ellos.

  1. Para comunicarnos con nuestro Padre (Mt.6:9) (Jn.17) (Ro.8:14-17).
  2. Para ser llenos del Espíritu Santo (Hch. 1 y 2) (Hch.4:23-31).
  3. Para predicar la palabra y que haya milagros (Hechos 4:23-31).
  4. Para recibir respuesta y dirección de Dios (Mt.7:7,8) (Jn 16:23-24).
  5. Para que sean enviados obreros a la mies (Mateo 9:35-38).
  6. Para que vivamos quieta y reposadamente (1 Tim. 2:1-4) (Jer. 29:7).
  7. Para no caer en tentación y resistir el día malo (Mr. 14:38) (Ef.6:13).

B. TENEMOS UN ENEMIGO QUE NO DEBEMOS IGNORAR

  1. El diablo viene y roba la palabra y la fe (Lc.8:12 (Jn.10:10).
  2. Pretende paralizar la obra de Dios. Ej. Los días de Nehemías (Neh.1-6).
  3. El diablo anda buscando a quién devorar (1 P.5:8).
  4. A veces nos pide para zarandearnos (desestabilizarnos) (Lc. 22:31-32).
  5. Se nos dice que “no demos lugar (oportunidad) al diablo” ((Ef. 4:27).
  6. Hay que resistirle firmes en la fe (Ef.6:13,16) (1 P.5:9) (Stg.4:7).
  7. Debemos vestirnos de toda la armadura de Dios (Ef.6:10-20).

CONCLUSIONES

Jesús vivió una vida fluyente de oración y nos enseñó a orar. Los apóstoles vivieron una vida fluyente de oración y nos enseñaron a orar. Toda la Escritura nos enseña sobre la necesidad de orar y no desmayar. La historia de la iglesia nos muestra que la oración es el motor que mueve el Reino de Dios en la tierra.

Por tanto, solo falta una cosa: que oremos.

Nuestro país lo necesita. La iglesia lo necesita. Los gobernantes necesitan nuestras oraciones. Nuestra familia necesita que oremos. Nuestra vida cristiana necesita una vida fluyente de oración para estar activada y ser eficaz.

Por tanto, oremos.

Introducción

Una vida fluyente de oraciónUna de las funciones del cuerpo de Cristo es estimularse, mutuamente, al amor y a las buenas obras. Una de las obras más necesarias de la vida cristiana es la oración. La Biblia está llena de esta verdad, está llena de oración, de diversos tipos de oración.

Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió; y consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca (Hebreos 10:23-25).

El estímulo y la exhortación deben venir de la Palabra de Dios, que es viva y eficaz (Hebreos 4:12-13); y del Espíritu, que nos guía en nuestra debilidad (Romanos 8:26-27), para despertar nuestro ánimo y espíritu para la oración. Hay mucho estímulo en los ejemplos de oración en las Escrituras. Hay también mucha exhortación para dedicarnos a la oración. Lo iremos viendo a lo largo de este estudio.

Los dos discípulos de Emaús dijeron: ¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras? (Lucas 24:32). Pablo nos dice: En lo que requiere diligencia, no perezosos, fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración (Romanos 12:11-12).

Le pido al Señor que arda nuestro corazón dentro de nosotros, mientras abrimos la Escritura en lo referente a una vida de oración.

La oración no es solo pedir y recibir; es comunión, es vida, es andar con Dios. La Biblia nos dice que algunas personas anduvieron con Dios tan de cerca que fueron llevados a su presencia sin pasar por la muerte. Lo vemos en la vida de Enoc. Enoc anduvo con Dios, y desapareció porque Dios se lo llevó (Génesis 5:24). Elías solía decir: vive YHWH en cuya presencia estoy (1 Reyes 17:1), y fue arrebatado delante de su discípulo Eliseo (2 Reyes 2:11).

¿Qué es la oración?

La oración es el resultado de una vida espiritual activada y vivificada.

La oración es individual y colectiva. Ambas son complementarias.

La oración es consciencia de Dios.

La oración es elevación del alma, despegar de lo terrenal y adentrarnos en lo celestial.

La oración es entrar hasta el trono de la gracia, por fe, a través del camino nuevo y vivo que Jesús nos abrió.

La oración es comunión con Dios, andar con Dios.

La oración es lucha, batalla, como la de Jacob, hasta conseguir la bendición.

La oración es presentar nuestras peticiones ante el Rey del Universo.

La oración es acción de gracias.

La oración es intercesión.

La oración es alabanza y proclamación.

La oración es clamor en tiempos de máxima necesidad.

La oración es descanso y reposo en los brazos de nuestro Padre celestial.

La oración es orar, alzar la voz en fe y con un corazón limpio y vivificado.

Todos sabemos orar, todos podemos orar, por tanto, todos debemos orar para no entrar en tentación (Marcos 14:38) (Lucas 22:40-46).

Tenemos una gran necesidad de oración. Ese será nuestro próximo capítulo de UNA VIDA FLUENTE DE ORACIÓN.

Definiciones: (Diccionario general de la Lengua Española)

Estimular (al amor y las buenas obras): Aguijonear, picar, punzar. Excitar vivamente a la ejecución de una cosa, avivar (una actividad o función). Administrarse una droga o un estimulante para aumentar la propia capacidad de acción.

Estímulo: Incitamiento para obrar o funcionar.

Incitar: Mover vivamente, estimular (a uno) para que ejecute una cosa. Excitar, instigar, inducir, provocar.

Sinónimos de estimular: aguijonear, picar, punzar, excitar, avivar, incitar, meter en calor, meter en fuego, poner en el disparadero, levantar los cascos, levantar fuego, caldear, calentar, incentivar, impeler, dar alas. Antónimo: desanimar.

Exhortar (unos a otros): inducir con palabras a que haga alguna cosa.

Exhortación: acción de exhortar. Palabras con que se exhorta a uno. Plática, sermón familiar y breve.

Sinónimos de exhortación: ruego, invitación, consejo, admonición, amonestación, incitación.

Sinónimos de exhortar: invitar, rogar, suplicar, aconsejar, amonestar, incitar, animar, excitar, incitar.