Hoy nos hemos despertado con un nuevo atentado islamista asesino, que se produjo anoche en la ciudad de Manchester, y que hasta el momento ha causado la muerte de 22 jóvenes y herido a 59 personas. Fue al final de un concierto juvenil de la cantante Ariana Grande.
Una vez más estamos ante la naturaleza real del islam, que no solamente hace sus rezos pacíficamente en dirección a la Meca, sino que una parte de sus integrantes, especialmente salafistas, incluyen en sus oraciones las acciones oportunas para adelantar la causa islámica en el mundo. Porque debemos recordar que una de las oraciones del salafísmo musulmán es la siguiente:
«Oh Alá, mata a los despreciables cristianos. Alá, mata a todos y cada uno de ellos…»
El salafísmo es la corriente teológica que pretende volver al islam más puro y sincero, apoyando sus prácticas en una interpretación literal de los textos sagrados del islam, a saber, el Corán y los Hadiz. Veamos algunos ejemplos de lo que afirmamos.
El Corán contiene casi 124 aleyas (versículos) de paz, que pertenecen al periodo de la Meca. Se escribieron antes de la Hégira (622 d.C.), es decir, durante el tiempo que Mahoma predicó en la Meca. Después de ese año 622 se escribieron 255 aleyas (versículos) que llaman a los musulmanas a la guerra contra los infieles. Estos textos pertenecen al periodo de Mahoma en Medina, donde se constituyó en caudillo, abandonando la predicación pacífica y dando paso a la yihad violenta para imponer el islam en todo el territorio de la Península arábiga.
Ante esta disyuntiva de textos pacíficos y violentos, se impone el principio hermenéutico llamado «Al Nasij wa al Mansuj», que significa que lo último abroga lo primero. Por tanto, los textos violentos tienen prioridad sobre los pacíficos. Por ello la oración salafista profundiza en el exterminio de los infieles (judíos y cristianos, así como los musulmanes tibios que no viven según la implantación más radical del islam) llegando al extremo que hemos anotado.
Otro dato a tener en cuenta para comprender la naturaleza del islam fundamental es que las palabras matar, guerra y luchar se mencionan en el Corán y en la Sunna (Sharia) o ley islámica, no menos de 35.213 veces.
Ante estos hechos irrefutables de los textos islámicos, pretender domesticar el islam salafista en nuestras sociedades occidentales no pasa de ser una quimera y de una ingenuidad gravísima.
El islam salafista, de la rama wahabista, predomina en Arabia Saudí, donde hace muy poco estuvo el presidente Trump, recibido en apariencia con todos los honores, y cuyo mensaje, por un lado alto y claro contra el terrorismo islamista, no deja de ser limitado en cuanto a la identificación del enemigo, no solo en el Irán (chiita), sino en gran parte de la financiación que ha salido del país árabe favoreciendo el terrorismo de Al Qaeda y otros.
A pesar de las buenas intenciones del presidente norteamericano, y los acuerdos para luchar contra el terrorismo en coalición con los países del Golfo Pérsico, hoy hemos conocido un episodio más de la violencia islamista que ha golpeado nuevamente el Reino Unido. Las intenciones teóricamente son buenas, los hechos tozudos, revelando la maldad del corazón del hombre contra su prójimo.
La oración que nos enseñó Jesús debe sostener las nuestras con ardiente pasión: Padre nuestro, venga tu reino, hágase tu voluntad, perdónanos y líbranos del mal [el maligno], amén.