Agenda AESVIDA 2022

Agenda AESVIDA 2022 - 2Hola a todos.

Quiero compartir con vosotros la iniciativa de la asociación AESVIDA, una asociación PROVIDA que orienta sus recursos en favor de la vida del nonato desde el momento de su concepción; tenéis en  el link siguiente más información sobre quienes son y qué hacen.

¿Quiénes somos?

La iniciativa a la que me refería antes es que puedes colaborar con esta asociación cristiana usando la agenda 2022 que han puesto a la venta. Es muy útil y de calidad; además de que puedas colaborar con su financiación. También puedes regalarla a tus familiares y amigos estas navidades. Aquí tenéis más información de la agenda.

AGENDA 2022

Conozco a su directora, Susana Macías, desde hace muchos años y sé que hacen una gran labor en favor de muchas mujeres que necesitan apoyo para seguir adelante con su embarazo.

En este enlace tienes un video con toda la información que aparece en la agenda. Muy completa.

https://www.youtube.com/watch?v=ajo9nJ6l19A&ab_channel=AESVIDA

Y en este puedes conseguirla en Amazon:

https://www.amazon.es/dp/B09MZBQ4VT?ref=myi_title_dp&qty=1

Un saludo cordial

Virgilio Zaballos.

Reflexiones desde el confinamiento (4)

ConfinamientoReflexiones desde el confinamiento

(Cuarta parte y final)

No hay respuestas fáciles. Sí hay principios generales que siguen vigentes y no han cambiado por mucho que lo haya hecho nuestra sociedad.

En Romanos 1:18-32 (no es el AT, ni la voz de profetas “locos” de la antigüedad, es el apóstol de las naciones) tenemos una triple expresión como consecuencia de las acciones de los hombres, la expresión es: «Dios los entregó»… Luego, casi al final de la misma carta dice el apóstol: Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño… la noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos… vistámonos… andemos (Romanos 13:11-14).

En definitiva, se trata de discernir los tiempos, pero no solo eso, se trata también de alinearse con el espíritu profético, y este espíritu siempre es contrario a la corriente mayoritaria de este mundo, porque el mundo entero está bajo el maligno, y es un cuento de hadas pensar que las naciones van a ponerse de acuerdo cuando sus intereses están en juego. Hay proyectos en los que sí pactan las naciones y sus gobernantes globalistas, son aquellos que confrontan la revelación y el plan de Dios concretados en Israel, la iglesia y la familia.

Hay acuerdo mundial contra Israel siempre, y lo habrá en el final, todas las naciones vendrán contra Jerusalén. Hay acuerdo en la agenda ideológica que pretende oponerse a Dios, ―como en Babel―, a la familia, al hombre y su naturaleza creada.

arrepentimiento (2)Me pregunto cómo es posible que líderes cristianos no pueden ver que la maldad predominante de este tiempo, la de esta generación, viene mediante ideologías abrazadas por la izquierda política y una derecha plegada y engullida por aquella. Me resulta muy difícil comprender que tanto tiempo orando por gobernantes defensores de la vida, la familia, Israel y los valores judeocristianos y cuando aparecen algunos de ellos en las naciones, con todos sus defectos e intereses políticos que no voy a ignorar, se plieguen al relato de apariencia de piedad sin discernir el espíritu que los impulsa. Es aquí donde veo la nulidad de muchos dirigentes cristianos de hoy que representan a instituciones cristianas y se han plegado a un lenguaje religioso, ambiguo y políticamente correcto. Me deja perplejo. Lo entiendo cuando voy a los profetas de Israel para entender su entorno y lucha, su soledad y el ostracismo al que fueron sometidos. Seguimos coloreando sus sepulcros pero negando su mensaje.

Luchar por la familia y la iglesia no es suficiente. Los clérigos católicos también lo hacen, y en algunos casos con mas exposición a la lapidación social que nosotros. Y digo que no es suficiente si se hace desde posiciones que pretenden proteger instituciones cristianas que no quieren molestar al poder del estado que se les opone. No digo que no hagan un buen trabajo institucional en algunos casos, faltaría más, pero son estériles en la defensa de la verdad que contradice el status quo político, lo cual me lleva a una triste conclusión: han quedado neutralizadas por el propio estado, sus beneficios y subvenciones. Cuando esto es así han perdido su representatividad, dejan de ser referentes acomodándose al bienestar y la comodidad.

Concibo la iglesia del Señor como una voz profética que además de anunciar el evangelio en toda su amplitud, denuncia el pecado de la nación, incluido el pueblo de Dios, y sus dirigentes (Miqueas 3:8). Claro que podemos seguir contemporizando y argumentando con un lenguaje moderado, educado y refinado, pero en el entretanto habremos perdido nuestra razón de ser. Sin sal, ni sabor.

EsterAcabo con las palabras de Mardoqueo a la reina Ester en tiempos de aniquilación del pueblo de Dios: No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío. Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; más tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino? (Ester 4:13,14). Aquella mujer estuvo dispuesta a entregar su vida en el altar de la negación de sí misma por una causa mayor, la de aniquilación de su pueblo. En esa decisión pervivió la esperanza de Israel y el Mesías que habría de venir para redimir a los pueblos y familias. ¿Cuántos estamos hoy dispuestos a seguir su ejemplo?

VIRGILIO ZABALLOS

Reflexiones desde el confinamiento (3)

ConfinamientoReflexiones desde el confinamiento

(Tercera parte)

Por otro lado, me resultan repelentes las proclamas simplistas de muchos propagadores de respuestas rápidas ante la pandemia. Aquellos que sueltan sin tino mensajes y anuncios cliché que se apartan del carácter de Dios y pretenden tener la última revelación del por qué ha sucedido todo esto. Yo no tengo las respuestas definitivas, lo que hago es exponer principios ampliamente revelados en la Escritura. Uno de ellos es tan evidente como este: no os engañéis, Dios no puede ser burlado, porque todo lo que el hombre siembra eso siega.

El Señor está en su trono y domina sobre las naciones. Es imposible que lo que está sucediendo en el mundo de hoy le sea ajeno. Ha venido una prueba sobre el mundo entero. Que sea la antesala del fin, no lo creo, que sea una prueba, enviada-permitida por el mismo Señor o un ataque diabólico para destruir, no tengo datos certeros para afirmar una cosa u otra; por ello me ciño a principios generales y sus consecuencias.

NimrodLo que es innegable es que hay consecuencias del comportamiento humano en la tierra. Que oponerse a Dios de forma tan arrogante, al estilo de Nimrod y su gobierno mundial en contra de la voluntad del Eterno, confrontando sus designios y legislando para establecer comportamientos contra sus leyes más elementales conducen a la confusión. Hoy tenemos a las naciones recordando que el hombre es un soplo, que la incertidumbre de la vida es lo común, que no somos suficientes ni tenemos soluciones, que la impotencia nos domina, que la economía depende de principios éticos que se han transgredido, que la idolatría de la realización personal centrada en el egoísmo viral es pura vanidad, etc.etc.

Mientras tanto, y salvo excepciones, seguimos teniendo a día de hoy una falta de arrepentimiento evidente, justificaciones hasta la náusea, pero contrición poca. Y aquí es donde la iglesia del Señor tiene que ocupar su lugar de mediación. Ponernos entre Dios y la tierra para interceder, como hizo tantas veces Moisés ante juicios evidentes. Es hora de interceder por nuestra nación, humillarnos ante Dios, para que nuestra tierra sea sanada. Veo en las Escrituras la posibilidad de apartar el juicio, aplazarlo de su generación, incluso el deseo de Dios mismo de enviar su mensaje mediante los profetas para impedirlo, y no fue posible consumándose el castigo. Aquí pienso en la generación de Jeremías en cuyo libro hay una expresión estremecedora: porque YHVH ha aborrecido y dejado la generación objeto de su ira (Jeremías 7:29).

Creo que estamos en el momento de clamar para desviar, evitar y restaurar el daño. Orar por cada uno de los grupos humanos que más están sufriendo esta pandemia y sus consecuencias. Creo que lo resume muy bien Habacuc: En la ira, acuérdate de tener compasión (Habacuc 3:2 LBLA).

(Continuará)…

Reflexiones desde el confinamiento (2)

ConfinamientoReflexiones desde el confinamiento

(Segunda parte)

Tras la introducción que vimos en la primera parte de estas reflexiones quiero adentrarme ahora en algunas percepciones que sostengo al mirar a nuestro alrededor.

La primera de ellas es que desde hace tiempo hemos copado la medida de nuestros pecados. Las naciones, en sentido general, siempre unas más que otras, pero con muchos denominadores comunes en el mundo globalista en que vivimos, han colmado la paciencia de Dios. El Señor es lento para la ira, y grande en misericordia, pero vemos en distintas ocasiones en la Escritura que hay un momento cuando se supera la medida de la iniquidad soportable por la bondad de Dios, y en esos momentos las sociedades, naciones, familias o personas, caen bajo su juicio y castigo.

Cuando pienso en cómo se ha legislado las últimas décadas contra la ley natural, la ley moral y por supuesto contra la ley de Dios, penetrando áreas esenciales de su creación y la convivencia entre los hombres, me refiero al ataque inicuo contra la familia y la esencia del ser humano como criatura de Dios, poniendo en duda su identidad biológica más esencial, la familia como institución básica de la sociedad para establecer modelos de familias espurios y contranatura, con todo lo que eso conlleva y las ramificaciones que tiene de destrozo social; cuando veo que muchos gobernantes están ocupando el lugar de Dios, sentándose en lugar de Dios (2 Tesalonicenses 2:4) (Ezequiel 28:1,2) con una osadía perversa y haciéndolo con una naturalidad que luego venden los medios como la agenda única ante la que deben postrarse todos (recuerdo aquí la soberbia de Nabucodonosor levantando la estatua que todos debían adorar y que fue golpeada por la piedra arrancada sin mano, para luego llenar toda la tierra del reino mesiánico) bajo la amenaza de ser tratados como apestados, condenados al ostracismo, a la muerte social y acusaciones de intolerantes, cambiando la verdad por la mentira, solo puedo pensar en los niveles de arrogancia y soberbia que hemos acumulado. Y aquí la Escritura es clara: «Dios resiste a los soberbios». Babilonia está llena de soberbia, habla con arrogancia, quiere ocupar el lugar de Dios, desplazar su trono, lo cual viene a ser locura, como la de Nabucodonosor atribuyéndose el mérito y robando la gloria de Dios (Daniel 4:30).

Estatua de NabucodonosorCuando veo gran parte del liderazgo espiritual plegado a las demandas del poder del estado y sus prebendas entiendo que no haya palabra profética para denunciar el pecado, sino justificarlo con sutilezas, subterfugios y eufemismos, y en nuestro caso, también con una falsa piedad. Y no estoy en la postura fanatizada, radical extrema de algunos, solo pienso en lo que veo pasándolo por el crisol de la verdad libertadora de la Escritura. A menudo veo más valentía en algunos periodistas que en ciertos predicadores o referentes espirituales que me recuerdan las palabras de Jesús: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían (Lucas 19:40).

El pecado y la maldad se han trivializado tanto que esta generación no sabe discernir donde tiene la mano derecha. Me recuerda el juicio inminente sobre Nínive (Jonás 4:11) y que pudo ser detenido por la predicación impopular y sin embargo efectiva del profeta Jonás. Esa es una de mis esperanzas en la oración, ponerme al lado del profeta Habacuc, que desde su puesto de guardia, oró: En la ira, acuérdate de tener compasión (Habacuc 3:2 LBLA). Es tiempo de clamar a Dios, sin duda. Clamar como lo hicieron ante el Mesías: Jesús, hijo de David, ten misericordia. Y me consta que muchos lo están haciendo en estos días, especialmente en los países más humildes.

Sin embargo, en nuestro país lo que veo es obstinación en el error, reafirmarse en las ideologías que como doctrinas de demonios han penetrado el alma, se han interiorizado y asimilado con una naturalidad que me deja perplejo.  Por otro lado siempre hay un remanente fiel, resistente, entre los que quiero estar, que no doblan su rodilla ante Baal. Nuestros gobernantes están a la cabeza de esta agenda mundialista perversa por eso mi oración es que sea expuesto este gobierno impío en sus mentiras y manipulaciones y el Señor nos dé hombres y mujeres rectos y honestos, temerosos de Dios y apartados del mal.

(Continuará)…

Reflexiones desde el confinamiento (1)

ConfinamientoReflexiones desde el confinamiento 

(Primera parte)

Sin duda es legítimo preguntarse qué está pasando, por qué, hasta cuando, quién es el culpable, que consecuencias va a tener. Todo ello en medio de una gran incertidumbre desconocida hasta ahora entre los gobernantes de las naciones. Gobernantes acostumbrados a ejercer su liderazgo casi siempre desde posiciones plenipotenciarias, jugando a ser dioses y repartiendo derechos y libertades a manos llenas. Todo ello con un lenguaje agradable al oído, lleno de eufemismos, ambigüedades y cinismo. Saben que lideran sobre sociedades entregadas en una proporción desmesurada al entretenimiento, el placer y bienestar al mínimo esfuerzo y la máxima rentabilidad.

Cuando este mundo fabricado a fuerza de alcanzar los sueños, la realización personal y su potencialidad olvidando y desechando el dolor y la muerte como agentes molestos a los que no se debe permitir que ocupen nuestros pensamientos, he aquí que de golpe y porrazo, como en un abrir y cerrar de ojos, todo ese mundo idílico se ha venido abajo, desvaneciendo gran parte de nuestras ilusiones y vanas imaginaciones, aunque ya ha aparecido el argumento sostenedor de viejas engañifas  con el relato de que esto durara un tiempo, no sabemos cuánto, pero que vamos a superarlo para volver lo antes posible a  nuestro mundo perdido temporalmente y al que pronto regresaremos fortalecidos. Esta forma de pensar infantil está siendo relanzada por políticos vacuos y medios de comunicación serviles. Desde luego hay otros analistas que presentan un futuro más incierto y devastador si no se toman algunas medidas que ellos conocen y que serán las que amortiguarán la caída de los soportes que sostienen el sistema creado.

Confinamiento (2)Todo ello es hasta cierto modo legítimo, positivista o realista, pero sobre todo humano, muy humano. El hombre actual, el de una generación crecida al abrigo del esfuerzo de sus mayores, sostenida por la entrega de la generación de sus padres orientada al esfuerzo y el trabajo duro para mejorar las cosas, y que sus hijos no tengan que padecer las miserias, necesidades y falta de libertades que ellos soportaron con estoicismo; este hombre que ha crecido en gran medida en el capricho, la indisciplina, la ley del mínimo esfuerzo para conseguir en el menor tiempo posible una vida cómoda y placentera está asistiendo ahora al derrumbe de gran parte de su filosofía de vida. Una generación edificada sobre arena, paja y hojarasca ahora está sometida a vientos huracanados, lluvias torrenciales, terremotos y tsunamis, inundaciones, terrorismo islamista, crisis económicas, bosques ardiendo de manera descontrolada y ahora la pandemia del coronavirus que ha paralizado el mundo, su comercio, actividad esencial, y está confinada en casas, atrapados en cavernas y escondidos en cárceles. Todo parece venirse abajo pero el pensamiento con sus argumentos necesarios siguen en el mismo sitio: «nos levantaremos y haremos lo mismo que hacíamos hasta ahora». «Será duro pero lo conseguiremos». «Continuaremos con nuestra obra». «Nadie nos va a detener».

Ni una pizca de reflexión profunda y madura. Nada de aceptar responsabilidades propias sino buscando culpables siempre fuera de nosotros mismos. Ni un ápice de arrepentimiento. En muchos casos obstinación en el error. Endurecimiento de corazón. Posicionarse para recibir las mejores prebendas del estado. Salvaguardar nuestros intereses por encima de todo. Sin embargo, como en toda sociedad y generación, hay justos, hombres y mujeres entregados al servicio de los demás, un remanente que salva al género humano y que pone las bases para su restauración. Los pocos que bendicen a los muchos. Los intercesores que asumen el pecado de su generación para mediar ante el trono de la gracia y alcanzar misericordia para la ayuda oportuna.

(Continuará)…

NOTA NECROLÓGICA – Joaquin Sanjuan

IMG_20160628_181305861_HDRAyer, miércoles, día 15 de abril de 2020, recibimos una llamada telefónica de Marisa para confirmarnos el fallecimiento de Joaquín Sanjuan en la residencia Caliu de Barcelona.

Este amado hermano, esposo de Hortensia (fallecida en noviembre de 2013) ha partido con el Señor a la edad de 91 años después de un largo peregrinaje. De gran afabilidad, siempre con una sonrisa en sus labios, conoció a su Señor hace mucho tiempo; perteneció a diversas congregaciones en Barcelona (iglesia Horta) y Terrassa (iglesia Samaria y Betel), donde mostró siempre, al lado de su inseparable mujer una fe estable y firme.

Cuando falleció Hortensia, ingresó en una residencia de Sabadell y poco después fue trasladado a la residencia Caliu de Barcelona, tras las diligencias de Marisa y su familia, donde ha pasado los últimos años de su vida.

img192Poco a poco se le fue agravando el Alzheimer que ya iniciaba su implacable dominio. María Jesús y yo tomamos la decisión de visitarlo de forma asidua para leer con él la Biblia que tanto amaba, cantar canciones que recordaba aún en su primeros años de enfermedad y orar juntos con él; todo ello lo hacía con verdadero deleite. Realmente pasábamos un tiempo maravilloso en esas visitas que nunca fueron para nosotros una carga sino un refrigerio para nuestras almas.

Una vez trasladado a Barcelona seguimos visitándole insistiendo en hablar a su espíritu para sacarle los recuerdos de la fe que había abrazado con verdadero gozo. Le recordaba expresiones muy populares en los años 80 y 90 en las iglesias pentecostales donde se había congregado como: «¡a su nombre!» y el respondía «¡gloria!»; y «¡a su gloria!», decía: «¡más gloria!». Cantábamos canciones que aún recordaba y citábamos las escrituras más conocidas animándole a repetirlas con nosotros.

img196Por su parte Marisa, hija de Hortensia, que vive muy cerca de la residencia Caliu, ha estado día tras día visitándole a las horas de la comida para estar con él ayudándole y animándole con su presencia siempre generosa. Un gran ejemplo de entrega y cariño incondicional.

Poco a poco la dolencia fue tomando el control de su consciencia perdiendo con ella los recuerdos de una fe siempre activa y militante. A pesar de ello hemos insistido en pasar con él un tiempo de alabanza, lectura y oración, penetrando más a su espíritu que a su mente. Hubo un día cuando orando con él la sala se lleno de una atmósfera celestial que nos hizo pensar que llegaba el tiempo de la partida. Mi mujer y yo nos miramos, pensando que era un buen momento para el último viaje, sin embargo, la naturaleza incombustible de Joaquín, que siempre tenía apetito a la hora de comer se mantuvo todavía durante varios años más. Hasta que ayer, en medio de la pandemia del coronavirus partió con el Señor.Con Joaquin en la residencia 901

Hace algunos días hice una llamada telefónica a la residencia para saber cómo estaba, ya que habían prohibido las visitas, y me informaron que tenía días. A veces un poco de fiebre, luego le bajaba, pero se mantenía estable. No han podido confirmar que haya fallecido por el coronavirus, lo que sí sabemos es que ha partido para estar con el Señor a quien amó toda su vida y cuyo reflejo veíamos en su rostro cada vez que estábamos con él. El polvo vuelve a la tierra, como era, y el espíritu vuelve a Dios que lo dio (Eclesiastés 12:7). Descanse en paz Joaquín Sanjuan.2014-02-13 17.54.35

Con Joaquin en la residencia 918P.D. Sirva esta reseña como recuerdo de su memoria en unos tiempos duros y de gran soledad a la hora de partir. Los hermanos de la iglesia Betel de Terrassa, donde se congregaba los últimos años de salud, le recuerdan con cariño y dan gracias a Dios por su testimonio de fe. Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen (Apocalipsis 14:13).

RESUCITÓ – hay esperanza

La resurrecciónRESUCITÓ: hay esperanza

  • Sueltos los dolores de la muerte

Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella…(Hechos 2:22-24)

¡Y llegó el día! Culminado el tiempo de las tinieblas una gran luz resplandeció. En la misma ciudad, Jerusalén, donde había sido expuesto a vituperio el Hijo de Dios, tendría lugar el evento más trascendente de los siglos: la resurrección de Jesús.

No hay en la historia de la humanidad un acontecimiento más relevante. No hay otro hombre semejante al Hijo del Hombre. La ofrenda había sido aceptada, la redención consumada, el pecado vencido, el diablo derrotado; ahora, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuera retenido por ella, Jesús salió victorioso de la noche más oscura. El justo bajó a los infiernos, padeció el juicio y la ira del Dios Santo, la satisfizo, y se levantó emergiendo del lodo cenagoso; el Hades tuvo que soltarle y dejarle ir; el poder de la resurrección explosionó en el universo y sacó a luz la vida y la inmortalidad.

Todo ello está contenido en el evangelio. Hubo testigos, muchos testigos, más de quinientos, que vieron a Jesús resucitado (1 Co.15:6). La muerte ha sido vencida. El último enemigo ha sido derrotado. La esclavitud ejercida por aquel que tenía el imperio de la muerte, esto es, el diablo, fue destruida, para poner en libertad a todos aquellos que por el temor a la muerte estaban toda la vida sujetos a servidumbre (Heb.2:14,15).

Jesús ha resucitado de entre los muertos, primicia de los que durmieron ha sido hecho. Un nuevo trastorno invadió la ciudad de Jerusalén. Comenzaron a oírse testimonios que el cuerpo no estaba en la tumba; algunos dicen haberle visto; las autoridades entran en pánico, maniobran para frenar que el postrer suceso no sea peor que todo lo anterior. La vida se abre camino. Un cuerpo de hombre ha resucitado; el Hijo del Hombre ha vencido a la muerte, por tanto, todos los hombres tienen abierto el camino a la inmortalidad. El apóstol Pedro, antes temeroso y negador, se ha levantado ante las mismas autoridades diciendo que lo acontecido estaba predeterminado, la muerte no tiene dominio sobre él, ha sido vencida. Glorioso día. Esperanza viva.

El Hijo del Hombre ha resucitado venciendo la muerte y su poder para abrir el camino a la glorificación de este cuerpo de muerte.

El contagio de la hipocresía

HipocresíaEn esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía (Lucas 12:1)

La hipocresía es contagiosa. Puede infectarnos momentáneamente como un virus, pero una naturaleza hipócrita conduce a la condenación de los impíos.

La impiedad y la hipocresía son sinónimos en la Escritura. El juicio sobre los hipócritas es muy duro en la enseñanza bíblica, aunque a nosotros nos parezca hoy que solamente tiene que ver con doblez de corazón, algo de lo que la mayoría participa y que ha venido a ser habitual y aceptable en nuestra sociedad.

La palabra proviene del griego hupokrisis, que originalmente significa dar una respuesta. En la concepción griega viene a ser un intérprete de sueños, un orador, un recitador de poesía o un actor. Tiene la connotación negativa de simulación, duplicidad o falsedad. En la Biblia predomina el sentido negativo del término. En las versiones tradicionales del AT usaban «hipócrita» en pasajes donde las versiones posteriores dicen «impío» o «falso» (Job 8:13; 15:34,35; 17:8; Is.9:17; 33:14). La palabra hebrea que a menudo se traduce hipócrita se refería a contaminación o corrupción.

En el NT se destaca la hipocresía en el sentido más limitado de representar un papel. Jesús llama hipócritas a los fariseos por la contradicción que había entre sus acciones externas y las actitudes internas. Los líderes religiosos no practicaban lo que predicaban. En varias ocasiones los escritores del NT señalan que la sinceridad (sin hipocresía) debía ser una característica de los cristianos (Rom.12:9). La fe no fingida (1 Tim.1:5) (2 Tim.1:5). También la sabiduría de lo alto es sin incertidumbre ni hipocresía (Stg.3:17).

La hipocresía viene a ser sinónimo de maldad e impiedad. El siervo malo dice en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes (Mt.24:48-51). En este texto encontramos la hipocresía unida a la condenación eterna, por tanto, estamos hablando de algo muy serio. En nuestro pasaje la hipocresía está unida con la levadura de falsas enseñanzas farisaicas que contaminan a muchos. Le ocurrió al mismo apóstol Pedro y tuvo que ser reprendido por Pablo (Gá.2:13).

LOS IMPÍOS – Un contagio siempre presente

Después de la caídaNota: Estas 8 meditaciones son una breve introducción de un tema mucho más amplio titulado «El hombre condenado».

  1. Los impíos (I) – Introducción (1)
  2. Los impíos (II) – Introducción (2)
  3. Los impíos (III) – Introducción (3)
  4. Los impíos (IV) – Diversidad y consecuencias (1)
  5. Los impíos (V) – Diversidad y consecuencias (2)
  6. Los impíos (VI) – Diversidad y consecuencias (3)
  7. Los impíos (VII) – Diversidad y consecuencias (4)
  8. Los impíos (VIII) – Diversidad y consecuencias (5)

 

  1. Los impíos (I) – Introducción (1)

No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán  (Salmos 37:1,2)

         Comenzamos a partir de esta meditación con un nuevo apartado dentro del tema general de esta larga serie sobre el hombre condenado. Hemos visto hasta ahora que la Escritura nos habla de personas destinadas a condenación, algunos con nombres y apellidos, sus obras y destino. Los hemos llamado hijos de condenación. Todos ellos viven dentro de lo que se denomina el sistema de este mundo, el presente siglo malo y Babilonia, que se ramifica en múltiples obras en oposición a Dios. Este sistema está formado por aquellas personas que naciendo en pecado nunca se han arrepentido de su maldad y, por tanto, su destino eterno es la condenación anunciada con toda claridad en la misma Escritura que habla de salvación y vida eterna. Esta salvación está disponible por gracia, mediante la redención realizada por el Mesías de Israel, y que permite el traslado de la potestad de las tinieblas al reino de su amado Hijo, al convertirse de las tinieblas a la luz, y pasar de la potestad de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe, perdón de pecados y herencia entre los santificados o separados (Hch.26:18), es decir, los que en la Escritura se denominan justificados hijos de Dios. Por tanto, tenemos que hay quienes han sido destinados a condenación –aunque en un sentido más amplio todos hemos sido destinados a ella por causa del pecado− y dentro de estos existe un grupo de personas que oirán el evangelio, y habiendo creído en él, serán sellados por el Espíritu Santo para Dios el Padre como hijos suyos. Son los regenerados, que han nacido a una nueva naturaleza, siendo despojados de su vieja y vana manera de vivir la cual heredaron de sus padres. Su destino es el hombre glorificado que también hemos visto en otra serie anterior. A partir de ahora nos ocuparemos de un grupo amplio de personas que en la Biblia se les conoce como «los impíos», aunque aparecen con otros nombres. En el Salmo 37 se les llama malignos, malditos, pecadores y transgresores, pero sobre todo «impíos», y así en muchos otros lugares de la Biblia. Pues bien, dentro de este grupo general haremos una división de tres partes que nos darán un sentido más amplio del término, aunque nos detendremos especialmente en uno de ellos y las obras que producen.

         Hay hombres impíos destinados a condenación, y otros con la misma naturaleza pecaminosa que obtendrán la salvación al escuchar el evangelio.

 

2 – Los impíos (II) – Introducción (2)

Maquina el impío contra el justo… Los impíos desenvainan espada y entesan su arco… Mas los impíos perecerán… El impío toma prestado, y no paga; mas el justo tiene misericordia, y da. Porque los benditos de él heredarán la tierra; y los malditos de él serán destruidos (Salmos 37:12,14,20,21,22)

         Me gustaría, en la medida de mis posibilidades, poner en orden los pensamientos que quiero transmitir al abordar este tema. Puede prestarse a confusión mezclar los conceptos y sacar conclusiones erradas. Por ello, quiero hacer una distinción que puede ser esclarecedora para que podamos comprender la amplitud del concepto «impío» en la Escritura, y qué debemos entender por ello en cuanto a la salvación y destino eterno de unos y otros. Quisiera diferenciar tres tipos de personas. Por un lado los que entran dentro del término general de «impíos». Este grupo lo veremos en las siguientes meditaciones por lo que ahora no me parare en ellos. Solamente diré que en este grupo tenemos una multitud de comportamientos y formas de proceder, todos ellos dentro de la impiedad entendida en el sentido amplio del término. Luego encontramos los que la Escritura llama «justos». Son aquellos que viven sujetos a la ley de Dios y la cumplen dentro de las limitaciones propias de la naturaleza caída. Hay en ellos una forma de vida que agrada a Dios. Están en oposición a los impíos en su forma de vivir. En el Antiguo Testamento los encontramos entre el remanente fiel de Israel que son justificados por la obra de Jesús, que fue inmolado desde el principio del mundo (Apc.13:8), y destinado desde antes de la fundación del mundo (1 P.1:20); por tanto, miraban hacia adelante, a la obra consumada en la cruz del Calvario; y en el Nuevo Testamento son aquellos que han sido justificados por la fe en la redención ya efectuada en la cruz, y que miran al pasado para ser hechos justos (2 Co.5:21). Hay otro grupo que podemos llamar aquellos que viven por la ley moral o natural de sus conciencias, formada por un sistema religioso o la cultura recibida que refrena la naturaleza del mal, aunque no la regenera. Pablo se refiere a ellos como los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí  mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos (Rom.2:14-16). Por tanto, encontramos que entre los pecadores necesitados de salvación hay impíos sin ley, y otros con una conciencia sensible al temor de Dios o la cultura que frena la maldad. Ambos necesitan el evangelio de la gracia.

         La impiedad puede ser refrenada y contenida por la conciencia moral.

 

3 – Los impíos (III) – Introducción (3)

Acecha el impío al justo, y procura matarlo… Vi yo al impío sumamente enaltecido, y que se extendía como laurel verde. Pero el pasó, y he aquí ya no estaba; lo busqué, y no fue hallado (Salmos 37:32,35,36)

         El Salmo 37 expone la diferencia entre el impío y el justo. Al impío se le llama también «los malignos» (1), «el malo» (10), «los malditos» (22), «los pecadores» (34), y «los transgresores» (38). Todos estos términos se refieren a la misma calidad de persona que unificamos en el término «impío». ¿Qué es la impiedad? Podemos definirla como la persona que no reconoce a Dios, vive lejos de su ley, incluso de la ley moral o natural impresa en la conciencia de quienes han sido creados a imagen y semejanza de Dios. Son aquellas personas que tienen un estilo de vida y una actitud que excluye a Dios de sus pensamientos e ignoran y violan deliberadamente las leyes divinas. Los impíos se niegan a reconocer a Dios a pesar de la evidencia en la creación (Rom. 1:20,21); participan deliberadamente en la idolatría (Rom. 1:25); practican un estilo de vida que no respeta los límites divinos (Rom. 1:26-31); no temen el juicio de Dios sino que involucran a otros en su maldad (Rom.1:32). Además se recrean en la injusticia, maquinan el mal (Miq.2:1), le dan cobertura y cauce en sus vidas, familias y sociedades; se les llama hijos de Belial. Fue el mundo de los impíos sobre quienes vino el diluvio en días de Noé (2 P.2:5). Son aquellos que convierten en libertinaje la gracia del Señor, y niegan a Dios su soberanía (Jud.1:4). Son los que persisten en pecar (1 Tim.5:20); quienes causan divisiones y endurecidos hay que desecharlos, sabiendo que se han pervertido, pecan y están condenados por su propio juicio (Tito 3:10,11). Los hombres impíos aparecen continuamente en las páginas de la Biblia como recordatorio del poder del mal y la condenación que les aguarda. Sin embargo, también se nos dice que Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Rom.5:6-8). Lo cual quiere decir que entre los impíos hay aquellos que serán salvos de la impiedad obteniendo la salvación por pura gracia, aunque hay quienes endurecidos en sus corazones la rechazarán, sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio (Tito 3:11).

         Los impíos que endurecidos rechazan la gracia de Dios se han condenado por su propio juicio, rechazando la misericordia del evangelio.

 

4 – Los impíos (IV) – Diversidad y consecuencias (1)

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad (Romanos 1:18)

         Hemos dicho que la impiedad es vivir sin ley, en oposición a la ley de Dios, sea esta la ley moral revelada a Moisés, o la ley natural noélica manifestada en la conciencia de los hombres en la creación, aunque más tarde esta conciencia esté influida por el entorno familiar, social, religioso, cultural y generacional en el que vive la persona. La impiedad tiene múltiples formas de manifestarse con las consecuencias que le acompañan. En nuestro texto se habla de toda impiedad e injusticia, señalando la diversidad de manifestaciones que puede llegar a producir esa forma de vida. También se dice que el Dios santo y justo revelado en la Escritura está contra las manifestaciones de impiedad. La ira de Dios se activa allí donde la impiedad se expresa en obras injustas de hombres que detienen con injusticia la verdad. Aunque no siempre el juicio de Dios se manifiesta de inmediato en medio de los hombres impíos, estos viven pendientes de un juicio inexorable que les alcanzará, en algunos casos en esta vida, y en todos los demás en el juicio venidero. La Escritura enseña que podemos alejarnos de la ira de Dios viviendo bajo el temor de Dios, que es una de las manifestaciones de su Espíritu (Is.11:2), que nos alejará del juicio y nos conduce a obras de justicia que agradan al Señor. Esta tensión aparece de forma continuada en la Ley, los Profetas y los Salmos. Los justos y los impíos. Después de la redención se establece un nuevo pacto que nos hace justos ante Dios por la justicia de aquel que es justo, el Hijo de Dios, el justo por los injustos para llevarnos a Dios; el que nos justifica, nos hace justicia de Dios en Cristo. Esta es la buena nueva del evangelio. Luego vendrán las obras de justicia que confirman la regeneración interior de un corazón nuevo. Así Jesús nos libra de la ira venidera; y en el juicio de Dios que ha de manifestar sobre todos los hombres seremos absueltos de la naturaleza de pecado, alcanzando la salvación eterna, y recibiendo la recompensa por las obras hechas en Cristo. Por tanto, ahora somos deudores de la gracia de Dios. Dicho esto, quiero centrarme en aquellas personas que mantienen a día de hoy su naturaleza de impiedad, por tanto, sus obras son el resultado de su propia naturaleza mala. Debemos saber que hay una diversidad de formas de manifestar esa impiedad, y que siempre le acompañan sus consecuencias. Como está escrito: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que hombre sembrare, eso también segará (Gá. 6:7).

         Toda impiedad recibirá su justa retribución en forma de ira divina.

 

5 – Los impíos (V) – Diversidad y consecuencias (2)

Y él habló a la congregación, diciendo: Apartaos ahora de las tiendas de estos hombres impíos, y no toquéis ninguna cosa suya, para que no perezcáis en todos sus pecados (Números 16:26)

         La impiedad forma parte de la naturaleza del hombre. Todos hemos nacido en pecado; todos hemos pecado y hemos sido destituidos de la gloria de Dios; no hay justo ni aún uno; hemos heredado una naturaleza pecaminosa y carnal que produce en nosotros una forma de vida alejada de la ley de Dios. Esa naturaleza necesita una regeneración, que significa volver a generar lo que degeneró, y ese milagro está contenido en el evangelio de la gracia de Dios. Si ese milagro no se produce la impiedad sigue su curso natural y producirá las obras manifestadas en una diversidad que diferencia a unos hombres de otros con las consecuencias para sí mismo y su prójimo. Veamos ahora algunos pasajes que ponen de manifiesto la diversidad de la impiedad en distintos hombres y sus consecuencias. En el texto que tenemos arriba se habla de algunos hombres impíos que pertenecían a la congregación de Israel en el desierto, eran Coré, Datán y Abiram (16:24). Su impiedad se había extendido a todas sus propiedades y sus tiendas, de ahí que el mandato fuera que se apartaran y no tocaran ninguna cosa suya, para no ser contaminados de sus pecados y recibir el mismo juicio. Por tanto, tenemos que la impiedad se puede extender a otras personas desde el foco de origen. Un poco de levadura leuda toda la masa, dijo Pablo. También le dijo a Timoteo que no participara en pecados ajenos imponiendo las manos con ligereza (1 Tim.5:20). Incluso está escrito que de algunas personas debemos aborrecer la misma ropa que visten puesto que está contaminada (Judas 1:23). La impiedad puede trasladarse a lugares físicos, formas de vestir y contaminarnos influyendo en nuestra conducta. También mediante lo que oímos y vemos podemos ser influidos por la iniquidad. Debemos discernir la maldad y no juntarnos con ella. Pablo lo dijo de aquellos que llamándose hermanos viven y practican el pecado (1 Co.5:11). A Timoteo le dijo: A estos evita (2 Tim.3:5). Y el apóstol Santiago habló de riquezas podridas y ropas comidas de polilla (Stg.5:2). Recuerda que la lepra, una figura del pecado en el AT, podía contaminar la ropa y la vivienda de quienes la padecían (Lv.13). La limpieza debía alcanzar a todo. La impiedad también se contagia, por eso no debemos andar en consejo de malos (Sal.1).

         La impiedad se puede transmitir a otros mediante la ropa, la casa, lo que vemos y lo que oímos, incluso imponiendo las manos de forma inadecuada.

 

6 – Los impíos (VI) – Diversidad y consecuencias (3)

Como dice el proverbio de los antiguos: De los impíos saldrá la impiedad; así que mi mano no será contra ti (1 Samuel 24:13)

         David escribió en otro lugar: en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre (Sal.51:5), sin embargo, no vivió practicando el pecado; la ley de Dios estaba en su corazón y ésta frenaba en él el desarrollo de la maldad. Está escrito de David que sirvió a su generación y durmió después de haber hecho la voluntad de Dios. No le agradaba la compañía de hombres impíos. Tuvo ocasión de anticipar su llegada al reino de Israel matando a Saúl, pero supo que no era la manera de vivir. En la conversación que mantuvo con el rey Saúl en el contexto del pasaje que tenemos para meditar, declaró que la impiedad sale de los impíos, él no se consideraba impío, y no estaba dispuesto a hacer obras impías. Tuvo la ocasión de hacerlo, incluso le empujaron a ello sus propios compañeros, pero su corazón era conforme al corazón de Dios. Aunque pecó en otros sucesos de su vida, no vivía practicando el pecado. No era un impío, sus obras lo ponían de manifiesto. Jesús dijo que por sus frutos los conoceréis. Las obras de cada uno se hacen manifiestas más pronto o más tarde, las de otros van delante de ellos anunciando su maldad. Una persona con naturaleza impía es un manantial de pecado a través del cual muchos serán contaminados. David lo sabía y no quiso seguir sus pasos. Vivimos rodeados de hombres impíos a quienes debemos identificar para no ser influidos por ellos. Como está escrito: Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino que  en la ley de YHVH está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Meditar en su palabra nos libra de la contaminación de la impiedad, siempre que nuestro corazón esté preparado para inquirir la ley de YHVH y para cumplirla, y para enseñarla, como lo estuvo el sacerdote Esdras (7:10). Los impíos perecen en tinieblas (1 Sam. 2:9). Se apartaron los impíos desde la matriz (Sal.58:3). El corazón de los impíos es cruel (Pr.12:10). Los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos (Is.57:20,21). David conocía todo esto, supo que la impiedad brota de los impíos y él no quería tener parte en ese comportamiento, por ello no puso su mano contra el rey Saúl aunque era tratado injustamente. Su causa era del Señor y esperó en Él.

         De los impíos saldrá la impiedad, hombres sin ley de Dios en sus corazones; pero aquellos que aman su palabra serán transformados por ella.

 

7 – Los impíos (VII) – Diversidad y consecuencias (4)

Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de YHVH     (1 Samuel 2:12)

         La impiedad en el corazón del hombre le inhabilita para conocer a Dios. También impide la comunión con Él. Se puede ser religioso, incluso formar parte del sacerdocio escogido; ser de una familia con vocación o llamamiento sacerdotal, pero a la vez vivir lejos de la voluntad de Dios porque el corazón es impío. ¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas? Ninguna. Los hijos de Elí, sacerdote de la casa del Señor, eran impíos. Aunque su padre los corregía levemente la impiedad siguió su curso atrapándolos en el juicio de Dios. Estos hijos, aunque ministraban en el templo, no conocían al Dios del templo. Su servicio era como metal que resuena y címbalo que retiñe. Pero a la vez fue motivo de hacer pecar al pueblo (2:24). Como hemos dicho en otro lugar, la impiedad se contagia, y si esta viene de los líderes mayormente. Es necesario que el obispo sea irreprensible. El apóstol Pedro escribió: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey (1 Pedro 5:2,3). El profeta Jeremías denunció que fueron  hallados en mi pueblo impíos; acechaban como quien pone lazos, pusieron trampa para cazar hombres (5:26). ¡Hay impíos en el pueblo de Dios! No todos los predicadores son trigo limpio. Como no todo el que dice Señor, Señor, entrará en el reino. Podemos ser turbados viendo la prosperidad de los impíos (Sal.73:3). Me pusieron lazo los impíos (Sal.119:110). La ciudad es trastornada por la boca de los impíos (Pr.11:11). Por eso, cuando se levantan los impíos tienen que esconderse los hombres (Pr.28:12,28). Pero hay un Dios justo en el trono celestial, que como a los hijos de Elí, cuando brotan los impíos como la hierba, y florecen todos los que hacen iniquidad, es para ser destruidos eternamente (Sal.92:7). Llega el tiempo cuando los impíos dejan de perturbar (Job 3:17). Vivimos en un mundo caído en pecado en el que abundan los hombres perversos y malos que no tienen conocimiento de Dios, pero el evangelio anuncia que: Cristo, cuando éramos débiles, a su tiempo, murió por los impíos… Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Rom.5:6-8). Por tanto, hay esperanza para los que reciben la abundancia de la gracia hoy.

         Dios no perdonará a quienes ocupan lugares de liderazgo y son impíos, sin comunión con Él; pero hay salvación para los que abandonan el pecado.

 

8 – Los impíos (VIII) – Diversidad y consecuencias (5)

Estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas […] y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él (Judas 1:13-15)

         La Escritura no deja lugar a dudas: hay hombres perversos y malos. Impíos que producen daño en el mundo. Causan perjuicio al justo que levanta un clamor delante del Señor por justicia. Serán juzgados, pero antes han  producido mucho mal. Y ese mal levanta un interrogante ante el Señor: ¿por qué? A veces la vida parece favorecer a  estos impíos, de tal forma que hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos (Ecl.8:14). Fue la queja que casi hizo deslizar al salmista. En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos (Sal.73:2,3). Finalmente entró en el santuario y comprendió el fin de ellos (16,17). Hay un final trágico para los impíos: Está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas. Dice el salmista: Cuando brotan los impíos como la hierba, y florecen todos los que hacen iniquidad, es para ser destruidos eternamente (Sal.92:7). Hay un tiempo cuando los impíos se gozan, y se vanaglorian todos los que hacen iniquidad (Sal.94:3,4). Su aparente impunidad pone a prueba a quienes andan en integridad. Cuando prevalece la injusticia en los pueblos el justo se pregunta para qué sirve guardar la ley de Dios. Fue el caso del sufrimiento de Job, pero sabemos que el Señor es muy misericordioso y compasivo (Stg.5:11). En días del profeta Malaquías también fueron puestos a prueba por esta cuestión: Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de YHVH de los ejércitos? Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no solo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon… YHVH escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria… para los que temen a YHVH, y para los que piensan en su nombre. Y serán mi especial tesoro… y los perdonaré… Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve (Mal.3:13-18). Veremos en las próximas meditaciones una lista de quienes persisten en pecar y son desechados; impíos, hijos de condenación.

         Hay una diversidad manifiesta de hombres impíos que sufrirán las consecuencias de la dureza de sus corazones no arrepentidos.

El coronavirus (señales para esta generación)

El coronavirusEstá escrito: Habrá… en diferentes lugares… pestilencias [pestes, o plagas] (Lucas 21:11). En el libro del profeta Isaías encontramos esta cita: Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes (Isaías 13:11). Y un poco más adelante en el mismo libro dice: Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia (Isaías 26:9).

Nuestra generación y su tiempo se caracteriza por un gran avance tecnológico, así como unos logros a nivel económico y de bienestar general que no tiene paralelo en la historia de la humanidad. El desarrollo de la ciencia, que es de gran ayuda en muchos aspectos, a la misma vez ha producido un levantamiento de la altivez y la soberbia del hombre que acaba siendo nuestro peor enemigo. Los gobernantes que lideran las naciones; las oligarquías económicas mundialistas que dirigen detrás de la escena política, y los medios de comunicación que anuncian día y noche la agenda ideológica predominante están guiando a la mayoría de las naciones por la senda del materialismo exacerbado que ha convertido el mundo en un gran mercado. Todo se compra y se vende. También aquí encontramos su paralelo en la Escritura cuando nos habla de que en los tiempos finales las multitudes se entregarán a un desenfreno de consumismo (compraban, vendían) que hará de los hombres un consumidor y productor sin ninguna dimensión trascendente de la vida.

Pues bien, ese hombre avanzado en logros materialistas y tecnológicos se ha ensoberbecido. La soberbia le ciega impidiéndole ver la catástrofe espiritual en la que vive. El hombre postmoderno ha elevado su torre al cielo para oponerse al Hacedor de todas las cosas, y esa arrogancia ha desatado el juicio de Dios. Hemos desechado a Dios de nuestra sociedad; hemos legislado contra la ley moral y natural. Hemos establecido leyes injustas que desprecian la vida humana (léase aborto, eutanasia); leyes dirigidas a la implantación de nuevos modelos de familia inventadas contra la ley natural (recordemos el matrimonio homosexual y toda una gama múltiple de modalidades de familia incluyendo a una persona y su animal de compañía) que ha atraído el juicio de Dios sobre la tierra.

¡Porque hay juicios de Dios en la tierra! La arrogancia humana niega la realidad espiritual del hombre, así como la soberanía del Hacedor de todas las cosas. La altivez de muchos gobernantes los anula para comprender la realidad de lo que pasa más allá de sus narices. Sin embargo, esa ceguera no anula el hecho de que hay un Sustentador y Hacedor de la creación que interviene en ella y emite sus juicios sobre la inmoralidad y el pecado del hombre.

NO es nada nuevo. Hace mucho tiempo que se probó el primer intento de gobierno mundial en la llanura de Sinar. En aquel lugar un gran liderazgo mundial pretendió unificar la tierra bajo el dominio de un líder llamado Nimrod que se opuso a Dios para ocupar su lugar y llevar su gobierno mundialista a la emancipación del Creador. Ese primer intento de autodeterminación del hombre acabó en confusión. Así surgió un modelo de gobierno babilónico que se extendió a todo el orbe, y del que hoy son herederos aquellos que anuncian un Nuevo Orden Mundial y su agenda mundialista y multicultural.

El coronavirus (2)Y llegados a este momento, se desata una epidemia denominada coronavirus y mira por donde todo se trastoca. El mundo entero sumido en el caos, la incertidumbre y la sicosis. La soberbia del globalismo puesta a prueba. La capacidad humana para solventar sus problemas queda en evidencia, y su insignificancia reducida a la impotencia. La actividad comercial mundial depende ahora de una sombra, un virus oculto al ojo humano, un contagio misterioso que salta de nación en nación sin mucha relación lógica. En definitiva, la levedad del ser, la fragilidad humana puesta de manifiesto ante un enemigo invisible que le recuerda que es mortal y transitorio.

Porque habrá pestilencias en diferentes lugares, anunció el Maestro de Galilea… Porque el Señor castiga la maldad del hombre y quebranta la soberbia humana. Porque hay juicios de Dios en la tierra. Sí, hay juicios… hay Dios… hay consecuencias de la inmoralidad y el pecado de las sociedades entregadas a la codicia y el egoísmo. Y también hay una salida para poder soportar. El que se ensalza, será humillado; pero el que se humilla bajo la poderosa mano de Dios, será exaltado. Porque Dios habita la altura y la eternidad, y lo hace también con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados (Is.57:15).

Para concluir. Ante un panorama como el que tenemos delante de nuestros ojos ¿qué podemos hacer? Además de todas las medidas necesarias para combatir esta epidemia, deberíamos seguir también el mensaje del profeta que citamos al inicio: Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia. Amén.