143 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXX) – Isaías (16)

He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure (Isaías 28:16)

         Jesús es la piedra angular. Estamos edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo, Jesucristo mismo (Ef. 2:20). Es la peña de Horeb, la roca de donde bebían en el desierto, «y la Roca era Cristo», nos dice Pablo (1 Co.10:4). Para el apóstol Pedro fue una revelación comprender que la identidad del Mesías era roca en sus labios, la confesión de fe que salva (Mt.16:16-18), porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación. En esa confesión está implícita la revelación de la identidad de Yeshúa; por ello piedra de tropiezo para muchos en Israel (Ro.9:32,33); motivo de escándalo al identificar a Cristo con el Verbo hecho carne, Dios con nosotros.

Para los que creen, él es precioso y no serán avergonzados; pero para los que no creen, la piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser cabeza del ángulo (1 P.2:4-8). De esa naturaleza rocosa brotan infinidad de otras piedras vivas, mediante las cuales el Señor edifica el templo de su cuerpo, el Cuerpo del Mesías (Jn.2:19-21). Todo ello se desprende del texto de Isaías que estamos meditando. Y ese fundamento está puesto en Sion, la ciudad del gran Rey. El Mesías y la ciudad de Jerusalén unidas de manera indisoluble.

Luego nuestro profeta anuncia un día cuando la multitud de todas las naciones lucharán contra Ariel (otro nombre para llamar a Jerusalén). Será una multitud de todas las naciones peleando contra el monte de Sion (Is.29:7,8). Este mensaje se anuncia en distintas ocasiones y por diferentes profetas del Señor. Las naciones ―lo vemos hoy de forma vergonzosa en las resoluciones de la ONU contra Israel― del mundo se encaminan progresivamente hacia una coalición mundial contra la causa de Sion.

Pero como en los días pasados la salvación es del Señor (2 Cr.20:17). Como fue dicho por Moisés: El Señor peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos (Ex.14:14). Es el mensaje del mismo Isaías un poco más adelante: El Señor de los ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sion, y sobre su collado… así amparará YHVH a Jerusalén, amparando, librando, preservando y salvando (Is.31:4,5). Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor… el día que vendare YHVH la herida de su pueblo, y curare la llaga que él causó (Is.30:26). El Mesías y Jerusalén inseparables.

         La piedra puesta en Sion, para unos tropiezo y caída, para los que creemos en el Mesías Roca que sostiene todo el edificio de Dios.

142 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXIX) – Isaías (15)

En aquel día YHVH castigará con su espada… al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar… Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y la faz del mundo llenará de frutos… será perdonada la iniquidad de Jacob, y éste será todo el fruto, la remoción de su pecado… Acontecerá también en aquel día, que se tocará una gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos… y adorarán a YHVH en el monte santo, en Jerusalén (Isaías 27:1,6,9,13)

         Seguimos «en aquel día». Un día esclarecedor, lleno de luz, cuando el lucero de la mañana aparezca en nuestros corazones (2 P.1:19), reconociéndole porque le hemos amado sin haberle visto, y al verle, nos gozaremos con gozo inefable y glorioso (1 P.1:8). Entonces seremos manifestados con él en gloria (Col.3:4). Porque cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro (1 Jn.3:2,3).

Por todo ello, nos dice el apóstol Pedro, debemos estar atentos a la palabra profética más segura, como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro (2 P.1:19). Porque la noche está avanzada, y se acerca el día. Por tanto, debemos conocer el tiempo en que vivimos, y levantarnos del sueño, porque ahora está más cerca de nosotros la salvación que cuando creímos (Ro.13:11-14). Porque en esperanza fuimos salvos, pues, si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos (Ro.8:24,25). No somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma (Heb. 10:39).

Glorioso día. Un día para matar al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y ser echado en el lago de fuego y azufre. Aquel día, después de la manifestación del hombre de pecado, el hijo de perdición, que se opone a Dios, haciéndose pasar por Dios; quien activa el misterio de la iniquidad, el inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida (2 Tes.2:3-8).

Glorioso día. Israel florecerá, la faz del mundo llenará de frutos, porque habrá sido perdonada su iniquidad y todo Israel será salvo (Ro.11:26 con Is.59:20). La bendición de Abraham llegará a todas las naciones. Se tocará una gran trompeta, ―el shofar―, y vendrán los que habían sido esparcidos entre las naciones para adorar al Señor en el monte santo, en Jerusalén. Bendito día. Un día para la convergencia de gran diversidad de acontecimientos relevantes y trascendentes.

         Hay un día establecido para derrotar al dragón. Para que Israel florezca y llene de frutos el mundo; su pecado sea removido y adoren en Jerusalén.

141 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXVIII) – Isaías (14)

En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro (Isaías 26:1)

         Una explosión de alabanza al rey de gloria en la ciudad de Jerusalén. En aquel día. Un día conocido por el Señor. El día postrero que da inicio al reino de Dios en la tierra con la venida del Mesías. Y será en tierra de Judá. Así está escrito, y su palabra no puede ser revocada. Es firme en los cielos y nunca pasará. Estamos ante la ciudad del gran rey en su manifestación y en su venida. El reino será  desplegado en toda su magnificencia. Observa que la fortaleza de la ciudad está en la manifestación de la alabanza al rey. Es la consecuencia de la salvación de Dios manifestada en plenitud.

Anillos de poder infranqueables. Muros y antemuro. Una ciudad donde solo entrará la gente justa y guardadora de verdades (26:2). La paz será completa (3). El Señor mismo es la fortaleza de su pueblo (4). Derribó y humilló a la ciudad exaltada (5); una apelación, sin duda, a la ciudad de Babilonia, madre de las fornicaciones que salieron por toda la tierra.

Ahora es tiempo de buscar a Dios, porque cuando llegan sus juicios el hombre aprende justicia, pero será demasiado tarde; el malvado no aprenderá, y no mirará la majestad de YHVH (9,10). Habrá paz para su pueblo (12). El profeta regresa al mensaje de la resurrección: Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo (19).

Uniendo este pasaje con Ap.20:1-6 deducimos que habrá quienes resucitarán en la venida del Señor al inicio del reino mesiánico; y los que lo harán al final de los mil años. En este punto no me atrevo a afirmar categóricamente quienes serán unos y otros.

Ese mismo día, dice el profeta, su pueblo será escondido por un momento, en tanto que pasa la indignación (20). Es cuando el Señor sale para castigar al morador de la tierra por su maldad (21). El día de su ira ha llegado; su pueblo es guardado porque esperaban a Jesús, quien nos libra de la ira venidera (1 Tes.1:9,10) (Jn.3:36).

Recibir hoy el evangelio, y convertirse de los ídolos al Dios vivo y verdadero, nos libra de la ira que habrá de venir sobre todos los moradores de la tierra. Pero si rehúsas creer en el Hijo, la ira de Dios permanece sobre ti. Ese día, dice el profeta, la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos (21). Todo ello en aquel día. Pero hoy es día de salvación. Día de ponerse a salvo para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados (1 Jn.2:28).

         El día y la hora nadie la sabe, solo el Padre. Pero sí podemos vivir velando y orando para que cuando el venga no seamos avergonzados. 

140 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXVII) – Isaías (13)

Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones. Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará YHVH toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque YHVH lo ha dicho. Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará (Isaías 25:7-9)

         Una vez más nos encontramos ante la trascendencia del monte de Sion. Se trata de un lugar físico en la ciudad de Jerusalén, donde pondrá sus pies el Señor en su venida. Por otro lado, Sion representa también la ciudad celestial, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Será en ese lugar donde se destruirá la cubierta o velo que cubre a todas las naciones con ceguera, la ceguera de la idolatría que ha tenido sometidos a los pueblos a la ignorancia de la revelación del único Dios, el Dios de Israel.

Un día glorioso cuando el Señor levante el velo que impide ver su gloria en la faz del Mesías (2 Co.4:4). La tierra será llena del conocimiento de la gloria del Señor, como las aguas cubren el mar (Is. 11:9) (Hab. 2:14). Glorioso día. Todo ello focalizado en el monte de Sion, donde descendió la gloria del Señor en el templo de Salomón. La ciudad de David, donde ya hubo un anticipo de la adoración gloriosa al Dios de Israel en días del rey cantor, levantando el tabernáculo de adoración, y volverá a levantarse. Sion será el centro de la tierra, y todas las naciones vendrán y le adorarán.

Pero hay más. La muerte será destruirá para siempre, y toda lágrima será enjugada de todos los rostros (1 Co.15:54) (Ap.7:17 y 21:4). Tenemos aquí un anticipo del tiempo del fin, posterior al reino mesiánico. Una vez haya sido desatado el diablo y derrotado definitivamente por el Señor, entonces será absorbida la muerte en victoria. El aguijón será quitado. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley (1 Co.15:55). La victoria habrá sido ganada por el Hijo de Dios. El participó de carne y sangre para  destruir por medio de la muerte, al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,  y librar a todos los que estaban sujetos a la servidumbre de la muerte (Heb. 2:14,15). La redención final será manifestada sobre los cuerpos glorificados y redimidos por la sangre del Cordero. Bendito día.

Pero hay más. Será quitada la afrenta de su pueblo, el antisemitismo patológico de las naciones. Y Dirá Israel [le reconocerán]: Este es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará, nos gozaremos y alegraremos en su salvación.

         Velo, muerte, lágrimas y afrenta serán quitadas el día de su venida.

139 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXVI) – Isaías (12)

Porque YHVH tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá a Israel, y lo hará reposar en su tierra; y a ellos se unirán extranjeros, y se juntarán a la familia de Jacob… y cautivarán a los que los cautivaron, y señorearán sobre los que los oprimieron (Isaías 14:1,2)

         En los capítulos 13 al 24 del libro de Isaías nos encontramos con el juicio a las naciones. El profeta, que anteriormente ha emitido los juicios de Dios sobre Judá e Israel, a la vez que ha desgranado algunos mensajes consoladores acerca del reino mesiánico en Sion, ahora va a centrar su mirada en los pueblos del entorno de Judá. Todas ellas son hoy naciones islámicas.

Comienza con Babilonia, continua con Asiria, Filistea, Moab, Damasco, Etiopía, Egipto, el desierto del mar (es Babilonia, quizá la zona adyacente al Golfo Pérsico, además de Elam, que es Persia, y Media) Duma (Edom), Arabia, el valle de la visión, y Tiro, para terminar en el capítulo 24 con el juicio del Señor sobre toda la tierra.

Está señalado un día para juzgar a todas las naciones, aunque ya han sido juzgadas muchas de ellas en la antigüedad, es el caso de los imperios pasados: Asiria, Babilonia, Grecia y Roma. También lo será el dominio musulmán, como lo fue el nazismo y el comunismo más recientemente.

El profeta Daniel vio una piedra, arrancada sin mano, que golpeó la estatua que representaba a los reinos del mundo, levantándose luego un monte que llenó toda la tierra (Dn.2:34,35). Esa piedra, la raíz de David, el Mesías anunciado, es el Rey de Israel que establecerá su reino sobre toda la tierra.

Las naciones serán juzgadas por su pecado y el antisemitismo irracional sostenido a lo largo de toda la historia. Hoy asistimos a un rebrotar de ese odio hacia los judíos disfrazado de antisionismo o antiisraelismo. El Señor, dice Isaías en nuestro texto, todavía escogerá a Israel (porque nunca lo ha desechado), y lo hará reposar en su tierra. Muchos extranjeros se unirán a ellos y se juntarán a la familia de Jacob.

Vemos aquí a las naciones gentiles que, mediante el evangelio, serán injertadas en los pactos y las promesas hechas a Israel, a través del Mesías; pero también es un mensaje para el fin de los tiempos, cuando el Señor destruya la cubierta, el velo, que cubre a todos los pueblos; lo hará en el monte de Sion (Is.25:7). Como está escrito: diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros (Zac.8:23). Cuando YHVH reine en el monte de Sion y en Jerusalén (Is.24:23).

         El antisemitismo se tornará en elogios a Israel el día de su restauración; y las naciones serán bendecidas por el Señor desde Sion.

138 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXV) – Isaías (11)

En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh YHVH; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado. He aquí Dios es salvación mía… Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel (Isaías 12:1,2,6)

         En aquel día habrá alabanza. Una manifestación gloriosa del pueblo de Dios que ha sido perdonado y consolado. Tenemos aquí un anticipo de lo que será el mensaje predominante de Isaías a partir del capítulo 40, cuando expresa la consolación de Israel, el tiempo de juicio concluido y el pecado perdonado (40:1,2). Viene una doble porción de la bendición de Dios sobre su pueblo que ha sido esparcido entre las naciones y ahora es recogido en su tierra.

La respuesta del pueblo es una manifestación de alabanza y regocijo. La salvación de Israel ha tomado lugar. El misterio de su endurecimiento, expresado por el apóstol Pablo en Romanos 11:25,26. Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo.

El profeta anuncia de parte del pueblo: He aquí Dios es salvación mía… no temeré… mi fortaleza y mi canción es JAH YHVH, quien ha sido salvación para mí. Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación. Y diréis en aquel día: Cantad a YHVH, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido. Cantad salmos a YHVH, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra (12:2-5).

¿De qué día está hablando el profeta? del día del Señor. Es el día de la restauración de Israel en su tierra y a su Dios. Cuando los huesos secos reciban el Espíritu de vida y se levanten como un poderoso ejército. Es cuando la esperanza de Israel cobra vida después de completado el tiempo y la plenitud de los gentiles. El Tabernáculo caído de David es restaurado y una explosión de júbilo y alabanza llena la tierra gloriosa. Será conocido por toda la tierra.

Estamos ante la manifestación de la era mesiánica largamente anhelada. El Señor estará en medio de Sion; el Santo de Israel en medio de su pueblo. Como está anunciado por Sofonías. YHVH está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos (Sof.3:17). Es el regocijo compartido del novio y la novia. Nuestra alabanza de hoy es un adelanto del futuro glorioso en Sion.

         Israel espera el día cuando es apartada la indignación del Señor, y lleno de consolación y salvación cantará con regocijo en Sion. Es el día del Señor.

137 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXIV) – Isaías (10)

Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que YHVH alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopia, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra. Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán destruidos… Y habrá camino para el remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto (Isaías 11:11-16)

         Antes de avanzar veamos algo más sobre el texto anterior. En él se menciona la raíz de Isaí como referencia al Mesías, descendiente de la familia de David. En esta raíz debía pensar el apóstol Pablo cuando expuso en la epístola a los Romanos el «misterio» que presenta Israel. Allí dice que la raíz es santa (Ro.11:16). Los gentiles hemos sido hechos participantes de la raíz (el Mesías), y la rica savia del olivo (Israel y su riqueza espiritual) (11:17). La raíz es la que nos sustenta (11:18), una referencia clara al fundamento de nuestra fe (Ef.2:20). Es la raíz que volvemos a encontrar en Apocalipsis. Se le llama la raíz de David que ha vencido para abrir el libro y desatar los sellos que culminan la historia (5:5). Y al final el mismo Jesús da testimonio de que él es la raíz y el linaje de David (22:16).

La otra referencia que quiero resaltar es sobre la habitación gloriosa, o tierra gloriosa, que encontramos en el libro de Daniel, referida siempre a la tierra de Israel (Dn. 8:9; 11:16,41).

Dicho esto, el profeta Isaías pone ahora énfasis en el hecho de que el Señor alzará su mano para recobrar el remanente de su pueblo de entre las naciones para que regresen a la tierra gloriosa. Menciona algunos de los lugares de donde vendrán. Asiria (es la antigua Mesopotamia, Irak y Siria). Egipto. Patros (región del alto Egipto, alrededor de la ciudad de Tebas). Etiopía. Elam (la actual Irán, antigua Persia, su principal ciudad era Susa). Sinar (situada entre Babilonia y Bagdad, fue donde gobernó Nimrod y se edificó la torra de Babel), y Hamat (situada en Siria; en la actualidad queda a unos 180 km al norte de Damasco). Todos estos países son hoy tierra del islam.

En el reino mesiánico se disipará la envidia de Efraín (que en este contexto puede significar las naciones donde fue esparcido el reino del norte); y los enemigos de Judá serán destruidos. Habrá un camino para el remanente de su pueblo. Son días de restauración para Israel en su tierra y a su Dios, el fin del antisemitismo.

         El Mesías (la raíz de Isaí); la tierra gloriosa (Eretz Israel); el regreso del cautiverio, y el fin del antisemitismo, forman parte de la restauración final.  

136 – El reino mesiánico

La vida en el EspírituLos profetas de Israel (XXIII) – Isaías (9)

Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes, y su habitación será gloriosa (Isaías 11:10)

         Puede ser que el apóstol Pablo estuviera pensando en este capítulo del profeta Isaías, o alguno similar, cuando anotó: Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y consolación de las Escrituras, tengamos esperanza (Ro.15:4). Hay esperanza en el Dios de Israel. El mismo apóstol estaba sujeto a cadenas de cárcel por causa de la esperanza de Israel (Hch.28:20). Toda una paradoja.

Hay quienes se ponen nerviosos por el énfasis de la Escritura en Israel. Cierta teología ha producido un antídoto para este «veneno» y ha quitado al pueblo de las promesas de en medio para colocar a la iglesia. Es la llamada Teología del Reemplazo que tanto antisemitismo y dolor ha causado a lo largo de la Historia. Personalmente no siento ningún temor, puesto que la Escritura dice que nosotros, gentiles, hemos sido injertados (Rom. 11:24) en el buen olivo mediante el Mesías, por tanto, hemos sido hechos copartícipes de las promesas (Rom. 9:4,5) hechas a los padres (Rom. 15:8); coherederos (Ef. 3:6) juntamente con el mensaje de los profetas, porque todas las promesas de Dios son en él, sí, y en Cristo, Amén (2 Co.1:20). Los redimidos hemos sido hechos copartícipes, coherederos, conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios (Ef.2:19).

Una vez más el profeta repara en la identidad de la raíz de Isaí, el descendiente de David, la simiente que había de venir, el Mesías de Israel. Cómo concuerda el profeta con el apóstol Juan cuando lloraba porque no había quien abriera el libro. Se le dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos (Ap.5:5). Y al final del libro, Jesús mismo le dijo: Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana (22:16).

Mucho énfasis sobre el pueblo judío y su raíz, buscada por las gentes y naciones. La salvación viene de los judíos. La envidia es carcoma de los huesos y no tiene lugar en la soberanía de Dios. La iglesia del Dios vivo no debe entrar en el espíritu competitivo de este mundo. Hemos recibido el Espíritu de Dios para saber lo que Él nos ha concedido. Nuestra herencia está vinculada a las promesas hechas a Israel y su simiente. Somos copartícipes. Su reino será establecido en Jerusalén, y su habitación (Eretz Israel) será gloriosa.

         La raíz de Isaí (el Mesías) será puesta como estandarte a los pueblos en Jerusalén y buscada por todas las naciones en la tierra gloriosa.

135 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXII) – Isaías (8)

Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de YHVH, como las aguas cubren el mar (Isaías 11:6-9)

         Nos encontramos ahora con una de las expresiones más idílicas del reino mesiánico. Algunos de los detalles que nos da el profeta son tan pormenorizados que llaman poderosamente la atención. Las condiciones son semejantes a la era adámica, antes que el pecado tuviera su entrada en el mundo.

Sabemos que en el milenio habrá manifestaciones pecaminosas. Aunque el diablo estará atado permanece la naturaleza caída, pero en este pasaje se nos dice que habrá cambios extraordinarios producidos porque la tierra será llena del conocimiento del Señor. Esa manifestación de la gloria de Dios será tan impactante que cambiará la naturaleza del mundo animal, así como las condiciones de la tierra.

Una revelación de la presencia de Dios tan manifiesta producirá una transformación de las condiciones de vida en el reino animal. Habrá un cambio de alimentación. La violencia por la supervivencia, especialmente de los depredadores, será de tal forma que animales antagónicos como el lobo y el cordero, el leopardo y el cabrito se acostarán en un mismo espacio sin temor a ser devorados. La vaca y la osa se echarán junto a sus crías; el león comerá paja como el buey.

Estamos ante el reinado de paz universal. Sin violencia. Los niños habitarán seguros en medio de las cuevas de serpientes. La violencia animal quedará neutralizada. La paz no tendrá límites (Is.9:7). Por tanto, el niño morirá de cien años, y el que no alcance los cien años será considerado maldito (Is.65:20 LBLA). El centro de todas las cosas será el monte de Sion, su monte santo, como hemos visto ampliamente en el libro de los Salmos.

La tierra será depurada de contaminación ambiental, y sus condiciones de vida harán posible una gran longevidad. Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de YHVH, como las aguas cubren el mar (Hab.2:14). Esta es, a mi modo de verlo, la clave de semejante transformación. El Señor llenará la tierra con su gloria produciendo luz y revelación en las naciones que se postrarán ante él.

         La presencia gloriosa de Dios en la tierra producirá un conocimiento de su majestad que transformará las condiciones de vida.

134 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXI) – Isaías (7)

Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de YHVH, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de YHVH. Y le haré entender diligente en el temor de YHVH. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura (Isaías 11:1-5)

         Veamos algunas cosas más sobre este mismo texto. El profeta Isaías identifica al Mesías como un vástago de la casa de Isaí, procedente de la tribu de Judá, tal como estaba profetizado por el patriarca Jacob.

Anuncia el profeta que reposará sobre él el Espíritu de YHVH en su plenitud, que concreta en siete manifestaciones: es el Espíritu de Dios, de sabiduría e inteligencia, de consejo y poder, de conocimiento y temor del Señor. En el libro de Apocalipsis aparece la manifestación de los siete espíritus de Dios que están delante de su trono (1:4). Jesús es el que tiene los siete espíritus de Dios (3:1). Además se dice que delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios (4:5), en una clara referencia a la menorá judía o candelabro de siete brazos. Y cuando Juan vio en medio del trono al Cordero como inmolado, tenía siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra (5:6).

En Jesús tenemos la plenitud del Espíritu de Dios. El es el que bautiza con el Espíritu Santo (Jn.1:33). Es el que subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres (Ef.4:8). Les dijo a los suyos que vendría el Consolador, a quien enviaría del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre y da testimonio acerca del Hijo (Jn.15:26). Podemos comprender que en su parusía, cuando regrese a Jerusalén para reinar, también distribuirá ampliamente su Espíritu sobre los suyos para que reinen con él.

No juzgará según la vista humana, sino con revelación. Tampoco lo hará por lo que oigan sus oídos, sino que juzgará con justicia y equidad sobre los mansos de la tierra. Una referencia a las bienaventuranzas. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad (Mt.5:5). Con la vara de su boca herirá la tierra; y el espíritu de su boca matará al impío, destruyéndolo con el resplandor de su venida (2 Tes.2:8). El apóstol Pablo fundamenta su enseñanza sobre la revelación de los profetas; en este caso en el libro de Isaías que estamos estudiando. Justicia y fidelidad ceñirán sus lomos y cintura.

         El mensaje de los profetas da soporte a la enseñanza de los apóstoles.