NACIDOS PARA VENCER: La permisividad

Permisividad¿Qué es la permisividad?  

Es el acto de dar permiso o consentir. Es un relajamiento de los valores morales; un decaimiento y pérdida de los principios del Reino de Dios frente a una sociedad relajada moralmente. Es una conciencia debilitada que justifica los actos pecaminosos en nombre de la tolerancia humanista y el engaño del modernismo progresista. La permisividad es, en términos bíblicos, darle lugar al diablo, a la carne y al sistema mundano, consciente o inconscientemente.

La operación de este enemigo en la congregación de nuestro tiempo nos conduce al «sin-sabor»; al debilitamiento espiritual y de la credibilidad; a la pérdida de nuestros objetivos de ser luz y sal de la tierra; a la vergüenza y el escarnio de la misma sociedad por haber perdido el sabor y la función dada por Dios. Por último somos desechados por el Señor mismo.

Buena es la sal; mas si la sal se hiciere insípida, ¿con qué se sazonará? Ni para la tierra ni para el muladar es útil;  la arrojan fuera. El que tiene oídos para oír, oiga (Lucas, 14:34-35). Por fortaleza te he puesto en mi pueblo, por torre; conocerás, pues, y examinarás el camino de ellos. Todos ellos son rebeldes, porfiados, andan chismeando; son bronce y hierro; todos ellos son corruptores. Se quemó el fuelle, por el fuego se ha consumido el plomo; en vano fundió el fundidor, pues la escoria no se ha arrancado. Plata desechada los llamarán, porque el Señor los desechó  (Jeremías, 6:27-30).

La permisividad o inmoralidad desenfrenada conduce finalmente a una nación a su propia destrucción. Nuestra sociedad está atacada por esta plaga, por tanto, el Señor requiere un pueblo dispuesto para sazonarla y protegerla de la putrefacción.

vencedorDerrotando la permisividad

La palabra revelada de Dios tiene la respuesta para cada desorden que azota a la sociedad y a la iglesia en cada generación. La respuesta de Dios para vencer la maldad es una naturaleza nueva que produce una vida de santidad verdadera y bíblica.

Primero. Una naturaleza nueva. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia  (2 Pedro, 1:3-4).

En Cristo hemos sido hechos santos, es decir, apartados para Dios como propiedad suya. Nuestra posición ante Dios, en Cristo, es de santificados por la sangre de Jesús. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor (1Co.1:30-31). Y esto erais algunos; más ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios (1Co.6:11).

Segundo.  Una vida de santidad verdadera y bíblica. Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; si no, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación (1P. 1:13-19).

En el nuevo nacimiento hemos recibido el germen de una vida santa. La naturaleza santa de Dios. Esa vida produce, de forma natural, unos resultados que se traducen en una nueva manera de vivir. Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efesios, 4:24).

El embrión de la vida de Dios en nosotros debe crecer y alcanzar cada área de nuestro ser. Cada pensamiento, sentimiento, deseo, cada palabra, acción, hábito y costumbre; para llevarlo a una transformación completa en Jesús. Esta verdad que aparece ante nosotros como una especie de utopía, no lo es, es la verdad revelada de Dios y el propósito eterno del Padre para con sus hijos. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó (Romanos, 8:29-30).

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor (2Corintios, 3:18). Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará (1Tesalonicenses, 5:23-24).

Así, pues, tenemos lo que se ha dado en llamar una santificación posicional delante de Dios, y una santificación progresiva en nuestras vidas cotidianas.

El concepto de santificación está muy deteriorado y deformado en nuestra sociedad, sobre todo, por la tradición religiosa que arrastramos. Podemos concretar lo que es la santidad bíblica viendo algunos ejemplos resumidos.

  • Es saber hacer lo bueno y hacerlo (Stg.4:17).
  • Es separar lo precioso de lo vil (Jer.15:19).
  • Es obedecer a Dios y resistir al diablo (Stg.4:7)
  • Es no conformarse al sistema de este mundo (Ro.12:2).
  • Es vivir lleno del Espíritu Santo (Ef.5:18).

La permisividad y el relajamiento moral del presente siglo se combate y se derrota desde una posición firme en Jesús; donde Dios nos ha colocado y se ha comprometido a guardarnos sin macha y sin caída, presentándonos delante de Él con gran alegría, como nos dice Judas 24.

Habiendo nacido de nuevo y recibido una naturaleza santa estamos en condiciones de vivir en victoria sobre las contaminaciones de este mundo. Esa fue la oración de Jesús por nosotros: No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal  (Juan, 17:15). Amén.

NACIDOS PARA VENCER: El conformismo

Conformismo - 1¿Qué es el conformismo?

Viene de la palabra inglesa «confort», que significa comodidad. Es una práctica que fácilmente nos lleva a adaptarnos a cualquier circunstancia. Es hacer concesiones, es decir, conceder el dominio a las circunstancias que nos rodean. Una falta de combatividad que paraliza la búsqueda, la expectativa y la visión. Pérdida del interés.  Es dar por sentada la vida y «vivir de las rentas».

Este enemigo nos roba las iniciativas hundiéndonos en un estado de ánimo mediocre, gris y egoísta, puesto que nos lleva a una actitud a la defensiva para guardar lo poco que tenemos. Nos quita, además, la entrega y la inversión de nuestra vida en el Reino de Dios, para diluirnos en el fango de la cobardía y el temor. Jesús dijo: El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará (Juan, 12:25). El Maestro fue especialmente duro con aquel siervo que había guardado su talento por temor a perderlo. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos  (Mateo, 25:24-30).

El conformismo y la comodidad son especialmente nocivos para vivir una vida llena del Espíritu. La vida en el Espíritu se mueve en una dimensión ilimitada, por tanto, el conformismo la puede frenar en cualquier pequeña experiencia y robarnos la inmensidad de la plenitud de Dios (Ezequiel, 47:1-5)  (2Reyes, 2:1-15).

El sistema de este mundo está diseñado para desequilibrarnos. O nos frena en el conformismo; o nos enloquece en la insatisfacción. Por su parte, el Espíritu Santo nos trae la vida equilibrada de Jesús a nuestros corazones.

Derrotando el conformismo

vencedorLa respuesta es sencilla. El conformismo se derrota con inconformismo; que no hay que confundirlo con la insatisfacción. En Cristo estamos satisfechos pero no somos conformistas, porque sabemos que hay más y más áreas de profundidad y madurez en él.  Como está escrito: … para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios (Efesios, 3:17-19).  … No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; si no que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús  (Fil, 3:12-14).

La palabra de Dios nos enseña abiertamente a ser inconformistas en diversas áreas de nuestras vidas. Veamos algunas.

No os conforméis a este mundo.  No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta  (Romanos, 12:2).

No os conforméis a la corrupción.  Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia (2Pedro, 1:3-4).

No os conforméis al error. Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error (2 Pedro, 2:18).

No os conforméis a las contaminaciones.  Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero (2 Pedro,2:20).

No os conforméis a los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida.  No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre (1 Juan, 15-17).

No os conforméis a los deseos carnales que batallan contra el alma.  (Recuerda que el alma incluye la mente, las emociones y la voluntad).  … como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia…  Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma(2 Pedro, 1:14 y 2:11).

No hacer concesiones.  Significa no ceder a las presiones del enemigo para robarnos nuestras convicciones y valores. Defender la heredad de Dios: salvación, salud, paz, liberación…

Ejemplo: El pueblo de Israel cedió terreno a los cananeos y permitió que vivieran con ellos en la tierra que Dios les había dado como heredad. Allí estuvo la clave de sus futuras derrotas. Mas al jebuseo que habitaba en Jerusalén no lo arrojaron los hijos de Benjamín, y el jebuseo habitó con los hijos de Benjamín en Jerusalén hasta hoy (Jueces, 1:21, 27, 28, 29, 30, 31,33). Dios les había dicho claramente que no hiciesen concesiones al enemigo. Y fijaré tus límites desde el Mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Éufrates; porque pondré en tus manos a los moradores de la tierra, y tú los echarás de delante de ti. No harás alianza con ellos, ni con sus dioses. En tu tierra no habitarán, no sea que te hagan pecar contra mí sirviendo a sus dioses, porque te será tropiezo  (Éxodo 23:31-33). Leer también Deuteronomio 7:1-11.

Ejemplo: Uno de los valientes de David, Sama hijo de Age, nos enseña claramente la lección de no hacer concesiones al enemigo, aunque sea un pequeño terreno de lentejas. Después de éste fue Sama hijo de Age, ararita. Los filisteos se habían reunido en Lehi, donde había un pequeño terreno lleno de lentejas, y el pueblo había huido delante de los filisteos. El entonces se paró en medio de aquel terreno y lo defendió, y mató a los filisteos; y el Señor dio una gran victoria  (2 Samuel 23:11-12).

El apóstol Pablo nos muestra también lo que es una vida alejada del conformismo y fundada en la determinación incansable de conocerle a él (Jesús), y extender su Reino. …Y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta… (Filipenses 3:13-15). Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios  (Hechos, 20:24).

NACIDOS PARA VENCER: La pereza

La indiferencia conduce a la pasividad y ésta desemboca en la pereza.

Pereza¿Qué es la pereza?  

Es el descuido en hacer las cosas que estamos obligados a realizar. Negligencia. Tardo, lento o pesado en el movimiento o en la acción. La pereza es uno de los grandes enemigos del hombre y su desarrollo. Hay diferentes clases de pereza.  Normalmente pensamos que la pereza sólo tiene que ver con la persona que duerme mucho pero hay otras manifestaciones de pereza.

Pereza mental: El que no quiere pensar.

Pereza sentimental: No expresa sus sentimientos naturales, enmudece.

Pereza física: El que no quiere trabajar y el esfuerzo físico le abruma.

Pereza espiritual: El que no dedica tiempo a la oración, la meditación y el estudio de la palabra de Dios, no se congrega, etc. La pereza es una especie de pulpo con muchos brazos que atenaza las diferentes áreas de nuestra vida.

¿Qué produce la pereza?  Este enemigo es un gran productor de males, algunos de ellos muy nocivos. Veamos algunos ejemplos en el libro de Proverbios donde la pereza es un tema predominante.

  1. Sopor y sueño. La pereza hace caer en profundo sueño, Y el alma negligente padecerá hambre (Pr.19:15).
  2. Cansancio y fatiga. Mete el perezoso su mano en el plato; se cansa de llevarla a su boca  (Pr.26:15).  Pasé junto al campo del hombre perezoso, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento, y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos, ortigas habían ya cubierto su faz, y su cerca de piedra estaba ya destruida.  Miré, y lo puse en mi corazón; lo vi, y tomé consejo. Un poco de sueño, cabeceando otro poco, poniendo mano sobre mano otro poco para dormir; así vendrá como caminante tu necesidad, y tu pobreza como hombre armado (Pr.24:30-34).
  3. Argumentos falsos. El perezoso no ara a causa del invierno; pedirá, pues, en la siega, y no hallará (Pr.20:4). Dice el perezoso: El león está fuera; seré muerto en la calle (Pr.22:13). En su propia opinión el perezoso es más sabio que siete que sepan aconsejar (Pr.26:16).
  4. Frustración. El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada (Pr.13:4).
  5. Pobreza y necesidad.Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, y cruzar por un poco las manos para reposo; así vendrá tu necesidad como caminante, y tu pobreza como hombre armado (Pr.6:6-11).
  6. Muerte. El deseo del perezoso le mata, porque sus manos no quieren trabajar (Pr.21:25).

Derrotando la pereza

vencedorEste adversario es un gran generador de mentiras. El perezoso dice: «estoy cansado», «no puedo hacerlo», «no tengo tiempo», «no es el momento», «para qué intentarlo si va a salir mal», «no tengo recursos ni capacidades», etc.

Para vencer la pereza tenemos que responder con toda sinceridad y revelación la gran pregunta ¿esos argumentos son verdaderos o falsos? Para encontrar la respuesta correcta necesitamos conocer la palabra de verdad, que nos lleva a la libertad (Jn.8:31-32). Ejemplo: Si he dormido 7-8 horas y sigo cansado y con ganas de dormir más la pereza me está robando un tiempo que nunca más volveré a tener. La reacción debe llevarnos a las preguntas siguientes: ¿Quiero abandonar la pereza? ¿Soy consciente de sus efectos negativos? ¿Estoy dispuesto a combatirla? La batalla se centrará en tres frentes fundamentales.

Primero. Derribar argumentos.  Mientras creemos una mentira («no tengo tiempo») todo nuestro ser actuará según esa mentira. Cuando destruimos el engaño y lo reemplazamos con la verdad («todas las cosas tienen su tiempo debajo del sol»);  entonces el proceso a la victoria está en marcha.

Está escrito: Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta  (2Cor. 10:3-6).

Segundo. Renovación de la mente. La renovación nos da los pensamientos de Dios, y éstos, traen a nuestra vida su voluntad, su propósito y su plan pensado de antemano (Ef.2:10). Con este conocimiento la motivación se activa y todo nuestro será estimulado a la acción.

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos, 12:2).

Tercero. Aplicar disciplina personal. Ésta nos ayuda a mantener el impulso inicial en una constante diaria. Ejemplo: Si necesitamos 7-8 horas para descansar y tenemos que levantarnos a las siete de la mañana, no debemos acostarnos más tarde de las doce de la noche. La aplicación de la disciplina está más en decidir cuándo debemos ir a dormir que en levantarse por la mañana. Ganamos o perdemos la batalla por la noche no en la madrugada.

Pablo vivía esta disciplina personal de forma evidente cuando dijo: ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado  (1Corintios,9:24-27).

La oración de Moisés es indispensable para vencer la pereza: Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría  (Salmos 90:12).

NACIDOS PARA VENCER: La pasividad


Pasividad (2)¿Qué es la pasividad?

Es un estado de ánimo sin acción. Una paralización del esfuerzo y el interés. Es no cooperar. Permite que los demás actúen sin hacer nada. Es un espíritu de somnolencia que adormece el alma y anestesia la energía del ser humano, conduciéndole a la apatía y la desidia. Esta influencia ha penetrado profundamente en la congregación occidental de nuestro tiempo.

¿Por qué se produce la pasividad? 

Por una falta de sentido y propósito en la vida. Por no conocer el plan de Dios y su voluntad para con nosotros. Por ignorar el valor de la vida y por un ambiente cargado de religiosidad dominado por el espíritu de muerte espiritual.

¿Cómo actúa? 

Dejando de hacer lo importante y trascendente, para centrarse en lo superficial, lo ajeno e innecesario. Ejemplo: hablar y hablar de los problemas de otras personas sin haber solucionado los nuestros debidamente.

¿Qué armas tiene? 

La indiferencia, la debilidad de ánimo, y sobre todo la televisión. Pasar mucho tiempo delante del televisor produce una pasividad mental, creativa, de iniciativas y un «atolondramiento» (proceder sin reflexión) que conduce a la pereza profunda. El perezoso desea (todo lo que ve en el televisor) pero nada alcanza (se alimenta de ilusiones e irrealidades que nunca consigue). Buena prueba de ello son los programas-concurso con sus ofertas de ganar dinero fácil, que están llenos de desilusión y frustración, así como de un culto a la diosa Fortuna y Destino que menciona el profeta Isaías en 65:11-12.

El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada (Pr.13:4) El deseo del perezoso le mata, porque sus manos no quieren trabajar  (Pr.21:25).

Derrotando la pasividad  

vencedorLocalizarla. Tenemos que encontrar las áreas de nuestra vida donde se ha infiltrado este virus. Necesitaremos sinceridad y valentía para enfrentarnos a nosotros mismos. Luego debemos acercarnos al foco que alumbra todas las cámaras de nuestro ser: Dios y Su palabra. Leamos.

En tu luz veremos la luz (Sal.36:9). Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino (Sal.119:115). Lámpara del Señor es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón (Pr.20:27). Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta  (Hebreos 4:12-13).

Aborrecerla. Significa arrepentimiento. Volverse al plan de Dios que habíamos abandonado. Es llegar al pleno convencimiento que la pasividad es mala, un enemigo destructivo que hay que combatir y resistir. Resistid… [la pasividad] y huirá de vosotros. Someteos a Dios. Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros  (Stg.4:7.8).

Combatirla. Dios nos ha dado un don precioso para derrotar a este enemigo, el don del Espíritu Santo (Hch.10:45). Liberar la acción del Espíritu en nosotros, sacar de la fuente de agua de vida es la clave para vencer. ¿Cómo hacerlo? Hablando… Cantando… Alabando al Señor… Dando siempre gracias… (Efesios 5:18-20). Esto producirá en nosotros lo contrario exactamente a la vida pasiva. Causará un despertamiento espiritual como vemos en Efesios 5:14-17. Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo. Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.  Promoverá un avivamiento interior (2Ti.1:6); un espíritu ferviente (Ro.12:11); una capacidad de esfuerzo y trabajo (Jos.1:9); y un espíritu de sacrificio (Sal.50:5) (Ro.12:1) que aplastará a este enemigo de nuestras almas renovadas.

Esta clase de vida (la vida en el Espíritu, es decir, una vida cristiana normal) producirá la derrota de la pasividad, elevándonos a una dimensión de vida madura que discierne y separa lo precioso de lo vil. Es la vida de Dios (Zoé) que Él nos ha dado juntamente con Cristo.

NACIDOS PARA VENCER: La indiferencia

Indiferencia¿Qué es la indiferencia?  Es un estado de ánimo no determinado. Una actitud vacilante, sin determinación. No combatir. Que no prefiere una cosa a otra. Es una falta de responsabilidad que abarca a todas las esferas de la vida en sociedad: familiar, laboral, estudiantil, en lo moral y congregacional. La insumisión es un ejemplo claro de una sociedad indiferente a los intereses globales de una nación. Es la cultura del pasotismo, el botellón y rebeldía silenciosa. Este virus ha invadido nuestra sociedad de una forma alarmante. Los sistemas del mundo de hoy contienen una gran dosis de indiferencia y apatía que debemos combatir.    

El creyente y la congregación de Dios han sido influidos ampliamente por este sistema de desgana. Esta actitud nos lleva a hacer concesiones con el mundo y su sistema de valores. Nos roba las convicciones firmes de la palabra de Dios conduciéndonos a una flojera y debilidad de alma y espíritu que desembocan en un cristianismo tibio, incoloro, fluctuante y falto de poder y autoridad.

Derrotando la indiferencia

vencedorLa Biblia dice que hemos escapado de las contaminaciones de este mundo por el conocimiento del Señor; por tanto, no nos enredemos otra vez en ellas. Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero  (2 Pedro,2:20).

Si la indiferencia es rebeldía silenciosa, [Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Mateo, 21:28-32].

Combatámosla con obediencia visible, [Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro  1Pedro, 1:22].

Si la indiferencia es una actitud sin determinación y vacilante, [para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error Efesios, 4:14].

Hagámosle frente con determinación y firmeza, [Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro −con determinación, dice la Biblia de las Américas− para ir a Jerusalén  Lucas, 9:51].

Si la indiferencia es no tener preferencias por una cosa u otra: luz o tinieblas, verdad o mentira, limpio o inmundo; [¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!  Isaías, 5:20].

Decidamos separar lo vil de lo precioso y afirmarnos en ello. [Por tanto, así dijo el Señor: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice el Señor. Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes  Jeremías, 15:19-21].

Si la indiferencia es una falta de responsabilidad; mantengámonos fieles al pacto de sangre a través de Jesús, y actuemos en consecuencia. [El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Hebreos, 10:27-29].

Si la indiferencia nos lleva a hacer concesiones con el mundo y ceder a sus influencias. [¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Pero él da mayor gracia… Santiago, 4:4-5].

Entonces no nos conformemos a este siglo.  [No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta  Rom.12:2].

Si la indiferencia nos roba las convicciones firmes de la palabra de Dios; no te conformes con ello y afirma tus valores sin moverte de la palabra de verdad. [Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente… ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado Romanos, 14:5, 22,23].  [… no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar… 2Tesalonicenses, 2:2].

Pertenecemos a otro Reino donde operan otras leyes y principios. Hemos sido trasladados del sistema de este mundo, al reino de su Hijo Amado (Col.1:13); por tanto, la actitud normal del hombre nacido de nuevo es contraria a la indiferencia.

El hombre nuevo no puede ser indiferente ante la disolución de los principios del reino en su generación. Y si ha sido atrapado en ello, hay que actuar con sinceridad y valor: Localizándolo (reconocerlo); aborrecerlo (arrepentirse) y combatirlo con firmeza.

La indiferencia conduce a la pasividad, pero la vida de fe es acción en el camino de la verdad. El apóstol Judas nos insta a: que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos  (Judas1:3).

NACIDOS PARA VENCER: Los fundamentos

vencedorEl hombre nuevo nace como resultado del triunfo legal y actual de Jesús. Hemos nacido de nuevo por la simiente de un vencedor. Esta verdad es permanente y absoluta. Sin embargo, vivimos en un mundo cambiante y relativo. Esos esquemas tienden a afectarnos, movernos y desplazarnos de la solidez del fundamento de nuestra fe: La Persona y Obra de Jesucristo. Por ello, es necesario que afirmemos los cimientos de una vida victoriosa a la que Dios nos ha llamado. Todo buen fundamento debe estar basado en la verdad.

Veamos, entonces, tres verdades que garantizan una vida de fe sólida y estable para vencer sobre el sistema de este mundo.

La verdad de LA REGENERACIÓN

Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo (Tito,3:4-5).

La regeneración es «dar nuevo ser a aquello que degeneró». Es volver al género original. Es regresar al plan inicial de Dios después de haber estado viviendo un tiempo alejado de él, degenerados por el pecado y la desobediencia. Es nacer de nuevo. La regeneración es la base fundamental para establecer una vida de fe sólida y estable (Jer.18:1-10).

La verdad de LA RENOVACIÓN

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta  (Romanos, 12:2).

La renovación es un proceso gradual hacia la transformación. Actúa sobre todo en la mente (Ro.12:2) y en el espíritu (Sal.51:10) (Ef.4:23). En este proceso debemos tomar parte activa llenando nuestros pensamientos con la palabra de Dios. Esta verdad es clave. Si vamos a vivir en victoria sobre el sistema de este mundo será por conocer la voluntad de Dios y obedecerla. Así está escrito:

¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre están conmigo. Más que todos mis enseñadores he entendido, porque tus testimonios son mi meditación. Más que los viejos he entendido, porque he guardado tus mandamientos; de todo mal camino contuve mis pies, para guardar tu palabra… ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. De tus mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto, he aborrecido todo camino de mentira (Salmo, 119:97-104).

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Josué,1:8).

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos…  si no que en la ley del Señor está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará  (Sal, 1:1-3).

De esta forma pensamos como piensa Dios; hablamos como Dios habla y vivimos de acuerdo con su santidad.

Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; si no, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación (1Pedro, 1:14-17).

Su palabra debe habitar y establecerse en nosotros.

La verdad de la TRANSFORMACIÓN

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor (2Corintios, 3:18).

Cuando hemos digerido su palabra, ésta se diluye en nuestro ser y produce la transformación de nuestra vida. La palabra (el Verbo) actúa en nosotros y reproduce la imagen de Jesús.

Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes (1Tesalonicenses, 2:13).

Jesús es el Pan de vida que al comerlo produce en nosotros la transformación de nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo.

Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente (Juan 6:48-58).

Así se establece la fusión o comunión entre Cristo y el creyente.

Resumiendo diremos que como hijos de Dios la verdad de la regeneración, la renovación y la transformación ponen en nosotros las bases para una vida práctica de victoria sobre el sistema de este mundo.

El sistema de este mundo (8)

Sistema de este mundo¿Cómo podremos vencer?

         La respuesta aparece en las enseñanzas apostólicas: por el inconformismo. El sistema mundano impone su formato con los valores y principios que se asumen en cada generación como aceptables. Es lo que llamamos «políticamente correcto».

         La Escritura enseña que debemos sostener un inconformismo decidido hacia el sistema de este mundo, inconformismo a los deseos carnales, escapar y huir de la corrupción que hay en el mundo, y hacerlo aferrándonos al nombre de Jesús, el autor de nuestra salvación. Veamos.

Inconformismo hacia el mundo. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:2).

Inconformismo hacia los deseos carnales. Como hijos obedientes no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia… (1 Pedro 1:14). Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma (1 Pedro 2:11).

Escapando y huyendo. …habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de las concupiscencias. Los que verdaderamente habían huido de los que viven en error… habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo… (2 Pedro 1:4 y 2:18-20). Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor (2 Timoteo 2:22).

Aferrándonos al Nombre de Jesús. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Juan 5:5). Torre fuerte es el nombre del Señor; a él correrá el justo, y será levantado (Proverbios 18:10). Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; se rompió el lazo, y escapamos nosotros. Nuestro socorro está en el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra (Salmos 124:7-8).

Como creyentes en Jesús hemos venido a Dios y Él sacia y prospera nuestra alma de la abundancia de su casa (Salmos 36:8 y 65:4). Hemos salido de la casa del diablo y trasladados a la casa −el Reino− de Dios. Como está escrito: El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo (Colosenses 1:13).

FIN DE LA SERIE

El sistema de este mundo (7)

Sistema de este mundo¿Qué es el sistema de este mundo?

En toda batalla un elemento fundamental es conocer al enemigo, saber cuáles son sus posiciones, quién lo dirige, cuál es su carácter y objetivos; todo ello nos servirá para situarnos mejor en el momento de tomar posiciones a la hora de ser eficaces en la pelea.

Nuestro carácter ha sido influido por las formas, hábitos y pecados del sistema mundano. En Cristo, hemos entrado en otro reino, con otros principios y leyes en operación más elevados, y necesitamos una firme determinación en el espíritu para desarraigar, derribar y destruir, para luego poder edificar el carácter nuevo. Los textos siguientes no dejan duda.

Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los                           violentos lo arrebatan (Mateo 11:12).

Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para                               destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar (Jeremías 1:10).

En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado                                 conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del                       nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efesios 4:22-24).

Podíamos decir que el sistema de este mundo es como una tela de araña, diseñada de forma perversa y sutil para atrapar el alma, estrangular el espíritu (la comunión con Dios) y destruir el cuerpo. Es una red invisible que invade al hombre y la mujer sin que perciba su acción, hasta que experimenta la asfixia de sus efectos. Está dirigido por el príncipe de la potestad del aire, en colaboración con el hombre desobediente, es el padre de mentira, rebelde, ladrón, asesino y destructor. Es la serpiente antigua, el diablo y Satanás. Todos estos aspectos los encontramos expuestos claramente en las Escrituras [1].

Este sistema maligno actúa a través de una jerarquía de ángeles caídos [2], de los hijos de desobediencia [3], de las debilidades de la carne (el hombre caído en pecado) [4], y a través de la oscuridad y el engaño de los pueblos y sus gobernantes producido por la idolatría [5].

Algunas de esas personalidades o autoridades malignas que operan en la sociedad de nuestro tiempo son la indiferencia, apatía, pasividad, pereza, indisciplina, desorden, hedonismo, (cultura del placer y el bienestar), permisividad (relativismo moral), esquizofrenia (doble ánimo, doble personalidad), lujuria y pornografía, seducción y exhibicionismo carnal (formas de vestir provocativas), música satánica, drogas (hechicería y control de la voluntad y la conciencia), religiosidad (idolatría, tradiciones contrarias a las Escrituras, resistencia a la obra del Espíritu Santo, apariencias de piedad), humanismo (el hombre por encima de todo, desechar a Dios, Nueva Era), rebelión (falta de sometimiento a todo tipo de autoridad), apostasía de la fe (abandono de la fe, incredulidad, pisotear la sangre del Pacto, descuidar una salvación tan grande), tibieza espiritual [6].

Muchas de estas personalidades malignas actúan en conjunto, formando coaliciones, expresadas en la sociedad por los políticos y las autoridades humanas (filósofos, científicos, autoridades religiosas y teólogos, escritores, actores, directores de cine, medios de comunicación, diseñadores de moda, deportistas, etc.). Todo ello viene como una tromba sobre el hijo de Dios. Los que buscan mi vida (alma) arman lazos, dijo el salmista [7]. El diablo tiene extendidas trampas, a través de los esquemas mundanos, para atrapar el alma del hombre. Es en el alma donde se produce la batalla de las pasiones y deseos, aprovechada por el diablo para dar expresión a todo tipo de guerras [8]. Por lo tanto, nuestro campo de batalla está en el área del alma.

Notas:

[1] – (Efesios 2:2) (Juan 14:30; 8:44 y 10:10) (Apocalipsis 20:2).

[2] – (Efesios 6:12) (Apocalipsis 12:9)

[3] – (Efesios 2:2)

[4] – (Romanos 8:7,8)

[5] – (2 Corintios 4:4)

[6] – (Mateo 24:12) (Apocalipsis 3:15-17)

[7] – (Salmos 38:12)

[8] – (Santiago 4:1) (1 Pedro 2:11)

CONTINUARÁ

El sistema de este mundo (6)

Sistema de este mundoBABILONIA Y JERUSALÉN

Dios escogió un pequeño monte, llamado Moriah, para que Abraham sacrificara a su propio hijo Isaac, (sacrificio no consumado sino tipificando el futuro sacrificio de Jesús en el mismo lugar); ese monte es Sión, situado en Jerusalén y donde el Unigénito Hijo de Dios sería levantado en una cruz para redimir y rescatar de la vana manera de vivir heredada de nuestros padres, (bajo la influencia del sistema babilónico), y trasladarnos al reino de su Amado Hijo.

En Babilonia, el ser humano fue confundido y separado. En Jerusalén somos redimidos y unidos al pueblo de Dios para andar en novedad de vida. En un sentido tipológico, la vida del creyente es la salida de Babilonia para entrar en Jerusalén, viviendo como peregrinos y extranjeros en la tierra, hasta alcanzar la ciudad celestial, la Jerusalén de arriba. Esa es la historia sintetizada del mensaje que encontramos en la Biblia.

Una y otra vez vemos el contraste entre las formas de vida de Babilonia y Jerusalén; la vieja y vana manera de vivir y la nueva vida en Cristo; las tinieblas y la luz; la mentira y la verdad; los hijos de Satanás y los hijos de Dios; los impíos y los justos; los perdidos y los salvados; los incrédulos y los creyentes; el infierno y el cielo; Belial y Cristo; la ramera y la esposa del Cordero; el camino ancho y el camino angosto; el mundo entero que está bajo el maligno y la manada pequeña a quién Dios le ha placido darles el Reino. La multitud de naciones contra el pequeño Estado de Israel. Goliat contra David. La corriente de este mundo, (el sistema del presente siglo malo), opuesta a la voluntad de Dios, a la revelación de sus propósitos y a la verdad de sus principios eternos.

El mensaje sigue siendo: Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso [1]. ¿Salir de donde? De Babilonia y su modelo de vida, su sistema; no conformarnos al esquema de este mundo, sino transformarnos mediante la renovación de nuestro entendimiento, para llegar a comprender la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.

El mensaje es claro, sin embargo, en muchos casos hemos caído en el mismo pecado que los antiguos israelitas dejándonos influir por los egipcios, los cananeos, los asirios y babilonios. En definitiva, las formas de vida alejada de la fuente de revelación de Dios en su palabra, por lo que hemos sido contaminados. Esclavizados en unos casos, y llevados al cautiverio en otros. Las cosas que les sucedieron a ellos están escritas para amonestarnos a nosotros, para que no codiciemos cosas malas, ni seamos idólatras, o fornicarios, murmuradores, o tentemos al Señor como hicieron los antiguos; así que el que piensa estar firme, mire que no caiga [2]. Las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza [3].

Notas:

[1] – 2 Corintios 6:17-18

[2] – 1 Corintios 10:1-12

[3] – Romanos 15:4

CONTINUARÁ…

El sistema de este mundo (5)

Sistema de este mundoNO OS CONFORMÉIS A ESTE SIGLO

Está escrito: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta [1].

Lo primero que resalta aquí es una negación decidida a la forma del sistema de este mundo. No os conforméis. Veremos cómo está diseñado el esquema de este mundo, cómo se dirige y cuáles son sus fundamentos, ahora miremos la transformación que se produce como consecuencia de una negación, el inconformismo frente a los patrones de funcionamiento del sistema  mundano, la cosmovisión alejada de la verdad revelada.

Esta transformación o metamorfosis, (es el significado de la palabra en el original griego), nos lleva a no adaptarnos al estilo de vida del mundo, significa literalmente no os acomodéis, (no tomar su modelo), no os amoldéis, (no coger su molde), al esquema o sistema de criterios y actitudes de este siglo. Se trata de no vivir según el modelo de vida de la edad presente, el presente siglo malo, diseñado por el príncipe de la potestad del aire con tipos de comportamientos contrarios a la voluntad de Dios, puesto que pertenecemos a otro reino, formas y costumbres.

El apóstol Pablo le dijo a los colosenses que hemos sido librados de la potestad de las tinieblas, y trasladados al reino de su amado Hijo [2]. La frase griega para no os conforméis únicamente vuelve a salir en el Nuevo Testamento en la primera carta del apóstol Pedro, y está en un contexto similar. Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir [3].

En la Biblia encontramos formas de vida contrastadas y opuestas entre sí. Vemos modelos antagónicos y se apela a los creyentes a no mezclarnos con ellos para no ser diluidos y contaminados; a no hacer yugos desiguales, sino a separar lo precioso de lo vil, la luz de las tinieblas; como hizo Dios al principio.

La estrategia del reino de las tinieblas tiende a la mezcla, el sincretismo, la uniformidad, la confusión y el relativismo para que no haya claridad y verdad. En las Escrituras vemos el modelo de vida de Babilonia, con todo lo que representa; frente a Jerusalén y el modelo celestial que contiene. Básicamente podemos resumir el contenido bíblico en la representación de dos ciudades: Babilonia y Jerusalén.

La historia del hombre comienza en Edén, situado en la Babilonia geográfica, de donde fueron expulsados Adán y Eva por haber transgredido la palabra de Dios. Más tarde, en ese mismo lugar, se concentraron los seres humanos para hacer una torre desde donde pudieran observar las estrellas y definir su futuro al margen del Creador, y Dios confundió su lenguaje para que cumplieran su palabra de multiplicarse, esparcirse y llenar la tierra [4]. En lugar de ello se concentraron en la llanura de Sinar para edificar una ciudad y una torre; a la ciudad llamaron Babel, porque allí confundió el Señor el lenguaje de toda la tierra [5].

La influencia de ese sistema, basado en la unidad fabricada por el hombre, se extendió por todos los lugares, además del aspecto espiritual de Babilonia, que tiene que ver con el culto idólatra de la creación, la formación de los signos del Zodiaco y la falsa religión. Cuando el hombre se esparció por la tierra llevó la simiente del sistema babilónico, el modelo religioso de la búsqueda de Dios sin la revelación de Dios; de ahí se formaron todos los sistemas religiosos, muchos de ellos con verdaderos denominadores comunes. Ese sistema dio paso a un modelo de vida que se alejó de la voluntad de Dios.

Luego vemos, cómo a partir del capítulo 12 de Génesis, Dios llama a un hombre, (Abram), para que salga de Ur de los caldeos, (el centro de la antigua Babilonia), y revelarle su voluntad, llevándole a una tierra donde establecería a su pueblo, con sus leyes y un modelo de vida revelado a los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob concretado en el pacto que hizo con Moisés en el Sinaí.

Notas:

[1] – Romanos 12:2

[2] – Colosenses 1:13

[3] – 1 Pedro 1:14

[4] – Génesis 1:28; 8:17 y 9:1

[5] – Génesis 11:1-9

 

CONTINUARÁ…