(Primera parte)
En unos días tendremos las nuevas elecciones generales anunciadas para el domingo 28 de abril de 2019, [y repetidas el próximo 10 de noviembre]. Muchos analistas y generadores de opinión coinciden en señalar que estamos ante unos comicios altamente trascendentales. Yo también lo creo.
El desarrollo de la última y breve legislatura de Pedro Sánchez, (apoyada por partidos populistas de izquierda, separatistas odiadores de la nación española, y quienes han sido el brazo político de la banda terrorista ETA), ha vuelto a recordarnos su personalidad narcisista, amadora de sí mismo, sin escrúpulos morales, y declarado sin rubor ateo, que prefiere felicitar las fiestas de la comunidad musulmana en España, y callar ante las festividades de tradición cristiana que tienen un arraigo histórico infinitamente mayor. Y ante la certeza de que el actual presidente del gobierno volverá a pactar con los mismos partidos, toda vez que la aritmética parlamentaria lo permita, se prevén dos bloques enfrentados, aunque no queda clara su composición si atendemos a los mensajes de los tres partidos llamados de derecha.
Una vez más estamos ante las dos Españas. Dos almas. La división permanente alimentada por rencores encallados y odios irreconciliables. Una maldición que parece perseguirnos y de la que no somos capaces de librarnos. Una y otra vez nutrida por intereses partidistas y la avaricia del poder. Una lucha que siempre tiene dos vertientes, una social, ideológica, cultural y política, y otra espiritual y moral, de principios y valores frente a un materialismo exacerbado, hedonista y secularista que no deja lugar para la indiferencia en quienes creemos en Dios, el Dios de Israel, amamos nuestra patria en su diversidad, asumiendo las luces y sombras de nuestra historia, y anhelamos vivir en paz y dignidad sabiendo que esa es la voluntad de Dios y por la cual oramos sin cesar.
Por otro lado, vivimos la era de la globalización con sus múltiples consecuencias. Me referiré a la globalización ideológica, en sus distintas manifestaciones, que pretenden imponer en las naciones sus criterios desbordando la soberanía nacional de los pueblos. Hace un par de décadas que algunas corrientes de pensamiento están infiltradas en la Organización de Naciones Unidas (ONU) para su implantación mediante una agenda mundial en las más de 170 naciones que la componen. Una de ellas, verdaderamente preocupante, es la que tiene que ver con la familia, el matrimonio y la moral judeocristiana. Este paradigma está cambiando, se ha acelerado en los últimos años penetrando la legislación de la mayoría de las naciones.
Se pretende imponer por ley una nueva moralidad sin limitaciones en el ámbito sexual que pueda diluir la identidad personal socavando la familia natural, hundiendo a las naciones en un océano grisáceo y uniforme que recuerda al primer intento de gobierno mundial que se pretendió en Babel. Ese modelo que fue exportado a todas las naciones desde la llanura de Sinar, hoy rebrota de nuevo, con sutileza, detrás de un vocabulario altamente engañoso, llamando derechos humanos y libertad a lo que no es más que la destrucción de la libertad y el derecho en nombre del derecho y la libertad.
(Segunda parte)
La noche está muy avanzada. La oscuridad con sus obras tenebrosas, aunque ocultas en una fachada de modernidad y progreso, avanzan sin parar. Los procesos electorales son momentos cuando la naturaleza de las ideologías queda más ampliamente al descubierto. Los frentes toman posiciones. La pelea por el poder saca a luz lo peor del ser humano. Pero a la vez nos permiten conocer mejor aquello que ocultan posteriormente una vez establecido el nuevo orden de cosas.
Siempre hay una batalla entre la luz y las tinieblas. Siempre la verdad y la mentira enfrentadas. Una y otra vez los justos e impíos frente a frente. No siempre estos campos están delimitados perfectamente, hay zona de grises, mezclas, doble ánimo, hipocresía y falsedad. Pero a la misma vez por sus frutos se conoce el árbol. Algunos ya han sido ampliamente puestos de manifiesto, en otros se les ven más tarde. Necesitamos discernimiento, un lujo en estos días de grandes manipulaciones que alcanzan continentes enteros a través de las redes sociales.
El avance de los tiempos en su progresión inexorable hacia su destino final está ampliamente expuesto en el Libro de los libros. Sus indicaciones están siendo menospreciadas por nuestros gobernantes. Su valor estable y sólido puesto en duda en muchas iglesias, escondiendo su contenido tras la privacidad del ser humano, alejando así su luz de la escena pública, social, cultural y política. Pero una lámpara no puede ser escondida, sino que debe ser puesta en el candelero para que alumbre la casa (Lc.11:33). Esa es la función de los profetas de Dios. Es la misión de la congregación del Dios vivo. Pero, ¡ay!, muchos de sus mejores mensajeros viven cerca del poder político y sus mensajes «correctos» los debilita, anula e incapacita para cumplir su misión. Se han plegado a la mentira de «paz, paz, pero no hay paz».
Jesús dijo que el tiempo anterior a su venida habrá un avance de la maldad, y ese avance enfriará el amor de muchos. La tibieza será la norma. El miedo y la cobardía esconderán a muchos tras los muros de una seguridad falsa. El viejo Mardoqueo removió la comodidad de la joven Ester en el palacio del rey con estas palabras: «Si permaneces callada en este tiempo, alivio y liberación vendrán de otro lugar para los judíos, pero tú y la casa de tu padre pereceréis». No hay escapatoria para la cobardía en tiempos de extrema necesidad. No habrá sosiego para la nación si los fundamentos son destruidos (Sal.11:3). El mensaje para Ester contenía además un componente profético al que no fue indiferente la reina judía: «¿Y quién sabe si para una ocasión como ésta tú habrás llegado a ser reina?» (Ester 4:14).
Hoy es tiempo de salir de las cuevas, los escondrijos y el anonimato. Hay una batalla que pelear para servir a nuestra generación y descansar, como hizo el rey David. No podemos permanecer callados ante el avance de los ríos de iniquidad que están anegando nuestra sociedad.
Los jóvenes están siendo destruidos por los mismos gobernantes que los empujan mediante ideologías de género a la promiscuidad sexual que produce gran parte de las violaciones y enfermedades venéreas que luego pretenden combatir. Muchas de esas violaciones son realizadas por emigrantes ilegales atraídos por el efecto llamada de políticas tan «buenistas» como fraudulentas. El islamismo radical ha invadido barrios enteros de algunas de las grandes ciudades de Europa imponiendo la sharia ante la pasividad e impotencia de gobernantes alejados de la realidad.
Los tiempos son peligrosos. El mal avanza con sus fauces devoradoras aniquilando los fundamentos morales que siempre han sostenido a las sociedades avanzadas. Debemos identificarlos con claridad, sortear los extremismos propios de tiempos desequilibrados, y vivir con la valentía propia de los que saben discernir lo precioso de lo vil.
(Tercera parte)
Estamos ante la intención deliberada, desde hace tiempo, de erradicar los principios judeocristianos de la vida pública y enviarlos al ostracismo de la privacidad. Las corrientes ideológicas, mayoritariamente de izquierda, aunque no las únicas, libran una batalla sin tapujos contra el cristianismo. Esa cosmovisión, unida al ideario islamista en su concepción original, están trabajando juntas −paradójicamente−, para imponer un sistema totalitario que está en su naturaleza fundacional.
El apóstol de las naciones nos recuerda lo que recibió del Espíritu como un mensaje claro para los últimos tiempos, ese mensaje contiene tiempos de gran apostasía por escuchar… por prestar atención… saturar el oído de mensajes producidos por espíritus engañadores y doctrinas de demonios (1 Tim.4:1-5). Es decir, una sociedad colmada de ideologías elevadas a la categoría de dogmas impuestos mediante una agenda mundial propiciada hoy por la ONU y la UE. Se imponen cauterizando la conciencia, encallándola con argumentos altivos que se levantan contra el conocimiento de Dios, cuya primera prohibición tiene que ver con la familia, («prohibirán casarse»), sustituyendo el matrimonio natural y creacional, con otros alternativos alejados del bien común. La ideología de género, en sus múltiples ramificaciones, atenta claramente contra esta verdad esencial de las sociedades sanas. Y por otro lado, se prohíben alimentos mediante doctrinas veganas y animalistas, igualando a los animales con el ser humano en derechos, («prohibirán alimentos que Dios creó»).
Las estadísticas dicen que en España casi la mitad de los hijos nacen como resultado de la fornicación que de parejas casadas. Muchos de esos niños no sabrán quién es el padre. Crecerán sin la protección de la cobertura familiar. Serán víctimas propicias de oligarquías económicas, políticas y culturales que impondrán su agenda de dominio sobre masas sin identidad familiar y nacional. Toda una ingeniería destructiva para hacer del hombre un títere de pasiones desordenadas.
Por tanto, el aumento de la maldad viene a través de ideologías impuestas mediante un proceso de enseñanza en los colegios, medios de comunicación, series de televisión, actores famosos y su forma de vivir, cantantes que se pliegan a un contenido doctrinario de género en sus canciones para vender el producto, predicadores liberales, etc., todo ello penetrando el oído que forma la manera de pensar y vivir de esta generación. La fe viene por el oír; la apostasía también. Si el mundo entero está bajo el maligno (1 Jn.5:19), y el padre de la mentira opera en los hijos de desobediencia, tenemos una sociedad mayoritariamente entregada al engaño y la falsedad.
Veamos ahora algunas de las ideologías predominantes a través de las cuales se ha multiplicado la maldad; sí, la maldad y la iniquidad, aunque una parte de ella esté camuflada tras eufemismos o un ropaje atractivo, placentero y de efímero bienestar.
EL MARXISMO CULTURAL, que una vez la lucha de clases ha dejado de ser una prioridad en su ideario, se ha substituido por la lucha entre sexos, entre hombre y mujer (feminismo radical). También el ecologismo, con la nueva religión llamada cambio climático. La liberación sexual sin límites; el aborto libre; la eutanasia; nuevos modelos familiares alejados de la familia natural, son otras de las causas que abandera el llamado marxismo cultural. También tenemos en este ideario una oposición irracional a Israel, el antisemitismo clásico de la izquierda; si le añadimos el antiamericanismo y anticristianismo ideológico nos encontraremos con un cóctel que ha envenenado las universidades de nuestro país y gran parte de la juventud de esta generación.
LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO, mayoritariamente impulsada por gobiernos de izquierda, y asumida en España por una derecha tibia, cobarde y acomodaticia, que ha traicionado a muchos de sus votantes en los últimos años. Esta ideología es un abanico de doctrinas que está impulsando las mayores aberraciones de la historia de la humanidad. Su destino principal es combatir la familia y el matrimonio. Para ello ha construido toda una terminología difusa, compleja y de difícil comprensión. Muchos de sus dogmas son tan esperpénticos como la negación del sexo biológico por cualquier otro tipo de manifestaciones y prácticas sexuales que el ser humano pueda elegir libremente, sin limitaciones morales, siempre y cuando sean voluntarias. En esta corriente tenemos las agendas de la homosexualidad, lesbianismo, transexualismo, y la semilla de futuras aprobaciones legales como la pedofilia, el incesto, el bestialismo y la necrofilia.
EL ISLAMISMO RADICAL, cuya base doctrinal se asienta en su libro sagrado, el Corán, así como en los Hadices (dichos y hechos del profeta), para imponer una nueva ley, la sharía, de aplicación mundial y totalitaria. Los medios para su realización son la yihad en distintas fases, dependiendo del grado de penetración que tenga la comunidad musulmana en los países donde se asienta. En este caso, Europa está siendo invadida mediante una inmigración desordenada, impuesta por las autoridades de Bruselas, cuya norma debe ser aceptada obligatoriamente por las naciones que la componen, sobrepasando la soberanía nacional, de lo contrario se verán sometidas a presiones económicas y mediáticas insoportables.
Otras de las ideologías o corrientes de pensamiento que han penetrado, sobre todo en las sociedades occidentales, son el relativismo moral, un secularismo exacerbado, y los nacionalismos supremacistas, que en España están representados por el catalán y el vasco especialmente.
Pues bien, estas son algunas de las corrientes ideológicas mayoritarias que están implantadas en los programas electorales de la mayoría de los partidos políticos que se presentan a las elecciones del próximo 28 de abril [repetidas el 10 de noviembre próximo]. La pregunta que nos hacemos inmediatamente es a quién votar. Cómo poder influir en el bienestar de nuestra nación con un simple voto. Abogamos por algo más que una papeleta en una urna para cambiar el rumbo de nuestra generación. Pero eso lo veremos en la próxima y última parte de nuestro recorrido.
(Cuarta y última parte)
Todo lo expuesto en las tres partes anteriores de nuestro discurso para llegar a una conclusión lógica: ¿Cuál de los partidos que se presentan a estas elecciones tiene en su programa hacer frente con valentía a un sistema ramificado en marxismo cultural, ideología de género, islamismo radical, y nacionalismos separatistas? ¿Quién está claramente a favor de la vida, la familia, la nación como patria de todos y la libertad en sus distintas manifestaciones? Y ante un desafío semejante, ¿podría ese partido afrontar con éxito un reto de semejantes dimensiones? Sinceramente creo que no.
Unas simples elecciones nacionales no tienen en sí mismas el factor decisivo de una nación. Una sencilla papeleta en la urna tampoco tiene la magia suficiente para cambiar de raíz el estado de cosas que hemos descrito a lo largo de esta reflexión. El hombre y sus deseos son insuficientes. El destino de los pueblos no está en manos de hombres mortales. Los gobernantes pueden y deben hacer muchas cosas en favor de la sociedad a la que dicen servir; han recibido una autoridad delegada que los capacita para el bien común; o por el contrario, sumidos en la soberbia conducir a multitudes al abismo. La historia reciente está llena de ejemplos.
Sin embargo, hay Uno que rige los destinos de las naciones desde el consejo celestial, cuya soberanía es insuperable y pone y quita reyes. Se guarda en su mano juzgar a los pueblos o extender su misericordia. El que ama la justicia y el derecho; que hace nulo el consejo de las naciones, frustra sus designios; cuyo consejo permanece para siempre, los designios de su corazón de generación en generación; el que mira desde los cielos y ve a todos los hijos de los hombres, que observa desde el lugar de su morada a todos los habitantes de la tierra, y modela el corazón de cada uno de ellos; Él, que entiende todas las obras de ellos, y sus ojos están sobre los que le temen y esperan en su misericordia, para librar su alma de la muerte y conservarlos con vida en tiempos de hambre. Él es el Dios de Israel, Rey del universo y Señor de su creación. El Salmo 33 y otras Escrituras así lo ponen de manifiesto, y de sus palabras hemos relacionado todo lo anterior.
No. No está en nuestras manos el destino que anhelamos, pero sí podemos colaborar siendo fieles administradores de los dones recibidos, uno de ellos el de la libertad para escoger. Podemos iniciar procesos que conduzcan a destinos coincidentes con la voluntad soberana del Altísimo. Dios ha delegado en los hombres el gobierno de la tierra. Los cielos son los cielos del Señor; pero la tierra la ha dado a los hijos de los hombres (Sal. 115:16). Y cuando sus mayordomos no cumplen con su cometido, le pone fin a su reino (MENE); son pesados en balanza y hallados faltos de peso (TEKEL); y entrega el liderazgo a otro (PERES) (Ver Daniel 5:26-28).
Nuestra historia reciente, la de España y otras naciones, está en medio de este conflicto. Un liderazgo que ha permitido el avance de la maldad a niveles insoportables está siendo confrontado por hombres justos y temerosos de Dios, levantados para cambiar el rumbo de las cosas. La intercesión y el clamor de los justos suben ante el trono de la gracia como una colaboración necesaria para que se haga su voluntad aquí en la tierra como en el cielo.
Y llegados hasta aquí, debo decir lo siguiente, aunque ello no puede significar ninguna manipulación del voto ni imposición por mi parte, pero no por ello quiero dejar de compartir la convicción de mi corazón después de examinar, meditar y orar ampliamente en los tiempos que vivimos.
Creo que en España se ha levantado una voz (VOX) que estaba silenciada, oprimida por distintas razones, y que ha explotado como un clamor en el desierto de las corrientes ideológicas. En esa voz oigo y percibo el latido de mi propio corazón. En esa voz oigo la defensa de la vida humana desde la concepción hasta su muerte natural. En esa voz detecto la valentía de defender la familia natural tal y como está concebida en las Escrituras. En esa voz entiendo la lucha por la habitación común que nos ha sido dada (la patria) defendiendo los límites de nuestra convivencia (Hechos 17:26). En esa voz distingo la valentía de quienes se han levantado sin complejos por el bienestar de la siguiente generación, nuestros hijos y nietos.
Al decir esto asumo tener que enfrentar los prejuicios de gran parte de la comunidad evangélica española a la que pertenezco. Prejuicios de anticatolicismo nunca superados. Rencores por el sufrimiento durante la Dictadura franquista, comprensibles en muchos de sus extremos, pero no menos cierto que la pujanza del evangelio tenía mayor impulso en esos tiempos que la tibieza actual. Unido a esos prejuicios va siempre el rechazo a la derecha española, representada mayoritariamente hasta ahora por el Partido Popular. Parecería que ser evangélico es opuesto a mantener posiciones políticas de derecha. De la misma manera que en otros tiempos ser español era ser católico.
En definitiva. Nuestra esperanza es el Eterno. Mi oración, como la de los apóstoles, es esta: Tú, Señor, que conoces el corazón de todos, muéstranos a cuál de estos has escogido… (Hechos 1:24). Vayamos a las urnas, como ellos, echaron suertes, y veamos quién será el nuevo presidente de la nación y las ideas que impulsará durante los próximos años. Después seguiremos viviendo en luz y sal para glorificar a nuestro Padre y bendecir a nuestro prójimo hasta que venga el Deseado de todas las naciones.