Primera de TESALONICENSES
Índice:
HISTORIA DE LA CARTA
- La ciudad de Tesalónica.
- La iglesia en Tesalónica.
- Fecha.
- Propósito de la carta.
ENSEÑANZAS Y TEMAS
- Tribulación y persecución por el evangelio (1:6) (2:2,14-16) (3:1-10)
- Fe (vuestra fe) esperanza y amor (1:3) (5:8) (1 Co.13:13) (Col.1:4,5) (1 Ts.1:8; 3:2,5,6,7,10) (1 Jn.5:4,5).
- Sobre la segunda venida del Señor (4:13-5:11)
PREGUNTAS Y REPASO
HISTORIA DE LA CARTA
La ciudad de Tesalónica. Está situada al noroeste del Mar Egeo. Era y es una ciudad importante de Grecia. En los días de Pablo pertenecía a la provincia de Macedonia. En la actualidad es una ciudad próspera que mantiene el nombre de Salónica.
La iglesia en Tesalónica. El relato de su fundación lo encontramos en Hch.17:1-9. Fue en el segundo viaje misionero de Pablo. El apóstol estuvo tres semanas enseñando en la sinagoga de los judíos declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Mesías padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Mesías. Algunos de los judíos de aquel lugar creyeron, además de gran número de griegos piadosos. Sin embargo, los judíos que no creyeron se llenaron de celos, y usando a hombres ociosos y malos, juntaron una turba alborotando la ciudad. Acusaron a los apóstoles de «trastornar el mundo entero», y que se oponían a los decretos de Cesar, diciendo que hay otro rey, Jesús. De esta forma alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad. Así se opusieron al avance del evangelio en Tesalónica. Pero un grupo de diversas personas, entre ellas mujeres nobles, creyeron, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo (1 Tes.1:6). Este es un principio que vemos a lo largo de todo el primer siglo mientras se extendían las buenas nuevas por el Imperio Romano. La predicación del evangelio siempre atrae persecución porque confronta el sistema de este mundo y su príncipe, con el poder del reino de Dios y su rey. Lo ampliaremos más adelante.
Fecha. La mayoría de los exégetas coinciden en destacar que estamos ante el primer testimonio escrito de la vida de la iglesia primitiva, anterior incluso a los evangelios, cuya fecha se indica alrededor del año 50-51 d.C.
Propósito de la carta. Como ya hemos anotado, la iglesia en Tesalónica surgió en medio de gran persecución y tribulación para los creyentes. Después del alboroto Pablo tuvo que salir de noche entrando poco después en Berea, donde encontraría una actitud muy distinta en los judíos de aquel lugar. Esa salida precipitada produjo en el apóstol incertidumbre sobre el desarrollo y crecimiento de la fe de los tesalonicenses, ese fue el motivo para escribirles rápidamente y conocer su situación. Además envió a Timoteo no pudiendo soportar la tensión de pensar que el adversario los hubiera tentado mediante las pruebas soportadas y su trabajo resultara en vano. Pero cuando volvió Timoteo y les dio las buenas noticias de que su fe y amor seguían firmes, además de recordarlos con cariño, su corazón fue consolado, porque ahora vivimos, si vosotros estáis firmes en el Señor (1 Tes.3:1-8). Además habían surgido preguntas sobre el estado de los hermanos que habían muerto antes de la venida del Señor. Todo ello lo aborda el apóstol en esta carta que ahora nos disponemos a resumir en sus aspectos principales.
ENSEÑANZAS Y TEMAS
- Tribulación y persecución por el evangelio (1:6) (2:2,14-16) (3:1-10)
La tribulación es consustancial a la predicación del evangelio. Y es así por la sencilla razón que el mensaje de la cruz expone la realidad de dos mundos diametralmente opuestos. Esta realidad la encontramos por todo el Nuevo Testamento, por tanto, deberíamos saberlo de antemano y comprender que cuando predicamos el evangelio de verdad entramos en terreno hostil. La confrontación es inevitable. Otra cosa es predicar un mensaje diluido de buenísmo humanista que evita la realidad pecaminosa del corazón del hombre, y los poderes de las tinieblas que pretenden impedir la liberación de la esclavitud de pecado y oscuridad. Lo vimos en la carta a los Colosenses. El evangelio nos libra de la potestad de las tinieblas y nos traslada al reino de su amado Hijo (Col.1:13). La luz del Mesías debe alumbrar los ojos de nuestro entendimiento para que pueda establecerse la verdad que nos hace libres. Es una lucha crucial por el control de nuestra alma. Por eso el apóstol decidió enviar a Timoteo para conocer el estado de los hermanos en Tesalónica, no sea que el tentador los hubiese tentado, robando la semilla (Mt.13:18,19), y su trabajo resultara en vano. Es una batalla por los pensamientos correctos, y la enseñanza apostólica no deja lugar a dudas: las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo (2 Co.10:4,5).
Los tesalonicenses recibieron la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo (1:6). Esta ambivalencia es también parte esencial del discípulo de Jesús. Al recibir la palabra libertadora del evangelio, que nos emancipa del pecado, experimentamos el conflicto interior anegado en todo tipo de pensamientos acumulados, especialmente los religiosos y filosóficos, además del conflicto externo con aquellas personas que pretenden que sigamos viviendo en el mismo desenfreno de disolución (1 P.4:1-5); junto con el gozo por la libertad de nuestros corazones redimidos que produce el Espíritu Santo en nosotros. Por tanto, sí, siempre hay tribulación al recibir el evangelio, en ocasiones es al principio, en otras más adelante. Todos los que hemos abrazado la fe en Jesús sabemos de esta innegable realidad. En el caso de los tesalonicenses la persecución fue un vehículo para llevar el mensaje a otras regiones de su entorno. Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no solo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido (1:8).
Recordemos que fue la persecución por la muerte de Esteban la que llevó a la iglesia de Jerusalén a anunciar el evangelio más allá de sus límites (Hch.8:1,4,5) (Hch.11:19-21), llegando a Antioquia, que sería más tarde la primera iglesia misionera a las naciones.
La tribulación que estaban experimentando los hermanos de Tesalónica después de recibir la palabra del evangelio eterno (Apc. 14:6) con gozo del Espíritu Santo, era similar a la que el mismo apóstol, junto con Silas, habían padecido y sido ultrajados en Filipos, teniendo denuedo en Dios para predicar la palabra en medio de gran oposición (2:2).
Sin embargo, el apóstol no ignora que había también otro factor que pudiera influir negativamente en el establecimiento de la fe entre los tesalonicenses, y es que en ocasiones la persecución es usada por el tentador, y el trabajo (la semilla plantada según la parábola del sembrador Mt.13:18-23) resultara en vano. Pablo no ignora las maquinaciones del diablo, por lo que no se queda de manos cruzadas ante la posibilidad que el adversario destruya el desarrollo de la fe en la vida de los hermanos en aquel lugar (3:1-10). En este pasaje encontramos la estrategia que el apóstol siempre ponía en marcha pensando en el cuidado de las incipientes congregaciones. Podemos resumir su proceder de la siguiente manera: Primero envió a Timoteo para confirmarlos y exhortarlos respecto a la fe (3:2), con el mensaje de que no se inquietaran por estas tribulaciones, y añade: porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos (3:3). El mismo mensaje que dejó en las iglesias de Listra, Iconio y Antioquia, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios (Hch.14:22). Cuando regresó Timoteo con las buenas noticias de la firmeza de su fe fueron consolados y dieron gracias a Dios. En segundo lugar el apóstol manifestó lo que era una práctica habitual en su vida por las iglesias, oraba de noche y de día con gran insistencia para poder volver a verlos y completar lo que falta a su fe (3:6-10). Y en tercer lugar les escribe esta carta mientras espera volver a visitarlos pronto. Estos tres aspectos eran práctica habitual del equipo de Pablo para la consolidación de las nuevas congregaciones. Todo un manual de estrategia misionera para impedir que el diablo eche a perder la semilla implantada del evangelio en ciudades y naciones.
- Fe (vuestra fe), esperanza y amor (1:3) (5:8) (1 Co.13:13) (Col.1:4,5) (1 Ts.1:8; 3:2,5,6,7,10) (1 Jn.5:4,5).
Fe, esperanza y amor, virtudes esenciales de la vida cristiana que en esta epístola aparecen juntas, como en otros muchos pasajes que hemos reseñado. El escritor las menciona así: la obra de vuestra fe, el trabajo de vuestro amor y vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo (1:3). Y más adelante lo hace de esta forma: habiéndonos vestido con la coraza de la fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo (5:8). Veamos un resumen.
Primeramente fe. La fe bíblica no es el resumen de un credo o creencia sin más. La voz que se usa en hebreo para fe es «emunáh» y tiene el sentido de fidelidad, confianza y obediencia; es una forma de vivir apartado para Dios, una vida en santidad y confianza. En el griego del Nuevo Testamento se usa la palabra «pistis» que también tiene la idea de confianza y seguridad. El término en hebrero es más amplio, implica confiar en Dios y su palabra, obedecer los mandamientos, es una forma de vida que se expresa en el amor al prójimo, la justicia y bondad. En palabras de Santiago: La fe sin obras está muerta (Stg.2:20). La fe viene por el oír la palabra de Dios (Ro.10:17), además es un proceso continuo de crecimiento, como la semilla de mostaza (Mt.17:20 con Mr.13:31,32). También aparecen en esta carta las expresiones «vuestra obra de fe» (1:3) y «vuestra fe» (1:8) (3:2,5,6,7,10). La primera nos habla de la verdad que la fe se manifiesta en obras (Stg.2:14-26) y la fe obra por el amor (Gá.5:6). La fe siempre hace algo, no es pasiva, sino activa. La fe de Dios, del corazón, nos lleva a confesarla, hablarla (Mr.11:23) (Ro.10:8-10), induce a actuar en concordancia con lo que creemos. Esa es la fe del evangelio. En cuanto a la expresión «vuestra fe», que aparece seis veces en esta epístola, nos habla que la fe ya está en nosotros. La fe nos ha sido dada por Dios (Ro.12:3), es un don (Ef.2:8) (Hch.18:27) que podemos desarrollar y ejercitar.
En los evangelios es usada por Jesús en muchas ocasiones: tu fe te ha salvado
(Mt.9:21,22) (Mt.9:28,29) (Mr.5:34) (Mr.10:47-52) (Lc.17:19) (Lc.18:42). Y el apóstol Juan enfatiza en su primera carta que la victoria sobre el sistema de este mundo se encuentra en nuestra fe. Ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios (1 Jn.5:4,5).
Luego el amor. Como hemos dicho, la fe obra por el amor, por tanto, viene a ser una realidad en nosotros como resultado de una vida de fe. El amor es de Dios y su amor viene a nosotros como respuesta a una vida de fe y confianza en la persona de Jesús. La fe y el amor van íntimamente ligadas, no se pueden separar.
Y finalmente esperanza. A la fe y el amor le sigue inevitablemente la esperanza, una vida esperanzada de confianza en el presente y el futuro. La esperanza no avergüenza, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado (Rom.5:5). Es la esperanza de ser hechos a la imagen del Hijo (Rom.8:29). Como está escrito: sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro (1 Jn.3:2,3). La amplia esperanza de la que habla el evangelio podemos resumirla en la siguiente relación:
- Esperanza de la gloria de Dios (Ro.5:1,2)
- Esperanza de justicia (Gá.5:5)
- Esperanza reservada en los cielos (Col.1:4,5)
- Cristo en vosotros, la esperanza de gloria (Col.1:27)
- Esperanza de vida eterna (Tit.3:7) (Tit.1:2)
- Una esperanza viva como herederos (Ro.8:17) (1 P.1:3,4)
- Ser hechos semejantes a Cristo (Ro.8:29) (1 Jn.3:1-3)
- Sobre la segunda venida del Señor (4:13-5:11)
Un día, no muy lejano, la fe y esperanza del cristiano dejarán de ser porque veremos a nuestro Salvador; entonces la fe ya no la necesitaremos y la esperanza se habrá consumado en realidad tangible. Ese día se iniciará con el magno evento del retorno a la tierra de nuestro amado Salvador y Mesías Jesucristo. Veamos un resumen de algunos acontecimientos que Pablo menciona en este pasaje sobre el gran día que está por llegar.
3.1. Dios traerá con él a los que durmieron en Jesús (4:14). Los que han muerto en la esperanza de la resurrección vendrán junto con el Señor en su venida. Observa que son los que durmieron en él. Aquí a la muerte se le denomina sueño, dormir en Jesús hasta el día cuando serán despertados. Descansan de sus trabajos (Apc.14:13). Como enseña el Maestro: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios… porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz (Jn.5:25,28).
3.2. El Señor descenderá con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios (4:16). Volverá como rey para gobernar la tierra. Como está escrito: He aquí que vienen días, dice YHVH, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra (Jer.23:5). Así les fue anunciado por los dos ángeles a los apóstoles cuando Jesús fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos (Hch.1:9). El mensaje fue: Varones galileos, ¿Por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo (Hch.1:11). Vino como Cordero y volverá como León.
3.3. Y los muertos en Cristo se levantarán primero (4:16). Los que han dormido en el Señor despertarán primero, es el sentido de este texto en la Biblia de las Américas que se traduce por «levantarse». Resucitar. Conforme al orden que el apóstol enseña en la carta a los Corintios. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida (1 Co.15:23). O en palabras del Maestro: No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán la voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación (Jn.5:28,29).
3.4. Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire… (4:17). Después que hayan despertado los que han muerto/dormido en el Señor, viene el arrebatamiento de quienes permanecen vivos en la venida del Señor. Observa el orden que el apóstol sigue en este pasaje. El arrebatamiento se produce en la venida del Señor, no antes. Y los vivos en ese momento no tendrán que pasar por el tránsito de la muerte. En ese mismo momento seremos transformados. Lo amplia Pablo en 1 Corintios. Veamos: He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos, pero todos seremos transformados en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados (1 Co.15:51,52).
3.5. Y así estaremos con el Señor siempre (4:17). Ese será nuestro destino final: estar con el Señor siempre. Para que donde yo estoy, vosotros también estéis (Jn.14:3). Con aquel que nos lavó y compró con su sangre preciosa como propiedad suya (1 Co.6:20). Verle y ser transformados a su semejanza es un mismo suceso. Sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es (1 Jn.3:2). Hoy le amamos sin haberle visto, creemos en él, aunque ahora no le veamos, pero nos alegramos con gozo inefable y glorioso; obteniendo así el fin de nuestra fe, que es la salvación de nuestra alma (1 P.1:8,9). Tenemos el Espíritu Santo, el Ayudador, que nos revela al Hijo y a quien podemos mirar en fe, en el Espíritu, a cara descubierta, como a través de un espejo y ver su gloria, siendo así transformados progresivamente en su misma imagen, como por el Espíritu del Señor (2 Co.3:18). Por tanto, la transformación se inicia ya en el momento cuando se restablece nuestra comunión con Dios mediante Jesucristo por la fe y el arrepentimiento, y sigue hasta el día cuando le veamos y seamos definitivamente transformados a su imagen. Este es el camino de santidad; apartados para él. Teniendo esta esperanza viva en nuestros corazones nos entregamos a una vida de santidad, así como él es puro (1 Jn.3:3). Sirviendo a la justicia con todos nuestros miembros que antes servían a la inmundicia (Rom. 6:19-23). Esta es la enseñanza de Pablo aquí. Que afirmemos nuestros corazones, irreprensibles en santidad en la venida del Señor con sus santos (1 Tes.3:13). Pues la voluntad de Dios es nuestra santificación (4:3). Dios nos ha llamado a la santificación, no a la inmundicia (4:7). Por ello concluye: Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo (5:23). Ese futuro glorioso de transformación y comunión con el Señor, —la esperanza de gloria—, contiene la fuerza motivadora sobrenatural para estar siempre gozosos, orar sin cesar, dar gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para sus hijos. No apagar el Espíritu, no menospreciar las profecías, examinándolo todo y reteniendo lo bueno (5:16-21). Todo un compendio de lo que es la vida cristiana en su doble manifestación en esta vida presente y la venidera. Así concluye el autor de esta carta su exposición a los hermanos de Tesalónica.
PREGUNTAS Y REPASO
- Anota lo que sepas sobre la fundación de la iglesia en Tesalónica, puedes leer también Hch.17:1-9.
- Cuál fue el propósito principal que tuvo Pablo al escribirla.
- Qué relación encuentras entre recibir el evangelio y la tribulación según el apartado titulado: Tribulación y persecución por el evangelio. Puedes narrar alguna experiencia personal al respecto.
- Anota todo lo que hayas aprendido sobre la fe.
- Qué subrayarías de los acontecimientos en la venida del Señor.
- Haz un resumen con tus palabras de 1 Ts.5:16-21.
Revisado abril-2024