158 – El reino mesiánico

La vida en el EspírituLos profetas de Israel (XLV) – Isaías (31)

Tus puertas estarán de continuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones, y conducidos a ti sus reyes. Porque la nación o el reino que no te sirviere perecerá, y del todo será asolado (Isaías 60:11,12)

         La Escritura revela claramente que la luz del mundo es el Mesías de Israel. Jesús dijo: Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Esa luz ha venido a nuestros corazones mediante el evangelio, y hemos podido ver la gloria de Dios en la faz de Jesucristo (2 Co.4:6).

Los redimidos por la sangre del Cordero somos primicias de una redención gloriosa que tiene más alcance del que podemos comprender. Las primicias indican que hay una cosecha por delante mucho más abundante. Hemos sido hechos participantes de los poderes del siglo venidero, pero no en plenitud, en parte y solo en parte. Hemos recibido el Espíritu de Dios como las arras de una herencia gloriosa.

El reino de Dios es más grande que una pequeña o grande congregación local que se goza pensando ser el ombligo del mundo pero no lo es. El centro de todas las cosas es Jesús, y el lugar donde será expuesta la gloria de Dios y su luz de una forma única será en Jerusalén el día de su venida.

Algunos pretenden vivir ya el reino mesiánico sin que el Mesías haya hecho su entrada en Jerusalén. Quieren ya «la parte de los bienes que me corresponden», como el hijo pródigo (Lc.15:12), para despilfarrarla en los placeres y la vanidad de este mundo».

El contenido del capítulo 60 de Isaías parece prestarse a esa tentación cuando dice: «Las riquezas de las naciones vendrán a ti» (5). Un lenguaje que puede liberar la codicia de las riquezas del hombre carnal bajo un paraguas profético falso. Una interpretación literal del texto indica que el profeta está hablando del reino mesiánico.

En otro lugar dice: «Andarán las naciones a tu luz». Algunos líderes tipo Nimrod o Diótrefes, han levantado la falsa expectativa en sus «parroquias» de ser el centro del universo, portadores de la mejor unción, mostrando una soberbia propia de falsos apóstoles y obreros fraudulentos. Queriendo gobernar las naciones con su palabrería inflada de arrogancia, olvidando que el profeta habla de Sion y un tiempo aún por venir, en el que sus puertas estarán abiertas de continuo, serán traídas las riquezas de las naciones a Jerusalén, donde estará el trono del Rey de gloria, y la nación que no le sirva perecerá. El verdadero Mesías y no falsos cristos redentores.

         Torcer la profecía puede dar beneficios temporales que abrirá una brecha decepcionante cuando la falsa enseñanza quede expuesta.

157 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XLIV) – Isaías (30)

Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de YHVH ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; más sobre ti amanecerá YHVH, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento     (Isaías 60:1-3)

         Creo que hay pocos predicadores que no hayamos usado esta escritura para anunciar avivamiento en la iglesia del Señor en algún momento. El texto se presta a vincular, sin mucho esfuerzo, la oscuridad que siempre ha rodeado al pueblo de Dios a lo largo de la historia, y ver en ese levantamiento de luz y la gloria de Dios un despertar espiritual con derramamientos del Espíritu que producen tiempos de restauración y refrigerio en las naciones. Creo que el texto encaja en una interpretación semejante, pero siempre, o casi siempre, hemos olvidado el sentido literal de lo que escribió el profeta aquí.

El mensaje tiene un énfasis marcado en: «sobre ti». ¿A quién se refiere? La Teología del Reemplazo nos ha enseñado a ver aquí a Jerusalén como una figura de la iglesia, y por tanto, hemos interpretado con determinación una profecía dirigida a Jerusalén y Sion, que en sentido más amplio podemos ver a todo Israel, y centrada en el reino mesiánico, como un mensaje para reclamar la bendición espiritual y material de la iglesia, especialmente para ciertos ministros carismáticos que han levantado «pequeños reinos de taifas» alrededor de su personalidad arrolladora.

En este caso lo que hemos hecho ha sido interpretar la Escritura de forma caprichosa, haciendo decir al profeta lo que no dice, y dirigir su mensaje a quienes no tiene en mente en primera instancia. Con esto no quiero decir que debamos sacar de la Biblia algunas promesas y dejarlas exclusivamente para el pueblo judío.

Las promesas, sí, fueron dadas a los padres, a Israel, y los gentiles, mediante el Mesías; hemos sido hechos copartícipes de ellas, por eso podemos reclamarlas y regocijarnos con su mensaje. Ahora bien, esto es una cosa, y otra bien distinta orientar la profecía en una dirección equivocada, para que realice lo que queremos olvidando y rechazando su destino original: el pueblo de Israel y el advenimiento del reino en Sion. Dicho esto, veamos ahora algunos aspectos concretos del contenido de esta profecía sublime, llena de esperanza, para un pueblo −Israel− que ha recibido los juicios de Dios (en este caso siempre interpretamos bien, sólo para los judíos), el oprobio de las naciones, y ahora ha llegado su luz.

         Asaltar la profecía de manera caprichosa para despojarla de su contenido original es una forma de torcer las Escrituras y quedar expuestos.

156 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XLIII) – Isaías (29)

Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieron de la iniquidad en Jacob, dice YHVH. Y este será mi pacto con ellos, dijo YHVH: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca… desde ahora y para siempre (Isaías 59:20,21)

         Si vemos el mensaje de este capítulo en un sentido panorámico podemos apreciar lo siguiente: la mano del Señor no se ha acortado para salvar, ni su oído se ha agravado para oír (1); pero las iniquidades del pueblo han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y han hecho ocultar su rostro para no oír (2). Vemos un aumento de la maldad. Vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua (3). La justicia se ha alejado y no hay quien clame por ella (4). La vanidad se ha impuesto; conciben maldades y dan a luz iniquidad. Incuban huevos de áspides, y cuando los aprietan salen víboras (5). Predomina la maldad. Una radiografía muy actual de las sociedades de nuestro tiempo.

Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente [podemos ver aquí el eco de la mortandad que está produciendo el aborto, cuyos fetos son asesinados en el vientre de sus madres]; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad… no conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos… esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad… esperamos justicia, y no la hay (7-11).

La exposición es abrumadora, consecuencia de la multiplicación de nuestras rebeliones, nuestros pecados e iniquidades, alejamiento de nuestro Dios (como el que se consuma en el continente Europeo, abandonando los valores judeocristianos que han sustentado nuestras vidas); hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón (plenamente convencidos) palabras de mentira (12,13). El resultado es que el derecho, la justicia, la equidad y la verdad fueron detenidas (14,15).

Lo vio el Señor y le desagradó. Vio que no había hombre que se interpusiese para interceder y tomó la iniciativa de vestirse Él mismo de justicia, salvación, venganza y celo (17). Él mismo levantará su Espíritu como bandera contra los ríos de iniquidad que prevalecen. Y culmina la secuencia con las palabras que tenemos al inicio de nuestra reflexión: Vendrá el Redentor a Sion. Hará pacto con los que abandonan la iniquidad en Jacob, envía su Espíritu y su palabra sobre ellos, para que no falte de sus bocas. Son los que reinarán con Él desde Sion sobre todas las naciones.

         La maldad predominante de los últimos tiempos dará paso al reino del Mesías con aquellos que han abandonado la iniquidad reinando en Sion.

155 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XLII) – Isaías (28)

He aquí, llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti, por causa de YHVH tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado (Isaías 55:5)

         En el plan eterno de Dios nunca ha estado la exclusividad de la salvación para un solo pueblo o familia de la tierra, sino el propósito es canalizar su bendición mediante la familia y nación que escogió (Abraham, Isaac e Israel) para llegar a todas las naciones con ella. Ya en el inicio del llamamiento del padre de la fe estaba contenida esta promesa, desplegada en la Escritura a través de la simiente que había de venir para alcanzar a todos los pueblos con su misericordia. El mismo Maestro dijo que la salvación viene de los judíos, pero no solo para los judíos, sino para todos los que están lejos, para cuantos el Señor nuestro Dios llamaré.

El mensaje del profeta Isaías es universalista. El evangelio es para todos los pueblos, desde Jerusalén. Después de haber reseñado la misericordia de Dios con su pueblo en el capítulo anterior, ahora el profeta comienza este capítulo con un mensaje para todos los sedientos; un llamamiento a venir al Señor, oír su voz; inclinad el oído para que viva vuestra alma (55:1-3). Luego anuncia las misericordias firmes a David, el evangelio que ya estaba implícito en la obra que Dios hizo con David, y el pacto que estableció con él.

Una vez más vemos que la gracia ya estaba anunciada, no se inicia con la predicación de los apóstoles. David era profeta, y las misericordias que Dios mostró en su vida son extensivas a todos los pueblos mediante su descendencia, el hijo de David, el Mesías. Una y otra vez se acercaron a Jesús las multitudes con el clamor: ¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí! El profeta ya la había anunciado.

Pero una parte del pacto con David tiene que ver con el reino venidero y mesiánico, que también se anuncia en este capítulo. La iglesia está incluida en la era mesiánica. Este reino llamará a gente que no fue conocida antes, extranjeros y peregrinos, adoptados, conciudadanos, coparticipes y miembros del mismo cuerpo (Ef.3:6); participantes de la misma promesa. Gentes que no conoció Israel correrán al monte de Sion, no por causa de Israel, sino por causa del Señor de Israel, el Dios único que ha honrado a los judíos con la palabra eterna, la revelación de Dios, la Torá y el evangelio. Pedro lo entendió camino a casa de Cornelio (Hch.10:34,35). Los montes y collados levantarán canción; los árboles del campo aplaudirán, la maldición será cambiada en bendición. En lugar de zarza, ciprés; y en lugar de ortiga, crecerá arrayán. El reino ha llegado a Sion.

         Judíos y gentiles son atraídos por el Eterno al reino de David en Sion.  

154 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XLI) – Isaías (27)

Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo YHVH, el que tiene misericordia de ti (Isaías 54:10)

         Después de uno de los pasajes proféticos más relevantes en cuanto al anuncio de la venida del Mesías como siervo de YHVH, Isaías orienta ahora su mensaje hacia el amor eterno que el Señor tiene por Israel. Dios no cambia, ni hay sombra de variación en Él, por ello es tan nociva y falsa la Teología del Reemplazo.

El sufrimiento del Mesías no será inútil, sino que cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de YHVH será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho (53:10,11).

Ahora se anuncia regocijo para la estéril (54:1). Ensanchamientos de su tienda (2). Su descendencia heredará naciones (3). Olvidará la vergüenza de su juventud, y de la afrenta de su viudez no tendrá más memoria (4). Porque tu marido es tu Hacedor (5). Después de un tiempo habiendo sido abandonada y triste de espíritu, repudiada como esposa de la juventud, abandonada por un breve tiempo, ha sido recogida con grandes misericordias (6,7).

Por un poco de tiempo escondió el Señor su rostro de la amada, pero con misericordia eterna tendrá compasión de Israel (8). Nunca más se apartará de ella, como hizo pacto con Noé de que nunca más pasarían las aguas sobre la tierra (9,10). Es un canto sobre la ciudad de Jerusalén, Sion, que incluye a todo el pueblo.

Hablando de la ciudad del gran Rey dice que sus ventanas serán de piedras preciosas, sus puertas de carbunclo y la muralla de piedras preciosas (12). Sus hijos serán enseñados por YHVH, y se multiplicará la paz de ellos (13). Con justicia será adornada; la opresión le habrá abandonado, y vivirán sin temor (14). Es un mensaje coincidente con el de Oseas y la esposa repudiada que fue redimida de nuevo y devuelta a casa.

El Señor se ha vuelto a su pueblo y no permitirá que triunfen conspiraciones como en días pasados (15). Ninguna arma forjada contra Jerusalén prosperará. Condenará toda lengua que se levante en juicio contra ella (17). La falsedad de los argumentos que han sustentado el antisemitismo por siglos desaparecerán. La justicia de la verdad se establece. Ésta es la herencia de los siervos de YHVH, y su salvación de mí vendrá, dijo YHVH (17). Es evidente que aún no ha llegado ese día. Está por venir; aunque tarde, espéralo, llegará (Hab.2:2,3).

         Las misericordias del Señor no han decaído por Jerusalén y su pueblo. Fue repudiada un tiempo por su pecado, pero será restaurada en plenitud.

153 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XL) – Isaías (26)

Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sion; vístete tu ropa hermosa, oh Jerusalén, ciudad santa; porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo (Isaías 52:1)

         Un nuevo capítulo del profeta Isaías donde encontramos la liberación del cautiverio de Sion. Ha llegado el tiempo de las consolaciones para Judá. Es tiempo para Jerusalén de despertar vistiéndose de poder y ropa hermosa. Esta ropa recuerda al lino fino, que son las acciones justas de los santos (Ap.19:8). No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero (Ap.21:27). Nuevamente vemos que el lenguaje de Isaías es similar al de Juan. La Sion terrenal fusionada con la celestial. Complementarias.

El profeta anuncia liberación del polvo (figura de esclavitud) y libertad de las ataduras de la hija de Sion (2). Serán rescatados (3). Su pueblo conocerá su nombre (6); tal vez una manera de decir que lo invocarán para ser salvos, y la presencia del Señor se hará presente como respuesta a su clamor e invocación. Invocar es llamar. Luego enfatiza la hermosura de quienes proclaman buenas noticias sobre los montes anunciando paz, salvación, y dice a Sion: ¡Tu Dios reina! (7).

Aquí tenemos otro ejemplo de cómo se ha cambiado el sentido original de un texto por otro que, siendo oportuno, no puede en ningún caso anular el mensaje primario. Es decir. El profeta está hablando de la llegada del reino mesiánico, un reino de paz y buenas nuevas para Sion: ¡Tu Dios reina! Aunque podemos relacionarlo con el mensaje de buenas nuevas del evangelio de Dios a las naciones, −Pablo lo hace en Romanos 10:15−; no obstante, debemos saber que el sentido original es que YHVH vuelve a traer a Sion (8) del cautiverio. Los días de consolación de Jerusalén, liberada de sus soledades y redimida por su Señor (9).

Y continua: YHVH desnudó su santo brazo ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación del Dios nuestro (10). Es el día del Señor. Cuando la gloria del Señor llena toda la tierra como las aguas cubren el mar. Ha llegado la redención final, por ello hay un mensaje a salir y apartarse de las cosas inmundas, salir de Babilonia, purificarse, sin apresuramiento, porque el Señor irá delante de vosotros, y os congregará el Dios de Israel (11,12). Me recuerdan las palabras del apóstol: el tiempo está cerca. El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía (Ap.22:11). En ese día no habrá tiempo para cambios.

         Despertar y vestirse de ropas hermosas es prepararse para aquel día.

152 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXXIX) – Isaías (25)

Ciertamente consolará YHVH a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de YHVH; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de santo (Isaías 51:3)

         Estamos ante otro capítulo donde se enfatiza la consolación de Sion. Y una vez más debemos decir que se trata de la tierra de Israel, el pueblo judío. Los primeros versículos del capítulo no dejan lugar a dudas. El mensaje es dirigido a los hijos de Abraham y Sara; que cuando era uno solo lo llamó el Señor, lo bendijo y multiplicó. El profeta quiere que miren a la piedra de donde fueron cortados, y la cantera de donde fueron arrancados. Es decir, Abraham y Sara.

Una vez más debemos añadir que los gentiles han sido injertados en las promesas mediante la fe en el Mesías y Salvador de todas las naciones. Por tanto, siempre hay un mensaje primario a Israel, y otro adjunto para los que han sido hechos copartícipes, coherederos y conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. En este sentido las promesas son también para la iglesia, pero nunca por haber sustituido a Israel, sino como parte añadida mediante el evangelio de Jesús.

Veamos lo que se anuncia en este capítulo. Consuelo de todas las soledades. El desierto en paraíso. La experiencia de haber padecido la soledad en la familia de naciones en huerto de YHVH. No hay más que echar un vistazo a las resoluciones de la ONU en las últimas décadas y ver la extrema soledad de Israel, injustamente tratada, padeciendo resoluciones inicuas (las de la UNESCO sobre Jerusalén) y el rechazo de la mayoría de los pueblos. Eso cambiará rotundamente en el reino mesiánico. Hallarán alegría y gozo, alabanza y voces de canto.

El profeta está hablando de un tiempo cuando los cielos serán deshechos como humo, la tierra envejecerá como ropa de vestir, los moradores perecerán el día de sus juicios, pero la salvación de Dios será para siempre y su justicia no perecerá (51:6). Su justicia permanecerá perpetuamente, y su salvación por los siglos de los siglos (8). Los redimidos de YHVH volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán (11).

Ha llegado la consolación de Dios a su pueblo. Un mensaje esperanzador para Israel y todos aquellos que han recibido la salvación por el evangelio de Jesús. La consolación toma una dimensión única en el advenimiento del Mesías a Jerusalén para establecer su reino milenial implantando la justicia duradera una vez Satanás sea definitivamente lanzado al lago de fuego y azufre. Aquí tenemos la llegada del reino, la batalla final, y el establecimiento del reino eterno.

         La consolación de Dios incluye liberación de las soledades de su pueblo.

151 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXXVIII) – Isaías (24)

Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanza, oh montes; porque YHVH ha consolado a su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia… nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de ti están siempre tus muros (Isaías 49:13-16)

         En este capítulo el Señor promete la restauración de Sion una vez más. Trágicamente, muchas de estas promesas dadas a Israel se han trasladado a la iglesia, despojándolas de su contenido original. Cierta teología ha reemplazado a Sion por la iglesia y ha espiritualizado las promesas de los profetas dirigidas expresamente a Israel y Judá. Eso no quiere decir que la iglesia de Dios no está incluida en dichas promesas; debemos recordar que lo está por su fe en el Mesías de Israel, a través del cual somos injertados en los pactos y promesas dadas a Israel.

Hemos dicho antes que Sion tiene una doble vertiente, una física, focalizada en Jerusalén; y otra espiritual, identificada con la Jerusalén celestial. Ambas son complementarias, nunca divergentes. En todo caso, no debemos adaptar el mensaje bíblico al antojo de sistemas teológicos y hacer que cuadre en detrimento de la verdad expuesta. La restauración de Sion está anunciada, y se refiere claramente a la Sion terrenal.

Dios ha consolado a su pueblo. No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas (49:10). Aunque la mujer se olvide del hijo de su vientre, el Señor nunca se olvidará de su pueblo (15). Está esculpido en las palmas de sus manos (17). Será ceñida como novia (18). La tierra que un día estuvo devastada, arruinada y desierta, ahora será estrecha por la multitud de sus moradores (19). Sus destruidores serán apartados lejos (19). El Señor extenderá su mano a las naciones y los pueblos, levantando bandera, para que traigan en brazos a sus hijos (22).

Todo el lenguaje tiene que ver con la restauración física de Israel en su tierra, tal y como anunciará el profeta Ezequiel más tarde, cuando verá aquel valle llenos de huesos secos que seran resucitados en un poderoso ejército. Podemos sacar lecciones espirituales de toda restauración, pero el sentido original del texto no deja lugar a dudas: la restauración es física, en la tierra; y es espiritual, cuando el Señor derrama su Espíritu sobre toda carne. Los judíos volverán a su tierra. Ya ha comenzado. Los días de la restauración están en marcha. Queda un día cuando sus enemigos serán derrotados y conocerán que YHVH es su Redentor, el Fuerte de Jacob (26).

         Una vez más se anuncia la restauración de Sion, los hijos de Israel regresando a su tierra y reconociendo al Fuerte de Jacob como su Redentor.

150 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXXVII) – Isaías (23)

Así dice YHVH Rey de Israel, y su Redentor, YHVH de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios (Isaías 44:6). Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más… Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua (Isaías 45:22,23).

         Una de las grandes controversias teológicas que ha causado ríos de tinta es la identidad de Jesús. Para unos solamente hombre; y para otros hombre y Dios. La resolución a este misterio ha sido y seguirá siéndolo, piedra de tropiezo, y roca de escándalo. No en vano, identificar correctamente la persona y la obra de Yeshúa es fundamental para la salvación. Por ello el engañador y anticristo ha echado todo el humo y furor del abismo sobre este nombre.

Es en el nombre de Jesús al que se sujetan los demonios; el que ha recibido toda autoridad en el cielo y en la tierra para que los suyos anuncien el evangelio a todas las naciones. También en su nombre se han cometido atrocidades propias del adversario de su causa. Porque Jesús nunca enseñó a los suyos a extender su mensaje mediante la espada. Que se ha haya hecho pretendidamente en su nombre no es más que una gravísima desviación de su doctrina.

Sobre la identidad de Jesús, el siervo de YHVH, que aparece en múltiples ocasiones en el libro de Isaías, debemos observar que identifica a YHVH con el que más tarde aparece como Hijo de Dios.

En Isaías podemos ver en muchas ocasiones que YHVH es Jesús. Se le llama Rey (como el Rey de reyes de Apocalipsis). Redentor. El primero y el postrero, identificado claramente con Jesús en Ap.1:8 y 22:13. Fuera de él no hay Dios, identificando a YHVH con Yeshúa, y por tanto, con el Hijo encarnado. El profeta está hablando del Rey, el Redentor, el primero y postrero; todos ellos títulos aplicados a Jesús. Por tanto, también el de su divinidad. Fuera de mí no hay Dios. Además es salvador universal: mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra. Toda rodilla se doblará ante él, y está escrito que solo a Dios adorarás. El apóstol Pablo lo recoge en su carta de Filipenses 2:9,10.

Una y otra vez vemos en el mensaje del profeta Isaías cómo está revelando al Hijo de Dios, que vendría como Redentor primeramente, para luego hacerlo como Rey. YHVH es Jesús. Los apóstoles identificaron a YHVH con Jesús, por tanto, con Dios mismo. El mismo David reconoció que YHVH dijo a su Señor, es decir, el Señor de David era uno con YHVH (Sal.110:1) Mt.22:41-46). Grande misterio. Revelado por el Espíritu Santo a los niños, y escondido a sabios y entendidos (Mt.11:25).

         El profeta llama a YHVH Rey de Israel, Redentor, Alfa y Omega, Salvador universal, único Dios, y todos le adorarán; títulos identificados con Jesús.

Nota: para un estudio más amplio sobre la divinidad de Jesús ver mi escrito:

https://virgiliozaballos.es/?p=437

149 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXXVI) – Isaías (22)

He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley (Isaías 42:1-4)

         El título «siervo de YHVH» aparece múltiples ocasiones en el libro de Isaías. Unas veces se refiere al propio profeta (20:3); otras a Israel (41:8); y en otras al Mesías. Generalmente se intercambia este término para identificar a Israel o el Mesías. Debemos saber en cada caso a quien se refiere, de lo contrario interpretaremos de forma errónea el texto y su mensaje. Hay ocasiones en las que no hay duda a quien se refiere, pero en otras entran en juego intereses teológicos que conducen su interpretación de forma caprichosa para inducir sus resultados. En nuestro texto es evidente que se refiere al Mesías.

El siervo del Señor está lleno del Espíritu; lo vemos en la sinagoga de Capernaún al inicio de su ministerio. Reposará sobre la vara del tronco de Isaí el Espíritu de YHVH, una indicación clara del Mesías (Is.11:1). Traerá justicia  a las naciones (42:1). No solo en forma de justicia social, sino de la justicia de Dios, por la cual somos justificados. Porque ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo; para todos los que creen en él (Rom.3:21,22). Como dice otro profeta: mas el justo por su fe vivirá (Hab.2:4). Por tanto, justiciados, pues por la fe, tenemos paz para con Dios, por medio del Mesías (Rom. 5:1).

Este siervo no se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia (42:3). Aquí tenemos la justicia social en la tierra. El siervo de YHVH es puesto por pacto al pueblo, y por luz de las naciones (42:6). Israel también ha recibido el llamado de Dios para ser luz a las naciones (Is.49:6). Como lo ha sido la iglesia del Señor (Mt.5:14). Pero la luz del mundo, verdaderamente, es el Mesías y Siervo de YHVH (Jn. 8:12) (Lc.2:32) (Hch.26:23).

Él es quien abre los ojos de los ciegos y saca de la cárcel a los presos y los que moran en tinieblas (42:7). Sale como gigante y hombre de guerra (42:13); guía a los ciegos por camino que no sabían, les hace andar por sendas que no habían conocido; y cambia las tinieblas en luz (42:16). Estamos ante el verdadero Siervo de YHVH, el Mesías de Israel que vino y vendrá.

         El Siervo del YHVH es el Mesías, luz del mundo para que no andemos en tinieblas, sino que tengamos la luz de la vida.