100 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEn los Salmos (X) – Paz sobre Israel

El Señor se sentó como Rey cuando el diluvio; sí, como Rey se sienta el Señor para siempre. El Señor dará fuerza a su pueblo; el Señor bendecirá a su pueblo con paz (Salmos 29:10,11 LBLA)

          Este salmo es una apelación a tributad al Señor, no en forma de impuesto económico, sino el tributo que reconoce y alaba por su gloria y poder, adorándole en la hermosura de la santidad (29:1,2). Luego se enfatiza la realidad de la voz de Dios sobre las aguas con potencia, con poder, quebrantando los cedros; voz del Señor que derrama llamas de fuego y hace temblar el desierto, desgaja las encinas y desnuda los bosques, anunciando que en su templo todo proclama su gloria (9).

Podemos ver la voz de Dios en medio de las tormentas y los rayos que desmenuzan la tierra mostrando su gran poder, dando paso a la paz en la naturaleza que se aquieta ante la gloria y poder del Todopoderoso. También vemos aquí una metáfora de los tiempos de turbulencia sobre Israel, la persecución sufrida durante siglos, y la edad presente, para penetrar al reposo de Dios en el siglo venidero, es decir, la era mesiánica.

En medio de la tormenta o la paz, el Señor está sentado como Rey, incluso lo estuvo en el diluvio, cuando las aguas cubrieron la faz de la tierra, y un nuevo amanecer tuvo lugar sobre una naturaleza regenerada, una vez el pecado de los hombres quedó oculto por el juicio de Dios.

La tierra de Israel en nuestros días tiene poca paz. Las naciones se han confabulado con la idea de destruirla. Habrá una gran devastación antes de la paz que sobrepasa todo entendimiento para guardar a su pueblo en el shalom del reino mesiánico, y el Rey que ha de venir. Jerusalén es conocida como ciudad de paz. Su nombre significa «ciudad de paz» o «casa de paz». Se nos insta en la Escritura a orar por la paz de Jerusalén (Sal.122:6); lo cual incluye el mensaje de que es una ciudad sometida a gran presión para perturbar su propósito divino. No es la única ciudad necesitada de paz, pero es una de las capitales más afectadas por la presión mundial que ejercen las demás naciones, impulsadas por el príncipe de la potestad del aire que opera sobre los hijos de desobediencia, para llevar a cabo sus planes desestabilizadores.

Hay dos salmos que terminan así: Paz sea sobre Israel (Sal.125:5 y 128:6). Esa paz no es la paz de la ONU. Es la paz asentada sobre la justicia, vinculada al Rey, el príncipe de paz, para que Israel habite seguro, en morada de paz para siempre (Isaías 32:17,18); lo cual nos transporta una vez más al reinado justo del Mesías que ha de venir.

         Después de la tormenta, cuya voz nos recuerda el poder y la gloria de Dios, llega el reino de paz como una bendición para su pueblo Israel.

99 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEn los Salmos (IX) – Le adorarán las naciones

Se acordarán, y se volverán a YHVH todos los confines de la tierra, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti. Porque de YHVH es el reino, y él regirá las naciones. Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; se postrarán delante de él los que descienden al polvo (Salmos 22:27-29)

         Este es uno de los pasajes de la Escritura donde nos encontramos con las dos venidas del Mesías, la primera como Cordero y la segunda como León. Primero como ofrenda y expiación por el pecado, luego para reinar sobre todas las naciones que le rendirán adoración.

Siguiendo con nuestro tema predominante nos centraremos en la segunda venida del Rey de gloria. Hay un tiempo señalado cuando todos los confines de la tierra se volverán al Señor, mirarán a Sion, el lugar de su morada, donde será establecido el trono de David. Habrá una adoración mundial mirando a Jerusalén. El diablo estará atado; la idolatría habrá perdido su fuerza impulsadora. Será un tiempo cuando la gloria del Señor llenará la tierra, como las aguas cubren el mar (Hab.2:14). En Isaías 11:9 se relaciona claramente este tiempo con el reinado mesiánico.

Toda rodilla se doblará. Observa el mensaje del apóstol: Dios le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre (Fil. 2:9,10). Se dobla toda rodilla en el cielo, en la tierra, y debajo de la tierra. Las naciones le adorarán, todas las familias de las naciones, dice  nuestro texto.

Por tanto, estamos en el reino mesiánico, donde las naciones vienen a adorar a Jerusalén. Recuerda que la bendición de Abraham era para bendecir a todas las naciones y familias de la tierra. ¡Las familias de la tierra! Es un reino en la tierra del que habla la promesa (Gn.18:18; 22:18). (Gn.12:3) (Hch.3:25). Esta promesa no se ha cumplido aún. La tenemos por delante, en el reino venidero.

El apóstol Juan nos dice que en la segunda venida del Mesías el reino viene a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y los veinticuatro ancianos, dijeron: Te damos gracias, oh Señor Dios Todopoderoso, el que eres y el que eras, porque has tomado tu gran poder y has comenzado a reinar (Apc.11:17 LBLA). Luego añade que las naciones se enfurecieron (18), por tanto, tenemos al Mesías en Jerusalén; su ira ha llegado, su juicio y las recompensas; y de destruir a los que destruyen la tierra. También comerán y adorarán los poderosos de la tierra.

         Está establecido que las naciones adorarán al Rey-Mesías, y lo harán sobre la tierra; todas las naciones, bendecidas por la simiente de Abraham.

98 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEn los Salmos (VIII) – Un Rey para siempre

El Señor es Rey eternamente y para siempre; de su tierra han perecido las naciones… a fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre en la tierra (Salmos 10:16-18)

         El dolor que producen las personas impías sobre sus semejantes, así como las injusticias cometidas por gobernantes injustos, es un tema recurrente en la Escritura. En lo hondo del ser humano hay un anhelo por la implantación de la justicia duradera. Uno de los mensajes repetidos por los profetas de Israel es la restauración de la justicia social. Dios es justo, y como tal, reclama su justicia en la tierra, la exige de aquellos que están en autoridad, y se proclama el defensor de los más débiles, de los huérfanos, extranjeros y viudas.

El salmista de nuestro texto eleva su clamor al cielo exponiendo al Rey justo por qué se esconde en el tiempo de la tribulación, cuando el malo persigue al pobre con arrogancia (10:1,2). Ve con dolor que el malo se jacte del deseo de su alma, que además no busca a Dios, no hay Dios en ninguno de sus pensamientos (3,4). No es consciente de los juicios divinos, vive ajeno a ellos, y por tanto, desprecia a sus adversarios (5). Su soberbia le lleva a hacer declaraciones muy osadas, creyendo que nunca será conmovido, ni le alcanzará el infortunio (6). Maldice, engaña y defrauda. Desprecia con maldad a sus semejantes (7). Su creencia atea le lleva a pensar que Dios olvida su comportamiento, que está encubierto y nunca será expuesto (11).

Sin embargo, el salmista sabe que Dios lo ha visto, que el Eterno es el amparo de los desvalidos, por ello, quebrantará el brazo de los inicuos y perseguirá la maldad (12-15). Entonces expresa la esperanza que anida en el corazón de Israel: ¡el gobierno de un Rey justo en la tierra! El Señor es Rey eternamente y para siempre. Ha oído el clamor que los humildes han elevado por generaciones; su oído está atento y su corazón dispuesto para juzgar al huérfano y oprimido, de tal forma que no vuelva más a hacer violencia el hombre sobre la tierra (16-18).

Tenemos aquí el reinado de paz y justicia que anuncian las Escrituras en tantos lugares de su recorrido. El reino mesiánico es un reino de paz y justicia. Las naciones darán cuenta ante aquel que está en el trono para juzgarlas. Porque hay un Rey en el trono más elevado que ha de juzgar con justicia. Es el Rey de reyes y Señor de señores. Es el Rey que Dios ha puesto en Sión; el Deseado de todas las naciones; la simiente de Abraham y David que ha de reinar en Jerusalén. Es Rey para siempre.

         El aumento de la maldad del hombre acelera ante el trono celestial la manifestación del juicio del Rey en el trono anunciado de Jerusalén.

97 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEn los Salmos (VII) – Juicio a las naciones

Te has sentado en el trono juzgando con justicia. Reprendiste a las naciones… Ha dispuesto su trono para juicio. Él juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud… YHVH se ha hecho conocer en el juicio que ejecutó… Levántate, oh YHVH; no se fortalezca el hombre; sean juzgadas las naciones delante de ti… Conozcan las naciones que no son sino hombres (Salmos 9:4-20)

         El Rey del universo ha delegado el gobierno de las naciones a los hombres. Su soberana voluntad escoge, quita y pone más allá de nuestra visión de las cosas. No todo lo compremos en este aspecto siempre complejo de examinar, pero una cosa queda clara en la Escritura: que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres (Dn.4:17). Pero la soberbia del hombre le impide reconocer este hecho; se emancipa del fundamento de su autoridad dando lugar a la arbitrariedad y las injusticias en los gobiernos humanos. Esa actitud da lugar al juicio de Dios sobre los hombres hasta que entiendan que el Altísimo tiene el dominio y que lo da a quien él quiere (Dn.4:25).

El velo que cubre a todas las naciones nos impide ver lo que ocurre detrás de la escena de los gobiernos mundiales (Is.25:7); naturalizamos los sucesos y razonamos con altivez las consecuencias de los hechos históricos. Sin embargo, hay juicios tuyos en la tierra (Is.26:9). Algunos pecados se hacen patentes antes del juicio, pero a otros se les descubren después (1 Tim.5:24).

Está establecido un día en el cual el Señor juzgará al mundo con justicia, mediante aquel varón que resucitó de los muertos (el Mesías que reina en Sion) a quien designó (Hch.17:31). Por otro lado, todas las naciones serán reunidas ante el trono de justicia que estará en Sion, desde donde rugirá, y dará su voz desde Jerusalén (Joel 3:16 y Amos 1:2).

El Señor tiene reservado un día para mostrar a las naciones su pecado y ser juzgadas por sus hechos. No hablamos del juicio final, sino del juicio que tendrá lugar en Jerusalén, donde será establecido el trono de David en la persona del Mesías para implantar la justicia después de haber juzgado a las naciones por el trato dado a Israel (y por añadidura a la iglesia, que hemos sido injertados en los pactos y las promesas dadas a Abraham); porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder (2 Tes.2:1:6,7). Debemos saber que todos compareceremos ante el tribunal.

         Las naciones deben comprender que solamente son hombres.

96 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEn los Salmos (VI) – El rey en Sion (3)

Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte. Yo publicaré el decreto; YHVH me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra (Salmos 2:6-8)

         Veamos ahora algunos de los muchos textos donde aparece Sion en la Escritura y tratemos de comprender más ampliamente este concepto bíblico tan relevante. Se dice que Dios habita en Sion (Sal.9:11). Es la ciudad de nuestro Dios, su santo monte, el gozo de toda la tierra, la ciudad del gran Rey (48:2). Aspectos claros de un reino literal en una Sion física cuya justicia y gozo llega a toda la tierra. Es el lugar donde está su tabernáculo y su habitación  (76:2). Está estrechamente ligado a Judá, el monte al cual amó el Señor, eligiendo a David su siervo (78:68-70). Todos los que aborrecen a Sion serán avergonzados y vueltos atrás (129:4,5), una reseña inequívoca al antisemitismo histórico y patológico de los impíos. Dios eligió a Sion, la quiso como habitación para sí, es el lugar de su reposo, en ella habitará porque la ha querido (132:13); y aunque esta verdad contenga aspectos que trascienden al ámbito físico, no lo anulan.

Jesús enseñó a la mujer samaritana que adoraremos al Padre no en el monte Gerizim, ni en Jerusalén, sino en espíritu y en verdad; lo cual, nuevamente no anula la verdad física de nuestra adoración (la iglesia adora hoy en lugares físicos aunque se haga en espíritu y en verdad). Recordemos que los apóstoles seguían acudiendo al templo de Jerusalén para orar, incluso, en el caso de Pablo, para acompañar a quienes habían hecho voto y fue a purificarse con ellos al templo (Hch.21:23,24).

El profeta Isaías nos da una amplísima información de aspectos que están relacionados con Sion, y que no podemos detallar aquí ahora, aunque lo iremos viendo cuando lleguemos a su libro. El profeta nos dice que en el reinado mesiánico el monte de la casa del Señor será exaltado sobre los demás montes, y a él correrán todas las naciones; subirán al monte de Sion, a la casa del Dios de Jacob donde nos enseñará sus caminos; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Adonai (Is. 2:1-4).

Es el tiempo de juzgar a las naciones desde Jerusalén, una era de paz y justicia vinculada estrechamente al reinado del Señor en Sion. Pondré mi rey sobre Sion. Las naciones le serán dadas por herencia, y como posesión suya los confines de la tierra. Algunos la quieren hoy, pero está reservada para el Mesías-Rey en Sion. Está escrito: Celé a Sion con gran celo, y con gran ira la celé (Zac. 8:2). El Omnipotente pondrá a su rey en Sion.

         Sion es el epicentro desde donde reinará el Mesías sobre las naciones.

95 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEn los Salmos (V) – El rey en Sion (2)

Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte. Yo publicaré el decreto; YHVH me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra (Salmos 2:6-8)

         El concepto Sion aparece en múltiples ocasiones en la Escritura y está ligado ampliamente a Israel; especialmente desde los días del reino de David. Aparece también en la Escritura un doble aspecto relacionado con Sion. Por un lado es un lugar geográfico localizado en la ciudad de Jerusalén, la elevación sobre la cual se construyó el templo de Salomón. Por ello se dice en muchas ocasiones que es la morada de Dios, el lugar desde donde se establecerá el gobierno justo del Mesías a todas las naciones. Por el otro nos encontramos que Sion es también una figura de la ciudad celestial que desciende del cielo, la esposa del Cordero, que aparece en el último libro de la  Biblia.

Por tanto, estamos ante uno de esos conceptos que debemos comprender bien para no errar a la hora de interpretar correctamente los mensajes que aparecen relacionados con Sion en el libro de Salmos y los escritos de los profetas.

Hay que recordar, una vez más, que la iglesia, mayoritariamente, ha espiritualizado los términos y lugares físicos de la Escritura, olvidándose de la realidad geográfica. Dios es el autor de la materia. Ha dado la tierra a Israel. En ella puso su templo y el lugar de adoración.

Por otra parte, tenemos que el reino de Dios se acercó a los hombres en la persona del Mesías en su primera venida. Un reino no de este mundo, lo cual no anula el mensaje de los profetas de un reino mesiánico en la ciudad de Sion, desde donde se anuncia el gobierno de un justo que ha de reinar sobre los hombres (2 Sam.23:3,4). Ese reinado es literal y no solamente espiritual; aún no se ha producido, pero tomará forma cuando aparezca el Deseado de todas las naciones para establecer su reino en Jerusalén y bendecir a todas las naciones.

La teología del reemplazo ha hecho desaparecer a Israel de la escena histórica y profética hasta la llamada gran tribulación, en la que se dice entra de nuevo en la escena mundial. Es lo que se conoce como dispensacionalismo, una teología de los últimos tiempos que no comparto en muchos de sus extremos. Esta teología paraliza «caprichosamente» el reloj profético de Dios, para activarlo de la misma forma una vez la iglesia ha sido arrebatada. Los textos son testarudos como iremos viendo en nuestro recorrido.

         Aunque Sion es un concepto muy amplio, no anula la verdad literal.

94 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEn los Salmos (IV) – El rey en Sion (1)

Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte. Yo publicaré el decreto; YHVH me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra (Salmos 2:6-8)

         Sion es un monte elevado en la ciudad de Jerusalén. En la antigüedad era una fortaleza jebusea que fue conquistada por el rey David, por ello vino a llamarse «la ciudad de David». En la Escritura tiene un significado muy amplio. En ocasiones Sion hace referencia a toda la ciudad de Jerusalén. Fue el promontorio sobre el que se edificó el templo de Salomón. Sion es un símbolo especial en la historia de Israel hasta nuestros días. De él viene el término sionismo, que ha significado en la historia reciente un movimiento de retorno a la tierra de los padres.

Sion también tiene un significado espiritual. Como en muchas ocasiones en la Escritura, hay conceptos que contienen dos dimensiones, una física y otra trascendente que supera el ámbito natural para adentrarse en la esfera espiritual. De este modo podemos decir que Sion representa también el grupo pequeño que Dios usa para bendecir a las multitudes. Es el remanente fiel. Representa a los valientes de vanguardia en la lucha por establecer el reino de Dios en la tierra. En la carta a los Hebreos se le identifica con la Jerusalén celestial, la ciudad del Dios vivo (Heb.12:22).

Todo ello nos debe llevar a concluir que estamos ante un concepto bíblico con dos acepciones superpuestas y complementarias. Por un lado un lugar físico, identificado con la ciudad de Jerusalén, capital de Israel, y donde el Rey de gloria, el Mesías que ha de venir a reinar, pondrá su trono en la era  mesiánica. Por el otro, Sion nos introduce en una esfera supra natural que traspasa el ámbito terrenal para alcanzar cotas celestiales. En el salmo que estamos viendo Sion es el monte o elevación en la ciudad de Jerusalén donde el Omnipotente pondrá a su rey. En muchos lugares de la Escritura se establece un vínculo entre este lugar y la morada de Dios. Fue donde estuvo el templo.

En la actualidad existe una lucha encarnizada por la capitalidad de Jerusalén, y el llamado monte del templo, donde hoy existen dos mezquitas. Pero está escrito que el rey vendrá a Sion y desde ese lugar gobernará sobre todas las naciones de la tierra. Lo hará con vara de hierro sobre quienes no admitan amonestación ni sean prudentes. En la era mesiánica los gobernantes de las demás naciones servirán a YHVH con temor de Dios. Veremos más aspectos de Sión.

         El Mesías-Rey reinará desde Sion; las demás naciones le serán dadas como herencia, y establecerá su gobierno justo en la tierra desde aquel lugar.

93 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEn los Salmos (III) – Introducción (3)

Cantad alegres a YHVH, toda la tierra; levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos. Cantad salmos a YHVH con arpa; (Salmos 98:4,5). A mi Dios cantaré salmos mientras viva (104:33). A ti cantare salmos entre las naciones (108:3). Alaba a JAH, porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios (147:1). Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya (150:6).

         Los salmos nacieron en una atmósfera de adoración y exaltación profética; por ello tenemos que la letra inicialmente fue concebida para adorar al Señor, al Dios de Israel. Contienen expresiones altamente elocuentes del alma a su Hacedor, y también mensajes divinamente inspirados que revelan los propósitos del Eterno.

La fecha en la que fueron compuestos es un periodo de mil años. Desde Moisés (1400 a.C.), hasta Esdras (400 a.C.). Aunque la mayoría se escribieron en unos trescientos años, los que van desde el rey David al rey Ezequías (1000-700 a.C.).

Sus autores fueron diversos. Se atribuyen 73 salmos a David. 12 a Asaf. 10 a los hijos de Coré. 2 a Salomón. 1 a Moisés, Etán, Hemón y Esdras. Los 49 restantes son anónimos. El título procede de la Biblia de los LXX, conocida como la Septuaginta, donde aparece del latín Psalmoi, o Salterio. La Biblia hebrea utiliza el término Tehillim, que significa «Alabanza»; y en la literatura rabínica se denomina Seper Tehillim, que significa «Libro de Alabanzas».

A lo largo de sus ciento cincuenta salmos nos encontramos con textos muy relevantes de la primera y segunda venida del Mesías. En los próximos capítulos veremos los relacionados con el reino milenial, en los que apreciaremos una profusión de datos sobre la esperanza mesiánica. Esperanza que Israel mantenía en los días de la primera venida del Mesías.

Por otro lado, debemos destacar, una vez más, el error que a menudo se ha cometido espiritualizando algunos mensajes proféticos, olvidando el aspecto literal y físico. En ocasiones se sustituye Israel, Sion y Jerusalén por la iglesia, herencia nociva de la teología del reemplazo. Nosotros no lo haremos. Ciertas interpretaciones caprichosas que enfatizan el juicio para Israel y bendiciones para la iglesia debemos evitarlas. Los redimidos de las naciones hemos sido injertados en Israel, a través del Mesías, y por él somos participantes de la historia, las promesas y exhortaciones anunciadas en este libro. Veamos la esperanza mesiánica ampliamente anunciada en los Salmos; un escrito muy amado por la mayoría de los hijos de Dios de manera especial.

         El libro de Salmos contiene mucha revelación del Mesías, en su primera y segunda venida. Haremos un recorrido por el anunciado reino mesiánico.

92 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEn los Salmos (II) – Introducción (2)

Entonces él les dijo: ¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David? Pues el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a  mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. David, pues, le llama Señor; ¿cómo entonces es su hijo? (Lucas 20:41-44)

         El Mesías de Israel, aunque es hijo de David, según la carne, es anterior a él, «porque era primero que yo»; como diría Juan el Bautista (Jn.1:15). En la Escritura encontramos al Hijo de Dios en diferentes lugares, no siempre de forma explícita, en ocasiones en figura, también a través de personas que son tipo de él, en quienes se pueden ver aspectos de su carácter y misión; uno de ellos es el propio David.

Los evangelios están llenos de exclamaciones de diferentes personas en las que Jesús es llamado Hijo de David. Una mujer cananea clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! (Mt.15:22). Dos ciegos que estaban sentados junto al camino que va de Jericó a Jerusalén, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¿Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! (Mt.20:30). Cuando el Maestro entró en la ciudad de Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! (Mt.21:9). Esto indignó a los principales sacerdotes y los escribas, viendo a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David!

Todos ellos eran conscientes de las palabras del profeta Isaías cuando afirmó el pacto contraído con Israel, y las  misericordias firmes a David (Is. 55:3). Por ello clamaban las multitudes: «Jesús, Hijo de David; ten misericordia de mí». Veían en Jesús el cumplimiento de lo anunciado por el profeta. Habían visto las maravillas que había hecho durante varios años en toda la tierra de Israel.

El libro de Salmos recoge gran parte de la similitud que existe entre el personaje histórico de David, el rey de Israel, y la persona de Jesús. En este libro se menciona una buena porción del ministerio profético anunciado que se cumple en el Mesías que había de venir. En Salmos nos encontramos con las dos venidas de Jesús a la tierra; la primera para redimir espiritualmente de los pecados del pueblo; y la segunda para redimir la nación de la opresión de las naciones, estableciendo un reino universal desde Jerusalén. Jesús lo anunció cuando habló sobre Jerusalén en los días en que no conocieron su visitación; y la siguiente cuando le reconocerán, y dirán: Bendito el que viene en el nombre del Señor (Mt.23:39).

         En los días de su carne, el Mesías fue invocado como el Hijo de David, reconociendo en ello las misericordias anunciadas por el profeta Isaías.

91 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEn los Salmos (I) – Introducción (1)

Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían… Y les dijo: Éstas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos (Lucas 24:27, 44)

         Las Escrituras dan testimonio de Jesús (Jn.5:39). En él habita corporalmente  toda la plenitud de la Deidad, y de su plenitud tomamos todos, gracia sobre gracia. El Hijo de Dios es la plenitud de todas las cosas. Es la imagen del Dios invisible. Es el Verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros. Es el motivo por el cual Dios hizo todas las cosas. La imagen misma de su sustancia. Quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder; el que llevó a cabo la purificación de nuestros pecados, para después sentarse a la diestra de la Majestad en las alturas, esperando hasta que sus enemigos sean puestos bajo el estrado de sus pies (Heb. 1:3) (Sal.110:1).

Jesús mismo enseñó que debemos escudriñar las Escrituras, porque ellas son las que dan testimonio de él. Lo hacen en su primera y en su segunda venida. Toda la sabiduría y revelación está reunida en él. Es el único que puede abrir el libro sellado, escrito por dentro y por fuera, que contiene los sellos, las trompetas y las copas de ira que consuman el plan de Dios (Apc.5:1-3). Nadie podía abrir este libro, pero «he aquí el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos» (5:5).

La Escritura habla de todo el consejo de Dios que podemos resumirlo en Cristo, el Mesías-Rey, él es la plenitud, todo el consejo de Dios, en él está concentrada toda la revelación de Dios, no solo de su primera venida para redimir del pecado, sino también de su segunda venida para reinar en gloria desde Jerusalén. Debemos proclamar el evangelio que anuncia perdón de pecados en su nombre, y también su venida postrera para reinar en Sión.

Lo que nos proponemos a partir de ahora en nuestro recorrido acerca del reino mesiánico es escudriñar las Escrituras que anuncian su segunda venida para establecer justicia en las naciones desde Jerusalén; ser el heredero del trono de David, y constituir las condiciones de gobierno nunca antes vista en la historia de la humanidad. Todo ello como anticipo de la eternidad, cuando entregue el reino a Dios el Padre. Iniciaremos nuestro recorrido por el libro de Salmos y continuaremos por los profetas. Lucas nos dice que debe cumplirse todo lo que está escrito de él en los salmos.

         Hay salmos mesiánicos que anuncian la primera venida de Jesús, y hay otros que revelan su reino mesiánico postrero. Todo ello habrá de cumplirse.