138 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXV) – Isaías (11)

En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh YHVH; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado. He aquí Dios es salvación mía… Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel (Isaías 12:1,2,6)

         En aquel día habrá alabanza. Una manifestación gloriosa del pueblo de Dios que ha sido perdonado y consolado. Tenemos aquí un anticipo de lo que será el mensaje predominante de Isaías a partir del capítulo 40, cuando expresa la consolación de Israel, el tiempo de juicio concluido y el pecado perdonado (40:1,2). Viene una doble porción de la bendición de Dios sobre su pueblo que ha sido esparcido entre las naciones y ahora es recogido en su tierra.

La respuesta del pueblo es una manifestación de alabanza y regocijo. La salvación de Israel ha tomado lugar. El misterio de su endurecimiento, expresado por el apóstol Pablo en Romanos 11:25,26. Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo.

El profeta anuncia de parte del pueblo: He aquí Dios es salvación mía… no temeré… mi fortaleza y mi canción es JAH YHVH, quien ha sido salvación para mí. Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación. Y diréis en aquel día: Cantad a YHVH, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido. Cantad salmos a YHVH, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra (12:2-5).

¿De qué día está hablando el profeta? del día del Señor. Es el día de la restauración de Israel en su tierra y a su Dios. Cuando los huesos secos reciban el Espíritu de vida y se levanten como un poderoso ejército. Es cuando la esperanza de Israel cobra vida después de completado el tiempo y la plenitud de los gentiles. El Tabernáculo caído de David es restaurado y una explosión de júbilo y alabanza llena la tierra gloriosa. Será conocido por toda la tierra.

Estamos ante la manifestación de la era mesiánica largamente anhelada. El Señor estará en medio de Sion; el Santo de Israel en medio de su pueblo. Como está anunciado por Sofonías. YHVH está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos (Sof.3:17). Es el regocijo compartido del novio y la novia. Nuestra alabanza de hoy es un adelanto del futuro glorioso en Sion.

         Israel espera el día cuando es apartada la indignación del Señor, y lleno de consolación y salvación cantará con regocijo en Sion. Es el día del Señor.

137 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXIV) – Isaías (10)

Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que YHVH alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopia, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra. Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán destruidos… Y habrá camino para el remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto (Isaías 11:11-16)

         Antes de avanzar veamos algo más sobre el texto anterior. En él se menciona la raíz de Isaí como referencia al Mesías, descendiente de la familia de David. En esta raíz debía pensar el apóstol Pablo cuando expuso en la epístola a los Romanos el «misterio» que presenta Israel. Allí dice que la raíz es santa (Ro.11:16). Los gentiles hemos sido hechos participantes de la raíz (el Mesías), y la rica savia del olivo (Israel y su riqueza espiritual) (11:17). La raíz es la que nos sustenta (11:18), una referencia clara al fundamento de nuestra fe (Ef.2:20). Es la raíz que volvemos a encontrar en Apocalipsis. Se le llama la raíz de David que ha vencido para abrir el libro y desatar los sellos que culminan la historia (5:5). Y al final el mismo Jesús da testimonio de que él es la raíz y el linaje de David (22:16).

La otra referencia que quiero resaltar es sobre la habitación gloriosa, o tierra gloriosa, que encontramos en el libro de Daniel, referida siempre a la tierra de Israel (Dn. 8:9; 11:16,41).

Dicho esto, el profeta Isaías pone ahora énfasis en el hecho de que el Señor alzará su mano para recobrar el remanente de su pueblo de entre las naciones para que regresen a la tierra gloriosa. Menciona algunos de los lugares de donde vendrán. Asiria (es la antigua Mesopotamia, Irak y Siria). Egipto. Patros (región del alto Egipto, alrededor de la ciudad de Tebas). Etiopía. Elam (la actual Irán, antigua Persia, su principal ciudad era Susa). Sinar (situada entre Babilonia y Bagdad, fue donde gobernó Nimrod y se edificó la torra de Babel), y Hamat (situada en Siria; en la actualidad queda a unos 180 km al norte de Damasco). Todos estos países son hoy tierra del islam.

En el reino mesiánico se disipará la envidia de Efraín (que en este contexto puede significar las naciones donde fue esparcido el reino del norte); y los enemigos de Judá serán destruidos. Habrá un camino para el remanente de su pueblo. Son días de restauración para Israel en su tierra y a su Dios, el fin del antisemitismo.

         El Mesías (la raíz de Isaí); la tierra gloriosa (Eretz Israel); el regreso del cautiverio, y el fin del antisemitismo, forman parte de la restauración final.  

136 – El reino mesiánico

La vida en el EspírituLos profetas de Israel (XXIII) – Isaías (9)

Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes, y su habitación será gloriosa (Isaías 11:10)

         Puede ser que el apóstol Pablo estuviera pensando en este capítulo del profeta Isaías, o alguno similar, cuando anotó: Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y consolación de las Escrituras, tengamos esperanza (Ro.15:4). Hay esperanza en el Dios de Israel. El mismo apóstol estaba sujeto a cadenas de cárcel por causa de la esperanza de Israel (Hch.28:20). Toda una paradoja.

Hay quienes se ponen nerviosos por el énfasis de la Escritura en Israel. Cierta teología ha producido un antídoto para este «veneno» y ha quitado al pueblo de las promesas de en medio para colocar a la iglesia. Es la llamada Teología del Reemplazo que tanto antisemitismo y dolor ha causado a lo largo de la Historia. Personalmente no siento ningún temor, puesto que la Escritura dice que nosotros, gentiles, hemos sido injertados (Rom. 11:24) en el buen olivo mediante el Mesías, por tanto, hemos sido hechos copartícipes de las promesas (Rom. 9:4,5) hechas a los padres (Rom. 15:8); coherederos (Ef. 3:6) juntamente con el mensaje de los profetas, porque todas las promesas de Dios son en él, sí, y en Cristo, Amén (2 Co.1:20). Los redimidos hemos sido hechos copartícipes, coherederos, conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios (Ef.2:19).

Una vez más el profeta repara en la identidad de la raíz de Isaí, el descendiente de David, la simiente que había de venir, el Mesías de Israel. Cómo concuerda el profeta con el apóstol Juan cuando lloraba porque no había quien abriera el libro. Se le dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos (Ap.5:5). Y al final del libro, Jesús mismo le dijo: Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana (22:16).

Mucho énfasis sobre el pueblo judío y su raíz, buscada por las gentes y naciones. La salvación viene de los judíos. La envidia es carcoma de los huesos y no tiene lugar en la soberanía de Dios. La iglesia del Dios vivo no debe entrar en el espíritu competitivo de este mundo. Hemos recibido el Espíritu de Dios para saber lo que Él nos ha concedido. Nuestra herencia está vinculada a las promesas hechas a Israel y su simiente. Somos copartícipes. Su reino será establecido en Jerusalén, y su habitación (Eretz Israel) será gloriosa.

         La raíz de Isaí (el Mesías) será puesta como estandarte a los pueblos en Jerusalén y buscada por todas las naciones en la tierra gloriosa.

135 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXII) – Isaías (8)

Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de YHVH, como las aguas cubren el mar (Isaías 11:6-9)

         Nos encontramos ahora con una de las expresiones más idílicas del reino mesiánico. Algunos de los detalles que nos da el profeta son tan pormenorizados que llaman poderosamente la atención. Las condiciones son semejantes a la era adámica, antes que el pecado tuviera su entrada en el mundo.

Sabemos que en el milenio habrá manifestaciones pecaminosas. Aunque el diablo estará atado permanece la naturaleza caída, pero en este pasaje se nos dice que habrá cambios extraordinarios producidos porque la tierra será llena del conocimiento del Señor. Esa manifestación de la gloria de Dios será tan impactante que cambiará la naturaleza del mundo animal, así como las condiciones de la tierra.

Una revelación de la presencia de Dios tan manifiesta producirá una transformación de las condiciones de vida en el reino animal. Habrá un cambio de alimentación. La violencia por la supervivencia, especialmente de los depredadores, será de tal forma que animales antagónicos como el lobo y el cordero, el leopardo y el cabrito se acostarán en un mismo espacio sin temor a ser devorados. La vaca y la osa se echarán junto a sus crías; el león comerá paja como el buey.

Estamos ante el reinado de paz universal. Sin violencia. Los niños habitarán seguros en medio de las cuevas de serpientes. La violencia animal quedará neutralizada. La paz no tendrá límites (Is.9:7). Por tanto, el niño morirá de cien años, y el que no alcance los cien años será considerado maldito (Is.65:20 LBLA). El centro de todas las cosas será el monte de Sion, su monte santo, como hemos visto ampliamente en el libro de los Salmos.

La tierra será depurada de contaminación ambiental, y sus condiciones de vida harán posible una gran longevidad. Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de YHVH, como las aguas cubren el mar (Hab.2:14). Esta es, a mi modo de verlo, la clave de semejante transformación. El Señor llenará la tierra con su gloria produciendo luz y revelación en las naciones que se postrarán ante él.

         La presencia gloriosa de Dios en la tierra producirá un conocimiento de su majestad que transformará las condiciones de vida.

134 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXI) – Isaías (7)

Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de YHVH, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de YHVH. Y le haré entender diligente en el temor de YHVH. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura (Isaías 11:1-5)

         Veamos algunas cosas más sobre este mismo texto. El profeta Isaías identifica al Mesías como un vástago de la casa de Isaí, procedente de la tribu de Judá, tal como estaba profetizado por el patriarca Jacob.

Anuncia el profeta que reposará sobre él el Espíritu de YHVH en su plenitud, que concreta en siete manifestaciones: es el Espíritu de Dios, de sabiduría e inteligencia, de consejo y poder, de conocimiento y temor del Señor. En el libro de Apocalipsis aparece la manifestación de los siete espíritus de Dios que están delante de su trono (1:4). Jesús es el que tiene los siete espíritus de Dios (3:1). Además se dice que delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios (4:5), en una clara referencia a la menorá judía o candelabro de siete brazos. Y cuando Juan vio en medio del trono al Cordero como inmolado, tenía siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra (5:6).

En Jesús tenemos la plenitud del Espíritu de Dios. El es el que bautiza con el Espíritu Santo (Jn.1:33). Es el que subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres (Ef.4:8). Les dijo a los suyos que vendría el Consolador, a quien enviaría del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre y da testimonio acerca del Hijo (Jn.15:26). Podemos comprender que en su parusía, cuando regrese a Jerusalén para reinar, también distribuirá ampliamente su Espíritu sobre los suyos para que reinen con él.

No juzgará según la vista humana, sino con revelación. Tampoco lo hará por lo que oigan sus oídos, sino que juzgará con justicia y equidad sobre los mansos de la tierra. Una referencia a las bienaventuranzas. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad (Mt.5:5). Con la vara de su boca herirá la tierra; y el espíritu de su boca matará al impío, destruyéndolo con el resplandor de su venida (2 Tes.2:8). El apóstol Pablo fundamenta su enseñanza sobre la revelación de los profetas; en este caso en el libro de Isaías que estamos estudiando. Justicia y fidelidad ceñirán sus lomos y cintura.

         El mensaje de los profetas da soporte a la enseñanza de los apóstoles.

133 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XX) – Isaías (6)

Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de YHVH, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de YHVH. Y le haré entender diligente en el temor de YHVH. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura (Isaías 11:1-5)

         Debemos recordar en este momento, una vez más, que hay un principio importante que debemos tener en cuenta a la hora de escudriñar las Escrituras. Me refiero al principio de revelación progresiva. Está escrito que la vida del justo es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto (Pr.4:18). Se nos dice también que en parte conocemos, y en parte profetizamos. Ahora vemos como por un espejo, oscuramente.

La esperanza de Israel aparece ante nuestros ojos de forma gradual. El evangelio es un mensaje oculto desde antes de la fundación del mundo, pero que ha sido revelado progresivamente, con un aumento de luz y revelación excepcional cuando tuvo lugar la primera venida del Mesías. De la misma forma, en su segunda venida habrá una ampliación de luz, verdad y justicia como nunca hasta ese día.

El mismo David, en sus palabras postreras, profetizó que habrá un justo que gobierne entre los hombres, lo hará en el temor de Dios, y será como la luz de la mañana, como el resplandor del sol, también como la lluvia que hace brotar la tierra (2 Sam. 23:3,4).

El profeta Isaías nos da ahora una ampliación de ese reinado del justo. Nos confirma que será una vara del tronco de Isaí, un vástago que brotará de sus raíces, es decir, de la casa de Judá. Sobre este rey reposará el Espíritu del Señor de una forma inequívoca y plena. Recuerda cómo inició Jesús su ministerio público siendo lleno del Espíritu después de regresar del desierto y ser tentado por el diablo; luego entró en la sinagoga de Capernaún y se identificó con la profecía de Isaías, diciendo: El Espíritu del Señor está sobre mí, y me ha enviado…

Ahora tenemos las ramificaciones del Espíritu de Dios sobre el Mesías que viene a reinar en la tierra, en sus siete aspectos: Es el Espíritu de YHVH, de sabiduría, inteligencia, consejo, poder, conocimiento y temor de Dios. La plenitud del Espíritu de Dios habitará sobre él para gobernar la tierra desde Jerusalén y con equidad.

         La esperanza mesiánica de Israel se sustenta sobre el mensaje de sus profetas que toma una dimensión extraordinaria en el libro de Isaías.

132 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XIX) – Isaías (5)

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de YHVH de los ejércitos hará esto (Isaías 9:6,7)

         La primera parte de este texto es muy conocida por usarse ampliamente los días de las fiestas navideñas, cuando recordamos el advenimiento del Mesías, el hijo que nos fue dado, y la virgen concibió y dio a luz un hijo y se le puso por nombre Emanuel (7:14). Pero muy pocas veces se pone énfasis en la segunda parte del texto. Estamos ante uno de esos pasajes en los que nos encontramos con las dos venidas del Mesías. La primera como niño, la segunda como rey. Es el mismo.

Los títulos que acumula no tienen comparación posible: Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz, emperador, cuyo imperio alcanzará un tiempo de paz sin límites. Estamos ante el reino universal de paz. Es el trono prometido a David mediante un pacto eterno. Ya en su primera venida Jesús fue aclamado como el Hijo de David. Bendito el que viene en nombre del Señor. Está anunciado.

Tal como se cumplió la primera venida del Mesías, se cumplirá la segunda en toda su amplitud. Viene como Rey de reyes. Establecerá un imperio tan dilatado y extenso que abarcará a todas las naciones. La paz y la justicia serán su fundamento. Su capital estará en Jerusalén, la ciudad del gran Rey. Israel será el centro mundial durante su reinado. Ningún conquistador o  emperador anterior ha conseguido lo que será un hecho con la llegada del rey de gloria.

Todos los reinos anteriores se doblegarán ante él. Babilonia con todas sus ramificaciones será destruida. La altivez y soberbia, la idolatría con sus falsos cultos se los llevará el viento; y la piedra que fue cortada sin mano humana se convertirá en un monte que llene toda la tierra. El Señor reinará en Sion, su monte santo.

Antes de su venida habrá juicios. El pecado del hombre y de las naciones atraerá la ira de Dios que se manifestará en juicios. Y miraran a la tierra, y he aquí tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; y serán sumidos en las tinieblas (8:22). Pero el pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos (9:2). Entonces verán al Hijo de Dios que viene con poder y gran gloria.

         Israel es el faro profético. Su historia la de todas las naciones. Su pecado el nuestro y su restauración será bendición para todos los pueblos.

131 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XVIII) – Isaías (4)

En aquel tiempo el renuevo de YHVH será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel… cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella… y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero (Isaías 4:2-6)

           El libro del profeta Isaías es el que con más profusión habla del reino mesiánico en toda la Biblia. Nos encontramos con una gran diversidad de información explícita sobre el futuro reino, y otra que debemos entresacar de su contenido. El texto que tenemos para meditar es uno de ellos. No cabe duda que estamos ante un mensaje profético y mesiánico del futuro glorioso de Jerusalén. Aparece en él la figura del renuevo que es un título para el Mesías. Lo vemos en otros lugares como en el profeta Zacarías. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo… y quitaré el pecado de la tierra en un día (Zac. 3:8,9). Y un poco más adelante, en el mismo libro, nos encontramos con una profecía que dice así: He aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo, el cual brotará de sus raíces, y edificará el templo de YHVH. El edificará el templo de YHVH, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono… (6:12,13).

Por ahora solo quiero resaltar de la figura del Renuevo (cuando lleguemos al libro de Zacarías veremos con más detalle el contenido de su profecía) enlazándolo con el mensaje de Isaías en nuestro texto. Habrá un día cuando aparezca en Sion el aquel que será para hermosura y gloria de todos los pueblos. Pero en el momento en que Isaías escribe su mensaje Judá está viviendo una situación de juicio. Juicio por sus pecados de corrupción e injusticia social.

Publican su pecado como Sodoma, no lo disimulan (3:9); por tanto, el Señor ha traído juicio a la nación que consiste en un cambio de liderazgo inmaduro. El sustentador y fuerte, el valiente y hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano, el capitán y el hombre de respeto, el consejero, el artífice excelente y el hábil orador (3:1-3) han sido cambiados por un liderazgo de jóvenes príncipes (3:4), muchachos que ejercen opresión sobre el pueblo, y las mujeres se enseñorean de él (3:12). Se ha roto el orden establecido.

Las mujeres andan con cuello erguido, hasta que el juicio de Dios depura de nuevo la sociedad en días del Renuevo, cuando lave las inmundicias de las hijas de Sion (4:4). Cómo me recuerda este juicio nuestros días. Se ha levantado una nueva generación arrogante que no respeta a sus mayores, son engreídos y altivos.

         La llegada del Renuevo, el siervo del Señor, pondrá fin a un tiempo de desorden social que ha alterado todas las cosas por el pecado del hombre.

130 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XVII) – Isaías (3)

Métete en la peña, escóndete en el polvo, de la presencia temible de YHVH, y del resplandor de su majestad… La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo YHVH será exaltado en aquel día. Y quitará totalmente los ídolos. Y se meterán en las cavernas de las peñas…  por la presencia temible de YHVH, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra  (Isaías 2:10-19)

         Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio (Heb.9:27). El predicador acabó su discurso con este mensaje: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea  buena o sea mala (Ecl.12:13,14). Hay un día señalado por el Hacedor de todas las cosas, en el cual juzgará al mundo con justicia, y lo hará mediante aquel varón, a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos (Hch.17:31). Este mensaje está ampliamente advertido en la Escritura.

Pero como en los días de Noé, cuando venga, sorprenderá a muchos que viven descuidados en sus pasiones y deleites cada día, hasta que la puerta del arca se cierre. Por eso está anunciado que hoy es día de salvación, y si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, para que aquel día no os sorprenda.

La presencia temible del Señor se manifestará en toda su majestad y autoridad. La altivez del hombre será abatida, porque Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. La soberbia será humillada, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado. En ese día solo el Señor será ensalzado junto con los suyos, con quienes vendrá en su venida.

Quitará los ídolos. Tenemos aquí dos de los pecados predominantes del ser humano: la soberbia y la idolatría. Ambos se retroalimentan. Forman parte de una misma naturaleza caída en desobediencia. El reino de Dios en la tierra será sin soberbia, ni ídolos. Solo Él será exaltado. Toda rodilla se doblará ante su majestad. Vendrá para juzgar la tierra y sus moradores.

Entonces, quienes no se han arrepentido de su maldad se esconderán de la ira del Cordero. Se meterán en las peñas, y cuando estas no puedan esconderlos de la ira que vendrá, dirán que caigan sobre ellos, buscando la muerte (Ap.6:15-17). Por tanto, lo que para unos será día de redención y salvación, para otros de juicio y destrucción. El reino mesiánico anuncia también el día de la ira sobre los que no se han arrepentido. Hoy es tiempo de salvación. El arca sigue abierta. Entra.

         El reino de Dios en la tierra establece la adoración al único Dios; juzga a los soberbios e idólatras que no tendrán lugar donde esconderse.

129 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XVI) – Isaías (2)

Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén. Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de YHVH como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de YHVH, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de YHVH. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra  (Isaías 2:1-4)

         El primer capítulo del libro de Isaías es una denuncia demoledora de los juicios de Dios sobre Judá por sus pecados. El lenguaje es de alto voltaje. Israel no entiende (3). Generación de malignos, hijos depravados (4). La multitud de sus sacrificios no sirven para expiar el pecado porque el corazón del pueblo está lejos de la voluntad de Dios. Sus fiestas solemnes las aborrece el Señor (13,14). El profeta hace un llamado desgarrador para que el pueblo aprenda a hacer el bien, busque el juicio, restituya el agravio, haga justicia al huérfano y ampare a la viuda (16). Luego vengan al Señor y estemos a cuenta. Sus pecados como grana serán emblanquecidos como la nieve (18).

En el pasado, la ciudad de Jerusalén estuvo llena de justicia y habitó en ella la equidad, pero ahora predomina el pecado y la injusticia comenzando por los príncipes (21-23). Por tanto, el juicio de Dios está llamando a sus puertas. Pero antes de acabar el capítulo se anuncia un tiempo de restauración para los jueces y consejeros, por lo cual Jerusalén será llamada Ciudad de justicia y Ciudad fiel. Sion será rescatada con juicio (1:26,27).

Todo ello como preámbulo al capítulo dos en el que nos encontramos con el reinado universal del Mesías en la ciudad de Sion. Un mensaje anunciado para los últimos tiempos. El monte de la casa del Señor será afirmado como cabeza de montes, es decir, de naciones. Vendrán muchos pueblos y subirán al monte de YHVH porque allí se enseñará sus caminos; brota la revelación de Dios y su palabra para beneficio de los pueblos. Se juzgará a las naciones, y una vez establecida la justicia se consolidará un tiempo de paz universal como nunca antes. Lo mismo anunció el profeta Miqueas. Ese tiempo, nos dice Apocalipsis, será de mil años, en el que las naciones no se adiestrarán mas para la guerra. Ha llegado el reino mesiánico de paz.

         El juicio anunciado en el primer capítulo de Isaías sobre Judá da lugar a la justicia que será establecida desde Sion para todos los pueblos y naciones.