Los hijos de condenación (XLVI) – Babilonia (38)
Dijiste: Para siempre seré señora… Oye, pues, ahora esto, mujer voluptuosa, tú que estás sentada confiadamente, tú que dices en tu corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viuda, ni conoceré orfandad. (Isaías 47:7,8)
Dijiste. La Escritura enseña con rotundidad que por nuestras palabras seremos justificados o condenados (Mt.12:37). Que hay vida o muerte en nuestros labios. Y que la arrogancia sale por la boca más que por ningún otro lugar. Nuestras palabras nos delatan.
Muchos que se oponen a Dios y su revelación escrita usan palabras grandilocuentes para su oposición, se pierden en su sabiduría, y llegan a realizar declaraciones que se vuelven contra ellos. De toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado. Esta es la enseñanza del Maestro.
Vemos en nuestro pasaje que Babilonia habla con arrogancia. Habla palabras infladas. Para siempre seré señora. Hay una indudable soberbia en esta declaración. Proclama su eternidad y señorío. Una vez más vemos que se identifica a la ciudad fornicaria con una mujer voluptuosa, sentada confiadamente, que dice: yo soy, y fuera de mí no hay más.
Estamos ante una blasfemia. Observa cómo se parece el lenguaje al que hemos visto en Apocalipsis. La bestia habla grandes cosas y blasfemias (Apc.13:5). Abrió su boca en blasfemias contra Dios (13:6). Estaba llena de nombres de blasfemia (17:3). Aquí la blasfemia es ocupar el lugar de Dios. Usurpar su trono, su nombre santo, su exclusividad. Dios es uno, esa es la confesión de fe de Israel dada por Moisés. Es el único; fue lo que anunció una y otra vez el profeta Isaías. Sin embargo, la blasfemia de Babilonia lo contradice.
Pensemos. ¿Cuál es la declaración de fe del islam? No hay más dios que Alá, y Mahoma es su profeta. ¿Cuál es la ley que quiere implantar el islam militante en todo el mundo? La sharia, o ley islámica. Cambio de confesión de fe y cambio de ley. También han cambiado los tiempos, que comienzan a contar para el islam a partir del 622 d.C. cuando Mahoma hizo la hégira, su viaje de la Meca a Medina. Mira lo que dice el profeta Daniel sobre el cuerno pequeño de su visión: y este mismo cuerno tenía ojos, y boca que hablaba grandes cosas… Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley (Dn.7:20,25).
El grito de guerra de los terroristas islámicos al realizar sus atentados es Allahú Akbar, que significa: Dios es el más grande, refiriéndose a Alá. Meditemos.
Recordemos. La fe viene por el oír, pero también la apostasía viene por oír a espíritus engañadores y doctrinas de demonios. Mirad, pues, como oís.