14 – TIEMPOS FINALES – La restauración de Israel (1)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – La restauración de Israel (1)

[] Para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo  (Hechos 3:19-21)

         Antes de llegar plenamente al mensaje de los profetas sobre el advenimiento del reino mesiánico, estamos haciendo un recorrido preliminar para ir adentrándonos paso a paso en la revelación sobre el gobierno del Mesías a todas las naciones desde Jerusalén. Estamos ahora en el preludio, el tiempo anterior que denominamos señales antes de su venida. Hemos visto los dolores de parto que preceden a la parusía, también el aumento de la maldad, reseñado especialmente en el carácter de los hombres de los últimos tiempos. Como no vamos a hacer un recorrido muy extenso sobre las señales del fin, (no es el propósito de esta serie), sí queremos pararnos en algunos de los sucesos que nos parecen muy relevantes y que están ocurriendo ante nuestros ojos. En este capítulo nos detendremos unos instantes para ver una de las señales más asombrosas y esperadas que preceden a su venida. Me refiero al resurgimiento de Israel en su tierra. El pasado siglo XX fue testigo de grandes males en la humanidad, pero también asistimos a uno de los eventos más espectaculares: la restauración de Israel en su tierra. El profeta Isaías había anunciado en su libro: ¿Quién oyó cosa semejante? ¿Quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz a sus hijos (Isaías 66:8). Después de un proceso de restauración que comenzó con el sionismo actual, fue proclamado el Estado moderno de Israel el día 14 de mayo de 1948. Israel había rebrotado en la tierra que Dios prometió a Abraham después de casi dos mil años de diáspora entre las naciones. El tiempo de los gentiles ―que algunos sitúan en el año 1967 cuando Jerusalén volvió a ser administrada por los judíos después de La Guerra de los Seis Días― había llegado a su fin, ahora la tierra ha vuelto a manos de sus auténticos herederos, en medio de una gran presión del mundo árabe y las demás naciones que siguen oponiéndose, a día de hoy, a la restauración de Israel en su tierra, ejerciendo una oposición, en algunos casos insoportables. La Escritura revela con claridad que la restauración de Israel en su tierra y a su Dios traerá avivamiento a las naciones (Rom.11:12-15).

         El regreso de Israel a la tierra de sus padres, prometida por el Dios de Jacob, es una señal espectacular del inminente retorno del Mesías para reinar.

13 – TIEMPOS FINALES – El carácter de los hombres (3)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – El carácter de los hombres (3)

[] Estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad [] aborrecedores de Dios… inventores de males [] sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican  (Romanos 1:29-32)

         La maldad descrita en parte, y solo en parte, de los sucesos que tuvieron lugar en Ucrania, Kazajistán y Rusia en la época cuando gobernó Stalin, cuyas políticas nefastas llevaron a pueblos enteros a una muerte horrible, no son, como sabemos, las únicas malignidades realizadas en el pasado siglo desde la fuerza del Estado. Hemos dicho antes, citando a Churchill, que la maldad de un hombre, siendo tremendamente nociva para sus semejantes, no tiene parangón cuando esa maldad sirve a un Estado totalitario, en estos casos las consecuencias se multiplican exponencialmente hasta límites insospechados. Fue el caso de la Alemania nazi sometida voluntariamente a la tiranía de un hombre cuya ideología causó la muerte de millones de personas inocentes mediante la guerra, y el establecimiento de la industria de la muerte que llevó a cabo una maldad única en la historia. Me refiero, por supuesto, al Holocausto. Que los resortes de un Estado tan fuerte, y sus recursos, fueran puestos al servicio de la aniquilación de todo un pueblo, el judío, ha sido hasta este momento de la historia del hombre el nivel más elevado de maldad visto hasta ahora. El hombre sin Dios, sin ley moral, es capaz de las peores pesadillas para el mismo hombre. Pero también el hombre religioso, actuando mediante argumentos supuestamente infalibles que emanan de una cosmovisión religiosa puede perpetrar un dolor infinito. Lo hemos visto en la Edad Media en las llamadas guerras religiosas, y estamos asistiendo en nuestro «civilizado» siglo XXI a matanzas aterradoras en nombre del islam, algunas de ellas emitidas en directo a través de Internet. Una vez más encontramos la conjunción del hombre de pecado, la bestia del Apocalipsis, y el misterio de la iniquidad. Todo ello en nombre de una ideología totalitaria islamista que vuelve a recordarnos que la depravación del carácter humano no tiene límites cuando es sustentado mediante argumentos altivos que se levantan contra el conocimiento de Dios, el Dios de Israel. Nuestro texto en Romanos dice: Estando atestados de toda injusticia… inventores de males… sin afecto natural. Sumergidos en el mal proyectado mediante el carácter de los hombres que viven ajenos a la vida de Dios. Señal inequívoca de su venida.

         El deterioro del carácter de los hombres en los últimos tiempos revela la maldad infinita a la que conducen los argumentos altivos en contra de Dios.

12 – TIEMPOS FINALES – El carácter de los hombres (2)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – El carácter de los hombres (2)

[] Estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad [] aborrecedores de Dios… inventores de males [] sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican  (Romanos 1:29-32)

         Si trazamos un paralelismo entre la lista que presenta el apóstol Pablo en segunda de Timoteo acerca del carácter de los hombres en los últimos tiempos, y la que encontramos en Romanos, notaremos las similitudes de ambas listas. En el caso de la carta a los Romanos algunos interpretan que habla de los paganos sin Dios, otros de las generaciones anteriores al diluvio, es decir, hombres sin ley, que viene a ser equivalente a la lista del carácter de los hombres en los últimos tiempos, cuyo denominador común vuelve a ser el hombre sin ley, incluso el religioso que tiene apariencia de piedad pero niega su eficacia. En el primer caso lo podemos equiparar a las generaciones de Noé y las ciudades de Sodoma y Gomorra que fueron destruidas por su pecado, y que Jesús compara con los días anteriores a su venida, estableciendo el paralelismo de ambas generaciones. Como en los días de Noé… Asimismo como sucedió en los días de Lot… Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste (Lc.17:26-30). Es un recrudecimiento de la maldad sin límites. Lo hemos visto en el pasado siglo XX en los Gulags soviéticos y el holocausto nazi. Por otro lado, la maldad infinita de condenar a millones de seres humanos a morir de hambre en las llamadas tierras de sangre en la Ucrania soviética mediante políticas de colectivización que condenaron a millones a una muerte lenta. «En 1933, funcionarios soviéticos daban en privado una cifra estimada de cinco millones y medio de muertos por inanición en Ucrania, Kazajistán y Rusia» (tomado del libro Tierras de sangre de Timothy Snyder, pág. 83). «El hambre no llevó a la rebelión sino a la amoralidad, al crimen, a la indiferencia, a la locura, a la parálisis y, por fin a la muerte» (pág. 75) «En la Ucrania soviética las familias matan a sus miembros más débiles, normalmente niños, y se comen su carne. Incontables padres mataron y se comieron a sus hijos, y más tarde murieron de hambre ellos también» (pág. 79). El periodista Malcolm Muggeridge escribió: «aquella hambruna era uno de los crímenes más monstruosos de la historia, la gente no podrá creer que esto haya ocurrido».

         La maldad de algunos gobernantes usando el poder del Estado puede conducir a terrores como los vividos en Ucrania en los años 30 causando la muerte de millones de personas por inanición. El carácter corrompido del ser humano es capaz de semejantes ejemplos de depravación moral.

11 – TIEMPOS FINALES – El carácter de los hombres (1)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – El carácter de los hombres (1)

También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres… (2 Timoteo 3:1,2)

         Cuando hablamos de señales antes del fin generalmente ponemos énfasis en los aspectos más llamativos y sensacionalistas, en muchos casos especulando más allá del texto bíblico para enarbolar todo tipo de anuncios forzando la exégesis bíblica. Sin embargo, raras veces he oído o leído que se acentúe el texto de Pablo en su segunda carta a Timoteo, donde apunta con claridad que una de las señales a las que tenemos que estar atentos del fin de los tiempos es el carácter de los hombres. Pablo dice que debemos saberlo. Ser conscientes del deterioro moral del carácter de los hombres, y hace una larga lista con sus características. Hemos hecho toda una serie desarrollando cada uno de los aspectos del carácter de los hombres en los últimos tiempos que menciona el apóstol y presentando el evangelio como respuesta a esta anomalía. No haremos lo mismo aquí (remito al lector a la serie 1 de este mismo tema), pero sí quiero volver a incidir en la deformación del carácter moral de los hombres como una señal inequívoca de estar acercándonos al fin. El apóstol Pedro lo expresa así: Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración (1 Pedro 4:7). El consejo del apóstol al acercarnos al fin es sobriedad y oración. Sobriedad porque la sociedad predominante de esos días finales se vuelve extralimitada, embriagada, no solo de vino y droga, sino de vanidad y egoísmo, de ruptura de los soportes morales y el abandono de los valores que sostienen a las sociedades dentro de unos parámetros adecuados para no causar su propia destrucción. También apela a la oración. Me recuerda la exhortación del Maestro a los suyos: Velad y orad, para que no entréis en tentación. Los días son malos. Los tiempos peligrosos. Porque la conciencia del ser humano se ha vuelto insensible por haber soltado los soportes de la ley de Dios. El hombre de pecado, o misterio de la iniquidad, del que habla Pablo, significa un hombre sin ley ni límites, es decir, el abandono de la ley moral universal, por tanto, desenfreno, provocando cualquier inmundicia bajo el argumento de la tolerancia. La ideología de género es una buena prueba de ello imponiendo una conducta amoral, sin frenos a cualquier deformación contra natura por contraproducente que sea. Esa ideología nos iguala a las generaciones de Noé, Sodoma y Gomorra. La pandemia que nos ha azotado, con sus mentiras, es también una prueba más del cúmulo desintegrador de una sociedad a la deriva. Volvamos a Dios y su Mesías.

         Cuando el carácter de los hombres pierde sus referentes morales entramos en una deriva destructiva que precede a la desintegración social.

PANORÁMICA del Nuevo Testamento – 2 TESALONICENSES

Segunda de TESALONICENSES

Índice:

HISTORIA DE LA CARTA

ENSEÑANZAS Y TEMAS

  1. El justo juicio de Dios (1:3-10)
  2. El día del Señor (2:1-17)

           2.1. No vendrá sin que antes venga la apostasía (2:3).

           2.2. Y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición (2:3,4).

           2.3. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad… (2:7-10).

           2.4. Por esto Dios les envía un poder engañoso (2:11,12).

           2.5. A quien el Señor matará con el espíritu de su boca (2:8).

  1. Las diferentes etapas de la fe (2:13) (1:11) (1:3,4) (3:1,2) (1:10) (2:11,12)

           3.1. La fe para salvación.

           3.2. La fe se manifiesta en obras.

           3.3. La fe en desarrollo y crecimiento.

           3.4. La fe alcanza la meta.

           3.5. No es de todos la fe.

PREGUNTAS Y REPASO

2 - TESALONICENSESHISTORIA DE LA CARTA 

Habían transcurrido unos tres años desde que Pablo enviara su primera carta a los tesalonicenses cuando escribió esta segunda. En la primera expuso la conexión entre recibir el evangelio y la tribulación que le sigue a través de aquellos que lo rechazan. En esta segunda epístola el apóstol explicará el propósito de la persecución por el evangelio. Recordemos que el relato de como se fundó la iglesia en Tesalónica lo encontramos en Hechos 17:1-9.

ENSEÑANZAS  Y  TEMAS 

Como hemos mencionado, uno de los temas que aparecen en esta carta es el propósito de la oposición al evangelio; además de ampliar su respuesta sobre la segunda venida del Señor que había suscitado algunas preguntas en relación a su primer escrito, incluso algunos hermanos interpretaron incorrectamente que se hubiera anunciado el inminente regreso del Mesías. Además se enseña sobre las distintas etapas de la fe. Todo ello lo veremos a continuación.

  1. El justo juicio de Dios (1:3-10)

En este pasaje debemos separar dos cosas. Por un lado, las circunstancias antes del juicio, y por otro, los acontecimientos posteriores a él. Antes del juicio una parte de los padecimientos del cristiano vienen por la oposición de los enemigos del evangelio; mientras que después nos convertimos en parte activa para juzgar al mundo. ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo (1 Co.6:2,3). Esto concuerda con el mensaje del profeta Daniel en su visión del capítulo 7 de su libro. Después recibirán el reino los santos del Altísimo… Y se dio el juicio a los santos del Altísimo… y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán  (Dn.7:18,22,27). Pablo, tras mencionar la paciencia y fe de los tesalonicenses en todas las persecuciones y tribulaciones que estaban soportando, concluye: Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis (2 Tes.1:4,5).

Son los opositores al evangelio los que sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día (1:9,10); mientras que los santos disfrutaremos de la presencia de nuestro Señor para siempre. Esta verdad concuerda con las palabras del mismo apóstol en su carta a los Romanos 12:18-21. En la misma dirección se manifiesta el apóstol Pedro en 1 P.2:21-23, enseñándonos que nuestro llamado a los padecimientos por el evangelio tiene su ejemplo en Jesús, encomendando la causa al que juzga justamente.

Llegará el día cuando toda oposición y adversidad por el evangelio terminará, sin embargo, hasta que llegue ese día una parte de la experiencia del cristiano será sufrir injustamente a causa de la justicia por una forma de vida contraria a los esquemas mundanos que están dirigidos por el príncipe de la potestad del aire (Ef.2:2), llamado por Jesús el príncipe de este mundo (Jn.14:30), anunciando a sus discípulos un hecho irrefutable, y es que seremos aborrecidos por el mundo, porque no somos del mundo, pertenecemos a otro reino que está en oposición a los reinos de este mundo. Leamos: Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el  mundo os aborrece (Jn.15:18,19). Y añade. El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra (Jn.15:20). Sin olvidar, que en medio de tales circunstancias, el Espíritu Santo nos fortalecerá y guiará a la victoria, siempre en medio de gran oposición. Este aspecto de la realidad del evangelio la hemos olvidado ampliamente en el cristianismo occidental de nuestros días, sin embargo, la Escritura es muy clara al respecto, y las cartas a los tesalonicenses lo ponen de manifiesto sin epidurales. Ser tenidos por dignos del reino venidero conlleva una carga de padecimientos que no podemos evitar, y que podremos soportar con gozo del Espíritu (1 Tes.1:6) teniendo nuestra mirada puesta en el galardón, como Moisés (Heb.11:24-27).

Resumamos ahora lo que Pablo enseña aquí sobre la diferencia entre los hijos de Dios, y aquellos que se oponen al evangelio tras su venida en gloria. Para los primeros será juzgar al mundo entrando en la dignidad del reino eterno (1:5) (2 P.1:10-11); recibiremos alivio y reposo (1:7 LBLA y RV60); glorificaremos al Señor y le admiraremos juntamente con todos los creyentes (1:10). En cuanto a los que se oponen al evangelio recibirán tribulación (1:6); sufrirán pena de eterna perdición y serán excluidos de la presencia del Señor y su gloria (1:9). Por ello dice el autor de Hebreos: No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa (Heb. 10:36). Todo lo expuesto no significa pasividad ante la injusticia. Aunque en el mundo tendremos aflicción (Jn.16:33) y sufriremos los efectos de la iniquidad, mediante hombres perversos y malos (2 Tes.3:2), no dejaremos de combatirla con las armas de la luz; en primer lugar manifestando el fruto de justicia en nuestras propias vidas (Fil.1:11), para luego ser luz y sal en medio de una generación maligna y perversa (Fil.2:15), trayendo refrigerio a un mundo caído (Hch.3:19,20), junto con nuestras oraciones que liberen tiempos de paz para vivir quieta y reposadamente (1 Tim.2:1,2). No en vano, los grandes logros de justicia social en la historia han sido el resultado del evangelio leudando la sociedad donde ha sido establecido. Sin embargo, como ya se ha dicho ampliamente, es inevitable sufrir la oposición del mal en un mundo oscuro hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en nuestros corazones (2 P.1:19).

Puedes ampliar este tema leyendo los Salmos 37, 73 y Malaquías 3:13-4:3.

  1. El día del Señor (2:1-17)

Al parecer, algunos habían entendido por la carta anterior, que el día del Señor ya había llegado, según se deprende del capítulo dos en la Biblia de las Américas. Pero respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con El, os rogamos, hermanos, que no seáis sacudidos fácilmente en vuestro modo de pensar, ni os alarméis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera de nosotros, en el sentido de que el día del Señor ha llegado (2:1,2). Para responder a esta alarma suscitada entre los hermanos de Tesalónica el apóstol expone lo que debe suceder antes que se produzca la parusía o retorno del Señor. Veamos su exposición recordando una vez más que estos sucesos deben acontecer antes de la venida del Señor.

2.1. No vendrá sin que antes venga la apostasía (2:3). Este hecho parece desprenderse también de las palabras de Jesús cuando dijo: Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra? (Lc.18:8). Una gran apostasía de la fe precede a su venida. Un abandono de la fe que antes fue abrazada y que acercándonos a su retorno será ampliamente desechada. Gran parte de Europa y lo que llamamos sociedad occidental vive hoy este abandono. Asistimos perplejos al intento de erradicar la fe que una vez fue dada a los santos (Jud.3). Los valores judeocristianos están siendo atacados sistemáticamente en una sociedad embrutecida de egoísmo y hedonismo, enemiga de la verdad, que a la vez está siendo invadida por el islamismo, enemigo histórico de Europa, y que hoy nos anega con su ley sharía en grandes zonas de las más grandes ciudades europeas mediante una emigración descontrolada. En las antiguas naciones europeas parece como si Dios, el Dios de Israel y el Decálogo, hubiera muerto. La fe del evangelio está siendo substituida también por un credo laico, humanista e ideológico, véase el nuevo culto al cambio climático, la ideología de género y un ataque frontal a las verdades absolutas que han sustentado  nuestras sociedades durante siglos. El desprecio a la vida humana (aborto, eutanasia), a la familia (divorcios y nuevos modelos familiares), y la identidad nacional van en paralelo al abandono de la fe cristiana. Esta apostasía está produciendo una nueva manera de legislar contraria a la naturaleza humana, poniendo al mismo nivel, sino mayor, los derechos de los animales y el medio ambiente que los del propio individuo. Todo ello pone de manifiesto que asistimos a la antesala del advenimiento de Jesús. La apostasía precede su venida. Un buen resumen de la decadencia europea lo vemos expresado en el certamen de música Eurovisión de los últimos años.

2.2. Y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios (2:3,4). Es imposible no ver aquí la realidad de nuestros días. La manifestación del hombre de pecado, el hijo de perdición y opuesto a Dios deliberadamente, pretendiendo ocupar el lugar de Dios, —haciéndose pasar por Dios—, tiene hoy su máxima expresión en la ciencia. Una ciencia que entre otras muchas cosas pretende crear una célula inmortal que erradique la muerte, y todo ello desde un laboratorio del hombre mortal. Es imposible no ver en estas manifestaciones las mismas palabras de apóstol cuando escribió: Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios (1 Tim.4:1). Una vez más apostasía unida al engaño masivo mediante doctrinas falsas. Todo ello se levanta contra la adoración al Dios verdadero estableciendo cultos falsos que pretenden el lugar de la divinidad. Penetran hasta el templo de Dios. Recordemos que la Escritura enseña que los hijos de Dios son templo de Dios, nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, pues bien, hoy asistimos a un ataque brutal a la naturaleza humana, al ser mismo de la persona, negando su identidad biológica al nacer por una emoción sometida a la caprichosa voluntad del individuo, presentado como un derecho humano cambiando de sexo mediante leyes de transexualidad. Una aberración que lleva a jóvenes sin madurar a hormonarse y exponerse a operaciones quirúrgicas de sexo irreversibles que en muchos casos terminan en el suicidio. Y todo ello con el soporte de la ley que no permite a los padres poder influir en las decisiones soberanas de sus hijos menores de edad. Leyes que pretenden hacerse pasar por dios. En una sociedad materialista y ciega a los poderes de las tinieblas estos hechos impiden ver el regreso al paganismo ancestral. Detrás de estas prácticas aparentemente modernas y aplicadas como nuevos derechos humanos del individuo han regresado los antiguos cultos a Baal (Zeus, Júpiter), Isthar (Astarot, Artemisa, Afrodita, Diana) y Moloc con sus sacrificios humanos de niños. Nada nuevo debajo del sol. Apostasía de la fe que precede a su venida. Ver Jueces 2:11-13. Levítico 18:21 y 20:1-5.

En el texto que estamos estudiando muchos ven la figura del anticristo, identificado por una persona que se levantará como líder de un gobierno mundial. Hoy tenemos el intento no disimulado de establecer un gobierno mundial al estilo de Nimrod en la llanura de Sinar. Un gobierno de las élites globalistas que representan a grupos de poder coaligados para dominar las naciones, que pierden su soberanía a pasos alarmantes, en favor de poderes económicos supranacionales con el propósito de implantar ese gobierno sobre una población minada y tiranizada mediante un lenguaje eufemístico que busca el control sin la confrontación. Puede ser que asistimos a la antesala y preparación de ese gobierno mundial liderado quizás por un líder mundial o tal vez por una concentración de poder en unas pocas manos. Lo que si vemos con claridad es que toda la estrategia está diseñada según el patrón que vemos en este capítulo de Tesalonicenses y otros que encontramos en las páginas de la Biblia.

2.3. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad… se manifestará aquel inicuo… inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás… con todo engaño de iniquidad para los que se pierden (2:7-10). Hay una acción inicua extendida por todo el mundo que ya estaba activada en los días de Pablo. El apóstol lo llama el misterio de la iniquidad. Misterio porque se oculta tras una apariencia de piedad (2 Tim.3:5). Siempre ha sido así. Jesús habló de lobos disfrazados de corderos. Falsos cristos que engañarán a muchos. El diablo se disfraza como ángel de luz, y sus ministros como ministros de justicia (2 Co.11:13-15). Estas acciones inicuas han desarrollado en nuestros días un entramado tan sofisticado mediante la manipulación del lenguaje que mantienen a naciones enteras bajo el engaño sutil con apariencia de buscar el bien común y una sociedad justa. Pero la máxima apostólica es que el mundo entero está bajo el maligno (1 Jn.5:19). Que el espíritu del anticristo ya estaba en el mundo en los días del apóstol Juan (1 Jn.4:1-3). Que ese espíritu engañoso se descubre mediante la confesión, es decir, el que niega la encarnación del Hijo de Dios es el espíritu anticristo, y el que confiesa que Jesús ha venido en carne, —su encarnación—, es de Dios. Por tanto, tal vez no importa tanto si el anticristo es una sola persona, un gobierno de élites globalistas o un compendio de ideologías implantadas mayoritariamente en el mundo; lo que realmente importa es discernir los tiempos, identificar los espíritus, diferenciar la verdad de la mentira (un intento harto difícil en época de gran confusión, ver Isaías 5:18-20), porque son tiempos en los que se resiste la verdad y se abandona la sana doctrina, a la vez que existe una complacencia en la injusticia que trastorna la convivencia y lleva a las multitudes, como enseñó el mismo Jesús, a la angustia y confusión, desfalleciendo los hombres por el temor (Lc.21:25,26), ante una invasión de noticias catastrofistas que aprovecharán los poderes infernales para imponer una tiranía aceptada voluntariamente como ya ha ocurrido en el año 2020 mediante la llamada pandemia mundial. El temor sigue siendo una de las fuerzas más poderosas para domesticar incluso a los espíritus más rebeldes. Una sociedad que rechaza la verdad y abraza la injusticia abre sus vidas de par en par a la mentira y la impiedad.

2.4. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia (2:11,12). Terrible. Abrazar la mentira y la iniquidad pone a Dios en nuestra contra. Y cómo podremos resistirle, ¿somos más fuertes que Él? (1 Co.10:22). No podemos luchar contra Dios (Hch.5:39), aunque la soberbia humana lo pretenda como hemos visto en textos anteriores de este mismo capítulo. Un nivel de arrogancia nunca antes vista es común al carácter de los hombres en los últimos tiempos (2 Tim.3:2). Y Dios resiste a los soberbios, como ocurrió en el caso de Nimrod en la ciudad de Babilonia. Por tanto, Dios los entrega a una mente depravada para hacer cosas que no convienen (Rom.1:28). Dios permite un poder engañoso que nos domine cuando resistimos la verdad y nos deleitamos en la injusticia, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican (Rom.1:32). Recuerdo el episodio en los días de Acab y el profeta Micaías: Y ahora, he aquí YHVH ha puesto espíritu de mentira en la boca de estos tus profetas; pues YHVH ha hablado el mal contra ti (2 Cr.18:22). El contexto muestra la apostasía de la fe en días del rey Acab y su esposa Jezabel, con el establecimiento del culto a Baal y Astarté. Sí, vivimos un tiempo similar, y no podemos esperar una acción distinta de parte de Dios. Por supuesto, hay un remanente fiel, como en los días de Elías, que eran los mismos de Acab y Jezabel, por ello asistimos a manifestaciones del poder de Dios por un lado en favor de los fieles al pacto, y por otro los juicios del Señor que preceden a su venida. Aún en esos tiempos hay una puerta abierta de gracia y libertad mediante el arrepentimiento, volviendo a Dios dejando nuestros caminos errados. La cruz del Calvario sigue levantada en el Gólgota para que todo aquel que en él crea, no se pierda, mas tenga vida eterna. Esa era la experiencia de los tesalonicenses que veremos en otro apartado. Pero antes nos encontramos en este pasaje con el final de la apostasía, el hombre de pecado, el misterio de la iniquidad y el poder engañoso de la mentira.

2.5. A quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida (2:8). El resplandor de su venida pondrá fin a la apostasía y el misterio de la iniquidad matando al inicuo. Quitará de en medio el poder de las tinieblas implantando su reino glorioso. Ese día será la culminación de nuestro peregrinaje terrenal penetrando a los planes eternos de Dios.  Mientras tanto, nos dice que el apóstol Pedro, debemos estar atentos a la palabra profética más segura, que alumbra nuestras vidas en medio de la oscuridad, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana aparezca en nuestros corazones (2 P.1:19). Un nuevo día habrá llegado, y con él, el final de todas las injusticias sufridas como hijos de luz. Este es el mensaje de aliento y fortaleza que el apóstol Pablo expone en esta carta a los tesalonicenses que habían recibido la palabra en medio de gran tribulación para mantenerse firmes hasta el fin.

  1. Las diferentes etapas de la fe (2:13) (1:11) (1:3,4) (3:1,2) (1:10) (2:11,12)

En esta epístola aparecen las diferentes etapas de la vida de fe hasta su culminación. Pablo, recogiendo la máxima del profeta Habacuc (2:4), escribió: El justo vivirá por la fe (Ro.1:17). Esa fe bíblica tiene un desarrollo progresivo que el apóstol expone en distintos textos que ahora queremos recorrer. Veamos los pasajes y su contenido.

3.1. La fe para salvación. Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad (2:13). La salvación es de Dios. Procede de Él desde el principio, nos escoge cuando habiendo oído el evangelio y habiendo creído en él, somos sellados con el Espíritu Santo (Ef.1:13,14), apartados para Él (nos anhela celosamente Stg.4:5), santificados significa apartados para Dios, añadiendo nuestra fe en la verdad, es decir, en Jesús, porque Él es la verdad (Jn.14:6). Así obtenemos la salvación de pura gracia. Por esa fe somos reconciliados con Dios (Ro.5:1), engendrados como hijos suyos para formar parte de su familia (Jn.1:12,13) (Ef.2:18,19). Así comienza la vida cristiana (Ro.10:8-10).

3.2. La fe se manifiesta en obras. Para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder (1:11). Observa que estas obras no son el fruto de nuestra fuerza de voluntad, sino que han sido preparadas de antemano para que andemos en ellas (Ef.2:10), cumpliendo él en nosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo (Heb.13:21). La consecuencia natural de la fe en Cristo que nos ha salvado es una vida de buenas obras que le honran y le glorifican, y son el resultado de una vida agradecida (Mt.5:16) (Tit.2:14; 3:1,8,14). De esta manera la fe se constituye en una forma de vida (Stg.3:14-26); es la consecuencia «natural» de una fe auténtica en la que vamos descubriendo la voluntad de Dios mediante su palabra revelada, que al obedecerla seguimos creciendo y madurando. Un primer paso de fe es el bautismo en agua que nos identifica plenamente con la obra redentora de Jesús, en su muerte y resurrección (Mt.28:19,20) (Mr.16:15,16) (Rom.6:3-5).

3.3. La fe en desarrollo y crecimiento. Por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás… por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis (1:3,4). El crecimiento de la fe va íntimamente ligado al amor por los hermanos y nuestro prójimo. Paradójicamente, ese desarrollo y crecimiento de la fe también va ligado a la prueba y las persecuciones por causa de la justicia que hemos abrazado (Mt.5:11,12). Hay un tiempo de prueba (Lc.8:13) (1 P.1:6,7) que fortalece la fe y la consolida al superarla. La fe crece en medio de las pruebas. En cierta ocasión le preguntaron a Smith Wigglesworth, llamado el apóstol de fe, lo siguiente: « ¿Cómo podemos tener una gran fe? El respondió: Gran fe es el producto de grandes luchas. Grandes testimonios son el resultado de grandes pruebas.  Grandes triunfos pueden resultar únicamente de grandes conflictos». Esta realidad fue la que experimentaron los hermanos de Tesalónica desde el inicio de su caminar con el Señor (1 Tes.1:6) (2 Tes.1:3,4), y lo que todos los cristianos experimentan en todo el mundo (1 P.5:9).

3.4. La fe alcanza la meta. Cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (1:10). La fe culmina el día cuando le veremos tal como él es (1 Jn.3:1,2). Hoy le amamos sin haberle visto (1P. 1:8), pero un día le veremos y exclamaremos como Job: De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven (Job 42:5); y recuerda que estas palabras fueron dichas después de un periodo intenso de gran tribulación. Tras los sufrimientos vienen las glorias (1 P.1:11). Así fue para el Señor y Maestro y el discípulo no es mayor que su Maestro. La meta máxima de nuestra fe es «ver» a nuestro Amado Salvador Jesucristo, admirarle y glorificarle. Ese día ya no necesitaremos la fe, pero ahora caminamos hacia ese objetivo, heredando por la fe y la paciencia las promesas de Dios (Heb.6:12.15). Hay muchas metas de fe que podemos alcanzar ya aquí en la tierra, tenemos un buen ejemplo de ello en la historia del pueblo de Israel (Jos.21:43-45); pero la gran meta y objetivo de nuestra fe será verle y ser saludados por el Señor de la casa con estas palabras: Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor (Mt.25:21,23).

3.5. No es de todos la fe. Para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe (3:2). Por último quiero mencionar este aspecto que me parece importante también. El apóstol sabe que hay hombres perversos y malos que se oponen a la propagación del evangelio, lo experimentó ampliamente a lo largo de su vida. Por ello pide ayuda en oración a los hermanos de Tesalónica con el fin de que la palabra de Dios siga corriendo y siendo glorificada en otras naciones. Hay enemigos de la fe. La Escritura no lo oculta, sino que lo pone de manifiesto con rotundidad. No todos creerán al anuncio de la buena nueva, pero eso no es motivo para el desánimo, sino que, sabiéndolo, podamos avanzar con el mensaje a pesar de la oposición. Jesús enseñó que cuando no recibieran la palabra en un pueblo se sacudieran el polvo y siguieran a otro. Lo cual nos introduce en el elemento personal de la salvación. Unos reciben y otros rechazan. Nuestra voluntad de elegir es innegable. Está escrito una y otra vez en los evangelios: el que quiera venir en pos de mí… El que tenga oídos para oír, oiga… El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna… (Jn.5:24). También aparecen los que rechazan los designios de Dios: Los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos… (Lc.7:30). Y en otro lugar dice: A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron… (Jn.1:11). Hay consecuencias definitivas de nuestras decisiones y somos responsables por ellas. Como está escrito: El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado… (Jn.3:18). El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está [permanece LBLA] está sobre él (Jn.3:36). Sin embargo, Dios sigue siendo hoy paciente para con los hombres, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 P.3:9). Hoy es día de salvación (2 Co.6:2). La puerta del arca aún está abierta aunque sabemos que muchos no entrarán, la última decisión es tuya. El llamado de Dios está hecho, y si alguno que lee estas líneas aún no lo ha hecho estás a tiempo de hacerlo ahora. Ven a Jesús, porque, como él dijo: Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no lo echo fuera (Jn.6:37). Aquí tenemos las dos voluntades que deben fusionarse, la voluntad de Dios para salvar y la nuestra para recibirla. Puedes hacerlo mediante una oración como esta:

Oh Dios, vengo a Ti ahora en el nombre de Jesús, confiando en sus méritos en la cruz del Calvario, para recibir el perdón de mis pecados. Creo en Jesucristo como mi Salvador, y le confieso como mi Señor. Gracias Padre por la salvación y la vida eterna. Amén. 

EFESIOS (6) - el misterio del evangelioPREGUNTAS Y REPASO

  1. ¿Qué aspectos destacarías sobre lo expuesto de la venida del Señor?
  1. Haz un resumen detallado de las diferentes etapas de la vida de fe que aparecen en esta carta.

10 – TIEMPOS FINALES – Aumento de la maldad (5)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – Aumento de la maldad (5)

… Andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza (Efesios 4:17-19)

         Vivir ajenos a la vida de Dios no significa no ser religioso. Se puede ser religioso sin tener la vida de Dios. Aprender dogmas, liturgia, ritos y tradiciones está al alcance del hombre natural y carnal. Una vez más vemos en este pasaje cómo se produce el deterioro que da lugar al aumento de la maldad. La vanidad de la mente y de los pensamientos significa seguir la corriente de este siglo en su forma de pensar predominante. Es vivir en los deseos de nuestra carne y de los pensamientos sin control (Ef.2:1-3). Los pensamientos no renovados por la verdad de la palabra de Dios dan lugar a una manera de pensar entenebrecida, es decir, un pensamiento oscuro, de tinieblas, fácilmente manipulado por el príncipe de la potestad del aire que opera en los hijos de desobediencia. Esa mente nos aleja de la vida de Dios mediante la ignorancia, produciendo una dureza de corazón que nos lleva a perder toda sensibilidad entregándonos a cometer todo tipo de engaños y malignidades. Todas ellas justificadas mediante un pensamiento armado sobre doctrinas de demonios y espíritus engañadores, liberando así en pueblos y naciones, incluso continentes, ideologías como las reseñadas (comunismo, nazismo, islamismo) o la de nuevo cuño llamada ideología de género. Esta ideología ha penetrado en los gobiernos de los países más avanzados del mundo dando lugar al aborto libre, el matrimonio de personas del mismo sexo, adoctrinando a los niños en una sexualidad basada en la caprichosa elección al margen de la naturaleza sexual propia de su biología natural. Además se impone de manera totalitaria, legislando contra todo aquel que discrepe de semejantes postulados que han sido elevados a la categoría de dogma absoluto, sin aplicarse en este caso el relativismo moral que sí se utiliza cuando se trata de los valores y principios judeocristianos. Esta ideología se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios (2 Tes.2:4). Paradójicamente, en los mismos países donde se legisla contra el Dios revelado en la Biblia se permite con sumisión la implantación de la religión islámica, que es un sistema totalitario, poniendo de manifiesto su paralelismo en naturalezas distintas pero complementarias. La naturaleza de pecado se encuentra allá donde se opone a Dios y su ley moral.

         El aumento de la maldad con sus múltiples manifestaciones es una prueba inequívoca que vivimos en la antesala del reino mesiánico.

9 – TIEMPOS FINALES – Aumento de la maldad (4)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – Aumento de la maldad (4)

Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia… (1 Timoteo 4:1,2)

         El proceso degenerativo que conduce al aumento de la maldad en las personas es gradual. La historia del hombre está llena de sucesos de este tipo que acaban en manifestaciones de iniquidad abriéndose camino en la vida cotidiana trayendo dolor y muerte. Hemos dicho que el proceso generalmente se inicia con un pensamiento, que da lugar a un desarrollo más amplio convirtiéndose en ideología, y cuando conecta con otras personas que aceptan esa forma de pensar, producen una influencia en la sociedad que recogen los políticos para darle forma de ley ejecutándolas mediante los poderes del Estado. No todos los pensamientos tienen la misma fuerza para introducirse en la sociedad, pero hay corrientes ideológicas que se establecen con un impulso sorprendente. En poco tiempo se extienden a sociedades enteras, quedando subyugadas bajo una tiranía que no puede explicarse de forma natural. El apóstol Pablo nos da una pista cuando habla de espíritus engañadores y doctrinas de demonios que llevan a muchos a la apostasía, porque han escuchado argumentos altivos, hechiceros y fascinantes, que pueden conducir a pueblos enteros a una conciencia cauterizada mediante la mentira. Lo vemos en los dos totalitarismos predominantes del siglo XX, comunismo y nazismo. Hoy lo tenemos en el islamismo y la agenda 2030 globalista. Cuando una ideología perversa es impulsada por huestes espirituales de maldad, encontrando la forma de expresarse en el mundo natural mediante hombres perversos y malos que le dan curso articulando argumentos altivos y cautivadores, para luego pasar a formar parte de la constitución de un Estado nacional, la multiplicación de la maldad y sus daños son ilimitados. La fuerza arrolladora del engaño y la manipulación del lenguaje se manifiesta en la naturaleza espiritual que la produce, formando doctrinas, filosofías e ideologías (relativismo moral, materialismo, comunismo, secularismo y nacionalismo son algunas de las predominantes en el siglo XX y que han formado nuestra generación actual) acelerando la maldad y causando dolor y muerte sin límite. Una conciencia cauterizada (personal o colectiva) justificará cualquier comportamiento por abyecto que pueda parecernos inicialmente. El ataque principal es contra la fe bíblica y sus valores, porque si la sal pierde su sabor…

         La noche está avanzada con su oscuridad más profunda, preludio del día del Señor que se acerca. Debemos levantarnos del sueño.

8 – TIEMPOS FINALES – Aumento de la maldad (3)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – Aumento de la maldad (3)

Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida (2 Tesalonicenses 2:7,8)

         No estamos diciendo que la maldad comenzara a inicios del siglo XX, pero sí hubo un aumento de iniquidad como resultado de la materialización de las ideas anteriores, convertidas en ideologías, que establecidas en ciertos Estados dieron lugar a una devastación nunca antes vista. «El siglo XIX se interesaba esencialmente por el éxito moral o espiritual del individuo, era la filosofía de la responsabilidad personal, la idea de que cada uno de nosotros es individualmente responsable de sus actos, una herencia cuya base se asentaba en la cosmovisión judeocristiana y clásica» (Paul Johnson, Tiempos modernos). Sin embargo, en ese mismo siglo es cuando se gestaron las ideas del relativismo y el marxismo que explosionaron en el siglo siguiente con toda su virulencia. Especialmente cuando el aumento de la maldad pasó del individuo a los Estados. En palabras de Winston Churchill: La capacidad de destrucción del individuo, por perverso que sea, es reducida; la del Estado, por bien intencionado que sea, resulta casi ilimitada. La ley de la relatividad de Einstein derivó en relativismo moral, quien vivió lo suficiente para ver que el relativismo moral, a su juicio una enfermedad, se convertía en una pandemia social, así como vivió para ver que su fatal ecuación promovía el nacimiento de la guerra nuclear. Hacia el fin de su vida solía decir que había momentos en que deseaba haber sido un sencillo relojero. En las dos primeras décadas del siglo XX comenzó a difundirse la idea de que ya no existían absolutos. El relativismo dio forma al curso de la historia del siglo XX, actuando como un cuchillo que ayudó a cortar las amarras tradicionales de la sociedad en la fe y la moral de la cultura judeocristiana. Unido a la ausencia de responsabilidad personal que proponía Freud, queriendo demostrar que los sentimientos de culpa no respondían a ninguna forma de fragilidad humana, impidiendo el desarrollo de la civilización; y añadiéndole el materialismo de la filosofía marxista, desarmaron la conciencia individual para desclavar el soporte moral que fue el centro de la civilización europea del siglo XIX. Tenemos aquí (creo yo) el embrión del misterio de la iniquidad del que hoy somos herederos. Ese embrión se ha desarrollado a velocidad de vértigo las últimas décadas dando paso a la pretensión de imponer un gobierno global en oposición a Dios resucitando a Nimrod en Sinar.

         El misterio de la iniquidad se libera mediante ideologías relativistas y materialistas que dan lugar a una maldad ilimitada en las naciones de hoy.

7 – TIEMPOS FINALES – Aumento de la maldad (2)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – Aumento de la maldad (2)

Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios (2 Tesalonicenses 2:3,4)

         El engaño adopta diversos tipos de formas. Puede ser por exceso o por defecto. Un exceso de expectativa en el retorno de Jesús puede dar lugar a neurosis del fin del mundo que producen un escapismo fuera de la realidad; ese tipo de actitudes se han vivido en distintas etapas de la historia de la iglesia. La última fue en el paso del siglo XX al XXI, donde tuvimos toda una serie de «profecías» del caos que dieron lugar a mil especulaciones. También hemos tenido las «profecías» sobre el calendario maya que databa el 2012 como el año del fin. Por otro lado, tenemos el engaño por defecto, que conduce a una mentalidad netamente materialista de la historia que tiene su única esperanza en el tiempo presente. Como dijo el apóstol: cuyo dios es su vientre, que solo piensan en lo terrenal. La Escritura anuncia señales antes del fin. Esas señales se van sucediendo progresivamente acumulando lo que se llama dolores de parto hasta alcanzar el punto álgido de dar a luz el día, un nuevo día, el día postrero, el día del Señor, cuando se inicia el reino mesiánico. La historia conduce inexorablemente a ese día. Una de esas señales es el aumento de la maldad. Una progresión cuantitativa y cualitativa de iniquidad que toma diversas formas. Siempre comienzan con un pensamiento. Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él (Pr.23:7). O como dice en la Biblia de las Américas: pues como piensa dentro de sí, así es. Esta verdad revela a ciertos intelectuales como portadores de nuevas ideas que penetran en la sociedad, alcanzan a los gobiernos que establecen leyes sujetas al nuevo paradigma de pensamiento para liberar ideologías que trastornan a naciones y continentes enteros. Si tomamos como referencia el final del siglo XIX y el inicio del XX vemos que el aumento de la maldad tomó formas ideológicas que condujeron a dos guerras mundiales con una devastación nunca vista antes. En palabras del historiador Paul Johnson, en su libro Tiempos modernos, donde dice: El siglo XIX asistió a la culminación de la filosofía de la responsabilidad personal, que fue la herencia conjunta del judeocristianismo y el mundo clásico. El abandono de estos valores dio entrada a una maldad estatal que veremos.

         La historia demuestra que en la primera década del siglo XX se dio inicio a un aumento de la maldad como resultado de las ideas relativistas y marxistas, hoy ampliadas con una agenda globalista en oposición al Dios de la Biblia.

6 – TIEMPOS FINALES – Aumento de la maldad (1)

Tiempos finales revisadaTIEMPOS FINALES – Aumento de la maldad (1)

… Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará (Mateo 24:12)

         La conjunción «y» se usa habitualmente como valor de unión, suma o adición, sirve para añadir un nuevo elemento. En nuestro recorrido añade una nueva señal de los tiempos finales. Da continuidad a los sucesos enlazados anteriores al advenimiento del Mesías-Rey. El texto que tenemos para meditar introduce una consecuencia del aumento de la maldad: el amor de muchos se enfriará. Ambas realidades van juntas. Hay un aumento de la maldad que produce un enfriamiento del amor. Es la triste realidad de la iglesia de Laodicea, abandonaron su primer amor. Estamos asistiendo, sin duda, a un aumento de la maldad en el corazón del hombre. La dureza se inicia cuando el ser humano no tiene en cuenta a Dios. No le da gracias, se envanece en sus razonamientos y su necio corazón es entenebrecido. Una sociedad sin Dios legisla sin temor de Dios. No hay Dios. Solo el hombre. No hay juicio. Solo ante los hombres, y estos pueden ser fácilmente engañados, de ahí la loca carrera para camuflar, aparentar, disimular, fingir, esconderse detrás de cierta educación en las formas, un tono de voz modulada que encubre la mentira como forma de vida. Filosofías relativistas. Nada es bueno ni malo. Por tanto, se impone el aumento de la maldad que navega bajo unos parámetros seculares sin control, inventando males, llamando a la luz tinieblas y a las tinieblas luz. El apóstol Pablo lo llama el misterio de la iniquidad que ya estaba en acción en sus días, y que irá en aumento, hasta que el Señor lo elimine con el espíritu de su boca, y lo destruya con el resplandor de su venida (2 Tes. 2:7-9). Este aumento de la maldad produce apostasía en los creyentes, y da paso a la manifestación del hombre de pecado, el hijo de perdición. Lo hemos visto ampliamente en la serie sobre el hombre condenado. El hombre de pecado vive dominado por el mal, un dueño a quién sirve con delectación y se complace con todos aquellos que practican el pecado en su gran diversidad de formas y manifestaciones. Cada día se suceden ante nuestros ojos noticias aterradoras  a través de infinidad de imágenes y mensajes en los medios de comunicación que hielan la sangre, todo ello está insensibilizando y hechizando a nuestra generación en una conformidad ante el mal que enquista la conciencia y la cauteriza. Los ejemplos son innumerables. La manipulación de la pandemia del coronavirus a la que estamos asistiendo es una prueba más de como la mentira predomina. Nuestro gemido debe ser el que adelante su venida.

         El aumento de la maldad produce el enfriamiento del amor que a su vez congela el alma anunciando la necesidad libertadora del reino mesiánico.