La ira venidera (X) – El Hades (1)
Porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Me hiciste conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia (Hechos 2:27,28)
El Hades es la traducción al griego de la palabra Seol en hebreo, aunque su significado es más amplio en el término Hades. Durante el periodo intertestamentario, el concepto judío de Seol progresó hasta el punto que se creía que tenía dos compartimentos distintos. Una parte era el lugar de tormento para los impíos, mientras que el otro era un lugar de felicidad consciente, también llamado «el seno de Abraham» o «paraíso», donde los justos eran llevados por ángeles.
La comprensión que tenían las escuelas rabínicas del tiempo de Jesús es la base para comprender la enseñanza de Jesús en Lucas 16:19-31 sobre el rico y Lázaro. Debemos señalar que cuando se dice que los santos del Antiguo Testamento, así como los judíos del periodo intertestamentario, no tenían una idea clara y precisa de lo que ocurre después de la muerte, no quiere decir que sus experiencias no fueran superiores a la comprensión que tenían de esta verdad.
Fue después de Pentecostés que pudieron comprender y enseñar de la muerte y el más allá con mayor claridad. Antes de la resurrección de Cristo las almas de los muertos entraban en el Seol o Hades. Después de la resurrección los creyentes entran a estar con Cristo (Fil.1:23), lo cual, dice Pablo, es mucho mejor. Están presentes en el Señor (2 Co.5:6-8). Debemos entender que los hijos de Dios ahora no entran en el Hades una vez han muerto, sino que ascienden directamente a la presencia de Dios, en espera de la resurrección del cuerpo, y su posición final en la eternidad.
Hay un antes y un después de la resurrección de Jesús. El Señor tomó a los justos del Hades y los llevó al cielo (Ef.4:8,9) (1 Pedro 3:18-22). Jesús bajó al Hades (Hch.2:31). El paraíso de Lc.23:43 se refiere a la sección del Hades reservada para los justos. Se supone que el paraíso había sido sacado del Hades y colocado en el tercer cielo (2 Co.12:2-4). Después de la resurrección de Jesús los creyentes van al cielo al morir esperando la futura resurrección.
Por su parte los impíos descienden al Hades, lugar de tormento temporal, mientras esperan la futura resurrección y el castigo eterno (2 P.2:9). Cuando llegue el día del juicio final el Hades se vaciará de sus habitantes y será echado en el lago de fuego y azufre (Apc.20:13-15).
El Hades es el estado intermedio entre la muerte y la resurrección de los impíos donde esperan en tormento consciente. Los que mueren en Cristo parten para estar con él.