La casa de David (VII) – El pacto con la casa de David (1)
Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino… Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente (2 Samuel 7:12,13,16).
Dios es Dios de pactos. La Escritura revela esta verdad de forma inequívoca. Dios establece con el hombre una relación de pacto. En la Biblia encontramos diversos pactos que tienen trascendencia eterna. Jesús es el mediador del nuevo pacto. Nuestra relación con Dios está basada en un pacto, establecido sobre mejores promesas que aquel que llamamos antiguo pacto.
El reino mesiánico venidero también está fundamentado sobre un pacto, el pacto que Dios hizo con David y su casa para siempre. Esta verdad está verdaderamente establecida en la Escritura. La realidad futura del reino mesiánico tiene su base en un pacto que Dios hizo hace ahora unos tres mil años.
David había tenido un deseo en su corazón: edificar un templo al Señor. Sin embargo, no le fue concedido su anhelo, a pesar de que era un buen deseo. Yo tenía el propósito de edificar una casa en la cual reposara el arca del pacto de YHVH… y había ya preparado todo para edificar. Mas Dios me dijo: Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre (1 Cr.28:2,3). Escogió a su hijo Salomón para que lo hiciera.
Conviene que aseguremos bien este hecho. El Señor estableció un pacto con la casa de David, y sabemos que Dios es fiel y siempre cumple sus pactos. Así está escrito: Hice pacto con mi escogido; juré a David mi siervo, diciendo: para siempre confirmaré tu descendencia, y edificaré tu trono por todas las generaciones (Sal.89:3,4). Y en otro lugar dice: En verdad juró YHVH a David, y no se retractará de ello: de su descendencia pondré sobre su trono… Porque YHVH ha elegido a Sion; la quiso por habitación para sí… Allí haré retoñar el poder de David (Sal.132:11,13,17).
Es evidente que este pacto trasciende a la vida de Salomón y contiene un alcance que llega hasta la simiente de Abraham, llamado también el hijo de David, según la carne (Rom.1:3). Fue anunciado por el ángel Gabriel a María: Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin (Lc.1:32,33). David mismo supo que su hijo sería Señor suyo (Mt.22:43,44).
Dios ha establecido un pacto con la casa de David, y no se retractará, de sentar en el trono de Jerusalén uno de sus hijos para siempre: el Mesías.