50 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLas señales de su venida (XXI) – El resurgimiento del islam (5)

Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército  (Apocalipsis 19:19)

         Hemos hablado hasta ahora del islam como la primera bestia que menciona Juan en su libro de Revelación. Luego aparece una segunda bestia que identificamos en el siglo XIII cuando el islam primigenio no pasa por su mejor momento con la decadencia del califato de Bagdad, y el nuevo impulso que toma con la llegada de los turcos otomanos.

Son los turcos, que habían aceptado la fe musulmana por la influencia del califato abasida, quienes recuperan la fuerza conquistadora del islam a partir de los siglos XIII y XIV, especialmente con la caída de Constantinopla a manos del sultán Mehmet II.

El año 1453 la parte oriental del antiguo Imperio Romano quedó definitivamente absorbida por los turcos, que consiguieron mantener el sultanato durante unos cuatrocientos años, hasta su caída en la Primera Guerra Mundial (1917).

Las décadas siguientes son aprovechadas por las naciones europeas que han salido victoriosas de la Gran Guerra, especialmente Inglaterra y Francia, para repartirse el antiguo territorio otomano, inventando nuevas naciones, y trazando a punta de lápiz una nueva geografía sin tener en cuenta la diversidad de sus pueblos y la composición tribal a la que obedecían. Son los acuerdos Sykes-Picot.

Esa política, junto con los intereses emergentes del petróleo que sostienen la maquinaria industrial sobre la que se asienta la prosperidad occidental, dará lugar a unos conflictos territoriales, étnicos, religiosos, políticos y culturales que aún padecemos.

Por otro lado, hemos asistido a un nuevo resurgimiento del islam mas militante y salafista que pretende recuperar su antiguo dominio imponiendo a las naciones occidentales un terrorismo que amenaza ruina, y por otro lado una invasión silenciosa mediante la emigración de millones de musulmanes que actúa como caballo de Troya en una sociedad que ha abdicado de sus valores judeocristianos y se rinde sin luchar ante el empuje renovado de la bestia.

El totalitarismo islámico no es igual que sus hermanas (comunista y fascista), a pesar de compartir ideario de un gobierno mundial, sino que mantiene un entramado distinto que lo hace más peligroso y difícil de combatir. Señal inequívoca de la venida del Mesías de Israel, quién le destruirá con el resplandor de su venida (2 Tes. 2:8).

         La batalla final enfrentará a la bestia y sus ejércitos, con el Mesías y los suyos; de lo se desprende que no desaparecerá el islamismo radical hasta la venida del Mesías-Rey.

49 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLas señales de su venida (XX) – El resurgimiento del islam (4)

Y la bestia que vi era semejante a un leopardo… El dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad… y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia… se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias… y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. Y la adoraron todos los moradores de la tierra…  (Apocalipsis 13:2-8)

         Podemos tener dudas o diferentes posiciones sobre la identificación de la bestia, el anticristo y demás personajes apocalípticos, pero de lo que hoy no podemos dudar es de que estamos asistiendo a un resurgimiento del islam más radical, que en esencia es el islam verdadero, el de su origen primigenio.

Cualquiera que estudie mínimamente los orígenes del mundo musulmán y sus doctrinas esenciales se dará cuenta de varias cosas. En primer lugar que no es solamente una religión como las demás, se trata de un sistema que pretende controlar toda la vida y a todas las naciones bajo el sometimiento a una nueva ley, la sharía; un gobierno mundial, el del califato, con una figura semejante a la del Mesías de Israel, llamado el Mahdi.

El islam es anticristiano, por más que se le pretenda disfrazar de pacífico y moderado. Niega a Cristo, porque niega que sea el Hijo de Dios; niega su muerte expiatoria en La cruz del Calvario, por tanto su resurrección; anuncia un «evangelio» de obras que nunca asegura la salvación, ni siquiera la del mismísimo profeta y mensajero, solo los muyahidines (soldados de la yihad) que mueren matando judíos y cristianos tienen asegurado el paraíso con sus 72 vírgenes (huríes) de ojos negros, y que pueden mantener una infinidad de coitos sin dejar nunca de ser vírgenes. Solo la propia sangre de los «mártires» que entregan sus vidas en actos terroristas puede redimir y asegurar su salvación, y la de setenta familiares.

Una religión que glorifica la muerte, la mentira y el engaño si con ello se consigue hacer avanzar la causa del islam, que desprecia la vida humana, la propia, la de sus mismos hijos y la ajena, no puede ser una religión más.

La brutalidad a la que estamos asistiendo en los últimos años procedente de aquellos que matan en nombre del dios más grande (esa es la confesión de los yihadistas: allahu akbar, es decir, Alá es el dios más grande), y a la vez anunciado como el misericordioso, pone de manifiesto su verdadera naturaleza; se trata de una deidad que nada tiene que ver con el Dios de la Biblia.

         Podemos elucubrar sobre la naturaleza «pacífica» del islam original, pero la realidad de sus obras no admiten duda, y su mensaje es anti-Cristo.

48 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLas señales de su venida (XIX) – El resurgimiento del islam (3)

Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio. Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra… Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará  (Apocalipsis 11:3,4,7)

         En la mitad de los años ochenta, cuando la inmensa mayoría de los escatólogos orientaban su mirada hacia Europa, el resurgir de Roma mediante el Mercado Común Europeo, la implantación de un inmenso ordenador en Bruselas que marcaría a todos con el sello de la bestia, insistiendo que la Iglesia Católica Romana era el anticristo, mis maestros me enseñaron a poner la mirada en Oriente Medio, en la zona de Mesopotamia, la antigua Babilonia, y el nacimiento del islam en el siglo VII, como la bestia que «era y no es y será».

«Era» el levantamiento del antiguo imperio Babilónico que en la forma de las conquistas musulmanas del siglo VII, («estaba para subir del abismo») invadieron gran parte del cristianismo primitivo, ocasionando su eliminación, (en algunas naciones para siempre), y del que hemos tenido un resurgimiento en el siglo XX, con la violencia que lo caracteriza en su versión original.

Hoy asistimos a un nuevo levantamiento del islamismo radical que pretende por un lado la destrucción de Israel como pueblo (el odio que destila es de tal magnitud que no puede ser únicamente humano, procede del abismo); y por el otro, el degollamiento de los cristianos en los países donde se ha instalado el llamado Estado Islámico. Todo ello no deja lugar a dudas de la verdadera naturaleza de su origen: el abismo del que habla el apóstol Juan en nuestro texto.

Los dos testigos que menciona no pueden ser otros que Israel y la iglesia, los dos testigos que Dios tiene para dar su testimonio en la tierra. Siguiendo la enseñanza que recibí hago el siguiente comentario sobre el texto que tenemos para meditar.

La ciudad santa (Jerusalén) será hollada durante cuarenta y dos meses (11:2), que son tres años y medio. Si contamos un año por cada día (42×30, más un cuarto cada año por el año bisiesto) salen 1.278 años. La historia nos dice lo siguiente: en el año 638 d.C. Jerusalén cayó en manos de los árabes hasta el año 1917 cuando fueron expulsados junto con los turcos por los ingleses. Comienza así un retorno a la tierra de Israel progresiva y generalizada de los judíos. Por otro lado, la iglesia vivió un periodo de oscuridad por el dominio islámico con apariencia de muerte en el mundo.

         Israel y la iglesia han sido perseguidos y dominados por el islam durante un tiempo limitado; está rebrotando en Europa, preludio del reino mesiánico.

47 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLas señales de su venida (XVIII) – El resurgimiento del islam (2)

La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será (Apocalipsis 17:8)

         Identificar a la bestia del libro de Apocalipsis ha sido, y es, motivo de gran disparidad de comentarios. Los hay para todos los gustos. Algunos realmente pertenecen al género de la escatología ficción. No entraré en un debate interminable sobre ello, pero si llamaré la atención acerca de algunos detalles a tener en cuenta.

En nuestro texto se dice que la bestia que había visto el apóstol Juan a partir del capítulo 11 y sobre todo desde el 13, era y no es, y está para subir del abismo. En el tiempo cuando escribió Juan su libro de revelación el dominio mundial pertenecía al Imperio Romano. Por tanto, debemos descartar (soy consciente de que esta ha sido y sigue siendo la interpretación más generalizada al respecto) un levantamiento del Imperio Romano en Europa (aunque la UE forme parte políticamente de la oposición a Israel) porque dice Juan que «era» (tiempo pasado referido a Babilonia), «y no es», tiempo presente; «y está para subir», es decir, aun no había hecho su aparición.

El islam emergió del desierto en el siglo VII, después de la predicación de su profeta, con un mensaje mezclado de judaísmo y cristianismo herético para levantar una nueva religión que no solo era un mensaje espiritual, sino político y totalitario.

El islam es un sistema totalitario que pretende dominar el mundo entero para implantar la ley sharía. En pocas décadas, sus conquistas, después de unificar toda Arabia, abarcaron la antigua Mesopotamia (la actual Irak e Irán) Siria, el norte de África, y la península Ibérica por occidente, y hasta la India por la parte oriental. Su expansión fue impresionante.

Gran parte del cristianismo antiguo quedó anegado y erradicado en poco tiempo, cambiando la ley, los tiempos y la confesión de fe judía y cristiana por la Shahada: «no hay más dios que Alá, y Mahoma es su mensajero», impuesta por la fuerza de la espada.

El mensaje contiene la naturaleza del abismo de donde emergió: conversión obligatoria a la nueva fe, o muerte. La otra alternativa era aplicar el sistema de la Dhimma, implantando en los pueblos sometidos una posición subordinada al islam, con la obligación de pagar un impuesto abusivo y vivir en inferioridad de derechos que forzaba, en muchos casos, la apostasía de la fe original de las naciones sometidas.

         Mantengo que la primera bestia de Apocalipsis se trata del surgimiento del islam, y la segunda de su resurgir mediante el imperio turco.

46 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLas señales de su venida (XVII) – El resurgimiento del islam (1)

También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese (Apocalipsis 12:3,4)

         Hay otro principio inapelable que aparece por toda la Escritura: cuando el Señor da a luz su propósito en la tierra se establece una oposición (del Adversario) para tratar de abortarlo. El Autor de la vida frente al que viene a robar, matar y destruir.

Cuando Israel comenzó a regresar de la diáspora a la tierra de sus padres se levantó en el mundo islámico una oposición tan violenta que supera toda concepción humana. Esa oposición ha tenido diversos episodios dramáticos hasta ahora, y aún vivimos inmersos en ella.

Las naciones han sido influidas por la presión mediática palestina (única batalla ganada ante los judíos) para oponerse a Israel y el rebrotar de la higuera. El conflicto árabe-israelí es de naturaleza espiritual, aunque esté preñado de intereses políticos y religiosos que lo hacen incomprensible en muchos casos, e irresoluble para la diplomacia ignorante de las naciones que mantienen una cubierta de ceguera con el velo que las envuelve (Isaías 25:7).

El Estado de Israel, (minúsculo en cualquier mapa de la zona), rodeado de naciones islámicas que han jurado su aniquilación, ha superado hasta ahora todos los intentos para ser destruida.

En nuestro texto vemos (al margen de múltiples interpretaciones en las que no voy a entrar) el principio ineludible del que estamos hablando: cuando la mujer encinta va a dar a luz un hijo, el dragón se para frente a ella a fin de devorar a su hijo tan pronto como nazca. Es lo que ha ocurrido en Eretz Israel desde la misma proclamación de su Estado moderno.

El impulso destructivo tiene una potestad espiritual que sostiene la iniciativa hasta hoy: el islam. Nada del conflicto, planteado como político, es comprensible si no lo vemos desde la óptica de la oposición del fanatismo islámico al renacimiento de la nación hebrea.

La historia reciente demuestra claramente que después de un primer intento de aniquilación de los judíos mediante el Holocausto nazi (amigos del nacionalismo árabe personificado en la figura del muftí de Jerusalén), el relevo lo ha tomado el islamismo radical unido a su vez con la ideología política de izquierdas y antisemita. Tenemos aquí el resurgir de la bestia en la potestad islámica.

         La oposición que enfrenta Israel a través del resurgimiento del islam radical responde a una clara señal del advenimiento del reino mesiánico.

45 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLas señales de su venida (XVI) – La restauración de Israel (3)

Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel… Por tanto profetiza, y diles: Así ha sido YHVH el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel… Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo YHVH hablé, y lo hice (Ezequiel 37:11-14)

         La restauración de Israel no solo tiene que ver con regresar a la tierra de sus padres, sino también con un despertar espiritual. El profeta Ezequiel vio un valle lleno de huesos secos, y cuando profetizó sobre ellos por palabra del Señor, hubo un ruido mientras era expresada la palabra viviente, ese ruido dio paso a un temblor que hizo brotar tendones, carne y piel que cubrió aquellos huesos. Un movimiento sobrenatural estaba teniendo lugar.

El espectáculo, que dejaría estupefacto al profeta, condujo a un paso más. La palabra viviente no se paró en ese momento del proceso milagroso, y se le dijo que profetizara al espíritu, cuando lo hizo, vino sobre aquel valle inmenso el poder de la resurrección dando vida y espíritu a aquellos huesos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies, un ejército grande en extremo (Ez.37:9-10).

Israel ha regresado a su tierra, y desde hace tiempo, muchos de los hijos de Abraham están regresando a su Dios. El movimiento mesiánico ha crecido más en las últimas décadas que en los dieciocho siglos anteriores.

Muchos judíos están reconociendo al Mesías sin dejar de ser judíos. El velo ha comenzado a abrirse, la batalla es inmensa, el evangelio avanza entre aquellos a quienes vino primero.

El tiempo de los gentiles se ha cumplido. La casa (Jerusalén) que fue dejada desierta por siglos (Lc.13:34,35), ha vuelto a ser la capital de Israel. Mas que le pese a la UNESCO, los vínculos son de todo tipo: históricos, religiosos, culturales, espirituales. Jesús volverá a Jerusalén, la ciudad del gran Rey, para establecer su reino milenial, desde donde saldrá vida y gloria a todas las naciones.

El apóstol de los gentiles enseña con claridad que aunque los judíos, por un tiempo, han sido enemigos del evangelio, por la elección son amados por causa de los padres. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración? Si su exclusión es la reconciliación del mundo ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos? Esto es avivamiento a las naciones como resultado de la restauración de Israel en su tierra y a su Dios.

¿Comprendemos ahora el por qué de la presión única sobre este pueblo? Como iglesia de Dios no seamos inútiles en esta batalla y estemos al lado de los profetas… con Israel.

         La restauración espiritual de Israel produce avivamiento en las naciones.

44 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLas señales de su venida (XV) – La restauración de Israel (2)

También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios (Lucas 21:29-31)

         La Escritura no deja lugar a dudas. Siempre hay persecución a la palabra de Dios cuando es enviada a la tierra para cumplir el propósito para el cual es enviada. Israel ha sufrido la mayor de las oposiciones en la historia de las naciones porque, como dice el apóstol Pablo, les ha sido confiada la palabra de Dios (Rom.3:2). Es el pueblo del pacto y las promesas, de ahí que haya sido objeto de una persecución única.

Es paradójico, pero una verdad inapelable. El mismo principio ha tenido lugar sobre la iglesia viva de Dios, el remanente que anuncia su palabra. Este hecho se ve ampliamente en todo el libro de los Hechos de los apóstoles. Lo enseña la historia de la iglesia, y en paralelo lo vemos hoy en la presión endemoniada que padece Israel en todos los organismos internacionales, comenzando con la ONU y la UNESCO.

El mismo Señor, en su oración sacerdotal, establece el siguiente binomio: recibir la palabra de Dios y sufrir el aborrecimiento del mundo van juntos. Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció (Jn.17:14). Aquellos que son portadores de la palabra de vida encuentran el aborrecimiento del sistema de este mundo que está opuesto a la verdad revelada.

Si el texto que tenemos como base de nuestra reflexión es cierto; si la higuera es Israel (yo creo que Escritura confirma que Israel es la higuera sin ninguna duda Joel 1:6,7), y ha rebrotado en su tierra después de casi dos mil años de diáspora, el reino de Dios está cerca. Desde esta perspectiva es relativamente fácil comprender por qué Israel recibe una presión mundial sobre su minúsculo Estado.

Es inconcebible que varias naciones islámicas que rodean su territorio hayan querido eliminarla y no lo hayan podido conseguir hasta ahora, y no solo no han podido, sino que en todas las guerras defensivas que ha tenido que soportar Israel de sus vecinos ha salido victorioso y ampliado su territorio.

Esta es una señal inequívoca de que asistimos a la antesala del advenimiento del reino mesiánico prometido a Israel y la descendencia de David. También dice el texto que debemos mirar a los demás árboles (figura de las naciones Ez.17:24 y Jueces 9:8-15) y su rebrotar, lo cual indica el auge de los nacionalismos que han tenido lugar a finales del siglo XIX y todo el XX.

         La restauración física de Israel en su tierra después de una diáspora de más de dieciocho siglos entre las naciones anuncia la llegada del Rey.

43 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLas señales de su venida (XIV) – La restauración de Israel (1)

[] Para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo  (Hechos 3:19-21)

         Antes de entrar de lleno en el mensaje de los profetas sobre el advenimiento del reino mesiánico, estamos haciendo un recorrido preliminar para ir adentrándonos paso a paso en la revelación sobre el gobierno del Mesías a todas las naciones desde Jerusalén.

Estamos ahora en el preludio, el tiempo anterior que denominamos señales antes de su venida. Hemos visto los dolores de parto que preceden a la parusía, también el aumento de la maldad, reseñado especialmente en el carácter de los hombres de los últimos tiempos. Como no vamos a hacer un recorrido muy extenso sobre las señales del fin, (no es el tema de esta serie), sí queremos pararnos en algunos de los sucesos que nos parecen muy relevantes y que están ocurriendo ante nuestros ojos.

En este capítulo nos detendremos unos instantes para ver una de las señales más asombrosas y esperadas que anteceden a su venida. Me refiero al resurgimiento de Israel en su tierra.

El pasado siglo XX fue testigo de grandes males en la humanidad, pero también asistimos a uno de los eventos más espectaculares: la restauración de Israel en su tierra.

El profeta Isaías había anunciado en su libro: ¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz a sus hijos (Isaías 66:8).

Después de un proceso de restauración que comenzó con el sionismo moderno, fue proclamado el Estado moderno de Israel el día 14 de mayo de 1948. Israel había rebrotado en la tierra que Dios prometió a Abraham después de casi dos mil años de diáspora por las naciones.

El tiempo de los gentiles ―que algunos sitúan en el año 1967 cuando Jerusalén volvió a ser administrada por los judíos después de la guerra de los seis días― había llegado a su fin, ahora la tierra ha vuelto a manos de sus auténticos herederos, en medio de una gran presión del mundo árabe y las demás naciones que siguen oponiéndose a día de hoy a la restauración de Israel en su tierra, ejerciendo una oposición, en algunos casos insoportables.

La Escritura revela con claridad que la restauración de Israel en su tierra y a su Dios traerá avivamiento a las naciones (Rom.11:12-15).

         El regreso de Israel a la tierra de sus padres, prometida por el Dios de Jacob, es una señal espectacular del inminente retorno del Mesías para reinar.

42 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLas señales de su venida (XIII) – El carácter de los hombres (3)

[] Estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad [] aborrecedores de Dios… inventores de males [] sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican  (Romanos 1:29-32)

         La maldad descrita en parte, y solo en parte, de los sucesos que tuvieron lugar en Ucrania, Kazajistán y Rusia en la época cuando gobernó Stalin, cuyas políticas nefastas llevaron a pueblos a una muerte horripilante, no son, como sabemos, las únicas malignidades realizadas en el pasado siglo desde la fuerza del Estado. Hemos dicho antes, citando a Churchill, que la maldad de un hombre, siendo tremendamente nociva para sus semejantes, no tiene parangón cuando esa maldad sirve a un Estado totalitario, en esos casos las consecuencias se multiplican exponencialmente hasta límites insospechados.

Fue el caso de la Alemania nazi sometida voluntariamente a la tiranía de un hombre cuya ideología causó la muerte de millones de personas inocentes mediante la guerra, y el establecimiento de la industria de la muerte que llevó a cabo una maldad única en la historia. Me refiero, por supuesto, al Holocausto.

Que los resortes de un Estado tan fuerte, y sus recursos, fueran puestos al servicio de la aniquilación de todo un pueblo, el judío, ha sido hasta este momento de la historia del hombre el nivel más elevado de maldad visto hasta ahora.

El hombre sin Dios, sin ley moral, es capaz de las peores pesadillas para el mismo hombre. Pero también el hombre religioso, actuando mediante argumentos supuestamente infalibles que emanan de una cosmovisión religiosa puede perpetrar un dolor infinito. Lo hemos visto en la Edad Media en las llamadas guerras religiosas, y estamos asistiendo en nuestro «civilizado» siglo XXI a matanzas espantosas en nombre del islam, matanzas emitidas en directo a través de Internet.

Una vez más, el hombre de pecado, la bestia del Apocalipsis, y el misterio de la iniquidad. Todo ello en nombre de una ideología totalitaria islamista que vuelve a recordarnos que la depravación del carácter humano no tiene límites cuando es sustentado mediante argumentos altivos que se levantan contra el conocimiento de Dios, el Dios de Israel.

Nuestro texto en Romanos dice: Estando atestados de toda injusticia… inventores de males… sin afecto natural. Sumergidos en el mal proyectado mediante el carácter de los hombres que viven ajenos a la vida de Dios. Señal inequívoca de su venida.

         El deterioro del carácter de los hombres en los últimos tiempos muestra la maldad infinita a la que conducen los argumentos altivos contra Dios.

41 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLas señales de su venida (XII) – El carácter de los hombres (2)

[] Estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad [] aborrecedores de Dios… inventores de males [] sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican  (Romanos 1:29-32)

         Si trazamos un paralelismo entre la lista que presenta el apóstol Pablo en segunda de Timoteo acerca del carácter de los hombres en los últimos tiempos, y la que que encontramos en Romanos, notaremos las similitudes de ambas listas. En el caso de la carta a los Romanos algunos interpretan que habla de los paganos sin Dios, otros de las generaciones anteriores al diluvio, es decir, hombres sin ley, que viene a ser equivalente a la lista del carácter de los hombres en los últimos tiempos, cuyo denominador común vuelve a ser el hombre sin ley, incluso el religioso que tiene apariencia de piedad pero niega su eficacia.

En el primer caso lo podemos equiparar a las generaciones de Noé y las ciudades de Sodoma y Gomorra que fueron destruidas por su pecado, y que Jesús compara con los días anteriores a su venida, estableciendo el paralelismo de ambas generaciones. Como en los días de Noé… Asimismo como sucedió en los días de Lot… Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste (Lc.17:26-30).

Es un recrudecimiento de la maldad sin límites. Lo hemos visto en el pasado siglo XX en los Gulags soviéticos y el holocausto nazi. Por otro lado, la maldad infinita de condenar a millones de seres humanos a morir de hambre en las llamadas tierras de sangre en la Ucrania soviética mediante políticas de colectivización que condenaron a millones a una muerte lenta.

«En 1933, funcionarios soviéticos daban en privado una cifra estimada de cinco millones y medio de muertos por inanición en Ucrania, Kazajistán y Rusia» (tomado del libro Tierras de sangre de Timothy Snyder, pág. 83).

«El hambre no llevó a la rebelión sino a la amoralidad, al crimen, a la indiferencia, a la locura, a la parálisis y, por fin a la muerte» (pág. 75) «En la Ucrania soviética las familias matan a sus miembros más débiles, normalmente niños, y se comen su carne. Incontables padres mataron y se comieron a sus hijos, y más tarde murieron de hambre ellos también» (pág. 79). El periodista Malcolm Muggeridge escribió: «aquella hambruna era uno de los crímenes más monstruosos de la historia, la gente no podrá creer que esto haya ocurrido».

         La maldad de algunos gobernantes usando el poder del Estado puede conducir a terrores como los vividos en Ucrania en los años 30 causando la muerte de millones de personas por inanición.