A menudo damos un rodeo cuando queremos atacar a alguien; en lugar de dirigirnos directamente a la persona con la cual estamos contrariados buscamos un tercero para focalizar en él nuestras embestidas aunque realmente estamos pensando en otra persona.
Esto mismo ocurre en nuestro corazón engañoso cuando vivimos en rebelión contra Dios. Por ello tenemos que el pueblo de Israel ha sido la nación más perseguida de la historia de la humanidad, y que la iglesia viva del Señor atrae la impopularidad y el oprobio de sectores amplios de la sociedad cuando proclama el mensaje del evangelio.
Me centraré en el odio exacerbado e irracional con el que se ataca a Israel de diversas formas. Los disfraces han sido variados: antisemitismo religioso, racial, político, económico y cultural.
Cada uno de ellos con los argumentos que los sustentan, siempre para oponerse con altivez al propósito de Dios. Hoy me referiré al que realiza la llamada Campaña BDS, que significa: Boicot, Desinversión y Sanciones, ¿hacia quién? por supuesto, dirigidos a Israel.
«La BDS nació en julio de 2005 cuando 171 organizaciones palestinas decidieron iniciar un boicot contra Israel. Una forma políticamente correcta de manifestar el viejo antisemitismo.
El propósito de esta campaña es tratar de estrangular la economía del Estado de Israel. Su argumento principal es según dicen sus proponentes, utilizar la presión económica y política para «obligar a Israel a poner fin a la ocupación de territorios palestinos, dar igualdad a los ciudadanos árabes de Israel, y aceptar el derecho de los refugiados palestinos para regresar a Israel”» (Mi Enfoque-David Mandel).
«El fundador de la «Campaña Palestina de Boicot Académico y Cultural de Israel» (CPBACI), organización que promueve el boicot académico y cultural contra Israel y co-fundador del movimiento BDS, ¡está matriculado en la Universidad de Tel Aviv! El individuo se llama Omar Barghouti. Nació en Qatar y se educó en Egipto. Vivió un tiempo en los Estados Unidos, donde se graduó en Ingeniería Eléctrica, y ahora reside en Ramallah. Se opone a la existencia del Estado de Israel, al que acusa de Estado racista que practica el apartheid; y critica severamente a los palestinos que toman parte en debates y diálogos con Israel. El propósito final de la campaña BDS es destruir Israel mediante boicots, desinversiones y sanciones que dañen la economía del Estado judío. Lamentablemente para los antisemitas esa campaña no tiene, hasta ahora, el resultado que ellos esperan. Los únicos que han sufrido hasta ahora por la campaña BDS fueron los cientos de palestinos que trabajaban en la planta de SodaStream en Maalé Adumim, y que perdieron sus puestos cuando la planta fue trasladada al Negev» (Mi Enfoque – David Mandel).
Este verano la delegación del BDS en Valencia promovió el boicot al cantante americano Matisyahu, de religión judía, para que no participara en el festival de Benicàssim. Después de una agria polémica, el cantante pudo realizar su actuación en medio de la oposición de quienes mantienen el Boicot a Israel, mayoritariamente pandillas izquierdistas y antisemitas en nuestro país.
Otro caso de la presión que ejerce la campaña BDS lo hemos conocido hace algunas semanas. La Unión Europea ha aprobado una ley que obliga a Israel a etiquetar los productos que se facturan en las empresas israelíes ubicadas en la antigua Judea y Samaria, región llamada Cisjordania por los enemigos de Israel, como procedentes de los territorios ocupados.
Y el enésimo caso de la antisemita campaña BDS se ha producido cerca de mi propio domicilio, concretamente en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), donde dos de mis hijos han realizado sus estudios.
Veamos los hechos. Cito textualmente del artículo escrito por Hatzad Hasheini aparecido en el periódico digital Por Israel.
«Una minoría de fanáticos antisemitas, apoyados por profesores y representantes del gobierno de la Universidad Autónoma de Barcelona se conjuran, adrede o por omisión, para demonizar al Estado de Israel y, de paso, ganarse la poco noble etiqueta de ser la primera institución académica en España en adherirse a ésta inmoral campaña. El jueves 18/12/2015 se reunió en sesión el Claustro de la Universidad Autónoma de Barcelona […] Suele estar integrado por 300 personas y sus decisiones podrían ser vinculantes o guiar las políticas de la UAB. Según nos explicó Judit Sollé, de la Secretaria de la UAB, “en el momento de la votación, solamente 107 representantes se habían quedado en la sesión. Si 15 miembros proponen una moción pasa a votación y la moción fue aprobada en secreto por lo que no sabemos por cuántos votos se aprobó…” Lo cierto es que estudiantes de la UAB ligados al movimiento BDS en Cataluña llamaron a aprobar, exitosamente, la siguiente propuesta que leemos en la página de internet de la UAB: “La segunda (propuesta) insta a que la UAB se declare espacio libre de apartheid y rompa todo tipo de relaciones con aquellas instituciones israelíes que estén directa o indirectamente implicadas en la ocupación de Palestina”. En la página de Facebook, los fanáticos de BDS UAB se regodean con su logro: “Grandes noticias!!!!!! La UAB se declara Espacio Libre de apartheid. PRIMERA UNIVERSIDAD DE ESPAÑA […] Una institución académica con el prestigio de la UAB no debería permitir que el antisemitismo se “sienta en casa”[…] El calificar a Israel como un estado Apartheid es propio de aquellos que desean demonizar al Estado de Israel […] Es tiempo de remediar la vergonzosa decisión […] No vaya a ser que en el mundo comiencen a creer que UAB es Universidad Antisemita de Barcelona».
Hasta aquí la reseña del artículo mencionado.
Con todo esto lo que quiero poner de manifiesto es que vivimos rodeados de antisemitismo, de argumentos altivos para oponerse a Israel manifestando así su oposición a lo que Israel representa y en última instancia la oposición a la soberanía de Dios.
Calumniar a Israel, la única Democracia de Oriente Medio, de estado Apartheid es una muestra más de la falsedad que esconde este nuevo disfraz antisemita.
El mundo occidental ha dado la espalda a la revelación y sabiduría de Dios manifestada en la Biblia; ha levantado su propio ídolo de ciencia y razón para guiar sus destinos, y se opone a los valores universales que emanan mayoritariamente de su herencia judeo-cristiana. Está focalizando sus ataques al pueblo del Libro, Israel, y a la congregación y Cuerpo del Mesías, la Iglesia viva de Dios. Mientras tanto, abre sus puertas a la invasión islámica, una religión totalitaria que no tiene en su naturaleza respeto a la diversidad religiosa, ni se somete a las leyes democráticas, sino que pretende –en muchos casos ya lo ha conseguido− imponer la ley Sharia, ley islámica de obligado cumplimiento y restrictiva de las libertades como pocas.
Siempre nos quedará el arrepentimiento y el regreso a la cordura de la fe en Jesús para escapar del juicio venidero que ya ha comenzado y lo tenemos a las puertas.
Cuando los hombres no reciben el amor de la verdad para ser salvos, el mismo Señor les envía un poder engañoso para que crean la mentira (2 Tesalonicenses 2:8-12). Y por no tener en cuenta a Dios, Dios los entrega a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen (Romanos 1:18).
Oponerse a Dios mediante la oposición a Israel o su iglesia no tapará nuestra vergüenza antisemita o anticristiana. La cordura y un corazón justo vendrán a través de la luz del evangelio alumbrando los ojos de nuestro entendimiento para que la verdad nos haga libres.
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