La filosofía y los valores de la sociedad occidental moderna están orientados hacia la cultura del placer físico, la ley del mínimo esfuerzo y la permisividad de la moral cristiana. El hombre y la mujer de hoy no tiene en cuenta a Dios Su Hacedor y se ha vuelto insensible al orden de la creación, por tanto, la vida sexual ha sufrido una relajación y deterioro que alcanza niveles aberrantes.