135 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXII) – Isaías (8)

Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de YHVH, como las aguas cubren el mar (Isaías 11:6-9)

         Nos encontramos ahora con una de las expresiones más idílicas del reino mesiánico. Algunos de los detalles que nos da el profeta son tan pormenorizados que llaman poderosamente la atención. Las condiciones son semejantes a la era adámica, antes que el pecado tuviera su entrada en el mundo.

Sabemos que en el milenio habrá manifestaciones pecaminosas. Aunque el diablo estará atado permanece la naturaleza caída, pero en este pasaje se nos dice que habrá cambios extraordinarios producidos porque la tierra será llena del conocimiento del Señor. Esa manifestación de la gloria de Dios será tan impactante que cambiará la naturaleza del mundo animal, así como las condiciones de la tierra.

Una revelación de la presencia de Dios tan manifiesta producirá una transformación de las condiciones de vida en el reino animal. Habrá un cambio de alimentación. La violencia por la supervivencia, especialmente de los depredadores, será de tal forma que animales antagónicos como el lobo y el cordero, el leopardo y el cabrito se acostarán en un mismo espacio sin temor a ser devorados. La vaca y la osa se echarán junto a sus crías; el león comerá paja como el buey.

Estamos ante el reinado de paz universal. Sin violencia. Los niños habitarán seguros en medio de las cuevas de serpientes. La violencia animal quedará neutralizada. La paz no tendrá límites (Is.9:7). Por tanto, el niño morirá de cien años, y el que no alcance los cien años será considerado maldito (Is.65:20 LBLA). El centro de todas las cosas será el monte de Sion, su monte santo, como hemos visto ampliamente en el libro de los Salmos.

La tierra será depurada de contaminación ambiental, y sus condiciones de vida harán posible una gran longevidad. Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de YHVH, como las aguas cubren el mar (Hab.2:14). Esta es, a mi modo de verlo, la clave de semejante transformación. El Señor llenará la tierra con su gloria produciendo luz y revelación en las naciones que se postrarán ante él.

         La presencia gloriosa de Dios en la tierra producirá un conocimiento de su majestad que transformará las condiciones de vida.

134 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XXI) – Isaías (7)

Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de YHVH, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de YHVH. Y le haré entender diligente en el temor de YHVH. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura (Isaías 11:1-5)

         Veamos algunas cosas más sobre este mismo texto. El profeta Isaías identifica al Mesías como un vástago de la casa de Isaí, procedente de la tribu de Judá, tal como estaba profetizado por el patriarca Jacob.

Anuncia el profeta que reposará sobre él el Espíritu de YHVH en su plenitud, que concreta en siete manifestaciones: es el Espíritu de Dios, de sabiduría e inteligencia, de consejo y poder, de conocimiento y temor del Señor. En el libro de Apocalipsis aparece la manifestación de los siete espíritus de Dios que están delante de su trono (1:4). Jesús es el que tiene los siete espíritus de Dios (3:1). Además se dice que delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios (4:5), en una clara referencia a la menorá judía o candelabro de siete brazos. Y cuando Juan vio en medio del trono al Cordero como inmolado, tenía siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra (5:6).

En Jesús tenemos la plenitud del Espíritu de Dios. El es el que bautiza con el Espíritu Santo (Jn.1:33). Es el que subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres (Ef.4:8). Les dijo a los suyos que vendría el Consolador, a quien enviaría del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre y da testimonio acerca del Hijo (Jn.15:26). Podemos comprender que en su parusía, cuando regrese a Jerusalén para reinar, también distribuirá ampliamente su Espíritu sobre los suyos para que reinen con él.

No juzgará según la vista humana, sino con revelación. Tampoco lo hará por lo que oigan sus oídos, sino que juzgará con justicia y equidad sobre los mansos de la tierra. Una referencia a las bienaventuranzas. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad (Mt.5:5). Con la vara de su boca herirá la tierra; y el espíritu de su boca matará al impío, destruyéndolo con el resplandor de su venida (2 Tes.2:8). El apóstol Pablo fundamenta su enseñanza sobre la revelación de los profetas; en este caso en el libro de Isaías que estamos estudiando. Justicia y fidelidad ceñirán sus lomos y cintura.

         El mensaje de los profetas da soporte a la enseñanza de los apóstoles.

133 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XX) – Isaías (6)

Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de YHVH, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de YHVH. Y le haré entender diligente en el temor de YHVH. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura (Isaías 11:1-5)

         Debemos recordar en este momento, una vez más, que hay un principio importante que debemos tener en cuenta a la hora de escudriñar las Escrituras. Me refiero al principio de revelación progresiva. Está escrito que la vida del justo es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto (Pr.4:18). Se nos dice también que en parte conocemos, y en parte profetizamos. Ahora vemos como por un espejo, oscuramente.

La esperanza de Israel aparece ante nuestros ojos de forma gradual. El evangelio es un mensaje oculto desde antes de la fundación del mundo, pero que ha sido revelado progresivamente, con un aumento de luz y revelación excepcional cuando tuvo lugar la primera venida del Mesías. De la misma forma, en su segunda venida habrá una ampliación de luz, verdad y justicia como nunca hasta ese día.

El mismo David, en sus palabras postreras, profetizó que habrá un justo que gobierne entre los hombres, lo hará en el temor de Dios, y será como la luz de la mañana, como el resplandor del sol, también como la lluvia que hace brotar la tierra (2 Sam. 23:3,4).

El profeta Isaías nos da ahora una ampliación de ese reinado del justo. Nos confirma que será una vara del tronco de Isaí, un vástago que brotará de sus raíces, es decir, de la casa de Judá. Sobre este rey reposará el Espíritu del Señor de una forma inequívoca y plena. Recuerda cómo inició Jesús su ministerio público siendo lleno del Espíritu después de regresar del desierto y ser tentado por el diablo; luego entró en la sinagoga de Capernaún y se identificó con la profecía de Isaías, diciendo: El Espíritu del Señor está sobre mí, y me ha enviado…

Ahora tenemos las ramificaciones del Espíritu de Dios sobre el Mesías que viene a reinar en la tierra, en sus siete aspectos: Es el Espíritu de YHVH, de sabiduría, inteligencia, consejo, poder, conocimiento y temor de Dios. La plenitud del Espíritu de Dios habitará sobre él para gobernar la tierra desde Jerusalén y con equidad.

         La esperanza mesiánica de Israel se sustenta sobre el mensaje de sus profetas que toma una dimensión extraordinaria en el libro de Isaías.

132 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XIX) – Isaías (5)

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de YHVH de los ejércitos hará esto (Isaías 9:6,7)

         La primera parte de este texto es muy conocida por usarse ampliamente los días de las fiestas navideñas, cuando recordamos el advenimiento del Mesías, el hijo que nos fue dado, y la virgen concibió y dio a luz un hijo y se le puso por nombre Emanuel (7:14). Pero muy pocas veces se pone énfasis en la segunda parte del texto. Estamos ante uno de esos pasajes en los que nos encontramos con las dos venidas del Mesías. La primera como niño, la segunda como rey. Es el mismo.

Los títulos que acumula no tienen comparación posible: Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz, emperador, cuyo imperio alcanzará un tiempo de paz sin límites. Estamos ante el reino universal de paz. Es el trono prometido a David mediante un pacto eterno. Ya en su primera venida Jesús fue aclamado como el Hijo de David. Bendito el que viene en nombre del Señor. Está anunciado.

Tal como se cumplió la primera venida del Mesías, se cumplirá la segunda en toda su amplitud. Viene como Rey de reyes. Establecerá un imperio tan dilatado y extenso que abarcará a todas las naciones. La paz y la justicia serán su fundamento. Su capital estará en Jerusalén, la ciudad del gran Rey. Israel será el centro mundial durante su reinado. Ningún conquistador o  emperador anterior ha conseguido lo que será un hecho con la llegada del rey de gloria.

Todos los reinos anteriores se doblegarán ante él. Babilonia con todas sus ramificaciones será destruida. La altivez y soberbia, la idolatría con sus falsos cultos se los llevará el viento; y la piedra que fue cortada sin mano humana se convertirá en un monte que llene toda la tierra. El Señor reinará en Sion, su monte santo.

Antes de su venida habrá juicios. El pecado del hombre y de las naciones atraerá la ira de Dios que se manifestará en juicios. Y miraran a la tierra, y he aquí tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; y serán sumidos en las tinieblas (8:22). Pero el pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos (9:2). Entonces verán al Hijo de Dios que viene con poder y gran gloria.

         Israel es el faro profético. Su historia la de todas las naciones. Su pecado el nuestro y su restauración será bendición para todos los pueblos.

131 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XVIII) – Isaías (4)

En aquel tiempo el renuevo de YHVH será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel… cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella… y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero (Isaías 4:2-6)

           El libro del profeta Isaías es el que con más profusión habla del reino mesiánico en toda la Biblia. Nos encontramos con una gran diversidad de información explícita sobre el futuro reino, y otra que debemos entresacar de su contenido. El texto que tenemos para meditar es uno de ellos. No cabe duda que estamos ante un mensaje profético y mesiánico del futuro glorioso de Jerusalén. Aparece en él la figura del renuevo que es un título para el Mesías. Lo vemos en otros lugares como en el profeta Zacarías. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo… y quitaré el pecado de la tierra en un día (Zac. 3:8,9). Y un poco más adelante, en el mismo libro, nos encontramos con una profecía que dice así: He aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo, el cual brotará de sus raíces, y edificará el templo de YHVH. El edificará el templo de YHVH, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono… (6:12,13).

Por ahora solo quiero resaltar de la figura del Renuevo (cuando lleguemos al libro de Zacarías veremos con más detalle el contenido de su profecía) enlazándolo con el mensaje de Isaías en nuestro texto. Habrá un día cuando aparezca en Sion el aquel que será para hermosura y gloria de todos los pueblos. Pero en el momento en que Isaías escribe su mensaje Judá está viviendo una situación de juicio. Juicio por sus pecados de corrupción e injusticia social.

Publican su pecado como Sodoma, no lo disimulan (3:9); por tanto, el Señor ha traído juicio a la nación que consiste en un cambio de liderazgo inmaduro. El sustentador y fuerte, el valiente y hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano, el capitán y el hombre de respeto, el consejero, el artífice excelente y el hábil orador (3:1-3) han sido cambiados por un liderazgo de jóvenes príncipes (3:4), muchachos que ejercen opresión sobre el pueblo, y las mujeres se enseñorean de él (3:12). Se ha roto el orden establecido.

Las mujeres andan con cuello erguido, hasta que el juicio de Dios depura de nuevo la sociedad en días del Renuevo, cuando lave las inmundicias de las hijas de Sion (4:4). Cómo me recuerda este juicio nuestros días. Se ha levantado una nueva generación arrogante que no respeta a sus mayores, son engreídos y altivos.

         La llegada del Renuevo, el siervo del Señor, pondrá fin a un tiempo de desorden social que ha alterado todas las cosas por el pecado del hombre.

130 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XVII) – Isaías (3)

Métete en la peña, escóndete en el polvo, de la presencia temible de YHVH, y del resplandor de su majestad… La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo YHVH será exaltado en aquel día. Y quitará totalmente los ídolos. Y se meterán en las cavernas de las peñas…  por la presencia temible de YHVH, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra  (Isaías 2:10-19)

         Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio (Heb.9:27). El predicador acabó su discurso con este mensaje: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea  buena o sea mala (Ecl.12:13,14). Hay un día señalado por el Hacedor de todas las cosas, en el cual juzgará al mundo con justicia, y lo hará mediante aquel varón, a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos (Hch.17:31). Este mensaje está ampliamente advertido en la Escritura.

Pero como en los días de Noé, cuando venga, sorprenderá a muchos que viven descuidados en sus pasiones y deleites cada día, hasta que la puerta del arca se cierre. Por eso está anunciado que hoy es día de salvación, y si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, para que aquel día no os sorprenda.

La presencia temible del Señor se manifestará en toda su majestad y autoridad. La altivez del hombre será abatida, porque Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. La soberbia será humillada, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado. En ese día solo el Señor será ensalzado junto con los suyos, con quienes vendrá en su venida.

Quitará los ídolos. Tenemos aquí dos de los pecados predominantes del ser humano: la soberbia y la idolatría. Ambos se retroalimentan. Forman parte de una misma naturaleza caída en desobediencia. El reino de Dios en la tierra será sin soberbia, ni ídolos. Solo Él será exaltado. Toda rodilla se doblará ante su majestad. Vendrá para juzgar la tierra y sus moradores.

Entonces, quienes no se han arrepentido de su maldad se esconderán de la ira del Cordero. Se meterán en las peñas, y cuando estas no puedan esconderlos de la ira que vendrá, dirán que caigan sobre ellos, buscando la muerte (Ap.6:15-17). Por tanto, lo que para unos será día de redención y salvación, para otros de juicio y destrucción. El reino mesiánico anuncia también el día de la ira sobre los que no se han arrepentido. Hoy es tiempo de salvación. El arca sigue abierta. Entra.

         El reino de Dios en la tierra establece la adoración al único Dios; juzga a los soberbios e idólatras que no tendrán lugar donde esconderse.

129 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XVI) – Isaías (2)

Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén. Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de YHVH como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de YHVH, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de YHVH. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra  (Isaías 2:1-4)

         El primer capítulo del libro de Isaías es una denuncia demoledora de los juicios de Dios sobre Judá por sus pecados. El lenguaje es de alto voltaje. Israel no entiende (3). Generación de malignos, hijos depravados (4). La multitud de sus sacrificios no sirven para expiar el pecado porque el corazón del pueblo está lejos de la voluntad de Dios. Sus fiestas solemnes las aborrece el Señor (13,14). El profeta hace un llamado desgarrador para que el pueblo aprenda a hacer el bien, busque el juicio, restituya el agravio, haga justicia al huérfano y ampare a la viuda (16). Luego vengan al Señor y estemos a cuenta. Sus pecados como grana serán emblanquecidos como la nieve (18).

En el pasado, la ciudad de Jerusalén estuvo llena de justicia y habitó en ella la equidad, pero ahora predomina el pecado y la injusticia comenzando por los príncipes (21-23). Por tanto, el juicio de Dios está llamando a sus puertas. Pero antes de acabar el capítulo se anuncia un tiempo de restauración para los jueces y consejeros, por lo cual Jerusalén será llamada Ciudad de justicia y Ciudad fiel. Sion será rescatada con juicio (1:26,27).

Todo ello como preámbulo al capítulo dos en el que nos encontramos con el reinado universal del Mesías en la ciudad de Sion. Un mensaje anunciado para los últimos tiempos. El monte de la casa del Señor será afirmado como cabeza de montes, es decir, de naciones. Vendrán muchos pueblos y subirán al monte de YHVH porque allí se enseñará sus caminos; brota la revelación de Dios y su palabra para beneficio de los pueblos. Se juzgará a las naciones, y una vez establecida la justicia se consolidará un tiempo de paz universal como nunca antes. Lo mismo anunció el profeta Miqueas. Ese tiempo, nos dice Apocalipsis, será de mil años, en el que las naciones no se adiestrarán mas para la guerra. Ha llegado el reino mesiánico de paz.

         El juicio anunciado en el primer capítulo de Isaías sobre Judá da lugar a la justicia que será establecida desde Sion para todos los pueblos y naciones.

128 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XV) – Isaías (1)

Visión de Isaías hijo de Amoz, la cual vio acerca de Judá y Jerusalén en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá. Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla YHVH (Isaías 1:1,2)

         Nos encontramos en la mitad del siglo VIII antes de nuestra era. El profeta Isaías se levanta como uno de los gigantes de la profecía mesiánica, en su primera y segunda venida. Su libro, el segundo más citado en el Nuevo Testamento, después de los Salmos, se eleva ante nosotros como una cordillera montañosa, con sus valles, como un deleite para el espíritu humano poder coronarlas. La crítica moderna y mezquina ha querido minimizar su altura inventando dos Isaías para diluir su profecía y rebajarla a nivel terrenal, obviando sus mensajes proféticos anunciados con mucho tiempo de antelación.

Isaías anuncia la restauración de Israel en su tierra después del cautiverio babilónico antes de que este se hubiera producido. Proclama la llegada del Mesías a la tierra de Israel como hijo de una virgen; anticipa sus padecimientos como el substituto siervo del Señor llevando nuestros pecados y dolores en su cuerpo; y eleva su voz para dejar establecido el futuro reino mesiánico, dándonos más detalles que ningún otro profeta de su advenimiento.

Isaías significa YHVH es salvación, o salvación de YHVH. Inició su ministerio con la muerte del rey Uzías, en el año 740 a.C., con una visión imponente de la santidad de Dios en medio de un pueblo de labios inmundos (6:1-6). Su prolongado servicio a los santos se alargó hasta el año 686, por lo tanto, una duración aproximada de cincuenta años.

Anunció su profecía primeramente al reino de Judá, y desde allí a todas las naciones. Como está escrito: de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de YHVH (2:4). O como diría el apóstol de los gentiles: al judío primeramente, y también al griego. Recordemos también la excelsa obra musical de Handel, −el Mesías−, compuesta toda ella con textos de la Palabra de Dios, especialmente de las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento que provienen sobre todo del mensaje de Isaías. Se interpretó por primera vez en Dublín el 13 de abril de 1742.

Un mensaje que el propio Isaías recibió como una visión de Dios para anunciarlo a los reyes de Judá y desde allí a los cielos y la tierra. Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla el Señor. Estamos ante un mensaje universal, cuya palabra no volverá vacía, sin haber hecho la obra para la cual ha sido enviada. Nos centraremos y acentuaremos lo concerniente al reino mesiánico por venir.

         El libro de Isaías nos abre una ventana amplia para asomarnos a la revelación de Dios sobre el futuro reino mesiánico que está por llegar.

127 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XIV) – Miqueas (5)

Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, YHVH será mi luz. La ira de YHVH soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y haga mi justicia; él me sacará a luz; veré su justicia (Miqueas 7:8,9)

         Los profetas de Israel anuncian juicio y restauración. Una y otra vez son enviados por el Señor a su pueblo para que este regrese de sus malos caminos. Israel es la nación más expuesta en su condición de pueblo del pacto. También es el que tiene la historia más antigua. No hay otra nación en la actualidad que tenga una historia más conocida y extensa.

La Biblia es un libro mundialmente conocido y en él se exponen las características de este pueblo, en sus luces y sombras. Algunos enfatizan su lado oscuro, otros prefieren ver sus privilegios; los profetas vieron ambas partes. Los enemigos de Israel se alegran con los juicios de Dios sobre la nación, olvidando que todos compareceremos ante el tribunal de justicia divina. Se ensañan sobre los judíos y sus desgracias remarcadas por la historia, sin tener en cuenta otra parte del mensaje de los profetas, su restauración.

La causa de Israel será atendida y todas las naciones serán juzgadas por el trato que le han dado. Por ello, el antisemitismo o antisionismo será un baldón para los pueblos. Miqueas lo anuncia. Las naciones verán, y se avergonzarán de todo su poderío; pondrán la mano sobre su boca, ensordecerán sus oídos… se volverán amedrentados ante YHVH nuestro Dios, y temerán a causa de ti (7:16,17). Y todo ello porque hay un día de gracia, misericordia y perdón para Israel.

El Señor volverá a tener misericordia de su pueblo, sepultará sus iniquidades, y las echará en lo profundo del mar (7:19). Miqueas concluye su mensaje con estas palabras: Cumplirás la verdad a Jacob, y a Abraham la misericordia, que juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos (7:20). Su palabra, las palabras del pacto con Abraham, nunca pasarán. El cielo y la tierra sí, pero sus palabras, no. Nuestro profeta acaba su testimonio a Israel con el cumplimiento de la palabra anunciada desde tiempos antiguos.

La soledad de Israel entre las naciones habrá llegado a su fin. Su tiempo se ha cumplido, y el Señor la consuela (Is.40:1,2); porque es la niña de sus ojos (Zac.2:8); tiene celo por Sion (Zac. 1:14,15 y 8:2). Las naciones deberían recordar esta última palabra: Celé con gran celo a Jerusalén y a Sion. Y estoy muy airado contra las naciones que están reposadas; porque cuando yo estaba enojado un poco, ellos agravaron el mal. Yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia; en ella será edificada mi casa. Amén.

         Israel se levantará de su pecado con gracia y el Señor juzgará su causa. 

126 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (XIII) – Miqueas (4)

Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad (Miqueas 5:2)

         En ocasiones nos encontramos en la Escritura con pasajes, especialmente en los profetas, donde aparecen las dos venidas del Mesías. En una misma línea se anuncia su redención y su exaltación; su sacrificio y el reinado milenial. El pasaje que tenemos delante es uno de ellos. Es un texto muy conocido porque aparece en la visita que los magos hicieron a Herodes el día de su nacimiento. Vinieron buscando a aquel que anunciaban los profetas que había de nacer en la pequeña Belén (Mt.2:1-6). La profecía era conocida, lo cual nos indica el grado de expectativa que hubo en los días de su nacimiento como hijo de David. Pero debía ser declarado con poder Hijo de Dios, según el Espíritu de santidad (Ro.1:1-4). Por eso dice el profeta Miqueas que sus salidas son desde los días de la eternidad. Es Hombre y Dios. Se hizo carne humana, pero trajo la inmortalidad por el evangelio (2 Tim.1:10). Esta doble naturaleza del Mesías confunde y hace tropezar a muchos, pero la Escritura da testimonio expresamente de ella. Son inseparables.

También aparecen sus dos venidas a la tierra, una como Cordero y la última como León. La primera para ser sacrificado como substituto redentor, la segunda para gobernar como Rey sobre todos sus enemigos.

En el texto de Miqueas nos encontramos con el anuncio de aquel que nacerá en Belén, será Señor en Israel, apacentará con poder de YHVH, y sus habitantes morarán seguros (5:4). Será nuestra paz (5:5). Librará a Israel del asirio, la tierra de Nimrod (un recuerdo de Babilonia, de donde procede el islam), cuando viniere a hollar nuestra tierra (5:6). La mano del pueblo de Israel se alzará sobre sus enemigos, y todos sus adversarios serán destruidos (5:7-9).

Hoy Irán (antigua Persia) y el islam son las mayores amenazas que soporta el Estado de Israel, ellos dicen: Sea profanada y nuestros ojos se deleiten en Sion viendo su desdicha (4:11). Una y otra vez advierten de su destrucción mediante amenazas llenas de odio irracional. Pero los profetas anuncian otra cosa al final de los días. Todos tus adversarios serán destruidos. Israel se levantará como león en medio de muchos pueblos para sacudirse el dominio de sus enemigos. Habrá sido purificado, y el Señor se levantará en su favor, y con ira y furor hará venganza en las naciones que no obedecieron (5:8,10-15).

          La tierra que vio nacer al Hijo de Dios volverá a verlo en el mismo lugar reinando como Señor de su pueblo para establecer la justicia duradera.