103 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEn los Salmos (XIII) – Un Rey sobre toda la tierra

Porque YHVH el Altísimo es temible; Rey grande sobre toda la tierra. Él someterá a los pueblos debajo de nosotros, y a las naciones debajo de nuestros pies… Cantad a nuestro Rey, cantad; porque Dios es el Rey de toda la tierra… Reinó sobre las naciones; se sentó Dios sobre su santo trono (Salmos 47:1-10)

          Todas las proclamaciones de reyes son espectaculares. Las ceremonias hechizan a las multitudes. El pueblo se paraliza. Acuden gobernantes de las naciones. Los medios de comunicación despliegan su mejor profesionalidad para dar a conocer al mundo que un rey ha sido coronado. El eco alcanza a  millones en el globo terrestre.

Hoy mismo, mientras escribo estas líneas, se está proclamando al cuarenta y cinco presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump. Y mientras las multitudes expresan sus distintas opiniones y expectativas sobre el futuro gobierno, la Escritura ya ha declarado y anunciado la entronización del Rey sobre toda la tierra. Un Rey al que están sujetas todas las autoridades en el cielo y en la tierra. Un trono de donde emana todo poder y dominio, y del que cuelgan todos los demás poderes. Este Rey someterá a los pueblos debajo de Israel, el pueblo escogido para ser puesto aparte de las demás naciones (Nm.23:9). Una nación que es cabeza de naciones (Jeremías 31:7).

El reinado universal de este Rey está asentado sobre Jerusalén, la ciudad del gran Rey, capital de Israel. Ha sido anunciado y proclamado por los profetas de Dios que anduvieron por la tierra prometida a Abraham y su simiente. Es el Rey de todas las naciones. Todas ellas serán puestas bajo el estrado de sus pies. Su voluntad soberana ha escogido al pueblo de la promesa para que sea su heredad y habitación, el monte de Sion al cual amó. Porque YHVH ha elegido a Sion; la quiso por habitación para sí. Este es para siempre el lugar de mi reposo; aquí habitaré, porque la he querido… Allí haré retoñar el poder de David… a sus enemigos vestiré de confusión, más sobre él florecerá su corona (Sal.132:13-18).

Y aquellos redimidos de entre las naciones mediante el Mesías Redentor, han sido injertados y hechos coparticipes, coherederos y miembros de la familia de Dios, para formar parte de la ciudad cuyo arquitecto y constructor es Dios. Es la herencia prometida a Abraham, establecida mediante su simiente, la cual es Cristo, para heredar las naciones y reinar sobre ellas. La alabanza llena su trono. La exaltación es universal. Los reinos han venido a ser del Señor y de su Cristo. Es la coronación del reino de Dios en la tierra. ¡Aleluya!

         Aunque hubo un usurpador, el Rey de toda la tierra está sentado sobre su trono; le esperamos para establecer su reino mesiánico de justicia y paz. 

Download PDF

Deja un comentario