17 – Las guerras árabe-israelíes

EL ENIGMA ISRAELComo hemos dicho, los árabes no aceptaron la partición de Palestina, querían un solo Estado Palestino con los judíos viviendo en él como ciudadanos de segunda clase, por tanto, declararon la guerra creyendo que su potencial militar era más que suficiente para exterminar a los judíos y echarlos al mar.

Esas fueron sus intenciones manifiestas y a ello se entregaron con verdadera pasión. Sin embargo, Israel resistió las embestidas del primer mes de guerra, luego se anunció una tregua (hubo varias hasta el final de la contienda) que permitió a los hebreos rearmarse y recibir material bélico que estaba retenido en diversos países.

Cuando se reanudaron las hostilidades Israel fue avanzando y los árabes retrocediendo, hasta llegar al final de la primera guerra, llamada de la Independencia, que duró hasta Julio de 1949. Los árabes no solo no habían exterminado a Israel, si no que perdieron la guerra y el nuevo Estado consiguió más territorio del que inicialmente les fue concedido por la ONU. A partir de este momento se origina el conflicto de los refugiados palestinos. Para entenderlo debemos saber que los países árabes habían obligado a los ciudadanos palestinos de origen árabe a quedarse en la tierra con la promesa de que muy pronto conseguirían derrotar a Israel y dominar todo el territorio. Como no fue así muchos palestinos quedaron atrapados en campamentos a la espera de que fueran reagrupados en sus territorios que ahora dominaba Israel. Los árabes han usado durante mucho tiempo a los refugiados palestinos como moneda de cambio, sin importarles realmente sus necesidades. Al firmar el último acuerdo entre Israel y Siria se puso fin a la guerra. Israel fue el indiscutible vencedor ampliando su zona inicial en 5.728 kilómetros cuadrados de superficie.  El nuevo Estado había perdido el 1% de su población total, 6.373 personas (4.000 soldados y el resto civiles). Por su parte los árabes no se sabe exactamente cuáles fueron sus pérdidas, pero se estima que pudieron rondar entre 10.000 y 15.000.

La guerra del canal de SuezLa Guerra de 1956llamada también el conflicto del Canal de Suez, fue una consecuencia de la beligerancia que Egipto mantuvo contra Israel desde el final de la guerra de independencia. La figura de Nasser, líder egipcio, se había levantado como un enemigo de Israel. Mandó cerrar el canal de Suez a los barcos israelíes. El Consejo de Seguridad de la ONU ordenó a Egipto abrir el canal, puesto que era parte del armisticio de la guerra anterior. Egipto se negó y manifestó su deseo de que Israel desapareciera del mapa del Oriente Medio. Nasser, a partir del 1955 comenzó a importar armas del bloque soviético para una nueva confrontación con Israel. Exigió venganza y la muerte de Israel. El 25 de octubre de ese mismo año Egipto formó un acuerdo con Siria y Jordania que ponía a Nasser al frente de los tres ejércitos. Antes había nacionalizado el canal de Suez, bloqueado el de Tirán a la navegación israelí, así como el de Aqaba, todo ello junto con los ataques de terroristas en suelo Israelí llevó a Israel, con el apoyo de Gran Bretaña y Francia a atacar a Egipto el 29 de octubre de 1956. El ataque israelí fu un éxito y tomaron la Franja de Gaza, y gran parte del Sinaí. Mientras Israel se dedicaba a construir un país asolado por miles de años y edificar un Estado para sus ciudadanos, Egipto se había dedicado a destruir y matar ese intento. El embajador israelí en las Naciones Unidas, Abba Eban,  dio el siguiente informe el día 30 de octubre sobre las provocaciones egipcias:

«Durante los seis años que esta beligerancia ha operado en violación del Convenio de Armisticio han ocurrido 1.843 casos de robo a mano armada; 1.139 casos de choques con fuerzas armadas egipcias, 435 casos de incursiones desde territorio controlado por los egipcios, 172 casos de sabotajes perpetrados por unidades militares y fedayines egipcios en Israel. Como resultado de estas acciones de hostilidad egipcia dentro de Israel, 364 israelíes fueron heridos y 101, muertos. En 1956 solamente, como resultado de este aspecto de la agresión egipcia, 28 israelíes fueron muertos y 127 heridos».

La guerra de los seis díasLa Guerra de los Seis Días se llevó a cabo desde el 5 de junio hasta el 10 de junio de 1967. Fue el momento elegido por las fuerza aéreas israelíes para atacar la flota egipcia y paralizarla antes ni siquiera de entrar en combate. Sin este ataque la tenaza y estrangulamiento que las fuerzas árabes estaban realizando contra el territorio de Israel hubiera sido mortal para su existencia. La escalada belicosa de Nasser, la coalición con Siria, Jordania y Líbano, así como más tarde con Irak, y las maniobras que se estaban llevando a cabo juntamente con un lenguaje altamente bélico y provocador, estaban llevando al Estado de Israel y su gobierno a una situación límite, soportaron una presión tan fuerte bajo amenaza real de aniquilación que solo podemos entender el resultado final de esta guerra como una de las hazañas de los escuadrones de Israel que encontramos en la Biblia. El lenguaje de las autoridades árabes era de este tenor:

«Desde hoy, ya no existe una fuerza de emergencia internacional que proteja a Israel. Se agotó nuestra paciencia. No nos quejaremos más a la ONU sobre Israel. El único método que aplicaremos contra Israel es la guerra total, que resultará en el exterminio de la existencia sionista».

Una vez más la amenaza de exterminio. Una vez más la unión de las fuerzas árabes rodeando el pequeño territorio de Erets Israel para provocar su liquidación. En seis días Israel pudo neutralizar al poderoso ejército egipcio en el sur, frenar en el norte al ejército de Siria y en el este luchar contra Jordania que había decidido apoyar la coalición árabe entrando en guerra con Israel. En esas condiciones es muy difícil entender cómo fue posible que al final de esos seis días Israel había vencido en todos los frentes y estaba en condiciones de entrar en las capitales de los países árabes agresores: En Damasco, en Amán y el Cairo.

Después de esos seis días Israel se había anexionado el Sinaí, las Alturas del Golán (desde donde los sirios habían estado atacando a la población agrícola del valle en la Galilea), la Franja de Gaza y Cisjordania (la antigua Judea y Samaria) y había unificado la ciudad de Jerusalén bajo su autoridad. Este último hecho produjo un éxtasis en la población de Israel que vio como podían acceder al Muro de las Lamentaciones (había estado prohibida su entrada a los judíos todo el tiempo que estuvo bajo gobierno jordano), el lugar donde estuvo el templo de Salomón. Jerusalén volvía a estar en manos de los descendientes del rey David desde que en el año 70 d.C. el general Tito la destruyera, junto con el templo. Una guerra producida por el odio, la venganza y el deseo de hacer desaparecer a Israel de Oriente Medio trajo como resultado una ampliación considerable del territorio de Israel, pero además provocó una humillación a los árabes que ha traído consecuencias hasta nuestros días, condujo a la siguiente guerra, causó un gran daño a la población hebrea por sus bajas y un conflicto añadido al de los refugiados palestinos. Sin embargo, a día de hoy,  aproximadamente el 94 por ciento de los territorios ganados en esa  guerra defensiva han sido entregados por Israel a sus vecinos árabes en el curso de las negociaciones posteriores, sin que haya servido para poner fin al conflicto, si no tal vez para agravarlo.

La guerra del Yom KipurLa guerra del Yom Kipur (6 de octubre de 1973). Este día se celebraba en Israel la fiesta más sagrada del calendario judío; el país estaba con la guardia baja, entonces estalló la tormenta. En el norte 1.400 tanques sirios se enfrentaban contra 180 tanques israelíes. En el Sur unos 500 defensores tuvieron que hacer frente a un ejército de 180.000 egipcios. El efecto sorpresa había causado una gran conmoción en el seno del gobierno de Golda Meir. Hasta que se pusieron en marcha los reservistas la situación fue dramática para Israel. Luego, paso a paso, se le fue dando la vuelta a la situación y al cabo de dos semanas de lucha el ejército judío penetraba ampliamente en territorio enemigo haciendo retroceder el ataque inicial. Precisamente en esos momentos, cuando se veía venir otra derrota humillante para los árabes, la ONU impuso un alto el fuego que no había tenido voluntad de hacer en los momentos cuando se preveía una victoria árabe. A pesar del éxito de última hora que supuso para Israel, esta guerra se consideró un fracaso diplomático y militar por sus múltiples bajas. Murieron 2.688 soldados israelíes. Aunque los principales agresores fueron los países de Egipto y Siria, una vez más intervinieron otros muchos enviando tropas. Lo hizo Irak, Arabia Saudí, Kuwait, Libia, Argelia, Túnez, Sudán, Marruecos y Jordania. Y una vez más una mayoría aplastante de enemigos de Israel no pudieron cumplir con su voluntad de exterminio.

Algunas consideraciones

Después de estas guerras ha habido otras que se han desarrollado de forma distinta. La estrategia árabe cambió al ver la imposibilidad de vencer a Israel en lucha abierta escogiendo el terrorismo, la presión y manipulación de los medios de comunicación, la Intifada y una aparente voluntad negociadora en diversos momentos. Todo ello no ha servido para poner fin a este conflicto que tomó un cariz distinto a partir de que se creara la Organización para la Liberación de Palestina (OLP, creada en 1964) y cuyo representante más conocido ha sido Yasser Arafat.

En todo este tiempo se han sucedido diversos gobiernos israelíes, unos con mayor acierto y otros con menos. Israel ha cometido fallos y errores, pero hay que tener en cuenta que ha estado sometido desde su nacimiento como Estado moderno a una presión continua del radicalismo islámico que no ha escatimado en fanatizar a sus jóvenes para convertirlos en terroristas suicidas y matar sin piedad a la sociedad civil en cualquier  lugar de su territorio cuando ha podido. Israel ha tenido que invertir en Defensa una gran parte de su presupuesto,  (es hoy una de las potencias militares en la zona, lo cual ha disuadido a los árabes para cambiar de estrategia), aunque no ha dejado de crecer como una sociedad pujante, dedicada mayormente al desarrollo en todos sus aspectos como un país moderno, democrático y libre.

La amenaza más peligrosa que enfrenta en estos momentos es Irán, con su presidente volviendo una vez más al lenguaje de exterminio y negación del holocausto. Nada nuevo debajo del sol, pero no por ello menos preocupante, dada la posibilidad de obtener armamento nuclear por parte del gobierno persa. Sin embargo, la palabra profética de Dios, el Dios de Israel, seguirá dirigiendo el curso de los acontecimientos. En su momento se activará alguna otra fase de ese determinismo providencial hasta llegar al día postrero, el día final cuando aparezca el Príncipe de Paz y Mesías de Israel. Los creyentes que oramos por la paz de Jerusalén y creemos en el cumplimiento de las profecías de la Biblia no debemos dejar de orar y apoyar en todos los aspectos posibles la restauración de Israel en su tierra.

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