217 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoLos profetas de Israel (CIV) – Zacarías (8)

Profecía de la palabra de YHVH acerca de Israel. YHVH, que extiende los cielos y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho: He aquí yo pongo a Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en el sitio de Jerusalén. Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella (Zacarías 12:1-3)

         El profeta Zacarías tiene un mensaje claro y amplio sobre la ciudad de Jerusalén. Hemos dicho que es mencionada ampliamente en este libro. El Señor quiere enfatizar su relevancia. El profeta quiere dejar constancia de que quien habla es el Rey del Universo; el que extiende los cielos y funda la tierra; el que ha formado el espíritu del hombre dentro de él, el único y sabio Dios. El Hacedor y Sustentador de todas las cosas tiene una mensaje que anunciar a las naciones de la tierra: El Señor pone la ciudad de Jerusalén como una copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor y que mantienen una encarnizada lucha de exterminio sobre la ciudad y sobre Judá.

Observa que dice los pueblos de alrededor. Un simple mapa de la geografía de Oriente Medio pone delante de nosotros una terrible realidad: Israel, un minúsculo país, está situado hoy en medio de un mar de naciones islámicas que tienen un objetivo común: su destrucción y aniquilación. En este pequeñísimo país está su capital, Jerusalén, y en ella se encuentra Sion, el monte del Templo, donde aún está situada la explanada de la mezquita de Al Aksa y el Domo de la Roca.

Tenemos aquí una doble abominación de la cosmovisión islámica y judía. Por un lado la abominación para los musulmanes de que exista en medio de Dar el islam, la tierra del islam, un país que se resiste a la asimilación y el sometimiento al islam. Esta es una afrenta insoportable para la teología islámica. Por otro lado, tenemos en la antigua fortaleza de Sion la abominación de haber levantado una mezquita en el lugar donde estuvo el Templo de Salomón, donde descendió la shekiná de Dios, su gloria.

Por ello, el conflicto árabe-israelí en su base es una batalla espiritual y religiosa, mezclada con política y otros intereses. El Dios de Israel reclama ese lugar como propio, y está escrito que la ciudad de Jerusalén será puesta como piedra pesada y tropiezo a todos los pueblos; todos los que se oponen y se juntan contra ella serán despedazados. Ayer mismo se celebró el fin del Ramadán con multitudes invocando a Alá en ese lugar

         El islam sigue fuerte en su obstinación por Jerusalén, pero su idolatría tiene fecha de caducidad; palabra del Rey del Universo, Dios de Israel.  

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